martes, 28 de marzo de 2023

POEMAS DE JANET FRAME


Soy invisible.

Soy invisible.

Siempre he sido invisible

como la pobreza en un país rico,

como los ricos en sus cuartos velados de sus casas con muchos cuartos,

como las pulgas, los piojos, como lo que crece bajo la tierra,

los mundos más allá del cielo, el viento, el tiempo, las ideas

–el catálogo de invisibilidad es inagotable,

y, eso dicen, no es buena poesía.

 

Como las decisiones.

Como cualquier otra parte.

Como las instituciones alejadas del camino llamado Scenic Drive.

 

No más símiles. Soy invisible.

En un mundo poblado por gente de visión binocular después de todo soy parte de la mayoría

mientras que tú y yo caminamos con nuestra lunita creciente de visión en nuestra oscuridad personal

a través de un mundo en el que las decisiones de ser y no ser

se encuentran controladas por la luz

asistidas por las lágrimas y el sueño de la desatención o la muerte.

 

Soy invisible.

Los amantes atraviesan mi vida para tocarse entre sí,

la lluvia que cae en mí me traspasa como sangre sobre la tierra.

Ninguna cabeza me incluye como conocimiento.

Otorgo libertad a quienes bailan,

a decir la verdad.

Así es. No hay nadie aquí para observar ni escuchar disimuladamente,

 

y entonces aprendo más de lo que tengo derecho a saber.

Tomado de:

https://www.eslocotidiano.com/articulo/tachas-374/soy-invisible-janet-frame/20200809050016062367.html

 

 

Lluvia sobre el tejado

Mi sobrino, que duerme en un cuarto del sótano,

ha puesto una lámina de hojalata afuera de su ventana

para volver a capturar el sonido de la lluvia que cae sobre el tejado.

No le digo: el corazón tiene su propio consuelo para la pena.

Una lámina de hojalata solo repara los tejados. Como aún no padece el mandato de que el cambio y la diferencia nunca se hacen presentes, todavía puede

reparar los daños creando el amado sonido de la lluvia

que cree haber conocido en sus primeros años.

Tampoco le digo: En el transcurso de una vida de pérdidas

la hojalata es una carga, que un día el tendrá que encontrar

dentro de sí mismo en total oscuridad y silencio

la hojalata que sostendrá no sólo el sonido perdido de la lluvia

sino también el sol, las voces de los muertos, y todo lo demás que se ha ido.

Traducción: N. Anaya.

 

 

Número Equivocado

No es buen momento para llamarme.

Estoy limpiando la ceniza

de dos chimeneas,

me deshago de los viejos cuerpos de las ascuas

con restos en mi cabello y ojos

que me arden y

llamas que recién sangran donde golpeé las brasas

con la idea de solo reavivar

un lecho mortuorio

como prometí, ajustando mis palabras

al frágil susurro del fuego,

debo ser cruel (¡seguro que lo han oído!) para ser amable.

Pero estoy cansada y no es buen momento

para telefonear y preguntarme con extraña voz

¿Bueno? ¿Llamo a la carnicería Mornington?

Traducción: J.Constantino.

 

 

Lo dirán las tormentas

Lo dirán las tormentas; son confiables.

Sobre la arena, viento y marea alta escriben

boletines de pérdidas, conchas defectuosas,

cual monumento liso a los árboles de tierras altas,

alga, pájaro desgarrado, navaja filosa, caracol cuerno de carnero, almeja.

Dennos las noticias dicen los altos ascetas que leen

seis kilómetros de playa una y otra vez; entre conchas vacías, miren,

recién salidas de la salada imprenta, historias

de diluvios: Cómo abandoné mi casa y hogar.

Navaja: Cómo le corte el cuello a la luz del sol.

Caracol: Cómo embestí y bailé contra la luz ovejuna del sol.

Almeja: Cómo mi vida zarpó en una marea negra.

Traducción L. Saucedo

La nieve bien urdida

( para un amigo cuya esposa murió después de una larga enfermedad)

La muerte de la nieve

requiere de un día completo a muchos meses.

La muerte es solo

un cambio de forma

pero ¿cómo saberlo

y por qué no se rebela?

Espectáculo de desperdicio

promesa no cumplida

sin enojo, sólo claudicación

pero no, ni siquiera claudicación

ningún forcejeo

entre querer ser líquida o sólida

nada para nada extraordinario

o real, salvo el tiempo registrado:

un día completo o muchos meses para que muera la nevada.

Queremos que sea, pero no es.

Nos quedamos helados del susto, y solos.

La nieve no es humana. Creamos una escena

para nuestro asombro no correspondido, pero

se ha ido sin agonía y no volverá.

Esperamos con ansiedad el estado del tiempo para mañana

para compartir la responsabilidad de nuestro morir.

