STANZA
parece que ante fue un garaje a
donde vinieran
los carros a dormitar, parece que antes fue una
floristería de flores venenosas y dispersas. Parece
que antes también fue una botica de cosméticos
o algo por el estilo.
pero, en realidad, fue la morada de algunos pétalos,
de palabras inciertas, regalos y amores indecisos
todos.
parece que ahora es algo así como un recuerdo,
como algo que se alquila o se venera.
Con aplicación reverente
va fundando besos
por todo mi cuerpo:
aquí uno frio y rápido
como un Aldebarán apagado,
aquí uno más ardiente, Betelgeuse,
aquí un mordisco, aquí una luna,
aquí otro y otro aquí, asteroides,
aquí las Pléyades, y en el pecho
la vagante supernova,
una binaria azul en las caderas,
uno de cráteres abiertos en la boca,
cúmulos estelares en la frente,
hasta convertirme en la equivocada
constelación de la Medusa
fija en el firmamento de esta noche.
los carros a dormitar, parece que antes fue una
floristería de flores venenosas y dispersas. Parece
que antes también fue una botica de cosméticos
o algo por el estilo.
pero, en realidad, fue la morada de algunos pétalos,
de palabras inciertas, regalos y amores indecisos
todos.
parece que ahora es algo así como un recuerdo,
como algo que se alquila o se venera.
CUERPO CELESTE
Con aplicación reverente
va fundando besos
por todo mi cuerpo:
aquí uno frio y rápido
como un Aldebarán apagado,
aquí uno más ardiente, Betelgeuse,
aquí un mordisco, aquí una luna,
aquí otro y otro aquí, asteroides,
aquí las Pléyades, y en el pecho
la vagante supernova,
una binaria azul en las caderas,
uno de cráteres abiertos en la boca,
cúmulos estelares en la frente,
hasta convertirme en la equivocada
constelación de la Medusa
fija en el firmamento de esta noche.
DEL LADO DE LOS SUEÑOS
esta noche, la noche ha pasado su buen rato
recorriendo las avenidas desoladas,
visitando el purulento río
que parte la ciudad como su tajo de podre:
incógnita e indiscreta ha subido
las turbias escaleras que conducen
a hoteles y residencias donde los pederastas
hacen el amor con los muchachos;
impúdica y con aire despreocupado
se ha ido por callejones de cuchillos,
por crudas luces que caen a las calles
como empujadas desde las cantinas
y los lupanares de gritos recedidos.
Esta noche, en tanto, yo me he ido yendo solo
por las encrucijadas del lado de los sueños,
alejado de los sobresaltos, por un mundo
muelle y quieto, cercano e impalpable,
por unos estanques de luz sin precedentes,
por unos giros desconocidos y vagos,
para caer, de súbito, al amanecer,
entre sus brazos de aurora boreal.
A. P. V. y J. J.
Llora sobre mi corazón la lluvia
de su canato de muchacho desolado.
Lloro contenido de duras gotas,
trizas de mica tibia sobre el desierto
de este pecho que agita sus dunas
alejando cada vez los oasis:
lágrimas que se hunden en la piel
buscando las cisternas de la ternura,
lagrimas que buscan la sangre
para convertirse en rosas fijas.
“¡Llora sobre Rahoon!”, llora aunque sea sobre mí.
ÉTUDE IV
La palabra “garulla” —del
demótico,
la entendía y pronunciaba
de manera muy precisa.
Sabía yo lo que significaba
pero no de la manera tan precisa
como él la sabía y solía musitarla.
Hoy, yo diría,
si no fue de manera
muy “garulla” (del demótico —preciso)
como se ha alejado
hacia las costas del Long Island Sound.
de manera muy precisa.
Sabía yo lo que significaba
pero no de la manera tan precisa
como él la sabía y solía musitarla.
Hoy, yo diría,
si no fue de manera
muy “garulla” (del demótico —preciso)
como se ha alejado
hacia las costas del Long Island Sound.
LA ALCOBA ESTREMECIDA
El muchacho al alba
sobre el lecho sentado
sus pies calza y deja
caer sobre las sábanas
aromas de su espliego,
antes de irse al colegio.
A quienes a muerte
han condenado les sucede,
y a los que perdieron
la guerra y a aquellos
después de recibir
en la mejilla el beso
de la despedida, se quedan
soñando en su lecho
con el muchacho
que al amanecer deja
la alcoba estremecida.
Una mano le queda,
a medio empuñar,
en la nalga izquierda.
Perdió la cabeza,
por algún pederasta,
en otros tiempos.
Los pies se le gastaron
viniendo al museo
—los muñones de mármol.
Los brazos, tal vez,
los agotó nadando
para venir a América,
o en un abrazo
despidiéndose.
El tronco curvado
a la manera curva
de los que saltan
o se ofrecen.
La parte del cuello
por donde la bajaron
vino y aire.
El pubis herido
en la parte
de los genitales
benevolentemente,
como para que no
reprodujera igualdades.
sobre el lecho sentado
sus pies calza y deja
caer sobre las sábanas
aromas de su espliego,
antes de irse al colegio.
A quienes a muerte
han condenado les sucede,
y a los que perdieron
la guerra y a aquellos
después de recibir
en la mejilla el beso
de la despedida, se quedan
soñando en su lecho
con el muchacho
que al amanecer deja
la alcoba estremecida.
EL MUCHACHO DEL METROPOLITANO
—reproducción Romana
Una mano le queda,
a medio empuñar,
en la nalga izquierda.
Perdió la cabeza,
por algún pederasta,
en otros tiempos.
Los pies se le gastaron
viniendo al museo
—los muñones de mármol.
Los brazos, tal vez,
los agotó nadando
para venir a América,
o en un abrazo
despidiéndose.
El tronco curvado
a la manera curva
de los que saltan
o se ofrecen.
La parte del cuello
por donde la bajaron
vino y aire.
El pubis herido
en la parte
de los genitales
benevolentemente,
como para que no
reprodujera igualdades.
FORMINX
Entre su cuerpo y el mío
es una luna su muerte.
IV
En el cuenco de mis manos
ya no caben sus hombros.
Midón: “Calló el dueño,
calló el invitado,
calló el blanco crisantemo”.
Cerca de Perigord le comparé
a un “summer´s day” que se mutó
en esta tenebra: “Je suis le tenebreux,
le veuf, l´inconsolable”.
Un mausoleo le he levantado
en la memoria y que “juzguen
los dioses como se le ha amado”.
El pedazo que queda
consiste en los tobillos,
el epigastrio, las caderas,
el bajo vientre.
Las nalgas y la espalda
están recostadas al muro.
No se sabe si es un despojo
de las guerras dorias
o un muchacho del gimnasio.
Pero muerto como vivo
es una mera estatua.
es una luna su muerte.
IV
En el cuenco de mis manos
ya no caben sus hombros.
Midón: “Calló el dueño,
calló el invitado,
calló el blanco crisantemo”.
Cerca de Perigord le comparé
a un “summer´s day” que se mutó
en esta tenebra: “Je suis le tenebreux,
le veuf, l´inconsolable”.
Un mausoleo le he levantado
en la memoria y que “juzguen
los dioses como se le ha amado”.
TORSO
El pedazo que queda
consiste en los tobillos,
el epigastrio, las caderas,
el bajo vientre.
Las nalgas y la espalda
están recostadas al muro.
No se sabe si es un despojo
de las guerras dorias
o un muchacho del gimnasio.
Pero muerto como vivo
es una mera estatua.
PASAJE
Una
muchacha se inclina
sus
senos inquietos
sus
nalgas desiertas
el
tren pasa exhibiendo
sus
vagones de carga
la
silueta de los hombres
en
los techos veloces
recoge
la muchacha
algo
que ha dejado
caer
involuntariamente
una
semilla redonda
un
anillo un frasco de perfume
las
curvas de su cabellera
las
barcas en la arena
mecidas
por los muchachos
que
saltan en los mástiles
el
tren es un flautista
corriendo
apresurado
a
la caída de la tarde
las
nubes se ven por la ventana
descansa
sus nalgas la muchacha
-los
médanos, las barcas-
en
donde saltan los muchachos
yergue
sus senos agitados
y
respira el olor del tren
que
viene con el viento vespertino.
SOLFATARA
Pulsa
el corazón al templo
de
los lampos rosados
que
la insomne luz de neón
esparce
por los muros del cuarto.
El
amor de ese incendio
que
incesante se agita
en
el lugar callado, lejos.
Nuestros
labios necrorosados
por
los besos insistentes
que
se alejan y se acercan
-no
rosas sino grietas
de
planetas en pavesas,
siderales
fallas y perennes.
DEL LADO DE LOS SUEÑOS
Esta
noche, la noche ha pasado su buen rato
recorriendo
las avenidas desoladas,
visitando
el purulento río
que
parte la ciudad como su tajo de podre:
incógnita
e indiscreta ha subido
las
turbias escaleras que conducen
a
hoteles y residencias donde los pederastas
hacen
el amor con los muchachos;
impúdica
y con aire despreocupado
se
ha ido por callejones de cuchillos,
por
crudas luces que caen a las calles
como
empujadas desde las cantinas
y
los lupanares de gritos recedidos.
Esta
noche, en tanto, yo me he ido yendo solo
por
las encrucijadas del lado de los sueños,
alejado
de los sobresaltos, por un mundo
muelle
y quieto, cercano e impalpable,
por
unos estanques de luz sin precedentes,
por
unos giros desconocidos y vagos,
para
caer, de súbito, al amanecer,
entre
sus brazos de aurora boreal.
FORMINX
Entre
su cuerpo y el mío
es
una luna su muerte.
EL TIEMPO DEL AMOR
Termina
la fiesta
si
apenas empieza.
Y
se van ya
los
amados que no llegan.
¡Faltan
tanto!
Apenas
mana el vino
vacías
ya las copas,
vacías
las botellas.
Los
labios se entreabren
y
ya se ha ido el beso.
El
amor no es efímero,
es
efímero el tiempo.
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