jueves, 25 de febrero de 2016

POEMAS DE SALVADOR DÍAZ MIRÓN




CANCIÓN MEDIOEVAL

¡Oh tú de crin rubia, luenga y rizada,
que caída en torrente barre las losas,
y que volando incita las mariposas,
porque así luce aspecto de llamarada!

¡Linajuda Regina que, por taimada,
finges al viejo duque modelo a esposas,
y de sus canas dices honestas cosas,
más dignas de la espuma de una cascada!

¡Ven y place al que tiene la voz dorada,
y perennes ortigas y eternas rosas,
y en el talón espuela y al cinto espada!

No ignores que los himnos hacen las diosas
¡oh tú la de crin rubia, luenga y rizada,
que caida en torrente barre las losas!

EL FANTASMA


Blancas y finas, y en el manto apenas
visibles, y con aire de azucenas,
las manos -que no rompen mis cadenas.
Azules y con oro enarenados,
como las noches limpias de nublados,
los ojos - que contemplan mis pecados.
Como albo pecho de paloma el cuello;
y como crin de sol barba y cabello;
y como plata el pie descalzo y bello.
Dulce y triste la faz; la veste zarca...
Asi, del mal sobre la inmensa charca,
Jesús vino a mi unción, como a la barca.
Y abrillantó a mi espíritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con tintas de refleja lumbre.
Y suele retornar; y me reintegra
la fe que salva y la ilusión que alegra;-
y un relámpago enciende mi alma negra.
Cárcel de Veracruz. El 14 de diciembre de 1893

 NOX


Noy hay almíbar ni aroma
como tu charla...
¿Qué pastilla olorosa
y azucarada
disolverá en tu boca
su miel y su ámbar,
cuando conmigo a solas
¡oh virgen! ¿hablas?
La fiesta de tu boda
será mañana.
A la nocturna gloria
vuelves la cara,
linda más que las rosas
de la ventana;
y tu guedeja blonda
vuela en el aura
y por azar me toca
la faz turbada...
La fiesta de tu boda
será mañana.
Un cometa en la sombra
prende una cábala.
Es emblema que llora,
signo que canta.
El astro tiene forma
de punto y raya:
representa una nota,
¡pinta una lágrima!
La fiesta de tu boda
será mañana.
En invisible tropa
las grullas pasan,
batiendo en alta zona
potentes alas;
y lúgubres y roncas
gritan y espantan...
¡parece que deploran
una desgracia!
La fiesta de tu boda
será mañana.
Nubecilla que flota,
que asciende o baja,
languidecida y floja,
solemne y blanca,
muestra señal simbólica
de doble traza:
¡finge un velo de novia
y una mortaja!
La fiesta de tu boda
será mañana.
Junto al cendal que toma
figura mágica.
Escorpión interroga,
mientras que su alfa
es carmesí que brota...
nuncio que sangra...
¡Y Amor y Duelo aprontan
distintas armas!
La fiesta de tu boda
será mañana.
¡Ah! Si la Tierra sórdida
que por las vastas
oquedades enrolla
su curva esclava,
diese fin a sus rondas
y resultara
¡desvanecida en borlas
de tenue gasa...!
La fiesta de tu boda
será mañana.
El mar con débil ola
tiembla en la playa,
y no inunda ni ahoga
pueblos, ni nada.
Del fuego de Sodoma
no miro brasa,
y la centella es rota
flecha en aljaba.
La fiesta de tu boda
será mañana.
¡Oh Tirsa! Ya es la hora.
Valor me falta;
y en un trino de alondra
me dejo el alma.
Un comienzo de aurora
tiende su nácar,
y Lucifer asoma
su perla pálida.

ENGARCE


El misterio nocturno era divino.
Eudora estaba como nunca bella,
y tenía en los ojos la centella,
la luz de un gozo conquistado al vino.
De alto balcón apostrofóme a tino;
y rostro al cielo departí con ella
tierno y audaz, como con una estrella...
¡Oh qué timbre de voz trémulo y fino!
¡Y aquel fruto vedado e indiscreto
se puso el manto, se quitó el decoro,
y fue conmigo a responder a un reto!
¡Aventura feliz! -La rememoro
con inútil afán; y en un soneto
monto un suspiro como perla de oro.
Veracruz. Julio de 1900

