sábado, 16 de enero de 2021

POEMAS DE JOAQUIN DICENTA

(3 de febrero de 1862, Calatayud - 21 de febrero de 1917, Alicante, España)


Sed de tus ojos

 

Sed de tus ojos en la mar me gana;

hay en ellos también olas de espuma,

rayo de cielo que se anega en bruma

al rompérsele el sueño, de mañana.

 

Dulce contento de la vida mana

del lago de tus ojos; si me abruma

mi sino de luchas, de ellos rezuma

lumbre que al cielo con la tierra hermana.

 

Voy al destierro del desierto oscuro,

lejos de tu mirada redentora,

que es hogar de mi hogar sereno y puro.

 

Voy a esperar de mi destino la hora;

voy acaso a morir a pie del muro

que ciñe al campo que mi patria implora.

Tomado de:

http://poesiabreve-briefpoetry.com/joaquindicenta.html

 

El carretero

Es en la hora agonizante

de un crepúsculo violeta,

va marchando una carreta

por el camino adelante.

 

Cruza un pájaro agorero

sobre los campos silentes

y una canción, entre dientes,

va entonando el carretero.

 

En sus nidales de esparto

se ponen las aves presas,

relucen como turquesas

los ojos de los lagartos.

 

Y en la tarde agonizante,

tras la carreta, una moza

marcha mientras que solloza,

por el camino adelante.

 

¡Déjame subir al carro, carretero!

¡Déjame subir al carro que me muero!

 

Mira que estoy muy cansada,

que hace mucho que camino;

mira que marcho sin tino,

desde que fue la alborada.

 

He recorrido senderos,

he echado por un atajo

monte arriba y monte abajo,

sin pedir a los carreros

un descanso en los apriscos;

sin implorar con mis quejas,

la leche de sus ovejas;

hiriendome entre los riscos;

bebiendo en las cristalinas

aguas de los manantiales,

me han clavado los zarzales

sus espinas.

 

Al pasar por los confines

de los aperos cercanos,

sus colmillos en mis manos

han clavado los mastines,

y he seguido sollozante

y he caminado sin tino

por el mojado camino,

por el camino adelante;

toda cubierta de barro

de mis fuerzas desespero.

¡Déjame subir al carro,

carretero!

 

En busca voy de un zagal,

que en una noche pasada

se detuvo en la posada

por mi mal.

Amarme siempre juró

y yo creí su juramento,

mas ¡ay! se lo llevó el viento

y sin vida me dejó.

 

Dijo que si no le amaba

se moriría de pena,

que era yo como cadena

que su alma encadenaba,

y que su amor era tal

que fuera un crimen no amarle,

que el desprecio iba a matarle.

¡Y era tan lindo el zagal!

 

Mas ¡ay de mí! que él se fue

y yo quedé encadenada,

que lloro de desamada

después que tanto le amé;

que él se marchó sin dolor

y a mí me pinchan dolores.

¡Él se llevó mis amores,

y yo me muero de amor!

 

Carretero, oye mis quejas,

caigo en tierra y me levanto,

pronto no podré hacer tanto,

si en el camino me dejas.

 

Carretero de Avilés,

me han herido los zarzales,

los mastines y riscales,

llevo sangrando los pies.

Toda cubierta de barro,

de mis fuerzas desespero.

¡Déjame subir al carro,

carretero!

 

Cae la moza, se levanta,

y otra vez vuelve a caer,

comienza el cielo a llover

mientras la noche adelanta.

La moza llora y se inquieta,

y el carretero no escucha

porque es la oscuridad mucha

y está lejos la carreta,

y la moza, en el sendero,

llora caída en el barro:

¡Déjame subir al carro, carretero!

¡Déjame subir al carro,

que me muero!

 

Se oye un ladrido distante.

La moza, callada y quieta,

va siguiendo la carreta

por el camino adelante.

 

Lujuria

Cuando murmuras con nervioso acento

tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca

y recojo en los besos de tu boca

las abrasadas ondas de tu aliento.

 

Cuando más que ceñir, romper intento

una frase de amor que amor provoca

y a mí te estrechas delirante y loca,

todo mi ser estremecido siento.

 

Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,

quiero entonces mujer. Tú eres mi vida,

ésta y la otra, si hay otra; y sólo ansío

 

gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,

ver tu carne a mi carne confundida

y oír tu beso respondiendo al mío.

Tomado de:

https://www.poeticous.com/joaquin-dicenta/el-carretero?locale=es


Amor

 

El amor es la vida, y la vida es amor;

engendra la locura y abre paso al delirio;

purgatorio de goces y cielo de martirio;

su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.

 

Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;

con puñales y flores hace ramos dorados...

Es el mayor pecado de todos los pecados,

y la virtud más grande de todas las virtudes.

 

El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;

es camino de rosas y es camino de cieno;

es un rayo de luna besando un corazón...

 

Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;

el amor es la flecha que nos causa la muerte

y tiene el privilegio de la resurrección.

Tomado de:

http://poemasparaenamorar2012.blogspot.com/2012/10/amor-joaquin-dicenta.html

 

Consejo

 

Te voy a dar un consejo

que aprendí para mi daño

un día en que me hice viejo

a causa de un desengaño.

Si quieres a tu mujer,

quiérela de tal manera

que la dejes de querer

antes que ella no te quiera;

porque con esto de amar

sucede lo que al reñir,

es necesario matar,

o es necesario morir.

El que no es tonto prefiere

siempre que de esto se trata,

al golpe de que se muere

el golpe con que se mata;

porque el que mata, lo encierran

pero lo indultan después

y al que muere lo entierran.

Aquí tienes un consejo

que aprendí para mi daño,

un día que me hice viejo

a causa de un desengaño.

Tomado de:

https://alma-letras.blogspot.com/2018/06/consejo-joaquin-dicenta.html

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