lunes, 6 de marzo de 2023

POEMAS DE ALFREDO VEIRAVÉ


Puntos luminosos

 

 

Podrías creer que el arte es como un espejo

sobre la superficie del pulgar que gira

pequeño entre ideogramas luminosos

pero los gatos

sentados entre las piernas de las hermosas

modelos te contradicen.

 

Ellos son un tema general abstractos como las abejas

en la lluvia como las catástrofes submarinas

el cabello de Odiseo sobre la arena

enumeraciones que no alcanzan jamás la concentración:

esa sabiduría visual de transformarnos

en puntos luminosos

dispersos dolores en la punta del pulmón

que nada tiene que ver con la concentración de la historia.

 

 

 Mi casa es una parte del universo

 

 

Los que la vieron dicen que la tierra

es una esfera en el espacio, un planeta

más bien pequeño

del tamaño del dedo pulgar de los astronautas.

Yo no lo dudo porque he visto las fotografías

y porque ahora estoy a casi medio planeta de mi casa.

Lo mejor de todo esto es que en ese pulgar

también mi casa es una parte del universo.

Cómo no serlo si en el patio del fondo

hay un filodendro de gigantes hojas y también gusanos bajo

           la tierra

aptos para la pesca, y ahora que me acuerdo

el olor de los helechos contra la pared

la cara de Delfina o Federico entre los árboles

y aquel canario que se nos voló de noche.

 

 

Rainy taxi

 

 

Llueve sobre las mujeres solitarias

cometas de plantas hechizadas

vienen corriendo entre los

gigantes gemidos

delirios fúnebres

bocas pintadas en forma de corazón

y al mismo tiempo

no sé por qué —alegres, empapadas—

con un paraguas negro

y unos guantes deliciosamente muertos las manos adentro

sus uñas violetas sus espaldas comidas por los caracoles.

¿Desde qué antiguo esplendor viene este taxi

bajo la lluvia

en la desnudez de las dos mujeres solitarias?

 

Podría decir que van para un museo

si no fuera que naufragan constantemente en los círculos

                                                                           [del Dante.

 

 

Nada se pierde todo se transforma

 

 

Deja que se vayan igual volverán

cabalgando en otros caballos más briosos

las riendas hay que dejarlas sueltas

          no las tires hacia atrás hacia tu pecho

y verás que vuelven

                                      (los paladares los tigres los fetos

                                               el ocio y los engranajes)

Si escoges un huevo de perdiz

          tendrás el rumor del vuelo

Si pierdes la costumbre del agua

          adquirirás de pronto la humedad

Si esperas

          podrás ocupar un sitio de tu preferencia

Si corriges

          más vale quemar los papeles.

 

 

Poema levemente descriptivo

 

 

Me limitaré a describir el polvo por las calles

          que emerge soplado por el viento norte en una

                      desobediencia pertinaz

    de sapos muertos en el sol

          y esta pregunta

                    municipal

          ¿nos tapará la polvareda

               con sus edificios sacramentales

    este mediodía

          en el pueblo?

                    Espiemos desde las

    ventanillas de las casas que se fugan

          seamos hábiles en el trance de poner

    el viento en sus dominios

          el calor en los bolsillos de los disidentes

    y

          desde luego

               aprendamos a leernos en la sequedad de

               esta geografía

                        en donde permanecemos

hasta alcanzar cierto grado de locura

          los informes meteorológicos anuncian grandes

                                                                          [lluvias

en el Chaco

          pero las tribus nos arrojan sus granos de arena

sobre los ojos

          ni alegres ni tristes estamos en el claustro

codiciando el desperfecto de la máquina solar sentados en

          el calor.

 

 

Explosivos

 

 

Estoy cargado como un cañón a bordo un viejo y

                                                          [herrumbrado

armatoste que de pronto se pone unas mariposas en

                                                                           las orejas

                                                 un tatuaje en los brazos o

un beso que me dejaron en el estómago

          sin para qué que tuvo su porqué de

gris y de llovizna

          cuando remamos en el mar de los corales

y un marinero se ponía la mano a manera de visera

y oteaba “el proceloso”

          el ruido que hacían las mariposas

no sé pero me cuido muy bien de prender la mecha

           por ahora los delfines nos siguieron durante

                          varios días recorriéndonos las bocas

                          los peces voladores fueron amables

                          contertulios desde el fondo de sus

                          ojos miré el largo cuerpo de Ayesha

                          que no llegaba que no llegaba

nomás, “los corazones no dejaban casi respirar”

          mientras, pienso que pronto tendré que empezar a

          dibujar un nuevo mapa del universo y también el

          Diccionario

La temperatura del cuerpo es normal

la humedad ambiente alcanza 100 grados

el cigarrillo se consume en el cenicero o en los bronquios

el papel donde revuelvo este disparo

es de color azul como mi camisa

                                   (meticulosamente desabotonada)

          y aquí en el Chaco llueve desde hace varios días.

Tomado de:

http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/270-121-alfredo-veirave?start=1

 

 

Vestido folk

Ajeno a las modas de los vestidos de Alemania o de Francia

desconocedor superficial de lo que se usa en esta temporada

no pude dejar de caer rendido a tus pies desnudos

cuando te vi esta mañana con esa blusa folk

calcada de dibujos aztecas llena de flores

de la guerra de los antiguos mexicas o quizá

con esos pájaros azules que volaban sobre

los volcanes de Guatemala pero allí,

atada levemente a tu cintura

ese huipil ese canoro blanco ese bordado de la

era manual alcanzó en mis retinas y en mi pecho

dolorido el nivel de un terremoto de ternuras

simplemente porque debajo de él cabían unos

pechos altos como volcanes y más abajo

una desnudez de océanos no pacíficos solamente comparables con

los colores de sombra de los bananeros tropicales

y con aquellas algas olorosas que enloquecían a Drácula.

 

(De Historia natural, 1980)

 

 

El próximo eclipse se producirá dentro de 360 años

Esta vez lo vimos sobre la ruta

entre palmeras negras que oscilaron levemente

sus duras hojas enhiestas

al oscurecer

opacamente, en la mañana del año mil novecientos

sesenta y seis.

Yo tenía dos hijos pequeños, una mujer rubia, una

casa en el norte

y una confusa marea de sentimientos que nos unían al

mundo. Mariposas apasionadas

en el fondo del pecho, oscuras como tordos

dormían en su anillo de silencio.

Los chicos corrían frente a la máquina

fotográfica que utilizaba el padre

angustiado y despierto frente al tiempo, pero

todo será inútil. El próximo eclipse se producirá

dentro sesenta años y allí no quedará

de ellos, de mí, de las mariposas azules muertas

en el trópico

ni un destello, ni una palmera, ni un recuerdo, ni un

zorzal frente al río.

 

¿Comprenderán ahora lo que cuesta pararse

encima de la curva del equinoccio lejano?

¿Comprenden ahora lo que duele

mirar el país como si fuera una vieja hoja de gomero

que puede apretarse en la mano, o mirar al sol

cuando la luna lo enfría de golpe y sombras frías

como tumbas caen entre los niños y los cohetes?

Comprendimos ahora el pavor de estar ya

mirándose desde el lado oscuro

de ese sol negro

desde el sueño de unas fotografías

amarillentas, desde un polvo que tuvo sus rostros,

sus huesos.

Aquí la primavera ese año fue un poco fría

y la monogamia comenzaba a extinguirse sin protestas,

es cierto, pero saliendo por la ruta pavimentada

fuera de las ciudades, todavía los

caballos movían sus crines libres y las palmeras

crecían como ajenas al movimiento del planeta.

Quiero decir que había lámparas

en algunas casas todavía

donde nadie observaba las constelaciones con temor

o creía haber salido de la sombra del patio materno.

Había multitudes

que ignoraban que ese momento

tenuemente elaborado por

la inconsciencia de cada uno

no volvería ya más hasta después

de trescientos sesenta años de eclipse solar

que en medio de la mañana provocó algunos

temores en los animales del monte.

 

Los chicos corrieron entre la luz y la sombra

almorzamos luego con felicidad en el campo.

 

 

Antipanfleto arrojado por los Harriers sobre las Islas Malvinas

Muchachos ¿recuerdan a los Beatles?

¿No se acuerdan de John Lennon?

Un día su hijo trajo del colegio un dibujo titulado

“Lucy en el cielo con diamantes?, Lucy su compañera de banco

la de las trenzas rubias como el oro del Perú

estaba volando por un cielo color azul pintado que no era el de las islas

¿por qué ponerle título a todo mi querido Paul? ¿Por qué no pensar

que algún día tendrás sesenta y cuatro años?

Esos detalles que ustedes saben de la música de

los Beatles con los cuales crecieron; y los que escucharon

“Lucy in the sky with Diamonds” tradujeron

simplemente LSD, él lo niega en sus memorias ahora que ha cumplido

40 años y no sabe que pronto lo asesinarán en Nueva York

frente a Central Park.

Conscriptos argentinos de 19 años

¿recuerdan a los Beatles?

Entonces ¿qué hacen ahí en esas trincheras de agua casi muertos de frío

lejos de sus casas tibias y musicales?

Ríndanse obstinados.

¿Qué harán ante el cuchillo de los gurkas mercenarios y la fuerza del imperio?

Ríndanse insensatos.

Posdata: El perverso panfleto de la guerra no dio resultado, porque ninguno

de los chicos se rindió (aunque los mayores los obligaron a entregar

las gastadas armas calientes de heroísmo) y ahora algunos

todavía

sonríen bajo la nieve con John el de Liverpool

cuando ven a Lucy por el cielo con sus trenzas rubias de diamantes,

en los mares del Sur.

 

 

Nunca más

Nunca más los gordos caballos de la muerte entrarán a la plaza

a destrozar los canteros de plantas y de flores (amarillas)

de las tipas asustadas; nunca más los bastones

golpearán con esa furia las cabezas ensangrentadas de los que ahora corren

bajo las nubes cirros, estratos, cumulus o nimbos; nunca más estas flores

de lapachos temblarán en la noche su color rosáceo al oír los aullidos;

nunca más esos aullidos cruzarán la calle subiendo desde el sótano

en el subsuelo de la madrugada.

Nunca más esos gritos terribles descarnarán la corteza de los murales

de la plaza desnuda, nunca más explotarán entre los intestinos

o las bocas del cuerpo / las convulsiones de la electricidad violenta;

(nunca más llamarás gritando a tu mamá en la violácea oscuridad lila

y azul que oyeron solamente los jacarandaes florecidos de la plaza)

¿Solamente?

¿Nunca más? No lo sé

porque hoy he visto a un tigre de Bengala correr a una gacela por la

llanura, a una boa constrictora devorar a una ranita saltarina,

a una araña correr sobre la tela al oír un zumbido.

 

(De Radar en la tormenta, 1985)

Tomado de:

https://literariedad.co/2019/01/27/alfredo-veirave/

 

 

POEMA CON COLOR LOCAL

 

 

Pintan a tu aldea y serás universal.

Tolstoi (citado de oído)

 

 

 

Vivo en el Chaco en la ciudad de Resistencia y conozco

         el quebracho, el algodonal y el viento norte

         en las siestas del verano

sus templos sacramentales y las lluvias interminables

no obstante eso ojeo la enciclopedia que en fascículos

                              llega a los quioscos

y leo sobre “La infancia de la humanidad”

                 “La estructura de las máquinas”

Soy de la primera generación de Tarzán y el

   Tit-Bits fui Sobrino del Capitán y ahijado de Fantomas

          y no veré seguramente

la colonización del planeta Marte

          no obstante eso miro los lapachos florecidos

con cierta nostalgia becqueriana.

 

 

15. QUÉ ES POESÍA ME PREGUNTAS MIENTRAS
         CLAVAS EN MIS OJOS TU PUPILA AZUL

 

 

 

Un delirio naufragante de las memorias recuperadas

en un galeón perdido en el mar de los Sargazos

                                                                   es decir

la calle de los Muertos bajo el escándalo del sol

                                                           en Teotihuacán

(y los bichitos del jardín)

          La respuesta de los abismos en el asma de Marcel

          los trabajos de oficina de Franz Kafka

          la despedida de Cruz y Fierro en el desierto

(las asociaciones interminables)

                                            y tú.

 

 

16. TAMBIÉN LA POESÍA ES DESACUERDO CON EL MUNDO

 

 

Puede haber un cuervo

                en el subterráneo imperio de las sombras:

sin comparaciones obligadas él rechaza la palabra

                                    "conocimiento"

como una prueba paciente de las fórmulas.

 

No sé tampoco por qué insistimos en perseguirla

                                                  con signos cuneiformes

o si somos acaso perseguidos por ella como un mar de adentro

    en las despedidas de Odiseo

                                         o someternos. Al fin y al cabo

no somos antenas de la raza (pararrayos celestes) sino

una poca cosa falsificadora

suave en los instrumentos

    corolarios innecesarios

        doctores de la vanidad personal

                        incompatibles con el mundo.

 

 

 

De: Radar en la tormenta (1985)

 

 

 

17. YA NO HAY LUGAR PARA LA FRIVOLIDAD

 

Todos poseen un límite; las lecturas en el jardín

absorben el deseo de las plantas húmedas y el mundo visionario

había allí únicamente con algunos seres animados de ojos abiertos y profundos.

(Entre los helechos y los tiernos animales inocentes el espacio pasa

como un equilibrista que abre su sombrilla para no caer en el vacío.) Hay

diferentes formas de fracaso cuando el trapecista joven sufre el miedo

en las cárceles de la pesadilla,

aunque en el fondo sabe que los victimarios y los torturadores

se juntan en el infierno de la historia, y que las hojas caen sobre ellos

para convertirlos en tierra deleznable. Por eso canta ahora y mira

solamente hacia adelante/ no dará explicaciones de la vida: el cuerpo sabe

esquivar los dardos venenosos del rencor, quizás, una forma cerrada del amor

que no fue correspondido. A veces los límites se abren y comienza el vuelo;

entonces, ya no hay espacio para las frivolidades como saben

los que vuelven de la guerra, o del errático exilio (del poema).

 

 

 

18. SERPIENTES VENENOSAS

 

 

José Jolís S.J. nos habla de las serpientes venenosas

y de los cascabeles (tintinean en los platillos de oro de las bailarinas

de las cortes florentinas, danzas de salones barrocos)

nos describe su color / rojo /

(búfalos de Altamira cuando uno puede ver las

oscuras cavernas paleolíticas de la mujer amada)

y cómo esas víboras de ojos fosforescentes alumbran de noche

el paso de los indígenas perdidos en la selva de sus pesadillas,

y aunque Plinio dudaría más o menos escéptico o envidioso

Jolís describe una grande del tamaño de un buey o de

un gomero de la India

sobre el cual durmieron con el Cacique Tellogotí de la Nación Giapitallagá

y el Cacique Aglaiquí de la Nación Toba.

 

Durante varios siglos se creyó que todo era una mentira

una exageración de los chronistas

hasta que en 1970 dos astronautas que regresaron del espacio

habían crecido 4 centímetros y medio de estatura.

 

 

 

19. HISTORIA CLÍNICA CON DATOS VERDADEROS Y PROSAICOS

 

 

 

No hagas poemas con problemas personales.

Drummond de Andrade

 

 

Hace años me hicieron un personal injerto de tibia

en la columna (Mal de Pott), y luego me extrajeron un riñón

(órgano que no es fácil de colocar en un poema)

hace poco

me pusieron un marlex en el cuerpo:

ya parezco el Vizconde Demediado de Calvino.

Pero esa razón, quizás, él resucita y ama más la vida

y el sol del jardín rejuvenece y tranquilo

y feliz como el destino sereno de las plantas,

yo pienso a mis amigos, a la enferma Katherine, y se llena

de energías vitales subterráneas y abro al azar

por ejemplo

las cartas de Herman Hesse o los versos de Ortiz.

Y todo lo que saludablemente leo o invento o confundo

en el Chaco o Nueva York (perdonen los lectores

la experiencia) son discursos simulados

de la imagen / "Puesto que estos misterios nos rebasan

finjamos ser sus organizadores" (¿y por qué no agregar que la poesía

es una abreviada forma personal de la ansiedad?)

 

Yo bebo en consecuencia a grandes sorbos en la copa transparente

que me sirve la vida, en el rosado vino

(médico-científico) del amor natural.

 

 

20. REPORTAJES SOBRE LA REALIDAD

 

 

 Al ver caer las flores rosadas del lapacho sobre las

                                                      [imágenes

de este árbol que anuncia en sus cielos la actividad de la

mirada sentimental, el elogio simple de un espectáculo

                                                                  [que

no es sintáctico, cualquier novelista diría que ellas (las

                                                              [flores)

son personajes delicados, seres emergentes de voces que

                                                              [descubren

la realidad de los objetos, en este caso hermosos para la

                                                             [escritura

de las estaciones del año, el recuerdo guardado en el

                                        [pecho de sus criaturas

inventadas. El poeta que transgrede los géneros literarios

cerraría los ojos y en sus frases respondería con otros

                                                         [resultados

a la ansiedad de sus lecturas compartidas en un reportaje

circular: ¿qué es lo que veo, qué es lo que quiero ver,

                                                    [qué es lo que

no puedo ver de estas flores del lapacho sobre

la alfombra rosada de la vereda, que aquí se ha formado

                                                        [hoy como

una metáfora de la vida o de la muerte?

 

La idea simple de una alfombra tejida de rosadas flores

                                                             [volátiles

es una antimonia de la realidad, una respuesta posible al

                                                        [cuestionario,

una metáfora de la imaginación o de la inteligencia,

                                                          [quizás,

simplemente, un homenaje al amor distante de quien las

                                                                  [mira:

—El significado de un poema sólo puede ser otro poema,

                                                          [pero ¿cómo

diferencia usted a la poesía de estas flores del lapacho?

—Es muy simple, porque el poema tiene el aspecto

                                                   [geométrico

de la poesía.

—¿Y cómo la reconoce?

—A primera vista, por el sonido mental de ese momento,

                                                             [y además

porque la poesía nos enriquece la realidad, como el

                                                     [lapacho.

 

 

21. ESCUELA O MOVIMIENTO AL CUAL PERTENECE

 

 

Pertenezco a la escuela o movimiento denominado

                                              [“Repentismo”,

inventado por mí que por supuesto en este instante

no soy Huidobro ni menos aquel francés ladrón de fuego,

sino argentinamente (simplemente) un poeta repentista:

una especie de ebrio momentáneo que después corrige

                                                    [sus (alcoholes)

—lo que está entre paréntesis se puede intercambiar

y las comillas indican otro texto:

“la energía verbal de un hombre rechazado

por tus hermosas piernas de gata complicada”

         un acuático camalote de la especie

en una gran laguna del Gran Chaco

que sinceramente les advierte:

no tiren sobre el agua ni una hoja del infierno

porque las ondas concéntricas son capaces de inventar

                                         [un Paraíso, y ya verán

de pronto en esas selvas Roussonianas las razones por

                                                          [las cuales

la pareja es arrojada del Edén; así lo menos,

para no explicar ahora

a cuáles modos en el uso de las hojas pertenecen

los vestidos desnudos de ella y él, o el rapidísimo festín

de las imágenes que inventamos ahora en este cine.

                        Perplejos y abismáticos

espectros que la vida borra con el codo. Sí, yo también

                                                           [entre ellas

           pertenezco

solamente al movimiento de las hojas.

 

 

 

22. LA ÚLTIMA CENA O EL JUEGO DE LO POSIBLE

 

 

Yo cumplo un luminoso y secreto destino,

lejos, en un país solar joven y extraño.

Raúl Gustavo Aguirre

 

 

Aquella noche fue:

(cómo diría)

inolvidablemente dócil a los afectos

porque nadie habló de la circulación de los planetas.