LANCE


Es un viejo borracho que me provoca,
que me cierra el camino y al diablo evoca,
recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
con terribles ojazos de un gris de acero
y con una calvicie de yerma roca.
-La testa perdió greña, razón y toca.
Hasta el pecho la barba se le desliza,
como espuma de arroyo por cana y riza.
La diestra dura y fuerte, como una marra,
enseña entre uñas corvas, como de garra,
pipa roja con aire de cruenta triza.
-La mano es tan aleve como maciza.
Paro el corcel fogoso y alzo la fusta...
-Occiduo el Sol corona cúspide augusta,
y el ebrio tiene al rubro y oblicuo rayo
sangre a linfas rebelde que aun pinta el sayo-.
Y me afirmo en el potro, y él se me asusta,
y el anciano derriba y en lodo incrusta.

IDILIO

A tres leguas de un puerto bullente
que a desbordes y grescas anima,
y al que a un tiempo la gloria y el clima
adornan de palmas la frente,
hay un agrio breñal, y en la cima
de un alcor un casucho acubado,
que de lejos diviso a menudo,
y rindiéndose apoya un costado
en el tronco de un mango copudo.
Distante, la choza resulta montera
con borla y el sesgo cobre una mollera.
El sitio es ingrato, por fétido y hosco.
El cardón, el nopal y la ortiga
prosperan; y el aire trasciende a boñiga,
a marisco y a cieno; y el mosco
pulula y hostiga.
La flora es enérgica para
que indemne y pujante soporte
la furia del soplo del Norte,
que de octubre a febrero no es rara,
Y la pródiga lumbre febea,
que de marzo a septiembre caldea.
El Oriente se inflama y colora,
como un ópalo inmenso en un lampo,
y difunde sus tintes de aurora
por piélago y campo.
Y en la magia que irisa y corusca,
una perla de plata se ofusca.
Un prestigio rebelde a la letra,
un misterio inviolable al idioma,
un encanto circula y penetra
y en el alma es edénico aroma.
Con el juego cromático gira,
en los pocos instantes que dura;
y hasta el pecho infernado respira
un olor de inocencia y ventura.
¡Al través de la trágica Historia,
un efluvio de antigua bonanza
viene al hombre, como una memoria,
y acaso como una esperanza!
El ponto es de azogue y apenas palpita.
Un pesado alcatraz ejercita
su instinto de caza en la fresca.
Grave y lento, discurre al soslayo,
escudriña con calma grotesca,
se derrumba cual muerto de un rayo,
sumérgese y pesca.
Y al trotar de un rocín flaco y mocho,
un moreno, que ciñe moruna,
transita cantando cadente tontuna
de baile jarocho.
Monótono y acre gangueo,
que un pájaro acalla, soltando un gorjeo.
Cuanto es mudo y selecto en la hora,
en el vasto esplendor matutino,
halla voz en el ave canora,
¡vibra y suena en el chorro del trino!
Y como un monolito pagano,
un buey gris en un yermo altozano
mira fijo, pasmado y absorto,
la pompa del orto.
Y a la puerta del viejo bohío
que oblicuando su ruina en la loma
se recuesta en el árbol sombrío-,
una rústica grácil asoma,
como una paloma.
Infantil por edad y estatura,
sorprende ostentando sazón prematura:
elásticos bultos de tetas opimas;
y a juzgar por la equívoca traza,
¡no semeja sino una rapaza
que reserva en el seno dos limas!
Blondo y grifo e inculto el cabello,
y los labios turgentes y rojos,
y de tórtola el garbo del cuello,
y el azul del zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos,
que apagado coral prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maiz cuando tierno en la espiga.
La nariz es impura, y atesta
una carne sensual e impetuosa;
y en la faz, a rigores expuesta,
la nieve da en ámbar, la púrpura en rosa,
y el júbilo es gracia sin velo
y en cada carrillo produce un hoyuelo.
La payita se llama Sidonia.
Llegó a México en una barriga:
en el vientre de infecta mendiga
que, del fango sacada en Bolonia,
formó parte de cierta colonia
y acabó de miseria y fatiga.
La huérfana ignara y creyente
busca sólo en los cielos el rastro;
y de noche imagina que siente
besos ¡ay! en los hilos de un astro.
¿Que ilusión es tan dulce y hermosa?
Dios le ha dicho: ¡"Sé plácida y bella;
y en el duelo que marque una fosa
por la fe que contemple una estrella"!
¿Quién no cede al consuelo que olvida?
La piedad es un santo remedio;
y después, el ardor de la vida
urge y clama en la pena y el tedio
y al tumulto y al goce convida.
De la zafia el pesar se distrae-,
desplome de polvo y ascenso de nube.
¡Del tizón la ceniza que cae
y el humo que sube!
La madre reposa con sueño de piedra.
La muchacha medra.
Y por siembras y apriscos divaga
con su padre, que duda de serlo;
y el infame la injuria y estraga
y la triste se obstina en quererlo.
Llena está de pasión y de bruma,
tiene ley en un torpe atavismo,
y es el cierzo del mal una pluma...
¡Oh pobreza! ¡Oh incuria! ¡Oh abismo!
Vestida con sucios jirones de paño,
descalza y un lirio en la greña,
la pastora gentil y risueña
camina detrás del rebaño.
Radioso y jovial firmamento.
Zarcos fondos, con blancos celajes
como espumas y nieves al viento
esparcidas en copos y encajes.
Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta,
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.
El Sol meridiano fulgura,
suspenso en el Toro;
y el paisaje, con varia verdura,
parece artificio de talla y pintura,
según está quieto en el oro.
El fausto del orbe sublime
rutila en urgente sosiego;
y un derribo de paz y de fuego
baja y cunde y escuece y oprime.
Ni céfiro blando que aliente, que rase,
que, corra, que pase.
Entre dunas aurinas que otean-,
tapetes de grama serpean,
cortados a trechos por brazos hostiles,
que muestran espinas y ocultan reptiles.
Y en hojas y tallos un brillo de aceite
simula un afeite.
La luz torna las aguas espejos;
y en el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera con tales reflejos,
que ciega, causando vahidos.
El ambiente sofoca y escalda;
y encendida sudando, la chica
se despega y sacude la falda,
y así se abanica.
Los guiñapos revuelan en ondas...
La grey pace y trisca y ahogándose tarda.
Y al amparo de umbráticas frondas
la palurda se acoge y resguarda.
Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de lana mugrienta,
y una oveja con bucles de armiño-,
la mejor en figura y aliño-,
se copulan con ansia que tienta.
La zagala se turba y empina...
y alocada en la fiebre del celo,
lanza un grito de gusto y de anhelo...
¡Un cambujo patán se avecina!
Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta,
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.



