A la oscuridad.
Has arrebatado la luz de muchos soles,
sellados ahora en la prisión de la oscuridad.
Como la llama de una vela que se apaga,
ha tomado las almas de los hombres
con vientos que soplan desde un lugar vacío;
en el abismo están escondidos,
y los abismos están sobre ellos,
como el peso de muchas montañas,
como la profundidad de muchas mares;
tus escudos están entre ellos y la luz;
han pasado su carga y su amargura;
las lanzas del día no las tocarán,
las cadenas del sol no las allanarán.
Hubo muchos hombres allí,
en los días que ahora son de tu reino,
hombres que han marcado con el sello de muchas
profundidades;
sus pies eran como alas de águila en la búsqueda
de la Verdad.
Sí, poderosamente deseaban su rostro,
cazándolo a través de las tierras de la vida
como hombres en el nada del páramo
que buscan un tesoro real enterrado.
Pero contra ellos estaban los velos
que las manos no pudieron rasgar ni los sables
perforar;
y se les ocultó la Verdad
como el agua que, distante, se ve al amanecer,
y al mediodía se pierde en la arena
ante los pies del viajero.
El mundo era un yermo estéril,
y los jardines eran como el desierto.
Y ellos se volvieron a la aventura de la
oscuridad,
al viaje por tierras sin caminos,
a la navegación del mar que no tiene faros.
¿Por qué no han regresado?
Su búsqueda encontró un final en ti,
o probablemente habrían regresado
al lugar desde el cual partieron,
como hombres que han viajado a una tierra
infructuosa.
Han visto tu rostro,
y para ellos es el rostro de la Verdad.
Tu silencio es más dulce para ellos que la voz
del amor,
tu abrazo más querido que el beso de la amada.
Se alimentaron con el vacío más allá del velo,
y su hambre se llena;
han encontrado las aguas de la paz,
y ya no están más sedientos.
Ellos conocen un descanso más profundo que los
abismos,
cuyo sello es irrompible como el sello del vacío;
duermen el sueño de los soles,
y lo vasto es una prenda para ellos.
El pozo de la melancolía.
Marcado por el desatinado Sacerdocio de la Noche,
por los sombríos e imprecatorios árboles,
cipreses que custodio los secretos de los bosques
y las tumbas que aguardan las fauces del ghoul,
me acerqué al pozo de la melancolía,
rodeado por los más cuidadosos centinelas,
aquellos cuyas raíces se hunden profundo en el
campo muerto.
Ahí, donde las hojas tejidas se encuentran
húmedas y frías,
como a través de una delgada y ponzoñosa neblina,
me acerqué para marcar las estrellas cansadas
que se asoman débilmente a través de ramas,
y me estremecí en esas aguas con súbito espanto,
en esas oscuras profundidades donde la luna
parecía ahogarse,
una niña demacrada, con el rostro muerto y
desesperado.
Tomado de:
http://elespejogotico.blogspot.com/2019/01/clark-ashton-smith-poemas-destacados.html
¿Dónde Duermes, Eldorado?
Vida mía, en tu alteza
Nunca olvides nuestro amor;
En tu dulce gentileza
No rechaces mi dolor.
Por siempre desterrado
De las playas del placer
Y de la magia del ayer.
¿Dónde duermes, Eldorado?
Nunca olvides este amor
En las tardes más triunfales…
Y recuerda el gran calor
Y los altos robledales;
Y recuerda nuestro mar
Soñoliento en la lejana
Dicha de una edad pagana…
No rechaces mi pesar.
Lo Ignoto
Las bóvedas del tiempo y del abismo
no conocen otro ejemplar de tu beldad;
y ningún escultor es capaz de cincelar
la esencia de tu forma y de tu faz.
Atraídos por un engañoso magnetismo,
buscamos y no hallamos tu fugaz
palacio… y el farol del ocultismo
no te ha revelado en tu magnitud.
¿Te escondes en la noche estrellada?
¿o moras en el átomo profundo?
¿Descubierta, serás pira humeante?,
¿o llama nueva de un mundo inaudito?…
¿o luz del cielo en faros terrenales?…
¿o fuego fatuo de los tremedales?
La Isla Del Naufrago
Huérfano de naufragio
estoy en una tierra sin jardín,
sin campos cultivados,
una isla que el volcán ha desolado
en parte, y los salvajes han invadido,
dominando ahora su mitad mayor,
las frutas y el pescado son su botín.
Ellos me sitian y me retienen
lejos de los bananos y del mar:
En este lugar
no tengo más que la desnuda roca,
en donde crecerán
un día los líquenes, cuyas hojas
mañana tras mañana no pueden
marchitar…
Ninguna vela
blanquea los verdinegros mares…
¿En tal islote,
puedo sobrevivir con los otros insulares?
Memoria Roja
Este recuerdo vuelve todavía
de un jardín de amaranto más retinto:
los lagos del ocaso, coloreando
mi desvarío como un vino tinto;
y los rubíes, hundidos talismanes,
en tus profundos ojos de jacinto.
Un esplendor de bermellón bañaba
las hiedras y las flores fúnebres;
y de tus labios yo bebí la sangre
que de un dios manaba fuera del ciprés1;
y de mi corazón llovía la vida,
la esencia de sanguinos árboles…
Pero la noche vino a apagar
los mágicos rubíes y el fuego rojo
con el licor del dios… En vano busco
aquella claridad en cielo y ojos…
hallando ya en símbolos y palabras
la orilla del río Leteo 2 y flojo.
Los Poetas
Somos los dueños
De todos los sueños
De la noche o del día.
Y siempre entonamos
Esta melodía:
El mundo es el suyo,
El sol es el tuyo,
La luna es la mía.
Dos Mitos Y Una Fábula
¿Dónde vais, guerreros orgullosos,
con cotas fulgentes como la luna?
Salimos a matar al Basilisco 3,
en simas que sólo sus ojos alumbran.
¿A dónde vais, valientes marineros,
en un bajel tintado con los colores del otoño?
Navegamos en busca de la verdina ribera,
postrer asilo de los Unicornios 4.
¿A dónde vais, innominados brujos,
con mantos más bermejos que el ocaso?
Vamos a hallar de Salomón las Clavículas 5,
y a liberar a los genios encerrados.
Tomado de:
https://www.isliada.org/poetas/clark-ashton-smith/
alejandrinos
Conociendo el cansancio de los sueños, y de los
días y de las noches,
La grande y dolorosa vanidad del gozo y del
dolor;
Amores frágiles que pasan, donde quedan
languideces infinitas,
Fervores y largas desesperaciones y desesperadas,
breves delicias;
sabiendo cómo en los cerebros estúpidos de los
que eran,
el gusano somnoliento y consorte ha prosperado y
ha muerto;
Sabiendo que, para siempre, por la luna y el sol
moran Las tinieblas permanentes se estancaron en
el sepulcro;
Conociendo las hojas vacilantes que tiemblan,
arden y caen,
la rosa que se marchita dulcemente, los albores y
las estrellas que se desvanecen...
Conociendo estas cosas, el corazón y el alma
desolados están hambrientos
del único sueño perfecto que llena, pliega todo.
Alquimia del dolor
Uno con su fervor informará
Al mundo, y uno con todo su dolor:
Uno ve un mañana alegre e inquietante,
Uno oye el susurro del gusano.
Hermes desconocido, cuya mano ayuda
en Mi trabajo y llena mis sueños de miedo,
Por ti soy el lúgubre par
De Midas, el primero de los alquimistas.
El oro fino en hierro corruptible
convierto, y el paraíso en infierno;
En sábanas sinuosas de nubes y levin
Un querido cadáver diviso;
Y construir sobre las orillas del cielo
Imponentes sarcófagos orgullosos
Vida anterior (La Vie Anterieure)
Hace mucho tiempo, viví en majestuosos pórticos
que daban frente
a la marea con enormes y atestados pilares,
donde el día moría como en cavernas basálticas
con destellos marinos a lo largo de las columnas
que se desviaban.
Las olas rodaron el reflejo de los cielos
ante mis portales, mezclando místicamente
su consonancia de acordes solemnes interminables
con el nácar y la rosa encendidos en mis ojos.
Me acosté boca arriba a través de los días con el
aroma del ámbar,
Iluminado de azul por la ola vasta y errante,
Guardando un secreto sombrío que nadie podía
saber:
En el pecho lleno de un esclavo dorado
Mis pies reposaron, y las reinas de sable
inventaron
el amor Fantástico para burlarse de mi dolor
cansado.
anodino de otoño
Completamente madura en la rama,
pende ahora la manzana brillante,
y las heces caen del vino sin nubes.
Estos recuerdos que regresan
vierten de su urna melosa
un anodino soñador y delicioso.
¡O amor! tu rostro, tus manos, Perdidas hace
mucho tiempo en tierras más tristes,
En algún lugar en medio de este valle dorado
permanecen:
Todo lo que fue volado y querido
Mentiras de alguna manera cálidas y cercanas—
Nada se ha ido excepto la soledad y el dolor.
Todo el día sigo todavía,
en el oeste o en la colina,
el sueño vuelto a soñar, el encantamiento forjado
una vez más: el
mañana trae por fin
todas las bendiciones del pasado
para el que bebe de la mandrágora del otoño.
No hay vientos amargos despiertos
En Tarn o freno lleno de juncos;
La puesta de sol citrón deja una luna naranja.
Ante mis sentidos flotan
Tus pechos, tus labios, tu garganta
Como frutos de Hesperus en un desvanecimiento de
amapola.
Tomado de:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario