jueves, 11 de agosto de 2016

POEMAS DE KARIN BOYE





Declaración

En tu belleza sumergida
veo la vida explicada
y la respuesta del enigma oscuro
revelada.

En tu belleza sumergida
orar yo quiero.
Bienaventurado es el mundo,
puesto que existes.

Muda de claridad,
en luz ahogada,
quise morir en tí,
en tu belleza sumergida.

Eres mi consuelo más puro
Eres mi consuelo más puro,
eres mi más firme protección,
eres lo mejor que tengo,
pues nada duele tanto como tú.

No, nada duele tanto como tú.
Quemas como hielo y fuego,
cortas mi alma como acero:
tú eres lo mejor que tengo.



Los dioses


Los carros de los dioses
no sacuden las nubes,
avanzan deslizándose
callados como rayos de luz.
Los pasos de los dioses son 
casi inaudibles,
como el susurro de la hierba
apenas presentido.

Cautelosamente, cautelosamente 
sigues los senderos 
que tienen el aroma 
de su proximidad vivificante.
¡No grites nombres!
Ellos huyen, te dejan
llena de palabras
en un mundo vacío.



El triunfo


El triunfo, el triunfo no tiene voz ninguna,
ningún frenético clamor de júbilo.
¿Existen caminos tan sencillos y llanos
bajo esa luz tan sobriamente austera?

El triunfo, el triunfo no tiene color alguno.
Frente a su mirada, la opulencia parece lastimosa.
Sereno y pálido en su pálida aureola 
se aleja, silencioso, de la mentira y el estrépito.

El triunfo, el triunfo, es raras veces visto, 
pasa de largo, como un espíritu en visita.
Bienaventurado aquel a quien su claro espectro 
espera con luces en la fiesta de la muerte.



El canto de Lilith


Las nubes cuelgan, pesadas, 
maduran en la tibia oscuridad, donde se ocultan
racimos de uvas de nocturno azul
grávidas de vino, 
que silenciosamente se vacían sobre la tierra,
grávidas del vino de la Profundidad, 
grávidas de poder secreto
succionado del mar y del cielo
y amargo rocío en la región de la última tiniebla.

El vapor caliente de la vida
se condensa en gotas, 
cae en la noche mortalmente silenciosa.
¡Alza la copa! Vas a aprisionar 
la llave que conduce a donde nadie ha puesto su pisada, 
la tierra donde el espíritu, libremente, 
más allá de los límites del tiempo,
goza durante eternidades
cosas que nunca se imaginan, ni se ven, ni se sienten.

Detrás de mundos en vigilia
hierven extraños mares de deseo y maldición, 
hornos de fundición de las profundidades,
de los que saltó, como una salpicadura,
cuanto podemos ver.

¿Te atreves a recorrer ese camino
trazado en el ebrio arrebato del horror?
Aterrorizada, dichosa,
llegarás a la oscura casa de las Madres eternas...

Frágil sobre aguas infinitas,
flor de la Profundidad, que no vió nunca su raíz, 
libélula de un día, miedosa de la noche, 
alguna vez te habrá de recibir la noche de las Madres!
La Muerte es negra de dolor.
La Muerte es blanca de deseo.
Sumergida en sus olas susurrantes
olvidarás la pálida costa brumosa de la vida.


Conocimiento


Todos esos prudentes de largas redes, 
sólo encuentran la enorme carcajada del mar.
Amigos, ¿qué buscan ustedes en la playa?
El conocimiento nunca puede ser aprisionado, 
jamás puede ser poseído.

Pero si tú, audaz como una gota 
caes en el mar para disolverte 
dispuesta para cualquier metamorfosis,
entonces despertarás con piel de ostra 
y ojos verdes, 
en vegas donde pacen los caballos de mar
y serás conocimiento.


DUELE CUANDO LLEGA LA PRIMAVERA



Traducción del sueco Omar Pérez Santiago

Sí, duele cuando los tallos brotan
¿Por qué sino la primavera vacila?
¿Por qué todo el ardiente deseo
Se lía a lividez amarga y fría?
El brote fue un capullo todo el invierno
¿Qué es esa cosa nueva, que socava y estalla?
Sí, duele cuando los tallos brotan
dolor del que crece
                              y del que se encapulla

Sí, es difícil cuando las gotas caen
Temblando de miedo pesadamente cuelgan
Asidas  a la rama, se hinchan,  se deslizan
La gravedad las tira hacia abajo, aunque se adhieran
Difícil ser incierto, temeroso y dividido
Difícil sentir la profundidad que tira y llama
Sin embargo quedarse y solo temblar

Difícil desear permanecer
                                       Y desear caer.

Entonces, cuándo es peor y nada ayuda
Los brotes del árbol rasgan en júbilo,
Entonces, cuando ya no existe ningún temor,
Caen brillantes las gotas de la rama
Se olvidan de  su temor ante lo nuevo
Se olvidan de su ansiedad por el viaje
Viven su mayor certeza por un segundo,
Y descansan en esa confianza
                                             Que crea el mundo.

Sí, por supuesto duele

Sí, por supuesto duele
Sí, claro que duele al romper los capullos.
¿Y por que habría de temblar la primavera?
¿Por qué toda nuestra ardiente añoranza
en helada palidez amarga se uniera?
Si todo el invierno estuvo cubierto, ¿qué pudo
de nuevo traer lo que estalla la tierra?
Sí, claro que duele al romper los capullos,
duele por lo que crece
y por lo que encierra.
Sí, es duro el caer de las gotas.
Pesadamente cuelgan y de miedo, temblorosas,
se pegan al vástago, crecen, rolan -
el peso tira hacia abajo, pero siguen las notas.
Es duro ser incierto y temeroso, escindido,
duro sentir como el abismo llama y atrae,
sentarse de pronto y apenas temblar -
es duro querer quedarse
y querer caer.

Entonces, cuando empeoran las cosas y no hallan
ayuda los brotes para romper en su júbilo.
Entonces, cuando ningún miedo ya retiene,
en resplandor caen y se hunden del vástago las gotas
olvidan que han sido espantadas por lo nuevo
olvidan su miedo antes del vuelo desplegado -
por un segundo sienten la seguridad suprema,
en la confianza quedan
que ha creado el mundo.





A UN AMIGO


Vuela el águila por el espacio con alas extendidas.
Ligero es el aire donde se desliza, y difícil respirar.
Se ve tan sola en el aire de las montañas invernales.
Ocaso y frío son su séquito --
su única alegría
la de sentirse volar con fuertes alas.

Tan alto viajas por el vacío cielo de invierno,
valiente como el águila por voluntad del rayo.
Renunciaste a buscar la dicha y elegiste sendas
empinadas que a los débiles nos asustan.
Y qué pálido yerras,
como el viento, con fuertes y rápidos pasos.

Mi mundo se parece y no se parece sin embargo al tuyo.
Danza y ríe mi estrella entre misterios celestes.
Tu dicha gris de hierro, que amo en la honda lejanía.
Déjame andar a tu lado
y entrar con una sola mirada
en tu mundo invernal, en tu voluntad de rayo.




LOS SERENOS PASOS QUE ME SIGUEN


Si  escucho, oigo escaparse la vida
ahora cada vez con mayor rapidez.
Los serenos pasos que me siguen
muerte eres tú.

Antes estabas muy lejos
yo te quería demasiado.
Ahora que ya no te deseo,
ahora estás ahí.

Muerte querida, hay algo en tu esencia
que consuela dulcemente:
¡cómo preguntas si uno se ha hecho grande
o ha malgastado toda su vida!

Muerte amada, ahí hay en tu esencia
algo que te deja limpia y transparente:
aquello que es igual en los malos y los buenos
lo pones al descubierto, lo desnudas.

Ven conmigo y deja que te tome de la mano,
tranquiliza profunda y buenamente.
Lo hermoso lo haces esencialmente grande,
lo feo lo haces pequeño.

Es como si quisieras algo de mí.
Claro que quieres un regalo:
una llavecita extraña
la palabra sí.

¡Si, si, yo quería!
¡Si, si, yo quiero!
A tus pies deposito mi devoción
así crece la vida.

Traducción Francisco J Úriz



PEDÍ UNA COSA



Pedí una cosa

profunda seriedad
-lo que fue la muerte de muchos-.
Pero pedí todavía una cosa más,
una que sólo se les concede a los fuertes:
el mutismo del corazón.

de Moln, 1922

Memoria


En silencio Quiero agradecer a mi destino: 
no soy de estar completamente sin ti. 
Como una perla crece en una ostra, 
por lo que dentro de mí 
tu esencia húmeda crece con dulzura. 
Por fin un día me he olvidado - 
a continuación, va a ser la sangre de mi sangre , 
a continuación, va a ser uno y yo - 
que está en el poder de los dioses.



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