jueves, 10 de mayo de 2018

POEMAS DE SILVERIA ESPINOSA DE RENDON


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(20 de enero, 1815,Sopó (Nueva Granada) - 16 de agosto, 1886, Bogotá (Colombia))

¿Vivir?

Vivir?, vivir? Y para qué Dios mío?
Dónde está el bien en esta ingrata tierra?
dónde la lucha en la constante guerra
que sufre y que destroza el corazón?
Vivir sin esperanza,  sin amores
siempre aguardando en la mansión terrena
esa fuente de paz dulce y serena
que ahuyente del alma la aflicción.
Vivir como vive en el olvido
la solitaria flor de la montaña
y perecer como la débil caña
que arrastra en su aluvión el huracán.
Esa es la historia de la raza humana
de nuestra vida la cansada historia,
amor, tristeza, paz, honor y gloria
todo mentira, todo vanidad.
Y si doblamos ante el dolor la frente
y un horizonte de dicha divisamos
pasa un instante, Oh Dios, y solo hallamos
luto, amargura, llanto y soledad.
Mentira la esperanza lisonjera
que a nuestra mente cándida fascina,
que arrebata, seduce y alucina
con su mirada el pecho juvenil.
Mentira todo cuanto ven los ojos
y cuanto palpan las terrenas manos,
necio el que busca los consuelos vanos
que ofrece a la existencia el mundo vil.
Pero verdad, verdad consoladora
que a estos años de afán y de tormento
a esta vida de lucha y sufrimiento
otra vida feliz sucederá.
Una vida en que  el alma enamorada
ha de encontrar del amor la eterna fuente
y al apagar su sed pura y ardiente,
sin acabarse nunca saciará.
Para vivir así, Dios de mis padres,
mi buen amigo y generoso dueño
por eso vivo el triste y largo sueño
que el mundo llama mísero vivir.
Que allá muy pronto encontraré dichosa
al buen amigo por quien triste lloro
que fue mi dicha, mi orgullo y mi tesoro
y cuya ausencia amarga mi existir.
Que allá bien pronto el llanto que derramo
los suspiros que exhala el alma mía
mi inconsolable pena, mi agonía
me alcanzarán tu bendición Señor
Padezca, pues, el corazón amante
inúndense de llanto mis mejillas
Te pido, Oh Dios, y de rodillas
te adoro y te bendigo en mi dolor.

Ante el sagrario
Mientras más me castigas, más te amo,
y mientras más me afliges, más te quiero,
y mientras más me quitas, más espero,
y más y más tu aprobación reclamo.
Mientras más desolada, más te llamo,
aunque te muestres más y más severo,
y aunque sólo por ti de angustia muero,
sólo a tus pies mis lágrimas derramo.
No me ocultes más tiempo tu presencia,
no aumentes con tu enojo mis dolores,
no dejes sin tu amparo mi existencia,
porque a pesar de todos los rigores
con que me aflige aquí tu providencia,
tú eres mi Dios y todos mis amores.

Des bas et des vers. * 



Alarmado El Mensajero
 va diciendo a las naciones 
 que las damas, 
 a pesar del mundo entero, 
 en vez de zurcir calzones 
 están escribiendo dramas. 


 Y al entenderlo El Heraldo, 
 va dando la voz de alerta, 
repitiendo en cada puerta: 
¡No habrá quien cosa las medias! 
 ¡No habrá quien nos guise un caldo 
 si hacen las damas comedias 
 Y luego El Eco, pasando 
 el ancho mar clamorea: 
 ¡Ya no hay mujer que no sea 
 literata 
mil dramas están forjando, 
 y esta epidemia nos mata!
Y en medio de la plegaria 
 la noticia funeraria 
 va corriendo 
 y desde el niño de escuela 
hasta el galante Orihuela, 
van diciendo: 


 Si estas nuevas no son bolas 
 de la gente, no bajan de cien las damas 
 españolas 
 que están escribiendo dramas 
 actualmente. 


 Mas si está de enhorabuena 
 nuestra escena, 
 los varones 
 en vez de trajes de gala 
 debemos vestir crespones 
 que estamos de enhoramala. 
 ¡Señor! Por tus cinco llagas, 
reprende a ese sexo impío, 
 pues si da en hacer comedias 
/ ¿quién, Dios mío, 
/ nos remendará las bragas 
/ y las medias? 


// Mas, ¡oh tendencia dañina, la tendencia femenina!
 / ¡Un placer
/es el que halla en rebelarse, 
/ en replicar y obstinarse,
 / en el mal toda mujer! 



// Llegó a los Andes la nueva, y las buenas hijas de Eva, 
/al oír
/ tan alarmante noticia, 
/ con refinada malicia, 
/ 'se pusieron a reír. 


// Y al saber que' |los varones
/gasas de duelo y crespones 
/ vestirán; 
/ y que a Dios piden reprenda, 
/ castigue, si no hay enmienda, 
/a las biznietas de Adán, 


// piden papel y tintero, 
/ y llaman al cancionero 
/ alfaquí; 
/ y por mostrar cuanto le odian, 
/sus mismos versos parodian 
/ bien o mal, diciendo así:
 / Si estas nuevas no son bolas
 / de la gente, si pasan de cien las damas 
/ españolas 
/que están escribiendo dramas
/ actualmente, 


// cuando está de enhorabuena/
 nuestra escena, 
/despechados los varones, 
/en vez de trajes de gala, 
/¿quisieran vestir crespones 
/ y enviarnos a enhoramala?... 


// ¡Señor! Por tus cinco llagas 
/ da por esposa al impío
 / que nos vede hacer comedias,
 /una que sólo, Dios mío, ¡le sepa zurcir sus bragas 
/ y sus medias!


 Una que viva a su lado, 
/ sin hablar de otros asuntos, 
/que de ese asunto elevado, 
/portentosó; 
/de esa ciencia de los puntos
/ de las medias de su esposo. 
// Una que odie las comedias, /
 como a diabluras de magas, 
/ que hacen poner en olvido
/ el encanto de las medias
 / y las bragas 
/ de su dichoso marido. 
// Una que nunca le diga 
/ ni en verso ni en linda prosa
 / las palabras que prodiga, 
/ con angélica dulzura, 
/ una esposa /
 al dueño de su ternura. 
// Una lindísima prenda, 
/sin alma ni entendimiento, 
/ un jumento 
/ que conozca su sendero, 
/ y los 
/ goces no comprenda 
/ de la pluma y el tintero.


 Da, Señor, a los varones, /
que deploran la manía 
/ de las damas, /
 en vez de negros crespones, /
 esposas de cafrería 
/ que no hagan versos ni dramas.


 Mas, al que acepte contento 
/ los versos de las mujeres, 
/ da una linda compañera, 
/ que prefiera /
 al brillo de su talento 
/ la gloria de sus deberes. 


* El célebre D. Manuel Breton de los Herreros escribió una letrilla, haciendo una donosa burla de las damas españolas que se habían dedicado a componer comedias: nuestra compatriota la señora Silveria Espinosa de Rendón sacó la cara y respondió dirigiéndose a D. A. A. Orihuela, creyéndolo autor de aquella chanza, y Orihuela le contestó echándole la culpa a Breton. Esta noticia debe tenerse en cuenta para entender la presente


FLORES EN EL ALTAR DE MARIA (I) 

¿Por qué llevas, madre mía,
flores frescas y olorosas,
tan lozanas, tan hermosas,
a la mesa del altar?
¿Es acaso que a María
con cestas de flores llenas,
con lirios, con azucenas,
la podemos agradar?.

-Hija del alma, las flores
simbolizan la belleza,
la inocencia, la pureza,
de un corazón infantil;
la virtud esparce olores,
la virtud es dulce y pura,
la virtud tiene hermosura,
cual las flores en abril.

Y aquella Virgen gloriosa
sin borrón, sin mancha alguna,
más radiante que la luna
en toda su plenitud,
quiere en cada alma una rosa
que conserve la fragancia,
la pureza de la infancia,
y el brillo de la virtud.

¡Oh!, si quieres agradarle
sé para ella una violeta,
modesta, dulce, discreta,
llena de santa humildad;
y si quieres encontrarla
a tus clamores propicia,
aborrece la codicia,
practica la caridad.

Ama a tu Madre Divina,
conságrale toda el alma;
y si quieres hallar calma
en el valle del dolor,
huella la tierra mezquina,
y alza los ojos al cielo,
que allá tienes tu modelo
en la Madre del Señor.


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