A Gloria



No intentes convencerme de torpeza
con los delirios de tu mente loca:
mi razón es al par luz y firmeza,
firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante al nocturno peregrino,
mi esperanza inmortal no mira el suelo;
no viendo más que sombra en el camino,
sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entraña
tu espíritu infantil, santuario oscuro.
Tu numen, como el oro en la montaña,
es virginal y, por lo mismo, impuro.

A través de este vórtice que crispa,
y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,
oruga enamorada de una chispa
o águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmullo
exageres el lance en que me enredo:
yo soy altivo, y el que alienta orgullo
lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,
desprecio los peligros que señalas.
«El ave canta aunque la rama cruja,
como que sabe lo que son sus alas».

Erguido bajo el golpe en la porfía,
me siento superior a la victoria.
Tengo fe en mí; la adversidad podría,
quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!
¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!
La flor en que se posan los insectos
es rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo foro
la virtud, esa trágica, descuella;
es la sibila de palabra de oro,
la sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendido
será el fuego voraz que me consuma!
La perla brota del molusco herido
y Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma
crece en la orilla que el oleaje azota.
El mérito es el náufrago del alma:
vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!
¡Consuela el corazón del que te ama!
Dios dijo al agua del torrente: ¡bulle!;
y al lirio de la margen: ¡embalsama!

¡Confórmate, mujer! Hemos venido
a este valle de lágrimas que abate,
tú, como la paloma, para el nido,
y yo, como el león, para el combate.



Los parias



Allá en el claro, cerca del monte 
bajo una higuera como un dosel, 
hubo una choza donde habitaba 
una familia que ya no es. 
El padre, muerto; la madre, muerta; 
los cuatro niños muertos también: 
él, de fatiga; ella de angustia; 
¡ellos de frío, de hambre y de sed! 

Ha mucho tiempo que fui al bohío 
y me parece que ha sido ayer. 
¡Desventurados! Allí sufrían 
ansia sin tregua, tortura cruel. 
Y en vano alzando los turbios ojos, 
te preguntaban, Señor, ¿por qué? 
¡Y recurrían a tu alta gracia 
dispensadora de todo bien! 

