miércoles, 1 de marzo de 2023

POEMAS DE ÁNGEL FALCO


LA LUCHA

 

Fuerza es luchar ¡palestra es el combate!

donde el alma del fuerte se agiganta

donde la fiebre del esfuerzo late

y una peana triunfal, la vida canta.

 

Quién ante el dolor, su pendón no abate

marche a la cumbre con segura planta

pues si cae en la lid por rudo embate,

más grande como Anteo se levanta.

 

Tal de la vida es la perpetua guerra,

que hasta esa madre pródiga, la tierra

leyes tiene despóticas y extrañas.

 

Pues para dar sus frutos con ser madre,

es preciso que el hombre la taladre

¡hundiéndole el arado en la entrañas!

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/uruguai/angel_falco.html

 

Argensola

La Diosa Venus preñada,

Viendo, que el parto se acerca,

Las tres parcas consultó

Sobre el suceso que espera.

La Chesis [sic] le respondió,

Que naceria una piedra,

Cloto le dixo, que vn tigre,

Y Atropos, que vna centella.

Al fin la Diosa pario,

Y entre tanta diferencia,

Naejo el Amor, con que fueron

Verdaderas las respuestas.

Tomado de:

https://revistas.ucm.es/index.php/CFCL/article/download/CFCL9696120205A/34748/35909

 

 

He visto a una niña triste...

 

de "Cometas sobre los muros"

poema de Líber Falco

 

 

 

 

Madre, esta llama mía

que a ti te inquietara un día,

sigue madre y hoy me abrasa.

Y es roja, madre, de día

y por la noche es azul.

 

Madre, tus ojos azules,

siempre azul vieron mi llama.

Pero yo sé que ella es roja

a la clara luz del día.

 

A la clara luz del día, madre,

yo he visto a una niña triste

contradiciendo a la vida.

–Vestidito de percal,

moña anudando un ensueño

estaba la niña triste.

 

–San Pilatos de las niñas,

de las niñas sin zapatos.

Para mí, si encuentras novio,

esta moña te desato.

–Dice la niña ¡Pero no tiene zapatos!

 

Madre, tus ojos azules

siempre azul vieron mi llama.

Pero yo sé que ella es roja

a la clara luz del día.

 

 

Un motivo de nuestra infancia

de "Cometas sobre los muros"

Líber Falco

 

A la memoria de mi primo Amberes.

 

       ¡Muchachos...!

A la quinta Recaeta,

cada cual con su cometa.

Ay, que la mía no sube.

Ay, que sube

Sube, sube, mi cometa

y no el viento

sino mi corazón

le presta el movimiento.

 

¡Muchachos...!

Ya no hay quinta Recaeta.

Y sin embargo... Cada uno

de nosotros, tenemos una cometa.

 

Más allá de los rascacielos

por arriba de los palacios

está el viento.

¡Amigos! ¡El viento...!

Yo tengo veinte cometas.

Subid vosotros las vuestras.

¡Arriba! ¡Al viento!

 

Tenso el hilo

y un nudo de amor en el corazón,

para pulsar el viento.

¡Amigos! ¡El viento...!

 

 

Lo inasible

de "Días y noches"

Líber Falco

 

       Qué me dio Dios para gastar,

qué?, que no entiendo.

 

Esta alegría, esta tristeza,

dadme para gastarla

un mar.

Dadme la vida, padre, tú,

dadme la muerte.

Dadme el tiempo ido

y dadme el que vendrá.

 

Dadme cantar y cantando

verterme como un río,

por estas calles

hacia el mar.

 

 

Canción por la España obrera

de "Cometas sobre los muros"

Líber Falco

 

 

 

A la memoria de Julio César Grauert

 

       Cruzados el alba nueva

son los obreros de España.

Cantando cruzan la Noche

Noche oscura y luna negra

(sotana y borrón de frailes).

 

Cantando cruzan la Historia.

Grito y gemido en el canto.

Que nunca parió una madre

sin el bautismo del llanto

 

Cruzados el alba nueva

son los obreros de España.

Cantando cruzan la Noche

Noche oscura y luna negra

(sotana y borrón de frailes).

 

En la Noche negra Noche:

los fusiles proletarios.

Cada fusil un candil

que empuja a la Noche afuera.

 

Oh! fusil de proletario.

Dos brazos de luz

te escoltan.

Y una luz alta en la frente

señala caminos claros.

 

 

Tres apuntes

de "Días y noches"

Líber Falco

 

                     I

 

¿Era aquel un hombre?

Me acerqué y le dije:

¿Ha visto que tiene usted

la cara de papel?

Me miró con odio,

pero alzó una mano; allí.

 

¡Ah! Oí crujir su rostro,

quebrársele la nariz

y rodar sus ojos por el suelo.

 

Quedó detrás del mostrador;

espantoso!

Yo me fui,

triste.

 

 

              II

 

El hombre me miró de costado.

Como viese que era yo

lo que era, lo que soy,

me miró de costado...

Luego de frente, y me dijo:

Váyase!

Retrocedí.

Dí contra una pared.

Reboté hacia él

y desesperadamente,

le escupí mi asco.

 

Ahora...

ando calles.

 

 

              III

 

No parecía que aquel ojo viese.

Pero estaba ahí, mirándome.

Sin brillo, sin sentido.

Ojo de perro muerto.

De cosa que Dios no ha creado.

De bestia inédita.

 

Estaba el hombre mirándome.

Abrió su boca, rió.

Y con sus dientes de oro

mascó mi corazón,

como si fuese un trapo.

Tomado de:

http://letras-uruguay.espaciolatino.com/falco/index.htm

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