(29 de mayo de 1830, Vroncourt-la-Côte, Francia - 9 de enero de 1905, Marsella, Francia)
Los Claveles rojos
(Dedicado a su
compañero Théophile Ferré , ejecutado en noviembre de 1871)
Si voy al
oscuro cementerio
Hermano, tira
sobre tu hermana,
Como última
esperanza,
Claveles rojos
en flor.
En los últimos
tiempos del Imperio,
Cuando el
pueblo se despertaba,
Clavel rojo,
eso fue tu sonrisa
Que nos dijo
que todo renacía.
Hoy día, va a
florecer en la sombra
Negras y
tristes prisiones.
Va a florecer
cerca de la sombra cautiva,
Y dile que lo
mucho que la amamos.
Dile que por lo
rápido del tiempo
Todo pertenece
al futuro
Que el vencedor
en frente lívido
Más que el
vencido puede morir.
No se pueden
matar las ideas a cañonazos, ni ponerles las esposas.”
Canto del cautivo
Aquí jamás se
siente el frío;
el bosque siempre su verdura ostenta,
y desde el mar hasta el ramaje umbrío,
llega la fresca brisa que lo alienta.
Y es tal la paz, tan grande y permanente,
que al zumbar del insecto interrumpe
el rugir de la tormenta.
A veces, cuando, envuelta en negro manto
la sombra de la luz pasa la raya,
se escucha el dulce y prolongado canto
que las conchas entonan en la playa.
En tanto que la flor en la espesura,
unida por su amor al aura pura,
constantemente va donde ésta vaya.
Mirad cómo las olas hacia el cielo
dirigen su rizada cabellera,
y con marcha veloz y raudo vuelo
cruza el profundo mar nave ligera.
Y en la noche cubierta de esplendores
brotan fosforescentes resplandores
del seno de las ondas hacia afuera.
Corre, ven a salvarnos, nave amiga;
cambia de mala en buena nuestra suerte;
aquí nos hiere y mata la fatiga,
el presidio es más triste que la muerte.
No nos falta la fe ni la constancia,
y si un día volviésemos a Francia,
sería por luchar con brazo fuerte.
El fuego del combate nos inflama,
la libertad al bueno presta ardor
y la batalla a todos hoy nos llama
a los desheredados el clamor...
A la sombra la aurora ha confundido
Y un mundo surge de verdad y amor.
VOLVEREMOS.
A mis hermanos
¡Pasará el
tiempo, los días, los años! ¡Crecerá la hierba sobre los muertos! Acabará sus
días lo que hoy nazca; Los barcos no volverán a los puertos Pasarán las noches
oscuras, se harán polvo las altas montañas, las celdas, las tumbas, pasarán
como las olas pero, proscritos o muertos, volveremos.
Volveremos en
multitud innumerable; Volveremos por todos los caminos, como espectros
vengadores saliendo de la sombra, volveremos apretando los puños. Unos en sus
pálidos sudarios, otros todavía sangrantes, lívidos bajo las rojas banderas los
huecos de las balas en sus flancos.
¡Todo acabó!
Los fuertes, los valientes, todos habéis caído, oh, mis amigos, y ya se
arrastran los esclavos, los traidores y los viles. pero ayer, yo os soñé,
hermanos míos, hijos del pueblo victorioso, fieros y valientes como nuestros
padres marcharon, con la Marsellesa en los ojos.
Hermanos, en
tal desmedida lucha, amé vuestro coraje ardiente, bajo la metralla rugiente y
tonante, con las rojas banderas flameando al viento Volveremos por todos los
caminos Volveremos…
Prisión de
Versailles, 8 de septiembre de 1871.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario