POEMAS DE
MIHÁLY
LADÁNYI
COMO LOS PÁJAROS
Casa sin casa,
entre hoteles,
cobertizos de heno,
orillas de cunetas,
ando por este mundo,
estrecho para otros,
con mi maleta
-un poco más grande que
sendos egoísmos-
casi sin exigencias
como los animales que
ganan pan para el campesino,
como los pájaros sin
queja
y cantando como los
pájaros.
Como un excursionista
busco lugar para poder
pasar la noche,
busco la hermosura para
mis ojos
y el camino para mis pies
en esta libertad que se
llama el tiempo de una generación.
No pronuncio fácilmente
la palabra, pero
ajena a mí es la
tristeza.
Sé que el mayor hallazgo
en esta época,
entre los nuevos milagros
e inventos,
es que vivo.
Y ahora como te veo en
este poema
es bueno que tú estés
aquí
y no nos pudramos en
algún lugar
ni muerto,
ni vivo.
Versión
de Isabel Pérez Montalbán.
HUBIERA PODIDO VIVIR HERMOSAMENTE
Hubiera podido vivir
hermosamente
porque para eso tenía
actitud,
tenía la noche serena y
pasaba horas enteras sin
llorar.
Las noches ahora me tiran
un lazo corredizo
y mis arterias me
estrujan la garganta.
Si estoy amargo ¿quién me
hace amargo?
Vivo mi vida
siempre tengo pan y
amante
y el vino jamás falta en
mi vaso.
Ya no estoy más
abandonado,
como los que gesticulan
sudorosos,
los de las palmas de
hojalata,
los que duermen en
colchón húmedo.
Cuando vagabundeo por las
carreteras
y en una taberna
campesina
me acodo en el mostrador,
no me dictan las leyes
que por siempre tendría
que quedarme allí
o amaneciendo
tomara otra vez por el
camino de la carretera.
Hubiera podido vivir
hermosamente
pero los pájaros anidan
sus crías
en las palmas de mis
manos
y alguien ató a mis pies
los caminos.
Hubiera podido vivir
hermosamente
pero ahora las casas se
construyen en mí
y retumban en mí su
destrucción.
Soy el instrumento de
algo,
siempre siento sobre mí
un gran ojo ardiente
y voy a la deriva por
aquí y por allá, aunque
hubiera podido vivir
hermosamente.
Versión
de Yolanda Ulloa.
Poemas
escogidos. Versiones de Angel Augier, Fayad Jamí, Yolanda Ulloa,
Isabel
Pérez Montalbán y Antonio Orihuela. Ilustraciones de Huba Bálványos.
Simor
András, 2011.
MUSICA PARA GUITARRA
“No es que yo quiera
darte
Pluma por pistola
Pero el poeta eres tú.”
(Miguel Barnet : Che)
(La obra)
Y para no dejar a nadie
solo y abandonado
el canario en su
aniversario recibió un gato,
y el que hasta ahora por
nadie ha sido cuidado,
a este por supuesto le
tocó un soldado.
Sólo esto quedaba inconcluso
del mundo,
ahora Dios lo observaba
con gusto,
luego lo rodeó con
alambrada
para preservarlo de
cualquier canallada.
(Al otro lado)
De palabras se llenan los
periódicos
como bajo lluvia los
caminos de fango,
se infiltran por la redes
nerviosas del hombre
y por sus labios revienta
el bostezo.
En esa hora de sueño qué
más podría hacer:
Los pies del hombre en
marcha se ponen
Atraviesan a su dueño por
la plaza
en movimiento mecánico
por ambos lados de un órgano de placer.
Allá, enfrente vive la
amante del hombre,
justo llenando un
crucigrama echada boca abajo,
y cuando se cansa,
entre pulgas de anuncios
matrimoniales se rasca.
En cierto lugar de recién
nacidos abonan el mundo,
y tajan la panza de
mujeres amarillas,
pero aquí,
todo concluye en el
cuarto de baño.
(Si tiene un poco de
suerte)
Cuando el hombre nace :
de regalo, un país recibe
con escudo dorado y con
rey,
y un país relativamente
con valles y montañas
en el mejor de los casos
-
Cuando el hombre nace:
de regalo, una ciudad
recibe
con alumbrado especial y
con alcalde,
y una ciudad bonita
recibe, con alcalde honesto
si un poco de suerte
tiene –
Cuando el hombre nace:
de regalo, una calle
recibe
con el último nombre
histórico,
y si nació un día bueno,
entonces
la calle la recibe cerca
de los trasportes.
Cuando el hombre nace:
de regalo, una habitación
recibe
con hornilla y peldaño,
y si un poco de suerte
tiene,
hasta una cama se halla
en ella,
sobre la cual luego se
divierte.
Cuando el hombre nace:
de regalo, una caja de
madera recibe
con un nombre y dos
fechas doradas,
y si un poco de suerte
tendrá,
estas con el tiempo,
alguien las recordará.
(Resplandece desde más
alto)
¡Cuánto te esperamos,
olor de Olivo,
como gritamos embriagados
por tu nombre,
como te subimos sobre
nuestros endebles hombros,
en días de hambre y
sueño, cómo te llevamos a cuestas!
Descalzos en las heladas
fuimos a recibirte,
sedientos en días de
calor,
los pies hinchados, las
manos agrietadas,
cargamos morteros,
ladrillos juntamos debajo de ti,
resplandece desde más
alto…
¡No abandones tu, antes
de tiempo a esta exánime tropa,
Moviliza por nosotros tu
corazón, tus brazos!
(Pon tu arma sobre mis
hombros)
Antes de que
en un cabaret particular
de nombre Boyante
como flemático
intelectual desprecie el mundo,
antes de que cambie
también mi deslucida amante
por mujeres
deslumbrantes,
en un momento de sabor
olvidado,
arrimado a ti en la calle
(empringada?)
donde por nuestros
calzados agujereados
se filtra el frío …suco
(lé?),…de la tarde
mientras nos fumamos
también nuestros último cigarro,
pon tu arma sobre mis
hombros,
que sienta el frío metal
apretar,
y cantemos algo sobre la
Revolución!
Aquello, que enrojece el
rostro de los niños pobres,
derriba las estatuas de
los saqueadores,
voltean la mesa de los
cambiadores de moneda
y entrega altruistas
sueños al corazón –
¡Deja que me arrime a ti,
antes que
yo también deje de
extrañarte a ti!
(Desierto regado por
alcohol)
Porque estos cincuenta-sesenta
años sin ti
son tan sólo
autocomplacencias de células.
El amor concluye en la
erección
y deja su lugar
al tedio de la carne
satisfecha.
Las mujeres no paren
o si dan a luz,
los niños juegan a
policía y bandidos,
hasta integrarse entre
los grupos gamberros
de las adolescentes-putas
y
los jefes con órganos
sexuales tatuados.
Porque
de las heridas
cuidadosamente administradas
no salta la sangre,
pues la herida no surgió
por ti,
en la arena de los
dientes apretados
no rechinan las
incitaciones de la furia,
únicamente algún sonido
de trompeta
se arrastra solitario, o
las histéricas guitarras
eléctricas galopan sin tino
en el desierto regado con
alcohol.
Porque el amor empalagoso
y la hierba de seda de la
sumisión sufrida
recubre sin ti el trillo
de jungla
de nuestros sentimientos.
Puños podridos cuelgan de
los cuerpos,
recorridos por las
`pulgas de las ilusiones burguesas ,
o puños metidos en los
bolsillos, con dedos buscadores de monedas,
o puños esclavos
arrastrados entre placeres de horas,
que como los perros
policías adamados, (¿)
ya sólo pueden soltar
ladridos.
Porque en las camas
arrugadas,
en el éxtasis de la
misericordia post mortem,
frente a las puertas,
frente los placeres,
frente las funerarias,
sólo manosear se puede la
vida,
con manos temblorosas y
sucias por la eterna
muerte.
(Las horas precedentes de
la aurora)
Vino un hombre
que así cantó:
Como los espíritus,
a medianoche nos
mezclamos entre ustedes.
Las horas precedentes de
la aurora son oscuras.
Sólo las botas galopan de
noche
entre las hierbas del
monte, sólo
los murciélagos de la
amargura susurrada en la oscuridad
atraviesan rechinando los
poblados.
Nuestras palmas se
pegaron a la culata,
porque amamos el fusil.
Buen fusil –le decimos-
¡ama la sangre,
no el trino de las aves,
no al viento,
como los poetas y demás
humanistas!
El humanismo es de las
bibliotecas,
Los estantes crujen de
humanismo.
Nuestros ojos son pozos
negros del hambre,
nos humillaron de miles
de formas,
ahora amamos nuestro
fusil,
Buen fusil –le decimos-
¡ama la sangre!
(Y veo, escupe la sangre
y la tierra,
alumbran sus ojos de su
cara enfangada,
se convertirá cualquier
día en soldado desconocido,
obesos diplomáticos
depositarán ofrenda
floral en su tumba, calle
y almacén
llevará su nombre,
- yo a sus manos estoy
asecho?, prieto
y me inclino
por el fusil enfangado.)
Agarro, con presión en mi
boca, tu nombre,
como al verdín el que se
ahoga.
Entre mis dientes
traspaso tu nombre
a través de los mentidos
amores.
Habría que hablar sobre
ti y cantar tu nombre,
Como canta el soldado
capturado,
pero la primera palabra
de cada signo estratégico es tu nombre,
así pues me está vetado
pronunciarlo.
En las amargas
conspiraciones de mi horas, cuando
la preocupación vigila
con desconfianza hasta la miseria,
con atención sigo cada
nombre pronunciado
qué ha quedado de tu
nombre sin expresar.
Si me desgajara esa
camisa sangrada,
con la que me vistió
harta de obligaciones el mundo,
todos podrían ver tu
nombre tatuado sobre mi piel,
y todo sería más sencillo
a partir de entonces
Mas tu nombre tan sólo
sigue apretado entre mis dientes,
y como el padre en la
trinchera mira
las fotos de su nunca
visto hijo,
así te miro esperanzado.
(Al final de la leyenda)
Y también Dios al final
de la gran leyenda
cuando crucificar mandó,
vinagre le dio beber,
a quien tanto pisó fango
por él.
Para ayudar su creación
moribunda,
mientras aquel repite con
afán: ¡yo, yo!
Y sólo para saquear se
junta en tropa,
o si su amo al tren
militar lo monta,
y danza altivo sobre su
propia amargura.
Si queda algo bueno a
veces en el mundo,
pequeños judas lo
empringan pronto,
para luego como los que
comparten destino,
contonean bajo luces,
glorias esperando.
Pues no sé si vale la
pena que vea
quién es a quien aún le
temen los cobardes.
El cuerpo del héroe, si
atraviesa el pobre la violenta muerte,
por permanentes gusanos
es devorado.
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