Nocturno
El jardín
está inmóvil bajo el beso de plata
de la
luna que riela sobre las mustias flores
que
escuchan vagos ecos de una tenue sonata
que
solloza el recuerdo de unos tristes amores.
No se
rizan las aguas de la verde laguna,
no se
mueven las hojas del mezquino frondaje;
mis ojos
están ciegos de claridad de luna
y mi alma
es un pedazo de alma del paisaje.
Las
áureas notas ciegas de la sonata triste
producen
en mi alma esa divagación
que
precede al olvido de todo cuanto existe
para
escuchar la eterna verdad del corazón.
Y el
corazón me dice: “Escucha la elegía
de mi
otoño que llora la ausente primavera;
murieron
los rosales que en mi jardín había,
y sobre
mis escombros solloza una quimera”.
Y siento
la nostalgia de lo que fue. El recuerdo
de
pretéritas dichas lejanas y brumosas
y las
angustias de hoy en que solo me pierdo
por esto
la senda que hollan cadáveres de rosas.
Una
cabeza rubia cerca de mí; una mano
delicada
y nerviosa temblando entre las mías;
un ramo
abandonado sobre el negro piano
guardador
de inefables secretas armonías.
El tenue
claro-oscuro del salón... Las ternezas
de la
postrera noche de risas y cantares;
después...
adioses, besos, suspiros y promesas,
un barco
amarillento perdiéndose en los mares...
Hoy
mancho con la sombra de mi melancolía
este
blanco sendero que perfumó tu huella:
¡cuán
lejos de tu vida va pasando la mía
con la
desesperanza de no encontrarte en ella!
Por estas
mismas sendas nuestras sombras macabras
tal vez
mañana crucen noctívagas y errantes;
y entonces
sólo el viento oirá nuestras palabras,
como en
aquel Coloquio de las Fiestas Galantes.
El jardín
viejo y mustio bajo el beso de plata
de la
luna que riela como manto de olvido,
escuchando
las notas de esta triste sonata,
por soñar
con tu sombra, se ha quedado dormido...
Hastío
Vivir de
lo pasado por desprecio al presente,
mirar
hacia el futuro con un hondo terror,
sentirse
envenenado, sentirse indiferente,
ante el
mal de la Vida y ante el bien del Amor.
Ir
haciendo caminos sobre un yermo de abrojos
mordidos
sobre el áspid de la desilusión,
con la
sed en los labios, la fatiga en los ojos
y una
espina dorada dentro del corazón.
Y por
calmar el peso de esta existencia extraña,
buscar en
el olvido consolación final,
aturdirse,
embriagarse con inaudita saña,
con ardor
invencible, con ceguera fatal,
bebiendo
las piedades del dorado champaña
y
aspirando el veneno de las flores del mal.
Brisa de otoño
Vamos los dos a olvidarnos;
No sirven nuestros amores,
¡mira, vamos a arrancarnos
del corazón nuestras flores!
No sirven nuestros amores,
¡mira, vamos a arrancarnos
del corazón nuestras flores!
Juan R. Jiménez
En
silencio… la luna en el agua
de la
fuente… tu voz… y la queja
que mi
vida romántica fragua
contemplando
el amor que se aleja…
tu pupila
nostálgica y vaga
se ha
perdido en la azul lontananza
donde
pálida y triste se apaga
una
estrella… como una esperanza…
¡Recordemos
el tiempo lejano!
—nuestra
breve y azul primavera—
el
antiguo calor de tu mano
y el
lugar de la cita primera!
Fue en el
viejo jardín, todo olores,
una tarde
callada y sombría,
tú
cortabas piadosa unas flores
para el
ara lustral de María…
¿Por qué
se arma de espinas la rosa?
…en tu
brazo brotaron claveles,
y mi boca
probó temblorosa
de esa
sangre preciada las mieles…
Fue un
amor de divinos excesos,
ese amor
que los males ensalma
con el
suave calor de los besos
que
florecen de estrellas el alma
Contemplaron
las frondas mis ansias
y la
sombra veló tus pudores,
y el
azahar te cubrió de fragancias
con el
manto nupcial de sus flores.
Y era
todo calor y ruido,
y era
todo perfume y canción,
¡era todo
un sendero florido
en el
campo de mi corazón!
¿Por qué
tienen los besos espinas?
¿por qué
ocultan ponzoña las flores?
¿y veneno
las bocas divinas?
¿y la
hiel los más dulces amores?
¡Ya tu
pecho mi ardor no provoca,
ni me
incita tu labio sedeño,
ya no
aroma el clavel de tu boca,
ni tus
cantos arrullan mi ensueño!
Nuestros
labios se juntan con frío,
nuestros
ojos se miran con pena,
se ha
tornado tu acento sombrío,
y mi voz
con tristeza resuena.
Nuestro
beso es un beso de olvido…
y este
amor con la muerte se aúna
como un
rayo de sol diluido
en un
triste reflejo de luna…
Ya en el
cielo se borran matices,
ya la
luna se va marchitando,
y me
miras… y nada me dices…
y te
miro… y me alejo llorando…
La Divina Comedia
Le cceur a ses raisons
que la raison ne connaft point
Pascal
que la raison ne connaft point
Pascal
¡Deja
sobre tu seno que ruede mi cabeza
como una
flor pesada de pena y de pasión:
que amor
burla con gracia sutil toda certeza
y la
cabeza siente, pues piensa el corazón!
