martes, 14 de marzo de 2017

POEMAS DE POEMAS DE HILDA DOOLITTLE

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 (10 de septiembre de 1886, Bethlehem, Pensilvania, Estados Unidos - 27 de septiembre de 1961, Zúrich, Suiza)

CALOR


Oh viento, desgarrá el calor,
abrí el calor
hacelo jirones.

Los frutos no caen
en este aire espeso-
los frutos no caen en el calor
que golpea y aplasta
las puntas de las peras
y hace redondas las uvas.

Cortá el calor-
abrite paso a través de él,
y dejalo correr a cada lado
de tu camino.




 LEDA


Donde el río lento
se encuentra con la marea,
un cisne rojo alza sus alas rojas
y el pico más oscuro,
y debajo del morado, debajo
de su pecho suave
desenrosca su pata de coral.

A través del morado intenso
del calor que agoniza
del sol y de la niebla,
el rayo erecto de la luz solar
acaricia
al lirio de pecho oscuro
y esparce un oro más rico
en su cresta dorada.

Donde el ascenso lento
de la marea
flota hacia el río
y boga lentamente a la deriva
entre las cañas
alzando banderas amarillas,
flota
donde se encuentran río y marea.

Ah beso soberano--
nunca más el arrepentimiento
ni recuerdos antiguos
para arruinar el éxtasis;
donde los juncos bajos se espesan,
el lirio de un día, dorado
se despliega y descansa
bajo el aleteo suave
de las alas del cisne rojo
y el temblor tibio
de su pecho.




LETEO


Ni piel ni cuero ni vellón
te cubrirán,
Ni cortina de seda ni refugio
de cedro hallarás sobre vos,
Ni pino
Ni abeto.


Ni visión de aliaga o de espino
Ni de tejo de río,
Ni la fragancia del arbusto en flor,
ni la queja del tordo al despertar,
ni la del zorzal
ni la del pardillo.


Ni la palabra ni el contacto ni la vista
del amante en la noche
anhelarás sino ésto:
el rodar de la marea entera para cubrirte
sin preguntas
sin besos.


  

JARDÍN PROTEGIDO


Ya tuve suficiente.
Respiro con dificultad.

Todo camino termina, toda calle,
todo sendero conduce al final
a la cima de la colina –
así que aminorá el paso,
o encontrate con la misma pendiente del otro lado,
y lanzate.

Ya tuve suficiente –
claveles, clavelinas, siemprevivas,
hierbas, berros.

Oh por el latigazo de una rama--
en este lugar
no hay olor a resina
ni sabor a corteza, a pasto común,
aromático, astringente –
sólo hay canteros y canteros de claveles perfumados.

¿Acaso han visto bajo techo frutos
que busquen la luz?--
¿las peras envueltas en trapos
protegidas de la escarcha,
los melones, casi maduros,
asfixiados en paja?

¿Y por qué no dejar que las peras se aferren
a la rama vacía?
Tanta persuasión sólo dará
una fruta más amarga –
Déjenlas aferrarse, madurar por sí mismas,
demostrar su valor,
mordidas y marchitas por la escarcha
para caer, al final, hermosas
con su abrigo rojizo.

O al melón –
Déjenlo desteñir su amarillo
bajo la luz invernal,
aunque sepa ácido –
es mejor el sabor de la escarcha –
la escarcha exquisita –
que el de la paja de embalar.

Por esta belleza,
belleza sin fuerza,
la vida se ahoga.
Yo quiero que el viento rompa
y disperse estos tallos rosados,
que arranque su cabezas fragantes y
las arroje sobre las hojas secas –
que esparza las ramitas en los caminos,
los gajos rotos.
que arrastre las ramas grandes de los pinos
y las lance desde un bosque lejano
justo encima del huerto de melones,
que rompa las peras y los membrillos--
que deje los árboles por la mitad, destrozados, retorcidos
mostrando que la lucha fue valiente.

Oh que borre este jardín
para olvidar, para encontrar una belleza nueva
en un lugar atroz
atormentado por el viento.


  

LOS MISTERIOS PERMANECEN


Los misterios permanecen,
yo sigo el mismo
ciclo del tiempo de la siembra
y del sol y la lluvia;
como Démeter en la hierba,
multiplico,
renuevo y bendigo
como Baco en la viña,
sustento la ley,
abrazo los misterios verdaderos,
el primero de ellos
nombrar muertos a los vivos;
soy el pan y el vino.
abrazo la ley,
Sustento los misterios verdaderos,
yo soy la viña,
y las ramas, vos
y vos.



Amapolas de mar

Cáscara de ámbar,
surcada de oro,
fruta en la arena
marcada con un grano abundante,
tesoro
derramado cerca de los arbustos de pinos
para blanquearse en los peñascos:
tu tallo ha echado raíz
entre guijarros mojados
y el montón arrojado por el mar
y conchas ralladas
y caparazones de concha escindidos.
Hermosa, extendida ampliamente,
fuego sobre hoja,
¿qué pradera ocasiona
tan fragante hoja
como tu radiante hoja?

Rosa de mar

Rosa, áspera rosa,
estropeada y de pocos pétalos,
flor magra, delgada,
escasa de hojas,
más preciosa
que una rosa mojada
única en un tallo
—sujeta a la deriva.
Atrofiada, con hoja pequeña,
eres arrojada a la arena,
eres alzada
en la crujiente arena
que se mueve en el viento.
¿Puede la rosa que es especia
gotear tan acre fragancia
endurecida en una hoja?


Voy donde amo y soy amada
hacia la nieve;

Voy hacia aquello que amo
sin ningún pensamiento de deber o piedad;

Voy hacia donde pertenezco, inexorable,
como la lluvia que no ha cesado de caer

hacia los surcos; he dado
o podría haber dado

vida al grano;
pero si éste no crece o madura

con la lluvia de la hermosura,
la lluvia retornará a la nube,

quien cosecha afila su acero sobre piedra;
pero éste no es nuestro campo,

no lo hemos sembrado;
impiadosos, impiadosos, dejemos

el sitio de la calavera
para aquellos que lo compusieron.
...

Satisfechos, insatisfechos,
saciados o entumecidos de hambre,

he aquí la urgencia eterna,
la desesperación, el deseo de equilibrar

la variante eterna;
tú percibes este llamado insistente,

esta demanda de un cierto instante,
la vocación de gozar, de vivir,

no el mero afán de perdurar,
la vocación de vuelo, de consecución,

la vocación de reposo tras un largo vuelo;
pero ¿quién conoce la desesperada urgencia

de esos otros –verdaderos tal vez ahora
míticos pájaros—que buscan, infructuosos, reposo

hasta que se desploman desde el punto más alto de
la espiral
o caen del centro mismo de un círculo cada vez más estrecho?

pues ellos recuerdan, recuerdan, al mecerse y revolotear
lo que existió una vez –recuerdan, recuerdan—

ellos no se desviarán –han conocido la bienaventuranza
el fruto que satisface –han retornado—

¿y si las islas se perdiesen? ¿si las aguas
cubrieran las Hespérides? Mejor es que recuerden—

recuerden las manzanas doradas del árbol;
Oh, no los compadezcas, mientras los ves caer uno por uno,

pues caen exhaustos, adormecidos, ciegos,
pero en un cierto éxtasis,

pues de ellos es el hambre
del Paraíso.

Helen En Egipto, Eidolon, Libro III


Helen misma parece casi listo para el sacrificio, por lo menos, de la inmolación de sí misma antes de que este amor más grande de Aquiles, su dedicación a 'su propio barco' y la figura decorativa, 'un ídolo o eidolon. . . una sirena, Tetis en la proa. 

¿Sus ojos oblicuos a la antigua usanza? 
Fue ella griego o egipcio? 
había un marinero fenicio su forjado? 

Fue ella de madera de roble o cedro? 
que había sido cortado de un bloque torpe 
del barco de madera en los constructores de barcos, 

y después clavado allí, 
o tenía la proa sí sido moldeada 
a su cuerpo de sirena, 

curvado hacia su pelo sirena? 
estaba allí un poco de pintura 
en el principio, en la prenda veces, 

qué el azul después desgastar? 
hicieron volver a tocar sus brazos, sus hombros? 
¿alguien le toca alguna vez? 

¿Había otro fanático y amante, 
o él solo la adoran? 
Qué llevaba puesto un cinturón de algas 

o una corona pintada? ¿con qué frecuencia 
tenían sus pechos altos cumplen con el aerosol, 
con qué frecuencia sumergen? 

Helena

Toda Grecia odia 
los ojos todavía en la cara blanca, 
el brillo como de aceitunas 
, donde se pone de pie, 
y las manos blancas. 

Toda Grecia reviles 
la cara WAN cuando sonríe, 
odiarlo aún más profundo 
cuando crece wan y blanco, 
recordando encantamientos últimos 
y los males del pasado. 

Grecia ve, inmóvil, 
la hija de Dios, nacido del amor, 
la belleza de los pies fríos 
y las rodillas más delgado, 
podría amar de hecho la limpieza, 
sólo si ella se sentó, 
ceniza blanca en medio de cipreses fúnebres. 

Huerta

Vi la primera pera 
, ya que fell-- 
la miel de la búsqueda, oro-bandas, 
el enjambre amarilla 
no era más de lo que flota, 
(nos ahorrará tiempo de belleza) 
y me cayó postrado 
llorando: 
usted nos ha desollado 
con sus flores, 
repuesto nosotros la belleza 
de los árboles frutales. 

La miel en busca de 
no se detuvo, 
el aire tronó su canción, 
y sólo yo estaba postrado. 

O tosco 
dios de la huerta, 
te traen un offering-- 
qué, solo representan cruel, 
hijo del dios, 
nos ahorrará tiempo de belleza: 

éstos caído avellanas, 
despojado tardía de sus vainas verdes, 
uvas, de color rojo-púrpura, 
sus bayas 
goteo con el vino, 
las granadas ya rotas, 
y las figuras encogidas 
y membrillos sin tocar, 
lo que trae como ofrenda. 

Peral

El polvo de plata 
levantado de la tierra, 
más alto que mis brazos alcanzan, 
se han montado. 
O plata, 
más alto que mis brazos llegan a 
usted delante nosotros con gran masa; 

ninguna flor nunca se abrió 
de manera firme una hoja blanca, 
ninguna flor nunca se separó de plata 
de plata tales rara; 

O pera blanca, 
sus mechones de flores, 
gruesas en la rama, 
traer el verano y las frutas maduras 
en sus corazones púrpuras. 

La Oración


Blanco, O cara- blanco 
de días desencantados 
marchita rosa oscuro por igual 
y bahías de fuego: 
no hay regalo dentro de nuestras manos, 
ni la fuerza para alabar, 
única derrota y el silencio; 
aunque elevamos las manos, desencantado, 
de pequeña fuerza, ni elevó 
rama del laurel 
o la luz de la antorcha, 
pero doblamos la prenda 
sobre las cerraduras de Riven, 
sin embargo, oímos, todo misericordioso, y tocar 
un primer plano de cabeza, tenue, no iluminada de orgullo y pensamiento, 
Ama-estar cerca! 
Devolver el glamour a nuestra voluntad, 
el pensamiento; devolver la herramienta, 
el cincel; una vez que, obrando 
cosas no indigna, 
sándalo y acero del corchete; 
la plata y el acero, el escudo 
con el blanco de la hoja de patrón 
en el brazo y la garganta: 
la plata y el metal, martillado de la cresta 
de escudo y el casco de la llanta; 
plata blanco con el más oscuro martillado en, 
cinturón, el personal y los lanza-eje de la magia 
con la chispa dorada en el punto y empuñadura. 


 Mar Iris - Poema de Hilda Doolittle

Me

mala hierba, musgo de malas hierbas,
raíces enredado en la arena,
de iris mar, flor frágil,
un pétalo como una cáscara
se rompe,
y se imprime una sombra
como una ramita delgada.

Afortunado,
perfumada y escozor,
rígida mirra-brote,
alcanfor-flor,
dulce y salada que son el viento
en nuestras fosas nasales.

II

Foro de las Murex-pescadores
que empapar a medida que pasan?
¿Sus raíces arrastran hasta el color
de la arena?
Tienen que deslizaron oro debajo usted-
remaches de oro?

Banda de iris-flores
por encima de las olas,
que están pintadas de azul,
pintada como una proa fresca
manchado entre las hierbas sal. 


El Timonel



siempre hemos sabido que nosotros queríamos. 

Huimos hacia el interior con nuestras ovejas. 
les pastured en huecos, 
aislados del viento 
y la pista sal de la marisma. 

Adorábamos de aguas continentales 
que entramos últimos madera-flores, 
se nos olvidó su espiga, 
que rozó la madera-hierba. 

Paseamos de pino-colinas 
a través de los ovillos de roble y matorral de roble, 
que se rompió hisopo y zarzas, 
cogimos la flor y la nueva zarza-fruta 
en nuestro cabello: nos reímos 
, ya que cada rama batida hacia atrás, 
rompimos nuestros pies en las rocas semienterradas 
y anudadas raíces y bellotas tazas. 

Nos olvidamos-adorábamos, 
nos separamos verde de verde, 
se buscó más matorrales, 
nos metimos nuestros tobillos 
través de mantillo y la tierra, 
y madera y madera-US- encantada banco 

y el tacto de las hendiduras en la corteza, 
y la pendiente entre el árbol y de árboles 
y un campo delgado camino colgado de campo 
y bosque en bosque 
y colina en colina 
y el bosque después de ella. 

Se nos olvidó por un momento- 
árbol-resina, corteza de árbol, 
sudor de una rama rota 
eran dulce al paladar. 

Nos quedamos encantados con los campos, 
los mechones de grass- gruesa 
en el más corto grass- 
nosotros hayamos amado a todo esto. 

Pero ahora, nuestro barco ascensiones-vacila-drops- 
trepa-vacila-arrastres Back- 
escaladas-hesitates- 
O, sea Swift- 
siempre hemos sabido que nosotros queríamos. 

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