LA ENORME BELLEZA POR VENIR
Los grandes órganos de
destrucción, las tempestades y olas del mar eternamente joven, esta es la
entrada triunfal de la justicia irrumpiendo en sus castillos de España,
edificados sobre el viento, sobre la carne y la sangre de las criaturas creadas
e increadas.
El gusano está en lo alto
de la torre, las reliquias de luz y sonido han sido arrojadas al fondo del
abismo; está en el barro del pantano entre las ranas destruidas. Estas cosas
sutiles justifican nuestra presencia. Lucharon, lucharon horriblemente, cada
uno en su soledad negra, intemporal, húmeda, y aquí estamos ante nuestro
trabajo, ante nosotros mismos, y no en el séptimo día, sino en el único, el
inmutable, el primer día eterno.
LÁGRIMA
Después de cada cosecha,
quemaba las cosechas. Así que subí al arroyo desolado, el único camino por este
país, la tumba de la paciencia. Es la vida con los ojos muertos la que llama a
la puerta.
El recitador abrió los
brazos. Un silencio nevado se posó sobre los hombros del pasado, el esqueleto
de un perro. Sobre la piel del pueblo derrumbado estaban las cuatro Paredes del
odio.
Los asesinos durmieron en
la playa esperando nuevas quiebras. Insensible a los mordiscos de la Muerte, un
nuevo verano ardía en la montaña.
NUPCIAS
Había una promesa de
matrimonio entre el viento y la nieve. La nieve y el viento intercambiaron sus
anillos, y la barca, empapada en agua, entró lentamente en la ceremonia del
amor. Entré lentamente en la estación de la ternura.
La felicidad es inamovible
en la crema de una nube, es una luz que se congela y se apaga. Es un arbusto de
lirios con casas de serpientes deslizándose entre el crepúsculo y el mar,
deslizándose a través de la hierba crepuscular ensangrentada.
El látigo golpea y lava la
nieve del primer amor. El alimento de la bestia acaba en la sangre de las
orquídeas.
LA SITUACIÓN LÍMITE
Es una fruta que madura
lentamente, muy lentamente.
Tan que el árbol muere
lentamente antes de madurar, incluso antes de saciar la sed del viajero
cansado. Está justo ahí: un rayo de sol en el agua temblando de pesar.
El arquitecto mide la
puerta, las rejillas de ventilación, la altura de las paredes y el colgante del
techo. Honramos al arquitecto, lo saludamos cuando camina por la calle, mide en
la mano y vuelve a la parte baja de la espalda, como todos. Cada noche un sueño
bien medo lo quita.
Estoy contestando. Mi
trabajo necesita infinito. ¡Sí! Debo, en cada momento, cruzar el infinito para
llegar a pequeñas cosas inciertas y transitorias. Es mi trabajo. ¡Buenas
noches!
LIBERADO O MUERTE
¿Cómo salir de nuestras
bodegas? ¡Rechinar los dientes arruinados por la sopa que nos come las manos y
la cara! ¡Que la tierra de Europa se abra como la ventana de Judas! Aquí nos
convertimos en las entrañas de la sombra.
¡Ey! ¡Ey! ¡Ey! Que risa
nos ponemos cuando no tenemos nada que perder.
RECIBO UN GOLPE DE ARCO
El recuerdo nació de un
palo. El templo fue profanado por los que trabajaban con las manos, por los que
trabajaban con los pies. Y hubo mañana y tarde para los que tienen sueño, para
los que duermen y para los que tienen razón en el corazón.
Salvo a Tómalo como tú
quieras: el milagro está ahí, detrás de la puerta. Después de la guerra vine a
la guerra y hoy la guerra continúa, que es la lucha incesante de los cocodrilos
bajo la cúpula craneal. Por todas partes rompen las imágenes de seda y oro,
duermen con el bien, marchan sobre los pájaros. ¡Y qué silencio!
Tomado de:
ANTARES
Inmenso es el corazón del
Escorpión. Allí está en su prisión, encadenado al dardo y al veneno. Allí está
en esta arena inflamada, junto a la sed del desierto, en su mano de sílex para
las caídas del abismo.
Allí está con sus troneras
y buhardas, para la vida y para la muerte, para la lluvia y el buen tiempo.
¡Qué inmenso era entonces el deseo!
Pero veamos, ¿dónde me
encuentro exactamente? ¿En el deseo o en el desierto? ¿Estoy en la humareda de
la noche de junio? ¿Estoy en una selva en marcha? ¿Estoy en la caldera del
cielo que hierve sus serpientes entrelazadas en el abismo del horizonte?
El Escorpión zozobró en el
furor y creo que nadie, aquí, podría ordenar sus cordajes después de semejante
tempestad, y además habría que saber si estaba el deseo en mi sangre o era mi
sangre la que estaba en el deseo.
Tomado de:
http://elbatiscaforojo.blogspot.com/2008/09/antares-por-maurice-blanchard.html
LA NUBE DISTRIBUYE LA LLUVIA
«La nube distribuye la
lluvia con imparcialidad, pero una gota cae sobre el bosque en llamas, y vuelve
a la nube revestida de gloria. Otra cae en el pantano, adonde nadie irá a
beber: vivirá el instante, ese punto geométrico, ese gozne de la realidad. Al
llegar la primavera, rechazando un mundo inaceptable en el cual, para evitar
males mayores, será preciso arrojarse en la más hipócrita bestialidad, la
apestada se construirá un mundo en el que pueda vivir, la flor del estío, por
ejemplo. Entonces, el coro alterno de un mundo creado y un mundo rechazado, ese
combate en la sombra, esa indestructible sinfonía, esas heridas y esas sonrisas
se deslizarán lentamente hacia la oscuridad y la soledad. En otoño, los
horizontes desaparecen, la tierra se ara y nos damos cuenta de que el mundo ha
cambiado».
Tomado de:
https://misiglo.es/2009/09/20/la-nube-distribuye-la-lluvia/
EL REINO DE LOS TOPOS
Labré una parcela de desolación, viejo
almanaque, en donde cardenales y verdugos prensaban los racimos del
sufrimiento. Las cepas sin viñedos dibujaban nuestra miseria.
Labré un terreno de fiera rabia. Me
hundí en el odio hasta las rodillas, tracé surcos sin huella y mi vida se
redujo a un manto sin rostro.
Labré las peladuras violetas del
recuerdo, mañanas de crueldad, el barro de las viejas sentencias y de las
homilías, la grama y las espinas y todos los sueños que colgaban de los ganchos
bestiales de mis rencores.
El vómito de la noche endulzó mi
cuerpo fatigado.
CATORCE DE JULIO
Cuando reconstruyamos la ciudad, nosotros
escogeremos las piedras. Las escogeremos bien, y encerraremos un ojo azul en
cada una de ellas. Encerraremos un ojo de junio en nuestras fronteras.
En las tardes de fuerte viento, la voz
del prisionero atravesaba la ciudad, los cantos de libertad atravesaban las
bocas cerradas y, sobre cada piedra, se alzaba una serpiente, se alzaba un
guerrero, un destello en el esplendor del viento.
Una Europa en harapos danzaba sobre
las espadas. Un viento de acero segaba las cosechas. En nuestras manos alzadas,
espigas sangrantes, en nuestras manos encendidas, sangraban los corazones de
nuestras princesas.
Sangraba el sol de nuestros deseos,
sangraban nuestros hocicos embadurnados, nuestros hocicos hundidos en racimos
palpitantes, sangraban nuestras caras de hiena, nuestras garras y nuestras
esperanzas arrancadas a sus pechos de porcelana.
Tomado de:
https://elcoloquiodelosperros.weebly.com/traducciones/maurice-blanchard
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