CANCIÓN
Canto por el gozo que me hace cantar
y para que me tome quien me quisiera;
canto porque no puedo guardar
tanta alegría en mi casa.
Toda por todos y tal y como soy,
que otra guisa no sabría;
toda por todos en mi canción
sobre la tierra donde yo nacía.
Encima la tierra que levanta un clamor
y desgaja el velo que lo oprimía,
ya las hermanas da un ramo
del olivo que florecía.
¡Canto, que en ninguna parte del mundo donde fuera
cantar como ahora no podría!
ELEGÍA
Mendigo merced de amor
y yo tengo el alma llena:
reposáis, no todo lo lleva
viento
sonoro.
Si el amor no fuera como es,
ahora el don yo os haría:
yo pudiera darte magia,
si pudiera.
Fuera por mí que el gran consuelo
pudiera sentarte cerca
y ser amigo y amada a la hora
que estáis
solo.
Decía yo que su lamento
“sin amigo y sin amada”
tanto me había desquiciado-
ya hace un
año.
Pero una duda me estremeció
y la pluma no fue libre;
ahora que habéis dejado vivir
ya lo puedo
decir.
LOS OJOS
Amo los ojos de todo viviente
por encima de toda cosa:
no hay molestia lo
suficientemente deslizante
que me aleje de los ojos de la gente.
Si el maligno quiere tentarme,
yo sé lo suficiente como lo haría:
sentiría
que un mirar
ya me tiene toda y me toma y se va.
No valdría ningún consuelo,
penitencia, velos ni ceniza;
sino tomar
nuevo consuelo
de otros ojos que me captaran en el vuelo.
¿No es suficiente esta mirada
- ¿quién diría la dulzura? -
que fulgura
y me es parte.
¡Tus ojos, amado mío, Dios te los guardo!
Que no es suficiente, tanto como lo quiero,
para salvarme. La encantadora
solitaria
de un abuelo
dentro de cada ojo todos nosotros tenemos.
Y yo busco el fondo gemido
donde se escurre un agua mansa,
y no me cansa
el combate,
mal la basura me hubiera ya herido.
Ojos que buscan otros ojos,
ojos como locas brimaradas,
vergüenzas
y arroyos;
y los discretos y los pregones tristes ojos.
Son los ojos de todo viviente
una buena, hermosa cosa,
sin estorbo.
Vagamente
siento en mí todos los ojos de la gente.
CELOSÍA
Duda no, que malversa el caudal
hacinado de buena hora en mi vía.
Quede sin embargo Celos, que vale
tanto como amor y le hace compañía.
Con quien me
parto el pan y la sal,
duda no,
Celos.
Ella fue quien me derramó en el corazón
sombra de muerte al saberme amorosa.
Y yo en mis brazos le apriesto más fuerte
desde que nos ronda la muerte belicosa.
Los celos de
la muerte,
la llevo en
el corazón infundida.
¡Oh la mirada de que barreras no teme
y mira a relucir un seno capullo!
Duda vil, tú vas haciendo alzaprem:
él encontraría otro seno más hermoso?
Mis celos son
de bello temple,
es glavi y es
rodaja.
Amistad me lo hurtó suficientemente;
él, el amado, del amigo fue la presa.
Mas Celos se enderezaba atento:
“Tómalo si te leve, pero teme acometida”.
Sea amistad
un fuego ardiente
y yo la brasa
encendida.
Y también llamaría a combate
esa fuerza que se mueve en su testa.
Ningún pensamiento saldrá del cerrado
que no lo captara Celosía tormenta.
Si Celos es mi hado,
yo me haré
una fiesta.
Musicado
por Pau Riba en el disco De Riba a Riba
CANCIÓN DEL PRESENTIMIENTO
Si presento la mudanza en
medio de mi costumbre,
es que algo danza.
¿Será niebla, será luz?
Ahora soy como el que se lanza
dentro de la nave al mar profundo: lo
suficiente la ruta está en su piensa,
pero el fin, ¿quién sabe dónde?
Esperanza no me molesta,
me ha llevado siempre a buen camino,
y al hablarme ella algo
tenía que cumplirme.
Por eso tengo alegría
sin que sepa nada cierto:
mensajero que ella me envía
su mensaje ya ha cumplido.
canto y palabras
MI CANTO
De no cantar
yo me entristecía:
para mí es el canto
tal como el pan
de cada día.
Es una trampa,
una herida.
Cada canción se
lleva un tinto
de mano florida.
Pero ¿qué hace,
qué mal habría?
Yo, de mi canto,
quiero adornar
toda mi vía.
CANCIÓN
Si yo te tuviera noche y mañana
siempre en mi
danza,
si yo te supiera atado a mí
sin mudanza,
¿fuera el amor como ahora es,
tan dulce y
fina?
Sin la angustia de un después
que la
envenena,
la hora que huye, a pesar del ruido,
sería hada,
tal como la come que no se cuece
especiada.
EL SALTA
El primer paso fue rabiente,
como quien se deshace de una lazada;
y era la boca sonriendo
y era la mejilla coloreada.
El primer paso llevó cien
y empezaba la subida.
Adiós, amado, por este camino
no puedes seguirme.
No fuera los macs, el bochorno
y esa avispa que rondina…
Pero aquí arriba hay más claridad,
el pecho respira el aura fina.
Si giro los ojos, ¡qué temblor!,
el camino hecho ni se adivina.
Poco podrás conseguirme,
sin camino.
¿Qué hay ahí arriba y qué haré?
Me han dicho de un salto y eso me quita;
la angustia siento que me detiene
cuando ya no puedo volver atrás.
Arriba, que todavía tengo que ser
más pesantilla y cancionera.
Sólo espérame al final
de mi camino.
El horror del vacío me ha revuelto:
ni quiere, ni paso, ni esfuerzo de los brazos;
sólo la Muerte por vecindario
que me sedasea con mil sedazos.
Abajo los ojos del amado
y, como imanes, dos brazos.
¡Cómo eres fuerte para sentir
mi gemir!
Vino el gran grito, y ya el valle
soleado me retomaba:
quietamente yo estaba debajo
de un lienzo de rosa y satalia.
A mi lado yacía el broche
de tanto amor como yo tenía.
Amat, ¿qué importa el mal camino
si ya tenemos al niño aquí?
CUATRO
Profundidad de pensamiento:
angustia.
¡Mundo arropado, mortal!
Mañana la casa será coja
de mí. ¿Y el alma?
¿Inmortal?
Extremaremos de amor el juego.
Esposa
fértil de ingenio osado
sereno. El amor como una rosa
sola. Por árbitro,
libertad.
Reconcilias mi instinto,
revuelta,
con la razón que procede,
y madre soy de repente.
¡Niño, tú reías, y
qué paz!
Secularmente mujer y destino
andan:
las Parques van hilando.
Un lugar en el mundo, el mío, y finan
reproches. Los sueños no
valen tanto.
HIJO
Como salvaje engelosida
por el
cachorro,
yo la vida pasaría
junto a él.
Hola,
cachorro, ¡
dame el
anillo
picapedrero!
Arremetería con urco de guerra a
toda gente
y ma diente lo guardaría
de otro
diente.
“Dentito
diente”,
dirá la
gente;
y tú,
contento.
Musicado
por Pau Riba en el disco De Riba a Riba
CANCIÓN DEL DÍA INÚTIL
Este día que fina, que fina
lentamente, como la lámpara en el vaso,
no me llevó la alegría divina,
ni de mí hizo caso.
Me dejó en la cámara profunda
como un gótil inútil y viejo,
entre los muebles que hacen la redonda
y las moscas que me buscan la piel.
No tuvo ni la exigua sorpresa
de una lluvia o de un viento displicente;
no movió la cortina dañada
ni en el sol puso empañamiento.
Fue sólo como el mesón losado
a las cosas que hierven dentro
y un crujir de vianda quemada
y un olor a fermentos y vinos.
Como el día que fina, que fina,
no querría ninguno más a mi paso;
si en mi corazón no puso ninguna espina,
hizo mi sangre un poco de galzo.
(Recitado
por sí misma en el disco La voz de los poetas
ALEGRÍA
Corazón mío, soleada
turbulencia roja:
plenitud que salta
desbridada y folla. ¡
Alegría! Bandera
coronando la torre-
andamios no hacen falta
ni cuerdas ni rosas...
Rueda, rueda, rueda,
animata mía,
no secreta, honda...
Busca, mira, habla,
ciñe graciosa,
domina y acaba
con tu pura fuerza
mi ventura...
Intactas las horas
me hagan corona.
siempre y ahora
Barcelonina
soy más que nunca;
¿qué se me da
del claro desmadre, y
de las arboledas
junto a la corriente?
Del agua dócil
del río, ¿qué hago,
sin la ufana
de abril y mayo
y el aire tibio
de mi jardín?
CORRANDA
No me mires, que no soy nada
y tu mirar me inquieta;
si me miras, pone en los ojos
cortinas de amanecer primero.
CANCIÓN DE UNA CANCIÓN
Como la gacela vas
cerca del espejo del agua.
Si te lleva la sed,
te traiciona la imagen
-cerca el espejo del agua.
Mas no miras ni bebes,
que una hoja se movía,
y una voz percutió
la tirantez del aire
-cerca el espejo del agua.
Ay canción,
¿cuándo volverás?
¿Hacia cuándo
seré exaltada?
Si desatas,
al venir,
tantas trabas
mal atadas,
volveré a
menudo al bosque
para sentirme
enamorada.
Como la gacela vas
cerca del espejo del agua.
De escuchar haces puesto,
y las cosas callaban.
Cuando te levantes al cielo, ¡
oh canción esperanzada!,
sentiremos que eres por el corazón
-alimento inefable-
como un puro chorrito
junto al espejo del agua.
Para la memoria de Lluís Millet
Musicado
por Pau Riba en el disco De Riba en Riba
DE LA NOCHE Y EL MAR
Noche,
lleva secreta fuera del pecho,
no te cierra cerradura ni cuerda;
silencio que recuerda,
noche,
sólo rodeada de infinito.
Ve,
si tú te adelantas, yo luego
puedo abarcar la barca
-un ángel leve la marca;
haz
que yo navegue siempre más.
Noche,
con tu cielo de hito en hito
y la humedad amarga!
¡Con qué alegría larga,
pecho,
alentarás el mundo olvido!
Raro,
dentro de la noche, la vasta mar
poder surcar, libreta;
vivir en pleno corazón, alerta,
mar
y noche, la sal de su amparo!
Musicada
por Pau Riba en el disco De Riba a Riba
CANCIÓN DEL RIESGO
Si vivo no vivo.
El amor del riesgo, ¡
cómo me apetecía!
No lo he buscado;
me la han dado
cuando no le quería.
Si vivo no vivo,
que temo el riesgo
y su mentira.
El cielo es de oro
y, ardiente, el corazón
no quiere ninguna brida.
Pero existe el riesgo:
si vivo no vivo.
Por una tregua,
por un olvido,
doy la inquietud
con llave y lieba.
No fuera el riesgo...
Si vivo no vivo.
Ve dondequiera,
pasa el mar
-¿por qué azar?-
el mar que rulla
trampas y riesgo.
Si vivo no vivo.
Ni mar ni tregua
ni el oro del cielo.
Mi raíz
si se tuerce, no se quita.
Porque, en el riesgo,
si vivo, no vivo.
Daré sombra,
daré flores,
fuera del vallado.
Trabajo sin número
dirá que vivo.
Cuando el gran riesgo
vendrá a toparme,
con corazón seguro,
sin nadie, ¡
sabré entregarme
al riesgo, al riesgo!
es decir
CANCIÓN
Tintada de verde, ¡
primavera!
La rosa ya está
en presencia;
la rosa ya es, ¡
maravilla!,
rasga el sueño
y late;
sólo hace falta un nombre
por bandera.
SALTIMBANQUI
No voy a decir quién quieres ser tú.
Ahora saltas, ahora bailas;
con el ritmo y las sonajas
vas bombeando el tórax uno.
Ríe la gente.
Las postrimerías
serán tristes para alguien:
con el adiós de las risas,
cuando no quedará nadie,
saldrán todas las fallas.
¡Pobre cara, cuando ya callas!
-tuya o mía, todo es uno.
Musicada
por Pau Riba en el disco De Riba a Riba
CANCIÓN DE ABRIL
¡Volveremos al sol-soleto!
¡Echa el brasero por la ventana,
tira la capa y el sombrero!
Que venga el sol como una fiesta
y ya no quiero sentirse más frío.
¡Oh, qué aire!
Ya las palabras toman alas
y no hace falta decirlas bajo voz,
que en pensamiento tengo mar y calas
y pierna desnuda hasta el pie.
Adiós, mimosas y villancicos:
claveles veréis.
Huya el invierno, huya el miedo.
¿Morir? Cuando no se arriesga demasiado.
Tenemos que salir de este rincón
-dejemos el pec y el cascarrabias:
salimos al aire germinal
con ojos de niño, que miran alto.
la esperanza todavía
ENFERMA
Enferma me ha dicho la gente,
enferma:
no por el aire ni el color
de la mejilla,
sino por mi verso languidecido.
Si nunca se sabe ausente,
enferma
bien podrá decirme la gente,
que ya un dolor de añoranza,
al pensar en ello, lentamente
me asalta.
INVOCACIÓN A LOS POETAS
Josep Carner, Blai, Rosselló,
Salvador Espriu por valedor,
quizás algún otro…
dame un toque en mi verso,
ponga fuego y un tintineo diverso
de cómo solía.
Últimamente, cuando he cantado,
un viento muy ácido me ha merodeado
muy cerca
y me ha erguido todo el pelo
mientras mis ojos veían rojo:
la boca en ceniza.
¡Ahora no quiero sino huir
que ya presento esa almohada
donde tengo que sentarme!
Quiero andar, quiero admirar,
que el mundo está lleno y un Dios hay.
¡Que pueda valerme!
La espalda derecha y da igual:
quiero la anciana pasar por alto.
Todo lo que me queda
lo pondré en un
fardo
pequeño; sólo el recuerdo de él en
el bastón me ponga.
Es loco, ríe, dirá la gente.
Y tú estarás, Carlos, contento,
que así querías.
Pido un toque, pido un tintineo,
sólo pensando en ti ya los tengo:
ya soy otra.
Tarareando y hojeando
daré aún más de un canto
al sol y al amanecer.
Mi poeta me ha valido,
que no para siempre le he perdido,
que lo tengo en el alma.
1962
Tomado de:
http://magpoesia.mallorcaweb.com/arderiu/index.html
Canción de la hermosa confianza
A mi amado entregué
todas las llaves;
tengo a cambio las suyas,
y hechas las paces.
Pero queda una estancia,
en lo profundo,
donde entrar no podríamos
ni unos segundos.
¡Tantas fuerzas ocultas
y pensamientos,
libres a todas horas
hay allí dentro!
En vano intentaría
fisgar un poco:
una piedra no haría
tanto alboroto.
Bástenos una sombra,
leve rumor.
Y que él lleve sus cuentas
como hago yo.
El nombre
Clementina soy,
Clementina era.
Otro tiempo estuve
de temores llena:
mi nombre era largo
igual que una queja
y me hería el alma
si mis compañeras,
queriendo enojarme,
lanzaban sus flechas:
¡Qué
bonito nombre!
-decía una de ellas-,
mas
no es para ti:
nombre es de princesa.
Y mi nombre a otra
causaba extrañeza.
Yo dentro sentía
la envidia despierta
con sus claros nombres
de María o Pepa.
Clementina soy,
Clementina era.
Pero un año huye
y otro nos gobierna.
El nombre que antes
tímida me hiciera
y volvióse luego
dulce cantinela
en desnudo labio
-yo lo digo- era
de pronto mi honor,
maravilla era.
Para mí no hay nombre
más bello en la tierra
como el que el amado
muy dulce dijera
y en hondos rincones
de mi alma entra,
sube a mi cerebro
mis párpados cierra.
Del cielo de amor
caía una estrella
Ahora el nombre brilla
sobre mi cabeza.
Clementina soy,
Clementina era.
Tomado de:
https://www.poemas-del-alma.com/clementina-arderiu.htm
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