lunes, 15 de agosto de 2016

Poemas de CLÍMACO SOTO BORDA

(Bogotá, 1870 - 1919)

EL ÚLTIMO AMIGO


A la luz de una vela lee el anciano
Su querido Quijote, aquel testigo
De sus años alegres y el amigo
De su vejez más firme y más cercano.

Vuelve las hojas con temblorosa mano
Que saca de los pliegues de su abrigo,
Y al entrar juguetón por el postigo
Retoza el aire en su cabello cano.

En la sumida boca, sin un diente,
Una infantil sonrisa se remeda.
Inclina el viejo la rugosa frente…

Se le cierran los párpados… Se queda
Dormido… y por sus piernas, lentamente,
La carcajada de los siglos rueda.


EN LA CARAVANA


A Federico Bravo

Abandonó, saciado hasta las heces,
“su viejo vaso y su taberna oscura”,
y ve, sin entusiasmo y sin pavura,
la senda recorrida tantas veces.

Todo revuelto: triunfos y reveses,
pasión y engaño, ensueños y locura,
hambre y hartazgo, trono y sepultura;
laurel y ajenjo, mirtos y cipreses.

Va en el tumulto mientras arda el foco
del Arte y el Amor, que hacen acaso
digna la vida de vivirse un poco.

Y aquí pisando espinas, allí alfombras,
sigue, sin mucho afán, y se abre paso
con sus sueños…camino de las sombras.

EN LA TUMBA DE SILVA


A Eduardo Castillo

I
Rasgando la helada tiniebla
los ámbitos puebla
del reloj el cantar doloroso
que las horas marca;
y a la fría mansión del reposo
do reina la Parca,
llega el triste din-dán misterioso
lento, rítmico, lúgubre, igual…

II
Al mezclarse los largos gemidos
de las hojas que el ábrego barre
a los alaridos
que allá en su aquelarre
dan duendes, y trasgos, y brujas,
y a los raros dúos
que desde la torre de altivas agujas
entona la amante pareja de búhos
con voz gutural…
¡se oye una canción funeral!

III

En sus alas los vientos dispersos
y la brisa inquieta,
y el aura que gira,
van trayendo del muerto poeta
las canciones tristes, los alados versos
de su regia lira
de cuerdas de oro…
y en ágil y límpido coro,
prorrumpen rasgando el silencio letal…
¡en una canción inmortal!

Poema antirepublicano



Si pública es la mujer
que por puta es conocida,
república viene a ser
la puta más corrompida.
Y siguiendo el parecer
de esta lógica absoluta,
todo aquel que se reputa
de la República hijo,
debe ser, a punto fijo,
un grandísimo hijueputa.
Este soy: Un pobre diablo
que a tragos pasa la vida
en verso y prosa perdida
en el juego del vocablo.
El alma, como un venablo
me hirió el amor enemigo,
más no importa: sumo y sigo,
que aún me queda corazón
para darlo con pasión
a la madre y al amigo.

Salud a ti, el más ardiente
bohemio, gentil “cuartazo”.
Padre y señor del Chispazo,
Sultán de la carambola,
te tiro de ‘bola a bola’
mis más cariñoso abrazo.

En algún sueño de esos
que tengo yo a porfía,
soñé que la cogía,
que la cogía a besos
y besos y más besos…
y que me la comía!



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