viernes, 19 de febrero de 2016

Poemas de Adolfo Burriel

(España, 1943)



 

…con qué secreto...


…con qué secreto
a qué tibia antesala,

en qué aldea del aire las arañas
hilan la nada duradera…

De "Colores desunidos" Ediorial AbeZetario, 2010





 

Donde no cubren...

Donde no cubren
las aguas,
ni los vientos
son cúpulas
                        o pájaro,
ni transitan la niebla
otros caminos,

allí,
la palabra es el viaje.
De "La memoria es el viaje" Ediciones Vitruvio, 2007

 

 

Elegía por la República Española

nº 134, 1974    (de Robert Motherwell)

Sois los negros destellos de las voces,
el absurdo color de los ojos
cegados,

alzad conmigo el vaso,
como si no estuviera
la barrera sombría del penúltimo
sueño,
la pared miserable
de hierro, sal,
y olvido.

De "Cuadros de una exposición" Veruela Poesía, 2007

 



 

Hablan las rosas rotas...

Hablan las rosas rotas
de la noche terrible,
callan las mariposas quietas
su tristeza de ocaso,

ay la distancia al sur
que disfraza los ríos
y el océano,

la oquedad del alma
bañada por las sombras
del retorno,

la dulzura invisible
de la fragilidad
del ave.
 
(Y el viaje se detiene
en el frío temblor de las espaldas
negras del hombre).

De "La memoria es el viaje" Ediciones Vitruvio, 2007
 




 

Huerto de la media legua


                                                   Para Julio Palazón


Principio de la danza,

rosas abiertas
a infinitud de labios.

De "Furtivos días" Editorial Algaida, 2005
 





                                                         Invisibles


La arena se refugia en el enigma
de sus ojos,
                        la lluvia
resbala por la piel,
como las lágrimas del día
que incumple su promesa,

como el refugio del recuerdo
cuando no sobrevive la esperanza.


Viajan donde la herida es invisible
y solo heredan
la sutileza del crepúsculo.

De "Colores desunidos" Ediorial AbeZetario, 2010


 

 

Jardines de Verlaine


La diosa,
violada por la luz,
agita
la trémula lujuria del recuerdo,

desnuda bailarina de cristal.

De "Furtivos días" Editorial Algaida, 2005


 

 

La caja gris


La caja gris
                     -perdida lejanía-,
lejanamente gris,
perdida en paraísos
de sueños de manzanas.

La caja gris
                    -ánfora de metal manchado-,
manchadamente gris,
ángeles vengativos
de viajes y de pájaros.

La caja gris
                    -cerrada, gris-,
cerradamente gris,
la caja gris
que adivinó la muerte de la rosa.

De "Furtivos días" Editorial Algaida, 2005


Mi fiel caballo rojo

ama las lejanías,
turban sus alas
la belleza del ángel,
hilos azules cierran
el viejo laberinto,
frágiles vientos
se llevan sus relinchos,

pero cabalga,
igual que la distancia que se olvida
en el ensueño de otros viajes.

            (De “La memoria es el viaje”)


Breve es el sueño, así

la picadura,
el vuelo de la abeja,
la lluvia,
el brillo
del pájaro y la llama,
la súplica del náufrago,
    y la costa,

breve es la lluvia,
es solitaria el alba,
la sombra del milagro.

            (De “La memoria es el viaje”)


Te nombro sin tu nombre,

ávida estancia
donde mueren los días,
donde los dioses
afilan los relámpagos
y el vaso
guarda las cenizas.

            (De “La memoria es el viaje”)


… El deseo reunía

los afanes del beso,
la enamorada noche
del sueño.

Era el destino de este viaje,
tierra buscada que devuelve a los orígenes
o mata,

…y los dioses furtivos
ponían los milagros…

            (De “La memoria es el viaje”)


CIUDAD DE SUEÑO, 1921 (de Paul Klee)


Mi corazón
es un paisaje de recuerdos,
una ciudad de lunas,
el tuyo es hoy
sueño del río que nos huye
y del desierto,
estancia que se yergue entre los pliegues
de un prodigio evocado,
cielos en fuga,
sinfonía al color
arrebatada.

(            De “Cuadros de una exposición”)


LOS JUECES, 1908 (de Georges Rouault)


El sublime hedor de la púrpura
grotesca,
allí donde resuena la tiniebla
amarga,
nace la cripta,
cruje y se mastica
la poderosa sed de la venganza.

(De “Cuadros de una exposición”)

…con qué secreto

a qué tibia antesala,

en qué aldea del aire las arañas
hilan la nada duradera…

            (De “Colores desunidos”)


La historia empieza con el fuego,

sigue en el paraíso,
conoce algo más tarde la desgracia
del ángel,
maldice pronto el beso y los desnudos,
desune los colores,
toma prestados
del alma los olvidos.

La historia que comienza con el fuego
acaba ciegamente
donde compiten
el crimen y la aurora.

            (De “Colores desunidos”)


Su desnudo arrebata

el brillo a los cuchillos.
Su piel es sombra estéril
de páramo, licor de soledades.
En sus pezones
no hay lunas,
habitan las arañas.

            (De “Colores desunidos”)


Recuerdo cada cita que no tuve,

y cada mar que excava, como rosa
entre tus muslos, las heridas.

El cristal que desgarra la mejilla
es frío,
y la melancolía, un despiadado
azul con ataduras.

            (De “Colores desunidos”)


Sobre la rosa que soporta

los cimientos del mundo,
tu piel es frágil como amor,
vertiginosa como incendio,
húmeda y desamada.

Y una virgen zozobra.

(De “Colores  desunidos”)

SALA III

Hay dos maneras de expresar las cosas:
una es señalarlas brutalmente;
la otra evocarlas.

Henri Matisse
Permíteme soñar con un burdel
de sedas
y un aluvión de rojos
en el rincón de la antesala.
El afán del perfume
reparte los colores,
tensa las esperas,
acribilla una espada los espacios,
y pone viento en los desnudos.
La copa alzada anuncia
al mar,
al mar que se levanta.
 
Suscita el agua la llamada,
suscita la pasión
las agitaciones del fuego,
piel que suscita
el extenso camino de las rosas,
saliva suscitando
las formas de los pies,
muslos temblores que suscitan
la fuente de los párpados,
deseos donde el grito
suscita los anhelos del orgasmo...
La voladura del destello
en llamas
y la sangre surcada
por miradas y sexos escondidos,
y te dejas amar por los milagros,
por el placer de presentir
lo que en la luz la propia luz ignora,
explicación tal vez de una memoria,
íntimo tacto que se expande,
forma del estallido,
gritos y sangre impuros del sentido,
sustituyes el aire,
y entregas el ropaje a los misterios,
la piel a los prodigios,
suma de inmensidades,
hasta que tiemblan y no existen
las sílabas y el tiempo de los versos.
Evoco el nacimiento
de todas las quimeras.
Aro,
vaivén de sensaciones
ata,
desata,
alía,
desafía
la tempestad del génesis,
la espera del encuentro…
Llamarada que clama
por hallar el color de la tormenta,
por conocer el fondo del abismo,
por traspasar
el alma del tumulto.
(De “Cuadros de una exposición”) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .



EN TU VIENTRE DE PATRIA… 

En tu vientre de patria
vierte el macho su semen heredado,
engendra a sus hijos, desgarra
tus pechos,
sorbe el deseo,
devasta como oruga
el cauce de tus ingles,
pone hielo en tus labios
de brasa.
Poseedor del hierro,
somete la memoria,
invade
fraguas y cuevas.
Casualidad en tu sexo fueron
jazmines y mañanas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario