LAS JERINGAS
¡A lo lejos, en la inmensidad de la enorme Amazonía,
crecen las colosales plantas acuáticas, llenas de
savia!
Tierra grande e ignorada, donde duerme el mono
aullador
y una raza de héroes deambula por los caucheros.
¡Bosques, ríos! Siempre el verdor uniforme
de los bosques y el brillo de las aguas plenas e
iguales...
Y nadie que proteja esta tierra y la transforme,
haciéndola, una tierra sana, produzca mucho más.
Esclavo de la sabana, infierno de Hileia,
sin destino, sin pan, sin leyes, sin hogar, sin
trato,
trabaja el cauchero, ajeno a su patria.
Es el drama silencioso, la epopeya remota
De los pueblos del interior del país que, en el
Brasil, ingrato,
Viven desamparados, oprimidos e infelices.
LA VIGILIA
Yo veo; ¡Observo la luz de las Tinieblas!
¡Quiero penetrarte, oh Ley de la ley!
Soy la araña de la verdadera y primitiva Web...
Hilos de la web, algún día los romperé.
Vivo como los hijos caídos de Eva,
Sin saber cuándo resucitaré...
Pero confío en la Rueda que me eleva,
En las siete vidas de mi Agnus Dei.
Monto tu Corcel y afilo la espuela,
¡oh Pensamiento, oh gran domador!
Los que no miran, no ven todo y lo ignoran.
El sueño es la tentación del pecador...
¡Oh Oscuridad, llena mis ojos como ahora!
No poder ver es todo mi dolor.
Tomada de http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_brasis/minas_gerais/jose_oiticica.html
La protesta
Protesto contra el mal de la fuerza y la
justicia:
Uno degrada la debilidad, otro excita la agresión;
Contra la fe que reduce al hombre a un alma sumisa,
engañándolo con cielos que nunca se abrirán.
Clamo contra ti, clamo contra la avaricia,
Inventor de leyes, creador de opresión.
Soy Espartaco y odio al país si desperdicia
Mi sangre y hace esfuerzos hostiles y vanos a base
de sudor.
Gritan, en mi protesta, las lágrimas del pasado…
La ira ardiente de todo un mundo que sufre;
¡Mártir del maestro, del rey, del sacerdote, del
soldado!
Soy la nueva intuición contra la ley del Señor;
Soy la acción que destruye la moral del pecado,
Para elevar el orgullo y el amor libre.
(José Oiticica – 1919)
La ciudad
Siento la repulsión de los dominadores…
Soy nuevo, soy ateo, soy anarquista;
No sigo las mismas reglas que los médicos
y levanto los ojos por encima de los planetas.
Aprieto, entre mis dedos apremiantes,
La garganta de la casta autoindulgente;
Anuncio otra ley y otros valores;
Soy la palabra santa que vence.
Voy solo, enfrentando el odio de mis amos...
Y en el polvo, en la cima del collado extremo,
indico al pueblo de Sión hacia dónde vamos:
¡Vamos a la ciudad iluminada!
Lo veo a lo lejos, centelleante, como una diadema,
Entre el plateado y el carmesí del alba.
José Oiticica
-1919
El Lidador
Soy quien va con la frente en alto,
Entre multitudes hostiles o indiferentes,
Lleno de bendiciones para los que maldicen,
Seguro de lo que seré en mi vida.
Domador de demonios y serpientes,
tengo la naturaleza y los trucos de lo que me ocupo.
Por la liberación final de los afectados
Mis células están todas felices.
Tengo alma de guerrero y misionero,
manos de hierro y palabras de evangelio…
Fui un héroe en un pasado legendario.
Y, Poeta de la Anarquía, ángel del pueblo,
cierro las puertas cardinales del antiguo templo
E ilumino el altar mayor del nuevo templo.
José Oiticica
1919
Tomado de:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario