miércoles, 10 de febrero de 2016

Poemas de Hugo de Mendoza

(Guadalajara, 1976)


Epílogo
(Posiblemente leído en el año 2076)

¿He resucitado? Por más que insista el siglo en exterminar mi especie, no soy una fauna disecada en este libro. Sabes de mí por mis días, vertiginosamente sabes que viajaba en taxi por las avenidas que hoy son tus avenidas. Quizá ya nada se parece, todo es veloz y paradójicamente paralitico. Pero si deseas conservar algo de mí en tu memoria, cifrarás el almanaque del cemento en la ciudad entera. Y tal vez te preguntes, cuántos cráneos cayeron en mi último minuto, y serán los mismos que registre el listado de partos.
Estoy aquí, que es ninguna parte, el sol me sigue golpeando el pecho, mientras concluyes esta lectura. No tengo más que decir o, mejor dicho, más que escribir, esto no es una despedida, sigo reviviendo en cada página que tires al aire, sin saber volar, sin saber caer, sin saber que existe en otra página tú tumba.

Ilusión marina

Vivo en el mar. No soy un pez, tampoco el capitán Flint o el ojo de una ballena. Prefiero evitar toda semántica  marina, no soy nada en ese diccionario. Sin embargo,  juro que vivo en el mar. Debo confesar que nunca he navegado, nunca mis pies emprendieron un balompié contra las olas, nunca he podido sumergirme en ese telar por donde los barcos fundan su cementerio. Sólo lo sé, vivo en el mar, lo contengo en esta memoria de argonauta.
Náufrago, cuando estoy triste mi día es un hospital de focas. Mi casa está ubicada en la periferia de Ciudad de México. Enfrente descansa un jardín con dos perros que fueron enterrados. El poste como epitafio,  parece leer la nomenclatura de las estrellas, la bitácora de Simbad. Si recuerdo la Odisea, mi hogar es una tripulación fantasma.  Ahora presiento la alta marea arribando a este sofá, un hechizo de tempestad inunda el espacio que nos separa en ésta página. Se liberan todas las memorias del océano: se alza una arquitectura de coral, el auxilio de los alemanes en el Golfo de México. Todo es transparencia cuando las barbas de Dios limpian el petróleo de las corrientes submarinas, cuando su luz comienza a ser otro mar en los veleros del milenio.

Ahora no hay que creer en las supersticiones de la razón, es real ese ballet de medusas saltando en mí cabeza, la competencia de esgrima con mi nariz y un interruptor gritando anguilas. Respiro bajo el agua, frente a la sardina de un refrigerador, escucho los remos de Yemayá hacia el imperio. Papá enciende la radio: Noticias del huracán Catrina. Aún persiste la tormenta, aun el faro centelleando su espíritu infra rojo. Aun Tú, nosotros, navegando la incertidumbre. Miremos la sal en la alacena: las latas de atún comienzan a temblar, despiertan de la muerte las angulas, todo es buceo e inundación. El agua de las cisternas estalla en un acuario. ¿Escuchas el genocidio del barco japonés? Ya se hundieron  las carabelas españolas, mis dos perros ladran a la nueva era, y a pesar del hundimiento de una cruz, Cristo aun camina por el mar.



DÉCIMO OCTAVO EPISODIO

Despierta el Aniquilamiento en un zoológico polar.

                   (Quiso su amanecer en hielo
                         Porque odiaba a los suicidas
                         En la música española)

El huevo cae. CAIGO.

Ahora que se derrama la sustancia del Amor
En un platillo de salmón preparado para dieta
Asumo al Amor regresando a mi inconsciente.

Mi sangre y la clara al combinarse
Es una tonalidad que no para de morir.



DÉCIMO NOVENO EPISODIO

El Amor regresa en otra de sus transformaciones:

                          Lleva una daga clavada en la sien
                     En su arrastrar una tinta de versos de Petrarca.
               -Operémosle. Salvémosle la vida. Unamos sus arterias sacerdotales con el arte del dibujo. Traerme mi estuche mágico de bisturíes: lápiz del 2.5 / 3.5 / 4.5 = Veinticuatro de febrero es tu cumpleaños. Eres Piscis. Entreguemos tu cuerpo para su reencarnar.

En cada celebración
Se festeja un nuevo nacimiento.


VIGÉSIMO EPISODIO

En mi renacimiento
Soy un cromo sacro en el  "Café de Nadie".

   Bienvenida sea toda mujer que me ponga flores
      Que me ponga de cabeza
          Que principie una plegaria.

                                                 No llegará ninguna.

El Tarotista llega en su escarabajo modelo 76
A comenzar su consultorio.

Somos dos mercenarios de la fe
Una multitud en el  "Café de Nadie".



Esta serie de poemas pertenecen al libro 34 Episodios de Piscis (Editorial El Golem) publicado en 2010


ENSAYAR DE DANZARINA


La joven en círculos o vuelo
Se estira y se vuelve rosa
Cuando comienzan zapatillas
A escribir saltos sobre duela.

Sólo el esfuerzo en las horas se percibe
Y es una en la multiplicación de los espejos.
Mientras el cristal impide el acceso de la lluvia
   DANZARINA:

En el colapsar de los mirares
La demasiada luz
Tus atuendos de muñeca
Te tornan porcelana.




 ENSAYAR DE DANZARINA


La joven en círculos o vuelo
Se estira y se vuelve rosa
Cuando comienzan zapatillas
A escribir saltos sobre duela.

Sólo el esfuerzo en las horas se percibe
Y es una en la multiplicación de los espejos.
Mientras el cristal impide el acceso de la lluvia
   DANZARINA:

En el colapsar de los mirares
La demasiada luz
Tus atuendos de muñeca
Te tornan porcelana.



 CONTINÚA EN PREHISPÁNICA DANZA


Sobrevuela una parvada de cantos
   Un maestro
Un cenzontle anunciante de tu arribo.

Cuatrocientas voces
 Del emperador Netzahualcotl
Te nombran primera DANZARINA.

De obsidiana colibrís
Tornasoleadas plumas   Esferocidades
Gravitan en el aullar del caracol.

Levitas
Frente al solar escudo
Místicamente cual quetzal.

Te sabes en el festejo de todos los dioses
Te unes levitante a la bruma del copal
Monarquizas desde la pirámide nevada
El mirar todo de los edificios coloniales.



Asoma un dios de lluvia
Verticales bendiciones mojan tus cabellos.

Desciendes al ineludible mestizaje.

Despierto en el mismo sueño.

Recostada frente a los tambores
Te adormeces hecha piedra   Hecha flor.

El níveo de una sábana te cubre
Los pinos son las plumas de tu lecho.



CONTINÚA EN PREHISPÁNICA DANZA


Sobrevuela una parvada de cantos
   Un maestro
Un cenzontle anunciante de tu arribo.

Cuatrocientas voces
 Del emperador Netzahualcotl
Te nombran primera DANZARINA.

De obsidiana colibrís
Tornasoleadas plumas   Esferocidades
Gravitan en el aullar del caracol.

Levitas
Frente al solar escudo
Místicamente cual quetzal.

Te sabes en el festejo de todos los dioses
Te unes levitante a la bruma del copal
Monarquizas desde la pirámide nevada
El mirar todo de los edificios coloniales.



Asoma un dios de lluvia
Verticales bendiciones mojan tus cabellos.

Desciendes al ineludible mestizaje.

Despierto en el mismo sueño.

Recostada frente a los tambores
Te adormeces hecha piedra   Hecha flor.

El níveo de una sábana te cubre
Los pinos son las plumas de tu lecho.

CUÁNTOS ZENZONTLES SE ANIDARON
A TU DORMIR DE IZTLAZIHUATL

Desde la geografía de Puebla
Se respira como danza la quietud.












PINTAR LA PLAYA
ES AHOGARSE EN SOLEDAD


Es salada tiza
De linde a linde tu contento.

Cuánto ríes playa
Cuánto azul en tu falda cabe.

Te proclamas heredera de la espera
Tu corona es el verde del palmar:

Frutos   PINCELADA DE RÍO
Por tu sagrado seno ruborizan
Y el pincelar de un girasol en llamas
Descubre lo selvático de tu vientre.

Playa isla   Piel de barro   De óleo
Ríe  por lo pictórico de la balsa
   Que sin duda
Se ha llevado algo mínimo de ti:

Aquel que fuera tu pintor
En tu falda triste
DE


SOLEDAD


SE


A
H
O
G
A
.

Uno
LA IMAGINACIÓN Y SU ANTESALA

La durmiente bailarina vive que se fuga.

Aparece en una pieza de princesas.

En el arte de su danza
Es un tesoro su reír
Cuando muerde una cereza
Como el “Dulce mundo” entre sus labios.

Dejemos que todos los varones
Se acerquen a besar su trono.

Dejemos
Que avance por la roja alfombra
A tomar los brazos de su padre.

Dejemos.

Las quince velas comienzan a temblar
Y sus linternas son un festín de cada año.
  
En este instante Danzarina del sueño se deshace
Nos abandona en el banquete y una música barroca.

Curiosea su vestido
Tan largo como la nieve del Iztlazihuatl
El maquillaje de silvestres frutos
Ansiando en el mañana su bailar   La magia
El escenario de todo el sueño.


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