LA LUCHA
Fuerza es luchar ¡palestra
es el combate!
donde el alma del
fuerte se agiganta
donde la fiebre
del esfuerzo late
y una peana
triunfal, la vida canta.
Quién ante el
dolor, su pendón no abate
marche a la cumbre
con segura planta
pues si cae en la
lid por rudo embate,
más grande como
Anteo se levanta.
Tal de la vida es
la perpetua guerra,
que hasta esa
madre pródiga, la tierra
leyes tiene
despóticas y extrañas.
Pues para dar sus
frutos con ser madre,
es preciso que el
hombre la taladre
¡hundiéndole el arado en la entrañas!
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/uruguai/angel_falco.html
Argensola
La Diosa Venus preñada,
Viendo, que el
parto se acerca,
Las tres parcas
consultó
Sobre el suceso
que espera.
La Chesis [sic] le
respondió,
Que naceria una
piedra,
Cloto le dixo, que
vn tigre,
Y Atropos, que vna
centella.
Al fin la Diosa
pario,
Y entre tanta
diferencia,
Naejo el Amor, con
que fueron
Verdaderas las
respuestas.
Tomado de:
https://revistas.ucm.es/index.php/CFCL/article/download/CFCL9696120205A/34748/35909
He visto a una niña triste...
de "Cometas
sobre los muros"
poema de Líber
Falco
Madre, esta llama
mía
que a ti te
inquietara un día,
sigue madre y hoy
me abrasa.
Y es roja, madre,
de día
y por la noche es
azul.
Madre, tus ojos
azules,
siempre azul
vieron mi llama.
Pero yo sé que
ella es roja
a la clara luz del
día.
A la clara luz del
día, madre,
yo he visto a una
niña triste
contradiciendo a
la vida.
–Vestidito de
percal,
moña anudando un ensueño–
estaba la niña triste.
–San Pilatos de
las niñas,
de las niñas sin zapatos.
Para mí, si
encuentras novio,
esta moña te desato.
–Dice la niña– ¡Pero no tiene zapatos!
Madre, tus ojos
azules
siempre azul
vieron mi llama.
Pero yo sé que
ella es roja
a la clara luz del
día.
Un motivo de nuestra infancia
de "Cometas
sobre los muros"
Líber Falco
A la memoria de mi
primo Amberes.
¡Muchachos...!
A la quinta
Recaeta,
cada cual con su
cometa.
Ay, que la mía no
sube.
Ay, que sube
Sube, sube, mi
cometa
y no el viento
sino mi corazón
le presta el
movimiento.
¡Muchachos...!
Ya no hay quinta
Recaeta.
Y sin embargo...
Cada uno
de nosotros,
tenemos una cometa.
Más allá de los
rascacielos
por arriba de los
palacios
está el viento.
¡Amigos! ¡El viento...!
Yo tengo veinte cometas.
Subid vosotros las
vuestras.
¡Arriba! ¡Al viento!
Tenso el hilo
y un nudo de amor
en el corazón,
para pulsar el
viento.
¡Amigos! ¡El viento...!
Lo inasible
de "Días y
noches"
Líber Falco
Qué
me dio Dios para gastar,
qué?, que no
entiendo.
Esta alegría, esta
tristeza,
dadme para
gastarla
un mar.
Dadme la vida,
padre, tú,
dadme la muerte.
Dadme el tiempo
ido
y dadme el que
vendrá.
Dadme cantar y
cantando
verterme como un
río,
por estas calles
hacia el mar.
Canción por la
España obrera
de "Cometas
sobre los muros"
Líber Falco
A la memoria de
Julio César Grauert
Cruzados
el alba nueva
son los obreros de
España.
Cantando cruzan la
Noche
Noche oscura y
luna negra
(sotana y borrón
de frailes).
Cantando cruzan la
Historia.
Grito y gemido en
el canto.
Que nunca parió
una madre
sin el bautismo
del llanto
Cruzados el alba
nueva
son los obreros de
España.
Cantando cruzan la
Noche
Noche oscura y
luna negra
(sotana y borrón
de frailes).
En la Noche negra
Noche:
los fusiles
proletarios.
Cada fusil un
candil
que empuja a la
Noche afuera.
Oh! fusil de
proletario.
Dos brazos de luz
te escoltan.
Y una luz alta en
la frente
señala caminos claros.
Tres apuntes
de "Días y
noches"
Líber Falco
I
¿Era aquel un
hombre?
Me acerqué y le
dije:
¿Ha visto que tiene
usted
la cara de papel?
Me miró con odio,
pero alzó una
mano; allí.
¡Ah! Oí crujir su rostro,
quebrársele la
nariz
y rodar sus ojos
por el suelo.
Quedó detrás del
mostrador;
espantoso!
Yo me fui,
triste.
II
El hombre me miró
de costado.
Como viese que era
yo
lo que era, lo que
soy,
me miró de
costado...
Luego de frente, y
me dijo:
Váyase!
Retrocedí.
Dí contra una
pared.
Reboté hacia él
y
desesperadamente,
le escupí mi asco.
Ahora...
ando calles.
III
No parecía que
aquel ojo viese.
Pero estaba ahí,
mirándome.
Sin brillo, sin
sentido.
Ojo de perro
muerto.
De cosa que Dios
no ha creado.
De bestia inédita.
Estaba el hombre
mirándome.
Abrió su boca,
rió.
Y con sus dientes
de oro
mascó mi corazón,
como si fuese un
trapo.
Tomado de:
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