(20 de diciembre de 1923, Štip, - 20 de abril de 1982, Skopie, República de Macedonia)
Sol negro
I
Sol negro sin
levante ni poniente
sin cielo para
orar, sin tierra que incautar
Quien desea
abrevar de tu esplendor
está exilado
del Gehena, exilado del Edén.
Las hierbas se
arrodillan, los árboles corren descalzos
ante tu flor en
llamas, portadora de cenizas negras.
Sol negro,
pájaro disfrazado de astro
quien cree
haberte captado no sabe qué es el abismo.
Sol negro,
negro, sin levante ni poniente
sol negro para
sedientos que se acercan a la orilla.
II
De qué país
desconocido, de dónde vienes
oh sol negro,
pájaro que picoteas el árbol vivo
¿Qué hechicero
te envió, por qué secretos poderes
arcoiris sobre
trescientos Volgas y trescientos Nilos?
¿De dónde viene
este arnés celeste, cinta engalanada
entre las
galaxias oscuras y nuestros dos universos?
Mi dolor es
acaso anterior incluso al sufrimiento
anterior
incluso a verte erigido como una barricada astral.
Oh sol negro,
¿quién te posa sobre mis hombros
para que te
porte, poema, en lugar de mi cabeza?
III
¿Dónde me
llevas ahora, qué antro sordo
sabrá conservar
todos nuestros secretos?
Las estrellas
nos miran, pero las estrella son ciegas.
Sólo nosotros
en el mundo, dos arrecifes confundidos
¿Pero quién nos
acecha, quién es el arquitecto
que nos tapia
vivos en una pirámide muerta?
Oh poema,
tierra, mujer, o vida y muerte a la vez
me saciaré hoy
todo cuanto me ofreces.
Sol negro, sin
levante ni poniente
en vano te
formulo una plegaria guerrera.
(Traducción de
Luisa Futoransky)
Nacimiento de la palabra
Nudo a nudo.
Piedra sobre
piedra.
Bosque
petrificado.
Escarcha.
Nudo a nudo.
Piedra sobre
piedra,
de piedra
también nosotros dos.
La noche humea.
La palabra se
desprende de la oscuridad.
Carbón azul
quema en sus entrañas.
Oh tú que no
existes sino por tu ausencia,
tú meces el
cielo
tú haces girar
la tierra.
Oh tu que no
existes sino por tu ausencia,
la tierra gime
bajo las losas de piedra.
Ebria de sus
propios muertos,
surge la
palabra
que quiebra
todas las sienes.
Nudo a nudo.
Piedra sobre
piedra.
Día a día cavo
mi sepultura.
Destrípame
maldición
tú, ciudadela
de piedra,
que me quema el
carbón
de la palabra,
y me fundo.
Traducción de
Luisa Futoransky
Estigma
Sangre, te
encerré en nueve jardines
en nueve
quebradas encarcelé,
¿qué quieres
aún, por qué me acosas,
por qué sangre,
la amenaza de tu negro casco
por qué tan
voraz?
En nueve
jardines te encerré, en nueve quebradas,
cálmate,
sangre, fluye a lo profundo de tu negror
donde desde
hace mucho tu rojo jabalí
busca un antro
para descansar.
Sangre fluye a
lo profundo de tu negror,
sin volver tu
mirada,
no habrá otro
sitio más propicio para domeñarte
que estos nueve
jardines, estos nueve jardines
que viven de tu
verdor
que estas nueve
quebradas, estas nueve quebradas
celebrando la
primavera de tus cantos.
Sangre, fluye a
lo profundo de tu noche
y no me digas:
escuchar rodar
a lo lejos,
escucha rugir
el bosque,
vienen caballos
por caminos de luna y estrellas,
vienen
caballos, caballos, caballos, pura sangre,
vienen caballos
para pisotearme,
vienen, vienen,
me pisotearán.
Pero yo me
arrojaré sobre ellos y mi casco
les golpeará en
medio de la frente
para que no me
olviden y que hablen de mí,
que en la noche
brille su estigma
y en sus noches
sin luna,
y en sus día
sin luz,
por sus caminos
bajo los saucos.
Calla, sangre.
Sangre, cálmate,
encerrado en
nueve jardines
encarcelados en
nueve quebradas
como un
soberano todopoderoso
en su
fortaleza, en su prisión.
(Traducción de
Luisa Futoransky)
EN SILENCIO
Si llevas
dentro de ti algo no dicho,
algo que duele
y quema,
enterrarlo en
las profundidades del silencio -
El silencio lo
dirá por ti.
AL SEAGULL DENTRO DE MI CABEZA
Gaviota mía,
No caigas sobre
mis ojos.
No hay manera
de capturar esas olas separadas.
Desciende a
todas las profundidades,
Elevarse a
todas las alturas
y me permite
ver.
Ya no tengo
ojos
Gaviota mía.
No aterrices en
mi corazón.
Mi corazón ya
no es mío,
Gaviota mía.
Volar más allá
de todas las regiones desconocidas
A todos los
vivos, desconocidos, muertos.
Ver lo
solitario, lo alienado,
Los picos
helados, los campos verdes.
y escucha -
Mientras tus
alas tiemblan pacíficamente arriba,
Mi corazón late
inquietamente con ellos.
No bajes mi
gaviota,
Pero vuelve
otra vez a tu rebaño.
Soy un barco a
la deriva solo
En el
desconocido desconocido.
LEYENDO LAS CENIZAS
Quema dentro
del fuego, poema,
que te
enciendes
Las palabras se
dispersan y desaparecen.
Dentro de las
cenizas de los pedernales.
Lector de las
cenizas,
ves el drama
histórico allí,
que viene desde
el fondo de esa oscura primavera.
Te rescaté,
poema, del pico de un pájaro,
que vuela por
mi sangre,
por el cielo
rojo de mis venas ardientes,
a través de los
cables de dos mundos contradictorios,
A través de
amaneceres de cambio desconocido.
Te rescaté de
la ira de los iconos;
esos espectros
despreciativos,
capturando el
rayo mientras golpea
la lanza de un
guerrero de piedra,
y de los sueños
de aquellos.
¿Quiénes son
más grandes que los sueños que los atraen?
y renacen en
cuanto se extinguen.
Ahora somos dos
mundos, dos enemigos,
dos lados en
conflicto,
que ahora están
en guerra sin tregua;
Daga contra
daga.
¿Quién es
derrotado? ¿Quién es el ganador?
¿Quién surge
con cicatrices significativas?
Quema dentro
del fuego, poema, que
te enciendes
MUJER EN IVERNAZ
La noche se
desborda. Lluvia vehemente.
Noche y lluvia.
Lluvia y noche. Ivernaz
y una mujer
sola en la noche y ivernaz.
bajo el trueno
distante de los tom-toms
como serpiente
ella se retuerce bajo la lluvia
Como en los
brazos de un hombre.
Una mujer en la
noche; un coche viejo y chirriante,
una mujer
despertada por la lluvia ruidosa,
una mujer loca
de placer
bailes en la
noche, en la lluvia,
desnudo y solo
Y la lluvia cae
como cura.
para heridas
severas;
Una cura de los
oscuros poderes y pasiones.
La lluvia cae
como un murmullo, una caricia.
Levántate y
crece!
La lluvia cae y
ahi
No hay final
para el ivernaz.
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