miércoles, 1 de marzo de 2017

POEMAS DE WERNER ASPENSTRÖM

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(13 de noviembre de 1918, Dalecarlia, Suecia - 25 de enero de 1997, Estocolmo, Suecia)

Los remos


Heredé una barca pero no tenía remos. 
Elegí dos tablones sin nudos,
los dejé en la buhardilla a secarse.
Poco después se abrió la corteza de la tierra,
salieron demonios eléctricos,
arañas eléctricas y Dios sabe qué.
Treinta años después la corteza terrestre se cerró.
Le di la mano a la enfermera y le di las gracias.
Le di la mano al doctor y le di las gracias.
Me deseó un feliz viaje.
Vi bosquecillos, vi tractores rojos
que avanzaban a trompicones por campos amarillos.
Me sorprendió su número.
La verja de casa de mi padre estaba recién pintada.
Le di la mano a mi hermano e hice una reverencia
Le di la mano a mi cuñada e incliné la cabeza.
Bajé los dos tablones de la buhardilla
y me hice un par de remos. 
Entonces me faltaba la barca.

Me senté en el resquebrajado embarcadero
y me puse a contar los años de mi vida. 
Los arrojé a las golondrinas de mar 
que se alejaron volando con ellos sobre los juncos
y los dejaron caer, uno tras otro,
como trozos incomestibles.


Teoría de la alimentación


Cuando la fantasía se ha hartado de fantasías
crece el apetito por lo real.
Ahora vuelve a saber bien el pan duro como la piedra.
Ahora casi nos contentamos con piedras.


EL AMOR Y LA MUERTE



Sucede. El bosque permite que suceda.
Las hojas amarillean y caen.
Es así. Remolinos de viento se las llevan.
También se nos llevan a nosotros. Es así.
Yo no puedo cambiarlo.
Los saltos de la cabra  montés
de saliente en saliente –el último,
mal calculado, ¿quién intervendrá?
Jamás oí al bosque reclamar
sus hojas amarillas. El viento se las lleva.
Es así.
Pide algo que yo pueda darte: besos,
un abrigo de invierno nuevo, sinceridad.
Pídeme sinceridad.
El que susurra en tu reluctante oído
no es Dios, 
es tu viejo osito de trapo,
es el recuerdo de la abuela y la eternidad
 ajo un tilo envuelto en el zumbido de los abejorros.
Lo que me persigue día y noche 
no son los demonios,
sino la muerte más vulgar: la mía.
Sobre nosotros dos ningún Eurípides
escribirá una tragedia.
Nuestro amor fue imperfecto,
pero al ser arrastrados por el viento
nuestras manos todavía se buscarán mutuamente.
Caen las hojas al suelo.
Lo que para algunos es un bello camino
es para otros un vómito de sangre.
Sobre la alfombra roja pone el ciervo
la pezuña y la liebre la pata.
Juntos amamos el árbol,
pero el árbol nos deja vivir,
nos deja morir. Es así.
Yo no puedo cambiarlo.
Es así.


SOBRE COSAS ASÍ



No es la energía nuclear como tal
ni tampoco el problema de los residuos en sí
ni los expertos técnicos como tales
ni las garantías de los administradores de que 
los constructores saben en qué se han metido
y pueden-deben-deberían poder sacarnos de eso
si la campana comienza a repicar
y una cosa así puediese de alguna manera ocurrir.
No es eso, no es eso.
Es la política paulatina como tal
camino de la locura totalmente desarrollada como tal.


LA SARDINA EN EL METRO



No quiero lavarme con ese jabón.
No quiero lavarme los dientes con esa pasta dentrífica.
No quiero dormir en ese sofá cama.
No me hace ninguna falta ese papel higiénico.
No me interesa esa póliza de seguros.
No tengo la menor intención de cambiar de marca de cigarrillos.
No tengo ninguna gana de ver esa película.
Me niego a bajarme en Skärholmen.


La sardina quiere que se abra la lata hacia el mar.



HUELE A QUEMADO

Será probablemente el talentoso hijo del caníbal
que está asando un mosquito en la llama de la vela
mientras sueña con instalaciones más amplias.
Como ¡las pirámides!
¡La muralla china!
¡El pentágono!
Y nunca más una hoja verde en la tierra.

EL LIBERADOR VIVE


En el sitio libre que ha dejado el Padre
hay aparcado un Mercedes.
El vacío de la Madre en la cocina
lo ocupa un congelador.
Sillones giratorios sustituyen
a Hermanos y Hermanas.
La moqueta:
Hierba.
La luz de la lámpara de lectura ilumina
más adecuadamente que la del Sol.
A voz en grito la Radio acalla las voces.
La televisión muestra imágenes del Mundo.

Por fin libre.
Tu ombligo es una herida cicatrizada.


"La ciudad"


No soy una persona apolítica.
Tengo mi opinión sobre cómo las muelas de afilar
deberían girar en este país.
Considero la paz nuestra más importante preocupación.
Pero no quiero cortar la telaraña del más pequeño sueño
con las tijeras del sueño más grande.
Es esa hora del día
cuando el remolcador Rex sale para el archipiélago
para recuperar el amanecer.
Es esa época del año
en la que el gigante de las montañas de Skinnarviks
lleva racimos de lilas en el pelo.
Pronto abrirá su mandíbula y escupirá
una bandada de gaviotas sobre la ciudad.
Pienso que eso es hermoso, después de todo.
Pienso que es humano, de alguna manera.


El pintor Rousseau parte de la vida


El león, la pantera, y los corderos que pacen apaciblemente,
los monos, las serpientes y los vistosos pájaros selváticos,
la última noche montábamos guardia junto a su ataúd,
nosotros, sus hijos en duelo.
Allí también estaban los gitanos,
Yadwigha, el flautista y la joven pareja
de vuelta de carnavales precisamente.
La noche, despacio, caminaba.
La amarilla luna estaba como nosotros, de guardia,
los árboles enhiestos de la ribera
y las mil verdes hojas.
Poco después de las siete de la mañana,
descendía chapoteando el barco de ruedas por el río.
Lo llevamos a bordo. El capitán
dio la señal de partida.
Tú, Dios de la duda y de las catástrofes,
no perturbes los pensamientos del pintor Rousseau,
déjalo creer que todo permanece inalterable
y que las flautas aún doman a las bestias salvajes.
Werner Aspenström (sueco; 1918-1997).

“Hay en el rostro de los durmientes”

Hay en el rostro de los durmientes una evidencia
que nos atrae y nos horroriza al mismo tiempo.
Hay una sonrisa inalcanzable: ¿es
la sonrisa de las quimeras o la del niño,
alguien que se cree transportado por alas
o que ha sido transformado en piedra?
Abrimos con cuidado la puerta.
Nos inclinamos sobre los que duermen.
¿Por qué calles pasean ahora?
¿En qué tiempo?
¿Estás crucificado en sus sueños?
¿Has resucitado en esa constelación?
Intacta
impenetrable se extiende la superficie del mar.
Contemplar
no es hundirse realmente.
Nos levantamos. Nos vamos
para regresar de nuevo.
Hay en el rostro de los durmientes
una evidencia que nos persigue constantemente1


Un momento en una pizzería

Las lámparas tienen la misma forma de los cascos. 
Cruelmente iluminar las mesas 
y formar un círculo crepúsculo 
alrededor de cada cliente. 
La secreta un cuarzo manecilla de segundo a segundo. 
Se necesitan al menos un mes 
El ecuador antes de los grandes rendimientos. 
De vez en cuando recibo cartas de un ingeniero 
que se calcula que el universo es de 14 mil millones de años de antigüedad. 
No soy un matemático, 
Tengo que confiar en sus ecuaciones. 
Para mí, el tiempo existe a veces, 
a veces no. 
La fruta que cae detiene a la mitad 
incluyendo ramas y pasto y le pregunta: 
¿Dónde están? 
Todos los clientes de los locales, entre ellos el maestro 
que se coloca el manejo de la masa de pizza blanca, 
Ellos son en parte nuevos y en parte inmortal. 
Él es una gran parte aquí, 
en parte a la línea ecuatorial. 
¿Hay un tiempo? 
Existe, pues, un tiempo, un punto en el tiempo.

La habitación del hotel


Ahora estoy hablando. 
Las tres bombillas permanecen: 
la del techo 
el uno cerca de la cama, 
el uno encima del fregadero. 
Puesto que yo no fumo 
ni el tendón 
ni a cuadros chaqueta 
Yo me recuerdo. 
Me vuelvo. 
El hotel se parece más 
en la misma categoría. 
A veces sucede que nos despertamos una lámpara 
que no pertenece a la habitación. 
Alguien se despliega una tarjeta. 
La luz circunscribe una ciudad, 
una isla o una montaña, 
cuando sea posible, debemos ir. 
Todo ocurre de forma rápida 
y pronto desapareció.
. 

el saltamontes


Alba, 
Obtener hasta veinte. 
Un saltamontes se despierta 
y tiene la intención de sorprender al mundo. 
Hierbas borde de la carretera amarillo 
Tienen el mismo nombre que Juan. 
Mucho antes de que la palabra era el principio.


El poste de la puerta

Es una sensación muy triste 
a pesar de que ni se va 
o se volvía de un funeral 
pero yo soy más que en una puerta, 
Sí convertido en un mismo polo puerta 
que ve como las golondrinas, golondrinas jóvenes, 
lanzar al espacio 
y los niños juegan entre sí 
sus sombras.

El caballo de madera


Nací en mora parroquia en el año 1840. 
en el pueblo de Bergkarlas que han pintado de rojo. 
Muchos me han montado. 
Numerosos carros de combate tirados. 
Durante mucho tiempo, yo estaba debajo del aparador 
y pensé en todos los niños que se ahogaron.

Concierto bajo petición

Jacinto en el alféizar de la ventana 
Que florece en la temporada equivocada. 
Justo ahora en la cama de al lado muerto 
un hombre en el mal de edad. 
En una anestesia, envuelta en una manta 
duermen los tilos del parque.
toda la confusión 
y un sueño contraste. 
Él juega el disco con el ave, hermana! 
Con el oído conectado al receptor 
sentimos la mano raspando dell'allodola 
suben y bajan 
en las matas de sauce.


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