(Guadalajara, 1976)
Epílogo
(Posiblemente leído en el año 2076)
(Posiblemente leído en el año 2076)
¿He resucitado? Por más que insista el siglo en exterminar mi especie, no soy una fauna disecada en este libro. Sabes de mí por mis días, vertiginosamente sabes que viajaba en taxi por las avenidas que hoy son tus avenidas. Quizá ya nada se parece, todo es veloz y paradójicamente paralitico. Pero si deseas conservar algo de mí en tu memoria, cifrarás el almanaque del cemento en la ciudad entera. Y tal vez te preguntes, cuántos cráneos cayeron en mi último minuto, y serán los mismos que registre el listado de partos.
Estoy aquí, que es ninguna parte, el sol me sigue golpeando el pecho, mientras concluyes esta lectura. No tengo más que decir o, mejor dicho, más que escribir, esto no es una despedida, sigo reviviendo en cada página que tires al aire, sin saber volar, sin saber caer, sin saber que existe en otra página tú tumba.
Ilusión marina
Vivo en el mar. No soy un pez, tampoco el capitán
Flint o el ojo de una ballena. Prefiero evitar toda semántica marina, no soy nada en ese diccionario. Sin
embargo, juro que vivo en el mar. Debo
confesar que nunca he navegado, nunca mis pies emprendieron un balompié contra
las olas, nunca he podido sumergirme en ese telar por donde los barcos fundan
su cementerio. Sólo lo sé, vivo en el mar, lo contengo en esta memoria de
argonauta.
Náufrago, cuando estoy triste mi día es un hospital
de focas. Mi casa está ubicada en la periferia de Ciudad de México. Enfrente
descansa un jardín con dos perros que fueron enterrados. El poste como
epitafio, parece leer la nomenclatura de
las estrellas, la bitácora de Simbad. Si recuerdo la Odisea, mi hogar es una tripulación fantasma. Ahora presiento la alta marea arribando a
este sofá, un hechizo de tempestad inunda el espacio que nos separa en ésta
página. Se liberan todas las memorias del océano: se alza una arquitectura de
coral, el auxilio de los alemanes en el Golfo de México. Todo es transparencia
cuando las barbas de Dios limpian el petróleo de las corrientes submarinas,
cuando su luz comienza a ser otro mar en los veleros del milenio.
Ahora no hay que creer en las supersticiones de la
razón, es real ese ballet de medusas saltando en mí cabeza, la competencia de
esgrima con mi nariz y un interruptor gritando anguilas. Respiro bajo el agua,
frente a la sardina de un refrigerador, escucho los remos de Yemayá hacia el
imperio. Papá enciende la radio: Noticias del huracán Catrina. Aún persiste la
tormenta, aun el faro centelleando su espíritu infra rojo. Aun Tú, nosotros,
navegando la incertidumbre. Miremos la sal en la alacena: las latas de atún
comienzan a temblar, despiertan de la muerte las angulas, todo es buceo e
inundación. El agua de las cisternas estalla en un acuario. ¿Escuchas el
genocidio del barco japonés? Ya se hundieron
las carabelas españolas, mis dos perros ladran a la nueva era, y a pesar
del hundimiento de una cruz, Cristo aun camina por el mar.
DÉCIMO OCTAVO EPISODIO
Despierta el Aniquilamiento en un zoológico polar.
(Quiso su amanecer en hielo
Porque odiaba a los
suicidas
En la música española)
El huevo cae. CAIGO.
Ahora que se derrama la sustancia del Amor
En un platillo de salmón preparado para dieta
Asumo al Amor regresando a mi inconsciente.
Mi sangre y la clara al combinarse
Es una tonalidad que no para de morir.
DÉCIMO NOVENO EPISODIO
El Amor regresa en otra de sus transformaciones:
Lleva una daga
clavada en la sien
En su arrastrar una tinta de versos de Petrarca.
-Operémosle. Salvémosle la vida. Unamos sus arterias sacerdotales con el
arte del dibujo. Traerme mi estuche mágico de bisturíes: lápiz del 2.5 / 3.5 /
4.5 = Veinticuatro de febrero es tu cumpleaños. Eres Piscis. Entreguemos tu
cuerpo para su reencarnar.
En cada celebración
Se festeja un nuevo nacimiento.
VIGÉSIMO EPISODIO
En mi renacimiento
Soy un cromo sacro en el "Café de Nadie".
Bienvenida
sea toda mujer que me ponga flores
Que me
ponga de cabeza
Que
principie una plegaria.
No llegará ninguna.
El Tarotista llega en su escarabajo modelo 76
A comenzar su consultorio.
Somos dos mercenarios de la fe
Una multitud en el
"Café de Nadie".
Esta serie de poemas pertenecen al libro
34 Episodios de Piscis (Editorial El Golem) publicado en 2010
ENSAYAR DE DANZARINA
La
joven en círculos o vuelo
Se
estira y se vuelve rosa
Cuando
comienzan zapatillas
A
escribir saltos sobre duela.
Sólo
el esfuerzo en las horas se percibe
Y
es una en la multiplicación de los espejos.
Mientras
el cristal impide el acceso de la lluvia
DANZARINA:
En el colapsar
de los mirares
La demasiada luz
Tus atuendos de
muñeca
Te tornan porcelana.
ENSAYAR DE DANZARINA
La
joven en círculos o vuelo
Se
estira y se vuelve rosa
Cuando
comienzan zapatillas
A
escribir saltos sobre duela.
Sólo
el esfuerzo en las horas se percibe
Y
es una en la multiplicación de los espejos.
Mientras
el cristal impide el acceso de la lluvia
DANZARINA:
En el colapsar
de los mirares
La demasiada luz
Tus atuendos de
muñeca
Te tornan porcelana.
CONTINÚA EN PREHISPÁNICA DANZA
Sobrevuela
una parvada de cantos
Un maestro
Un
cenzontle anunciante de tu arribo.
Cuatrocientas
voces
Del emperador Netzahualcotl
Te
nombran primera DANZARINA.
De
obsidiana colibrís
Tornasoleadas
plumas Esferocidades
Gravitan
en el aullar del caracol.
Levitas
Frente
al solar escudo
Místicamente
cual quetzal.
Te
sabes en el festejo de todos los dioses
Te
unes levitante a la bruma del copal
Monarquizas
desde la pirámide nevada
El
mirar todo de los edificios coloniales.
Asoma un dios de
lluvia
Verticales
bendiciones mojan tus cabellos.
Desciendes
al ineludible mestizaje.
Despierto en el
mismo sueño.
Recostada
frente a los tambores
Te
adormeces hecha piedra Hecha flor.
El
níveo de una sábana te cubre
Los
pinos son las plumas de tu lecho.
CONTINÚA EN PREHISPÁNICA DANZA
Sobrevuela
una parvada de cantos
Un maestro
Un
cenzontle anunciante de tu arribo.
Cuatrocientas
voces
Del emperador Netzahualcotl
Te
nombran primera DANZARINA.
De
obsidiana colibrís
Tornasoleadas
plumas Esferocidades
Gravitan
en el aullar del caracol.
Levitas
Frente
al solar escudo
Místicamente
cual quetzal.
Te
sabes en el festejo de todos los dioses
Te
unes levitante a la bruma del copal
Monarquizas
desde la pirámide nevada
El
mirar todo de los edificios coloniales.
Asoma un dios de
lluvia
Verticales
bendiciones mojan tus cabellos.
Desciendes
al ineludible mestizaje.
Despierto en el
mismo sueño.
Recostada
frente a los tambores
Te
adormeces hecha piedra Hecha flor.
El
níveo de una sábana te cubre
Los
pinos son las plumas de tu lecho.
CUÁNTOS
ZENZONTLES SE ANIDARON
A TU DORMIR DE
IZTLAZIHUATL
Desde la
geografía de Puebla
Se respira como
danza la quietud.
PINTAR LA PLAYA
ES AHOGARSE EN SOLEDAD
Es
salada tiza
De
linde a linde tu contento.
Cuánto
ríes playa
Cuánto
azul en tu falda cabe.
Te
proclamas heredera de la espera
Tu
corona es el verde del palmar:
Frutos PINCELADA DE RÍO
Por tu sagrado
seno ruborizan
Y el pincelar de
un girasol en llamas
Descubre lo
selvático de tu vientre.
Playa
isla Piel de barro De óleo
Ríe por lo pictórico de la balsa
Que sin duda
Se
ha llevado algo mínimo de ti:
Aquel que fuera
tu pintor
En tu falda
triste
DE
SOLEDAD
SE
A
H
O
G
A
.
Uno
LA IMAGINACIÓN Y SU ANTESALA
La durmiente bailarina vive que se fuga.
Aparece en una pieza de princesas.
En el arte de su danza
Es un tesoro su reír
Cuando muerde una cereza
Como el “Dulce mundo” entre sus labios.
Dejemos que todos los varones
Se acerquen a besar su trono.
Dejemos
Que avance por la roja alfombra
A tomar los brazos de su padre.
Dejemos.
Las quince velas comienzan a temblar
Y sus linternas son un festín de cada año.
En este instante Danzarina del sueño se deshace
Nos abandona en el banquete y una música barroca.
Curiosea su vestido
Tan largo como la nieve del Iztlazihuatl
El maquillaje de silvestres frutos
Ansiando en el mañana su bailar La magia
El escenario de todo el sueño.
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