De este
divino engaño cuando la farsa empieza,
truecan
sabios sus alas Sentimiento y Razón:
¡y el
pensamiento es todo ternura y ligereza
porque el
sentir es todo cordura y reflexión!
A tiempo
se repite la fama de esta ambigua
y
dolorosa farsa, ¡tan nueva y tan antigua!
y es
siempre igual el fondo y análoga la acción.
Empecemos
de nuevo la divina comedia,
hoy que
la duda, Amada, mi corazón asedia,
que esta
vez... ¡quizá olvide que él lleva la razón!
Vox Clamans
Oigo en
la sombra, a veces, una voz que me advierte:
Poeta,
entre tus ruinas, yérguete vencedor:
deja la
flauta débil de tu canción inerte,
y alza el
himno a la vida, al orgullo, al vigor.
Acalla tu
secreto, sé fuerte con la muerte,
Y oigo
otra voz que clama: fuerte como el amor.
(En mi
conciencia íntima no sé cuál es más fuerte,
si el
gesto de la vida o el gesto destructor).
De
súbito, en tumulto, cual luminosas teas,
en el
cerebro atónito se encienden las ideas,
mas,
cuando de su foco, como de ardiente pira,
va a
levantar las notas del vigoroso canto,
como una
flauta débil el corazón suspira;
y la canción
se trueca por un raudal de llanto.
Anhelo
¡Oh dolor insondable, desolada ama
de no hallar en la senda ni la flo
y sentirse, al comienzo de la jorn
con cerebro de viejo y corazón de
¡Y que nuestra esperanza haya sido
de no hallar en la senda ni la flo
y sentirse, al comienzo de la jorn
con cerebro de viejo y corazón de
¡Y que nuestra esperanza haya sido
Las Danaides
Hubo aroma de carnes femeniles,
ayes e imprecaciones de tormento,
y un bostezo de luz del firmamento
iluminó un milagro de perfiles.
Golpeó con ruido isócrono el acero
y un bostezo de luz del firmamento
iluminó un milagro de perfiles.
Golpeó con ruido isócrono el acero
Never more
Mírame bien: soy "Lo que
pudo ser"
también me llaman: "Nunca más",
"demasiado tarde" "Adiós".
Dante Gabriel Rosseti
también me llaman: "Nunca más",
"demasiado tarde" "Adiós".
Dante Gabriel Rosseti
Pudo
ser... ¡y no fue! Tú la elegida
fuiste
para ser sol de mi camino,
¡pero un
oculto, despiadado
sino sólo
un instante te acercó a mi vida!
Pudo ser
y no fue. La presentida
por mi
eterna inquietud de peregrino
de amor,
fuiste en mi noche del destino
como una
vaga irradiación perdida...
En medio
de la sombra y la distancia
reconoció
tu espiritual fragancia
mi
corazón, pero tembló cobarde...
Y sólo un
punto –como dos espadas–
se
cruzaron no más nuestras miradas
para
decirse: “Demasiado tarde”.
EMOCION VESPERAL
Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;
Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar, no descubierto
por ningún navegante todavía.
Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas,
Y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.
A MI MADRE
Para calmar las horas graves
del calvario del corazón
tengo tus tristes manos suaves
que se posan como dos aves
sobre la cruz de mi aflicción.
Para aliviar las horas tristes
de mi callada soledad
me basta... ¡saber que tú existes!
y me acompañas y me asistes
y me infundes serenidad.
Cuando el áspid del hastío me roe,
tengo unos libros que son en
las horas cruentas mirra, aloe,
de mi alma débil el sostén:
Heine, Samain, Laforgue, Poe
y, sobre todo, ¡mi Verlaine!
Y así mi vida se desliza
-sin objeto ni orientación-
doliente, callada, sumisa,
con una triste resignación,
entre un suspiro, una sonrisa,
alguna ternura imprecisa
y algún verdadero dolor...
RETRATO ANTIGUO
Tienes el aire altivo, misterioso y dolientede aquellas nobles damas que retrató Pantoja:
y los cabellos oscuros, la mirada indolente,
y la boca imprecisa, luciferina y roja.
En tus negras pupilas el misterio se aloja,
el ave azul del sueño se fatiga en tu frente,
y en la pálida mano que una rosa deshoja,
resplandece la perla de prodigioso oriente.
Sonrisa que fue ensueño del divino Leonardo,
ojos alucinados, manos de Fornarina,
porte de Dogaresa, cuello de María Estuardo,
que parece formado -por venganza divina-
para rodar segado como un tallo de nardo,
como un ramo de lirios, bajo la guillotina.
DE AQUEL AMOR LEJANO
Ibas sobre la nave como unasentimental princesa desterrada
que lamentase, triste y olvidada,
la volubilidad de la fortuna.
Con nostalgia de amor en la mirada
y palores cromáticos de luna,
pasabas largas horas en alguna
divagación romántica y alada.
Y a la luz del crepúsculo en derrota,
evocabas quizá la primavera
de nuestro amor ¡tan dulce y tan remota!
Y tu recuerdo ¡oh pálida viajera!
Se perdió, con la última gaviota
que llegó sollozando a mi ribera...
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