(12 de septiembre de 1948, Sídney, Australia - 20 de abril de 1973, Sídney, Australia)
Carta a la gente sobre pelícanos
Me desperté temprano
preocupado de algún
asunto oscuro
decidí
fundar una nueva escuela de poesía
algo que tuviera que ver con la temperatura
pero me acordé del
pelícano americano
viven en
la isla anacapa
a cincuenta millas de california
me parecían lo suficientemente seguros
ahora la contaminación
los alcanzó
ponen
huevos raros
sólo cuatro huevos de
seiscientos
no se abrieron cuando los pusieron
y los peces son envenenados por el mar
así es que las focas y los pelícanos que
comen los peces
también se envenenan
pensando acerca de mis
poemas diferentes seguros
que no ayudan a nadie
decidí
intentar y ayudar a los animales
los estáis matando
vuestros hogares
arrojan la muerte al mar
tiene que ver más con
el comercio y los gobiernos
de modo que no comenzaré
mi revolución poética
en cambio quiero una
escuela de química restauradora
enseñar a los pelícanos a
volar hacia moskba y washington
que vuelen alto
y arrojen huevos explosivos
Retrato del Artista como Hombre Viejo
En la casa de mi padre hay muchas telarañas.
Prefiero no vivir allí... los fantasmas
me perturban. Duermo en una buhardilla
sobre el garage, y todas las mañanas cruzo
a través de un seto trasero para vagar por la casa.
Parece que se hubiera alzado del suelo
entre sus robles y pinos, bajo el gran
arco de higueras de Moreton Bay.
Mi estudio es el cuarto más grande en el piso superior;
allí, en días lluviosos, escribo
poemas arcaicos en una mesa de cedro.
Sólo retratos y arañas habitan la sala
de Courland Penders... sin embargo,
reviso el lugar todos los días en busca de nuevas llegadas.
Una vez, en la glorieta, encontré un par
de gorriones anidando en un sofá
entre raquetas torcidas y cosas abandonadas.
Nadie visita Courland Penders; el pueblo
está a millas río abajo, y pocos me conocen allí.
Una vez hubo casas cerca. Se han ido
dondequiera que se van las casas cuando
se caen o se queman o se las llevan en camiones.
Es muy apacible. Los cantos de los pájaros suenan en los
árboles
buscándome entre recuerdos y relojes.
Cuando la noche o el invierno viene, enciendo fuego
y miro las llamas
elevarse y caer como olas. No me arrepiento de nada.
El día una vez
Para el
artista de los medioambientes el tiempo también
debe
ser flexible.
La gran ciudad tiene cien millones de cuartos de modo que
cualquier combinación
es posible
en un minuto el cielo es sangre y en el siguiente es gris
algo sucede un
edificio cae uno se alza hay
guerras
nadie gana las
acciones suben sueldos precios políticos
visitan
suiza el clima es
saludable allí y convierte
todo en oro
leonardo cabalga con los borgia esperando libros esto
será
contra él
cabalga un caballo blanco no
toma parte en la matanza
a veces
diseña una máquina de sitio lamenta
las ciudades en ruinas le
darán un
castillo
necesidad histórica: para entender una persona hay que
llegar a ser esa
persona
en
el océano
en
el centro del cielo
nada
se mueve
pureza
total
el
ojo del huracán
y
en el desierto
un
hombre quemado por el viento
camina
en la noche hacia rigel
el planeta gira es
un molino nada se detiene nada
debe ser
enfrentado
en un lado las fábricas hacen corazones sangrantes en el otro
estrellas
rojas
estos son sus totems el
masoquista adorado las
chispas del
fuego del fusil
después que comienza la destrucción, todo, incluso la
regeneración
es movimiento
hacia la muerte los
pobres construyen sus barriadas sobre la tierra y
los ricos van a cazar
nada debe vivir incluso
cazan los insectos un pájaro hecho
por el hombre
se eleva hacia lo alto
para esparcir muerte en los campos
el escritor de literatura está en su cuarto y ha cerrado la
ventana
la música de un parlante ahoga los gritos y el fuego de
artillería escribe
con mucho
afán
no se oye la puerta detrás de él que se abre ni la estrella roja
que sigue
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