martes, 18 de diciembre de 2018

POEMAS DE ELÍ GALINDO


Imagen relacionada

 (San Sebastián de los Reyes, estado de Aragua, en 1947 -  Caracas, 2006)

HOY ME SIENTO UN ÁRBOL CARGADO DE LLUVIA 

Hoy me siento tendido bajo una gran oscuridad
estoy como una piedra
y fluye sobre mí
cruza su largo cuerpo como una barcaza
cubriendo todas las aguas
y se hunde
sin que las maderas humosas lleguen al fondo

es un sonido
suspendido igual a esos animales
que viven del aire
y se desplazan

Hoy me siento un árbol cargado de lluvia
que alguien sacude bruscamente

Pienso en mis antepasados
y éstos van por mis ojos cerrados como un vapor
un soplo
que recorre mi sombra
husmeando las etapas de mi vida
esa línea
puesta allí como un animal sediento
por manos extrañas
que será cortada por manos extrañas

Cerrado como un círculo
hoy no doy paso
sino a esas cosas vagas
que levantan mi cabeza
que descienden
sobre mis cinco espíritus muertos.

Las brujas

        
Siniestras, torvas, misteriosas brujas,
negros fantasmas de la medianoche,
¿qué estáis haciendo?
Macbeth

Como aves de rapiña que bajan con las garras abiertas
y se elevan de nuevo
con la rabia de llevarse
nada más que un puñado de polvo
pedazos de yerbas secas
así levantamos nuestras cabezas
las plumas sobre los ojos

Resbalamos de colina en colina como globos
tocando las ramas altas
y contemplamos cómo las ciudades antiguas
sólo dejaron sus ruinas

Nadie puede prohibirle a nuestras sombras que pasen
sobre las cosas que encuentran
sin tropezarlas
apenas dando con sus manchas
sobre las torres

Somos las brujas

Nos deslizamos en el fuego
que hemos levantado de las rocas

Nuestras plumas son duras y grises

Mientras movemos las enormes alas
acurrucadas en los follajes
quebrando sus ramas
comiendo de sus hojas
hablamos a las arenas que no tienen sitio
sino que ruedan
en las paredes blancas de la niebla

Volamos
las alas cerradas
sobre estos campos muertos
lluviosos.


Aqueronte


Oh yo tuve alguna vez
ramajes sobre mis brazos
un viento con aves
cruzando mi cabeza
Soy un anciano
que apenas puede mover sus aguas
llevar la oscuridad del oleaje
de una orilla a otra orilla
Me han lanzado bajo la sombra de las rocas
en vez de sol
hay sobre mis ojos un techo de tierra
Ahora mi cuerpo es duro
como la piel de una res vieja
Empujo con mis pocas fuerzas
los muertos atascados en el lodo
los envuelvo en mis cabellos
cada día más grises
soporto sus nados alocados
y los llevo como una cinta de piedras
puliendo las negras carnes
A veces
cuando el viento de estas comarcas
pasa rabioso
apenas si levanto mis olas
y me voy bajo las hojas amarillas
cubierto de un vapor rojizo
apagado por la bruma
los ojos bajos
puestos sobre mis piedras
sobre las bocas abiertas
Sólo el viejo Carón
navega en mis ojos
rompe con sus remos mis cabellos hirvientes
en aquellas partes
donde soy profundo
y tengo peces negros
Levanto la cabeza
los párpados filtrados como un fantasma
pongo las manos en mis escamas
y lleno de locura
me voy de bruces husmeando las grutas
con el recuerdo de que una vez
tuve vestiduras blancas
y no este infierno

San Baudelaire


San Baudelaire, patron mío,
tú sabes que tengo en una lavativa
de lino, malba y almidón,
empapada el alma de Molière
Sino eres un animal
sácame de esta tienda
y te nombro gran almirante
de mi flota del Atlántico.
(Texto de un loco, citado por Vicente Huidobro)
Afuera llueve Baudelaire
y la lluvia entra en los vidrios de la noche
Me retiro al sitio donde vivo
cierro las ventanas
entro de pie al sueño
Dejo vagar mis rasgos sobre las yerbas cortas
Un perro negro lame mis cabellos
Me acerco a los ríos
donde los peces sacan las bocas del agua
y beben de la luna
Rozo las aguas con mi mano derecha
y la llevo a los ojos
desciende color a las siluetas que circundan dentro de mí
llenas de humedad
de tierra confusa
Regreso hondo
Caigo aún más en la noche
San Baudelaire extiende sus as alas
y me cubre el viento cargado de lluvia
y me veo cruzar las colinas
en su compañía
los dos cubiertos por capas negras
él hablando del infierno
y yo silencioso
tropezando con las rocas



Caos

(del libro inédito Metamorfosis)

Antes que el hombre nombrara
a través del caoslas cosas disonantes de la creaciónexistía la armoníaEl cielo y la tierra cruzaban sus mensajesde fuegouno al otro comunicaban sus fiestasdolores y lamentosPara nada había obstáculosconversaban y se entendían perfectamenteTodo era hábilTodo extendía su propio pesosu real valorSin miedo lo inútil se sabía en descansode la materialuegosegún la rueda perfecta de la fortunavivía su turnoLo muerto no sufríaretornaría poco despuésy lo vivo soportaba el vivirpronto vendría el descanso natural
creara la muerte
mucho antes que el hombre pensara
en el término de las cosas
y el caos abandonara su misión verdadera
todo era perfecto
todo era irrupción
azar

Antes que el pensamiento


Inscripción en las puertas del infierno

a Caupolicán Ovalles

Por mí se va a lo rojo
mis puertas se abren al roce de los muertos

Por mí circula el viento
donde los paisajes
llevados en los ojos de los seres errantes
pierden hermosura

Mis manos entregados a las oscuras atmósferas
construyen laberintos
echan piedras perdidas
a los pies de las sombras que vienen

A través de mí no se observan relámpagos

Sólo el barco de fantasmas
hace sus viajes
sobre la piel negra de un río
que bordea las murallas de la ciudad

En los palacios caídos
y jamás tocados por el sol
va mi rostro anillado por lianas llameantes
Dentro de mí se levanta una bruma
que ha dejado fuera de estos sitios
su peso
y surge en vapores rojizos
alrededor de mis ojos

Por mí se entra a los árboles humosos
Por mí se fluye
Por mí van los abandonados
los desiertos
los cubiertos de polvo

Como una piedra

En ocasiones como una piedra
suelo ser

Donde caigo allí me quedo
por mi faz ninguna emoción rueda
todo lo dejo en el valle que llevo

Abismos no veré
nada de puentes entre la imaginación y yo
porque andaré lejos

El sol que tantas veces
me ha invitado a su casa
y alimentado
será mi fuente

A través del viento me observarás

Cuánto carga la noche
lo daré a mis ojos
para que indague lo que vi bajo el foco solar

Cerrado
no brillaré más allá de lo silvestre
no daré lujo
pasaré delante de ti
como pasa una piedra
sin rodeos

Aunque mi corazón aguarda
no haré otra cosa
que ascender a lo frío
desde donde miro como un gavilán
mientras me desplazo

Bononia me llamo
bostas de vaca
ralos arbustos que descansan del sol
los ojos rojos del conejo
me rodean

Espectros
Ya no hay muchos expectros


1 comentario:

  1. Desde alla seguiras pidiendo rafagas de tu infancia y seguiras caminando sobre la hojarasca

    ResponderBorrar