Debemos -para seguir con nuestras vidas- darle dolor y esplendor a la tormenta,

sencillez a la lluvia,

y -lo mas difícil de todo- la persistencia del tiempo de morir

a la nieve bien urdida.

Traducción N. Anaya

 

Pinturas sin pintar, música sin componer

Aprendo a volver a empezar en la casa nueva,

a reaprender el clima local, que vientos prevalecen,

la orientación del mar y las montañas, de cuál costa

vico más cerca.

No había querido volver a empezar. Los quince

años contigo y tus certidumbres e incertidumbres

marcando mi paso y el tuyo daban suficiente compañía y comodidad

a mis necesidades.

Para bien o para mal, te has ido.

Eras vieja, fallaron tus funciones, moriste con mi mano servicial

dándote un tranquilizante en mantequilla antes de que el veterinario viniera

a ponerle fin a tu vida, a “sedarte”, a “dormirte”.

No hubo esquela, por supuesto. TE enterraron,

dicen, “ en una granja a las afueras”.

Mi vecina dice que tenías ciento treinta años, en términos humanos.

Una edad sorprendente.

Y una vida sorprendente tuviste, examinando el mundo y sus seres,

segundo a segundo…

Alimentando cada mañana y cada noche con lo mejor,

de lo mejor.

Una tableta de vitaminas a diario.

Tu pelaje bien peinado y acicalado.

Una casa donde dormir, escoger tu cama -cojín, silla, cajón, legajos apilados, cajas de archivo, donde fuera…

Era tu casa, compartida conmigo.

Sabes que eras mi ronroneo favorito.

Entre nosotras, había palabras de mi parte y ruidos gatunos en respuesta

mas siempre

el tormento del lenguaje inalcanzable

las palabras entre nos habrían suavizado el lastimoso adiós,

y mientras esperábamos que el tranquilizante hiciera lo suyo

habríamos platicado sobre vivir y morir y las últimas

palabras el bálsamo, el vendaje.

En vez de ello, me senté contigo en un sitio desolado

y cuando hube cerrado la puerta de tu casa

y te miré, en esa jaula que odiabas, cómo te puso en el coche del doctor

alguien quien nunca en quince años te conoció,

sentí el golpe y el pesar y me dije a mí misma mientras los mares

se congelaron y el viento prevalente cambió con crueldad

y traté de discernir el borde y la orientación de la nueva costa:

“Pasa todos los días. Los animales, la gente

que amamos por largo tiempo se van. Todos se sobreponen”.

Querido tiempo.

Traducción ( I. Villegas)

Tomado de:

https://blog.revistacoronica.com/2016/03/janet-frame-el-jilguero-y-su-canto_28.html?m=1

 

 

Efectos personales

 

Un anzuelo en una cartera de plástico rota,

un tornillo oxidado, un duende de Cornualles, un

volante arrugado de mi primer libro,

el doble de alto, o muerto,

niños en fotos familiares, un reloj plateado con la caja rota

"resistente a los golpes" pero era no la vigilia que tenía el pequeño levita

, en el himno, en la tarde silenciosa hecha

de patios oscuros del templo y luz mortecina...

 

aunque el nombre de mi padre era Samuel. ¿Qué oído debo tener

y por qué, me pregunté una vez, para oír la Palabra?

…una uña brillante…la carta de un nuevo amor,

un broche oxidado que perteneció a mi madre.

Entonces, como atrayendo de la última marea este junco roto,

la hermosa mosca pescadora de espuma de olas, el alarde de mi padre.

 

 

Las tormentas hablarán

 

Las tormentas hablarán; puedes confiar en ellos.

Sobre la arena el viento y la marea escriben

boletines de derrota, conchas imperfectas

por el suave memorial de altos árboles,

algas, pájaro harapiento, navaja afilada, cuerno de carnero, concha.

 

Danos la noticia dicen los ascetas leyendo

y releyendo diez millas de costa; entre conchas vacías, mira,

arden en la prensa de sal,

inundan historias: cómo abandoné casa y familia.

Navaja: cómo me corté la garganta a la luz del sol.

Cuerno de carnero: cómo cargué danzando a la luz lanuda del sol.

Shell: Cómo mi vida navegó en una marea oscura.

Tomado de:

https://www.poesiadelnostrotempo.it/parleranno-le-tempeste-di-janet-frame/

 

 

El lugar

El lugar donde los pollos empanizados

 

van a desayunar huevos,

 

friendo sus crestas color tocino al sol

 

no hay más.

 

Conoces ese lugar-

 

en el arbusto de espino

 

junto a la acacia

 

junto al ferrocarril.

 

 

 

no recuerdo estas cosas

 

-se acuerdan de mi,

 

no niña ni mujer sino como su último pretexto

 

quedarse, no morir del todo.

Tomado de:

https://www.pupillae.com/2020/05/20/il-posto-di-janet-frame/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario