(Sevilla, 1905- Barcelona, 1956)
MUERTE DEL NIÑO ALFARERO(MORIR EN TRIANA)
Color de barro cocido
tienes la piel, alfarero.
Triana es luz en tu cara,
con dos carbunclos de ensueño,
y en el raso de tu frente
puseo ese gancho de pelo
negro rizo;interrogante
donde cuelgas los recuerdos
que en tus diecisiete años
pudiste cazar al vuelo.
!Pajarillos de colores
que enredó tu pensamiento!
Tus pies descalzos no tocan
casi las piedras del suelo,
te escapas estilizado
del verano hacia el invierno.
De tu cintura ceñida
por la flor de tu pañuelo
salen alas invisibles
de ángel gitano alfarero.
Recién salido del horno
es tu aroma de pan tierno
que en la mañan perfuma
el trajín de los falmencos.
En la calle Alfarería
sinfonía de barro fresco
te espera tu rueda muda
tiritando de desvelo;
que en el eje de la noche,
ebria de plata y silencio
la increpa a voces la luna
celosa de su movimiento.
Si en la órbita de leche
cascabelean luceros,
en su redondez de piedra
por milagro de tus dedos
canta la cacharrería
con son de "jondo reniego",
ritmo que de la tierra
emerge hasta los cielos.
El Sol corriendo las calles
en pregón de calderero
radia su grito de cobre
por micrófonos de fuego.
Meridiano del trabajo
desperezo del jaleo!
Ya en las fraguas de la Cava
se está enrojeciendo el hierro,
ya pasan de banda a banda
los cargadores del puerto,
las cigarreras gitanas
desembarcan en San Telmo,
los pintores de cerámica
al taller de los Remedios.
Por Chapina hacia Cartuja
con claveles en el pelo,
niñas de la porcelana,
la de sus áureos reflejos,
van entre risas y coplas
toreando el sufrimiento.
En la calle de Castilla
por los balcones abiertos
culebrean las lucecillas
de los trajes de toreros.
Las bordadoras morenas
con hebras del pensamiento
van ensartando lágrimas
en las capas de paseo.
Y en las orillita del río
en la industrial de los cestos
trabajan los más humildes:
!Los gitanos canasteros!
Canta la labor despierta,
y el barrio de los flamencos
gana el pan de cada día
sin perder rumbo y salero.
Con sudores de alegría
la piel pegada a los huesos
la tragedia diluida
en faraónico gesto.
De la calle Alfarería
vuelve el mocito alfarero
y en su vuelta le persigue
llanto y muerte con el viento.
Oriental y metafísico
se hace sangre el proverbio
voluntad, panal de azúcar
en río y caudal adverso.
El destino le aguardaba
en el quicio del misterio
envuelto en capa bermeja
de crepúsculo y entierro.
Se oyen por San Jacinto
los clamores del suceso,
Guardia Civil a caballo
trota con aire siniestro;
que tres se les escaparon
de los que llevaban presos,
y haciendo ese se beben
la calle Manuel Carriedo.
Las tercerolas del orden
empiezan a escupir fuego
y omega de su camino
esquina de su ajetreo
quedó clavado en su cruz
el gitanillo alfarero.
Dos grandes rosas de sangre
florecieron en su pecho,
y sin perder continente,
lidiador ultraterreno,
alzó con gracia los brazos,
sopló su rizo moreno
y empinándose despacio,
sonriente emprendió su vuelo.
Que para morir en Triana...
no hace falta más que eso.
NO HABLES MAL DE LOS GITANOS
En el Calvario, con Cristo,
gitano fue el buen ladrón
que a diestra de Dios padre,
junto a Jesús se sentó.
Que siempre fue ley divina
que aquel que al ladrón robó,
ya tiene en todos los mundos
cien mil años de perdón.
Y si los gitanos roban,
no es por mala condición;
derecho a vivir les niega
una sociedad feroz.
¡Ay, de la infancia gitana,
que la tierra se tragó!
Ay, de la miseria errante,
que se quema bajo el sol!
¡Ay, los hombres que la nieve
enfrió su corazón!
¡Ay, las gitanas sin leche
para el niño que nació!
ERIKA
¡Volar!
¡Crear!
aunque la creación
no puede ser colectiva, Erika:
es siempre individual
El conjunto
puede solo ampliar
cooperar en la tarea
Ése es el destino de la colectividad
secundar
el pensamiento libre
inquisitivo
del individuo
¡El tesoro más valioso
de la humanidad!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario