***
4:30 de la madrugada, no podía dormir,
como si hubiera perdido la fe en el sueño.
Nunca fui el hombre que él creyó ser, pero sí
en el que hasta el final confió heces y sueños.
Caminé doce kilómetros hasta el inicio del valle
-pasa un animal, dentro un humano que me mira y desaparece-,
no sé qué significa que a un grupo de casas no llegara la
Guerra
pero sí Internet. Mi hermana mayor me pregunta
por qué no como fruta, le digo que no me gusta
usar el cuchillo antes del crepúsculo. Acumulo cosas
que no me necesitan, tampoco la lluvia cae sola,
la conduce su peso. Valle (definición, Geol.): depresión más
larga
que ancha. Los árboles derrochan clorofila,
la puntas de las hojas anotan frases
abstractas como tu caligrafía, un cuerpo empieza
en cualquier parte y termina también en cualquier parte.
Donde la luz crece ordinaria los niños van haciendo
ablaciones a las flores, era verano. La fruta, muda,
nos parece ahora un búnker.
No era aquello la lógica de los malos poemas:
saquear tu intimidad sin ofrecer nada a cambio.
Y de pronto la urna, cilíndrica, azul mate, del mismo color
que las cenizas que iban dentro.
Abrimos la losa de mármol,
apenas unos centímetros,
eché una mirada dentro
-la linterna del acomodador barre el patio de butacas
y lo ensucia para siempre-.
Como aquel gato que dentro de una caja estaba vivo
y muerto al mismo tiempo.
El radio de esta noche no es
la mitad de su diámetro.
***
Al fondo del recipiente del tiempo hay una costra [siempre] de
domingo, huele al óxido de los cuchillos lanzados al mar [diana sin centro], y
al de la tierra. Hace tiempo que agoté el recipiente, sorbo a sorbo me ayudó
tragar tus besos, y ahora sólo queda allí abajo este continuo domingo, con su
silencio mineral, sus bares cerrados, su anestesia, sólo isla, sólo hotel, sólo
piedras, y sólo un hombre, que es lo mismo que decir sólo isla, sólo hotel, sólo piedras. Me siento
en la escollera y supongo que el principio y fin del mundo fue y será esto, una
especie de domingo. Acudo a los lugares que fueron nuestros, algo parecido a
una fe o superstición me impide destruirlos, dice que con tal de mirarlos, cada
día un poco, se irán desvaneciendo, mansamente, bordeando la pregunta directa,
la roca desde la que te lanzabas desnuda para romper la piel del agua, de ese
mar que, alguna vez lo he dicho, eras tú [diana sin centro]. Sé que el tiempo
es mortal, me digo, porque lo ha inventado el hombre, que es mortal, y mientras
aguardo ese destino las horas nacen peculiares, convergentes, presagiando
asuntos importantes y delicados que no llegan, no, acumulan pronósticos
errados, resultado de haberlo calculado todo, porque lo hermoso no se calcula,
me digo [es incalculable], se pisa una sola vez y ya se gasta, aunque, eso sí,
no se olvide, nunca.
***
1
Horizonte recostado, tardes de sábado,
arde el sofá y lo que de materia le sobra al día.
¿Es la poesía una gangrena en la prosa
que la desguaza y esparce en torno a un epicentro
que no se ve? [tu Women´s Secret por ahí tirado]
¿Fue la poesía la Ecuación Unificada
deshecha a los 3 minutos de nacer,
y ahora sólo el tibio placer de cada cifra
en tus terminaciones nerviosas?
Todo está escrito y lo que llamas escribir
es ir quitándole palabras.
Los pájaros pasaban.
Desde la ventana los mirábamos.
Pasaban.
La Musa come ajos en vinagre
[sofisticado feísmo]
y comenta que el paraíso es un lugar
de lo más inhóspito, el surco que abre un pájaro
no lo abre nadie más,
YO: ¿Porque lo inunda el mármol?
MUSA: No. Porque desaparece.
1.1
Quedan las afueras de las cosas
con su masa de cielo quieto y
su horizonte adulterado,
[siéntate a esperar todo el día
que la penumbra vaya disolviendo el día]
la belleza desnuda en la bombilla que pende apagada,
y nuestra cara ON/OFF
y nuestra cara ON/OFF.
Tomado de:
https://www.zendalibros.com/6-poemas-de-agustin-fernandez-mallo/
[Yo he ganado y perdido]
Yo he ganado y perdido muchas horas mirando el ascenso
vertical de las burbujas del agua con gas en un vaso. Una velocidad constante
que según cierto principio de relatividad equivale a decir nula. Un ascender
para hundirse en la atmósfera [que según San Juan de la Cruz equivale a decir
tierra]. La mano sin óxido en la que me sumerjo. Y me la das sabiendo que no
hay futuro en el fondo de los vasos salvo para organismos simples,
unicelulares, fango que queda tras la caída de un cosmos, el hueco que deja su
propia trayectoria. No hay célula más simple que el beso aunque su fuerza
invalide las distancias y el espacio [o la luz [que es el espacio]], aunque
todo aquello se corrompa ahora en este ascenso de burbujas vertical y nulo, en
esta sombra de la luz que es decir más luz, esta semblanza del silencio, este
moteado cuántico en la pantalla del cual no se puede hablar y hay que callar
como dijo el maestro en el Punto 7 y al que llamaré [es natural] pixelado n.º 7.
Tomado de:
https://www.lyrikline.org/pt/poemas/yo-he-ganado-y-perdido-16458
El reloj de arena
El tiempo cae y de pronto se estrecha.
Gran parte de la arena de los mares de coral es producto
de la digestión del pez loro, cuyo estómago muele la piedra
para expulsarla en forma de excremento.
El hormigón está hecho de arena: las ciudades son lentísimos
relojes de arena. Caemos en el estómago del tiempo o una
lágrima cayó en la arena [aquí sigue la canción].
De pronto algo se estrecha.
.
Ajedrez
La noche del 11 de mayo de 1997 dio
esta conversación,
de Deep Blue a Kasparov,
¿acaso creías,
iluso,
que había táctica en mí?
La vida comienza cuando,
revueltas,
a la caja regresan las piezas.
.
Los espejos
Una computadora del MIT ha calculado
que en la obra de JLB se halla 25.307 veces escrita
la palabra espejo.
En ninguna ocasión viene
asociada a la palabra ascensor
o elevador.
.
Elvira de Alvear
A ti no
te conozco.
.
Susana Soca
Intenté recuperar tu cuerpo en vídeo,
10 megapíxeles, purificar
la entropía del accidente.
Conocías tu futuro, te despediste,
regalaste tus libros y subiste en París
a una aeronave Lufthansa,
que nunca aterrizó
al otro lado del Océano
[¿un residuo sin memoria
es un residuo?]
Bebamos antibióticos, te digo,
que la noche es el horno
donde la vida muere sin saber
que fue corcho.
Aquí
nada flota.
.
La luna
Llena
(de Bayer)
.
La lluvia
El tamaño de la gota oscila
entre 0,5 y 6,35 mm. Su velocidad de caída
entre 8 y 32 km/h.
A medida que se precipita
va ganando masa al chocar inelásticamente
con otras gotas,
xxxno hay Desayuno con diamantes,
xxxno hay Cólera de Dios,
xxxno hay taxi drivers ni replicantes,
que sepan por qué la gota
nunca se hace infinitamente grande.
.
A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell
Respeta el pH
de las lágrimas
(frase encontrada en un prospecto de una crema hidratante
de ojos)
.
A un viejo poeta
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar
Volverán las oscuras golosinas
en tu balcón sus niños a colgar
Volverán las oscuras revistillas
en tu cajón los niños a alcanzar
Revolverán las oscuras sulfamidas
en tu cajón los niños al jugar
Revólver and las oscuras sulfamidas
sexo, mentiras, cintas TDK
Revólver and Los Curas Sulfamidas
xxxxxxxxxxxxxxxx[ya en los cines].
Tomado de:
[Detecta tu aleta]
Detectarlos al final, transparentar sus cuerpos,
ver cómo se funden con el paisaje, a través de ellos y del
paisaje.
Es paradójico porque más que nunca la carne reclama
en estos momentos porque
-una flecha se clava en el aire y se hace aire y tira fuego y
cae y levanta
un pulpo sin dueño-.
Ya nadie se llamará como tú,
digo yo.
Tomado de:
https://www.lyrikline.org/pt/poemas/detectan-su-fin-16460
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