¡Oh Dios! Las gentes sencillas rinden 
culto a tu nombre y a tu poder: 
a ti demandan favores lo pobres, 
a ti los tristes piden merced; 
mas como el ruego resulta inútil 
pienso que un día —pronto tal vez— 
no habrá miserias que se arrodillen, 
¡no habrá dolores que tengan fe! 
Rota la brida, tenaz la fusta, 
libre el espacio ¿qué hará el corcel? 

La inopia vive sin un halago, 
sin un consuelo, sin un placer. 
¡Sobre los fangos y los abrojos 
en que revuelca su desnudez, 
cría querubes para el presidio 
y serafines para el burdel! 

El proletario levanta el muro, 
practica el túnel, mueve el taller; 
cultiva el campo, calienta el horno, 
paga el tributo, carga el broquel; 
y en la batalla sangrienta y grande, 
blandiendo el hierro por patria o rey, 
enseña al prócer con noble orgullo 
¡cómo se cumple con el deber! 

Mas, ¡ay! ¿qué logra con su heroísmo? 
¿Cuál es el premio, cuál su laurel? 
El desdichado recoge ortigas 
y apura el cáliz hasta la hez. 
Leproso, mustio, deforme, airado 
soporta apenas la dura ley, 
y cuando pasa sin ver al cielo 
¡la tierra tiembla bajo sus pies!


¿Qué es la poesía?


La poesía! Pugna sagrada,
radioso arcángel de ardiente espada,
tres heroísmos en conjunción:
el heroísmo del pensamiento,
el heroísmo del sentimiento
y el heroísmo de la expresión.

Flor que en la cumbre brilla y perfuma,
copo de nieve, gasa de espuma,
zarza encendida do el cielo está,
nube de oro vistosa y rauda,
fugaz cometa de inmensa cauda,
onda de gloria que viene y va.

Nébula vaga de que gotea,
como una perla de luz, la idea;
espiga herida por la segur,
brasa de incienso, vapor de plata,
fulgor de aurora que se dilata
de oriente a ocaso, de norte a sur.

Verdad, ternura, virtud, belleza,
sueño, entusiasmo, placer, tristeza;
lengua de fuego, vivaz crisol;
abismo de éter que el genio salva,
alondra humilde que canta al alba,
águila altiva que vuela al sol.

Humo que brota de la montaña,
nostalgia obscura, pasión extraña,
sed insaciable, tedio inmortal,
anhelo tierno e indefinible,
ansia infinita de lo imposible,
amor sublime de lo ideal.


    Paquito


      Cubierto de jiras,
      Al ábrego hirsutas
      Al par que las mechas
      Crecidas y rubias,
      El pobre chiquillo
      Se postra en la tumba,
      Y en voz de sollozos
      Revienta y murmura:
      "Mamá, soy Paquito;
      No haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

      "¡Qué bien me acuerdo!
      La tarde de lluvia;
      Las velas grandotas
      Que olían a curas;
      Y tú en aquel catre
      Tan tiesa, tan muda,
      Tan fría, tan seria,
      Y así tan rechula!
      Mamá, soy Paquito;
      no haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

      "Buscando comida,
      Revuelvo basura.
      Si pido limosna,
      La gente me insulta,
      Me agarra la oreja,
      Me dice granuja,
      Y escapo con miedo
      De que haya denuncia.
      Mamá, soy Paquito;
      No haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

      "Los otros muchachos
      Se ríen, se burlan,
      Se meten conmigo,
      Y a poco me acusan
      De pleito al gendarme
      Que viene a la bulla;
      Y todo porque ando
      Con tiras y sucias.
      Mamá, soy Paquito;
      No haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

      "Me acuesto en rincones
      Solito y a obscuras.
      De noche, ya sabes,
      Los ruidos me asustan.
      Los perros divisan
      Espantos y aúllan.
      Las ratas me muerden,
      Las piedras me punzan...
      Mamá, soy Paquito;
      No haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

      "Papá no me quiere.
      Está donde juzga
      Y riñe a los hombres
      Que tienen la culpa.
      Si voy a buscarlo,
      Él bota la pluma,
      Se pone muy bravo,
      Me ofrece una tunda.
      Mamá, soy Paquito;
      No haré travesuras".

      Y un cielo impasible
      Despliega su curva.

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