Y la situación al terminar otro año

era simplemente común a cualquier reunión de poetas

que han crecido juntos

según las condiciones de la época.

                             Conversaciones

en los espacios del departamento

(también se habló de algunos premios

que favorecían a las circunstancias, no a la poesía)

                                 lejanías

que nos trasladaban hacia otros tiempos/oscuridades

y también risas de la amistad

que cuando es así nos dice todo

sin preguntar desde afuera

                                               ¿Quiénes son éstos?

Espejos,

organismos emotivos, borrosas fronteras de un país

                                                         [político.

Todos sentiríamos quizás

el goce de esta certidumbre ¿no es acaso una forma

                                                      [privilegiada

de la edad no tener que explicar a los demás quiénes

                                                           [somos?

Por supuesto, había copas de vino blanco, una de pie

entre los libros, otras con las

piernas cruzadas, inocentemente desprevenidas

entre los giros de la luz a la deriva, y al no sentarnos

a una mesa, picábamos como pájaros esto y aquello,

dando vueltas a la llave

de las anécdotas o de la inteligencia vital del poema no

                                                             [escrito.

        La alegría

quizás fue la culpable, o la invención del porvenir

la situación desventajosa porque sin que nadie lo

                                                              [advirtiera

          ¿cómo podría habérsenos ocurrido?

ella también estaba en esa cena,

mirando entre el juego de lo posible esas cabezas

—algunas medio calvas, otras canosas, más bien

experimentadas— y entre la fusión

de las palabras de la reunión que se iba terminando

(cuando algunos amigos se despidieron con un beso de

                                                              [hombre

como se hace en la ciudad, porque uno nunca sabe si se

                                                              [volverá

a encontrar), ella, la oscura y desdeñada,

eligió a uno de nosotros y dijo,

con su dedo largo: éste.

Creo que lo hizo delicadamente para que

nuestras mujeres no se dieran cuenta. Cosa rara

porque ellas siempre saben antes que nosotros,

aunque sea en sueños.

El cuerpo del poema en cambio, el organismo del

                                                               [poema,

la acomodación del poema en cambio, seguramente

sintió un roce que ninguno de nosotros advirtió.

El poema sabe más que nosotros de la vida

y percibe antes que nosotros el dedo de la muerte.

 

 

23. DESCENSO A LOS INFIERNOS DANTESCOS

 

 

Cuando Beatrice se bajó de sus coturnos griegos

de sus frívolos zapatos con plataforma

y quedó balanceándose a la altura de mis hombros

vi sin las trampas de las modas femeninas

por qué razón Virgilio se quema en los infiernos

 

 

24. LOS LAPACHOS HAN VUELTO A FLORECER

 

 

Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto

como si fueran el eje de la historia, y la explosión de

sus flores rosadas un movimiento circular de suaves

                                                     [rotaciones

                                                                    ¿qué

piensan dentro de sus ramas (aparentemente

    imperturbables) sobre

lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo un

                                                             manto

                                                                 [de

                                                           neblinas?

Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron

                                                              [caer

sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,

y los albatros quedaron sepultados en las Islas.

Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto

cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte

con armas y cascos y mochilas y fuertes

borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se

iba cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo

                                             [podíamos distinguir

cuál era desde la terraza porque

ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la

                                                               [guerra

y a mí se me cruzaron todas las palabras

                                 rotas

                              tartamudas

y todavía siento que en aquella madrugada

cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la

                                                                  [mañana

                        supe que ya podía escribir rabiosamente

la palabra cibilización con be larga, por lo menos.

Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos

                                             [han vuelto a florecer

sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que

                                                         [sobrevivientes

que vuelven de la guerra”.

 

 

 

De: Laboratorio Central (1991)

 

 

25. ARTE POÉTICA COMO CIENCIA DE LA NATURALEZA

 

 

Yo, Bertolt Brecht, vengo de los montes negros...

 

César Vallejo ha muerto, le pegaban/ todos sin

que él les haga nada...

 

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas...

No sé cuál de los dos escribe esta página

 

Las ciencias etimológicamente nacen del saber

    y se dividen en teóricas, prácticas y poéticas

Las poéticas son ensoñaciones cósmicas

    Bachelard dice de sus fenomenologías

que las imágenes son novedades

    o sea, abren un futuro en el lenguaje

y,

    una de las últimas verdades desde la

    Poética de Aristóteles,

que el mundo real es comido

por el mundo imaginario.

Así en el futuro se denominará

    Ciencias Naturales

a todo texto que sea un invento geométrico

de la nueva vida de los hombres.

    ¿Y el método?

No podrá exigírselo a quienes hayan comido del fruto

                                             del inconsciente.

De esa manera, querido lector, estos poemas son

                                                 incursiones

    Robinsoncruceanas

    el viaje en el mar por la ruta azarosa de Moby Dick,

por las selvas del texto que contiene la codicia de

    Hernán Cortés ante los tesoros del oro,

en suma

    una expedición encabezada por un cazador de

    especies exóticas

    que le han sido encargadas para un museo de las

                                                 mutaciones,

para un circo de animales naturales en el laboratorio

                                          de la imaginación

    con algunas ciencias y cartas personales.

 

 

26. EL MUDO O LA INVASIÓN DE LOS PERSAS

 

 

    Cuando recupere el habla voy a escribir un ancho

                                                       poema

sobre los Persas que invadieron el continente de tu

                                                       cuerpo

soplando, así empezó la cosa, tu flequillo para que se

                                   abriera y dejara tus ojos

en una posición fetal antes de que huyeras por las

                                          hondas campiñas

    verdes, en un caballo donde montabas

                                              exquisitamente.

 

                                   Sólo me ocuparé entonces

de la risa que te provocaba en esos momentos el juego

                                 de la silla entre las piernas

mientras yo desde el suelo, bajo los sicomoros del

                                        momento, disparaba

mis flechas contra tu corazón metido como un

                     músculo elástico debajo de la camisa.

    El espacio del poema

será ancho pero no ajeno a la fiel servidumbre que

                                                    una mujer

mundial merece según las reglas de la objetividad

    o del deseo como fuerza positiva de los tajamares

                                             que adornan la

    polémica sobre el color local;

    será inconcluso porque creo que el poeta cuando

                                          rompe su mudez   

escribe como Orfeo de esas sombras del Hades que se

                                                mueven entre   

    la neblina, sobre el campo de golf o en el   

                                                    aeropuerto.

                                                    Y Eurídice

    arrastra la mortaja de los infiernos   

    que cubre su sexo dormido "como un capullo en el   

                                                 atardecer"

con una complejidad que nace de los arcos

    y las flechas persas del subconsciente.   

 

Mudez, tartamudeo, registro de las angustias de una   

                                                 conversación   

    que nadie escucha, la poesía.

Conocimiento desbocado y loco, como un

    galope tendido hasta que el caballo se cansa y al

                                                        rodar

arroja al jinete como una perdiz muerta de cuyo pico

     surge

       el último silbido.

 

 

27. POEMA DEL DOMINGO

 

 

Hacía tiempo mucho tiempo que no escribía un poema

                                                        el día

       domingo

como si los poemas tuvieran un solo día de descanso

como si la poesía fuera un sonido hebdomadario de

                                                 las vértebras

       o de ese imaginario real que ahora anda fantasmal

                                                               entre

       las plantas del último día de la semana.

       ¿Y todo por qué? Respondo a tu pregunta

       joven profeta:

       porque esta mañana me puse a leer los poemas de

       un griego contemporáneo

       y he advertido que estos descendientes del

                                                      Peloponeso

jamás se han olvidado de sus dioses, de la guerra de

                                                        Troya,

o de la muerte de Aquiles.

Y extrañamente, cronológicamente a-histórico, he

                                                     pensado en

los tesoros y en la riqueza de nuestro pasado remoto

                                                 de nuestra

       edad de piedra o de la mítica Edad Media;

       que tenemos en nuestros genes argentinos unos

seres mitad reales mitad autoinventados de tiempo

                                                        actual,

casi sin pasado y sin maquillaje.   

Y en traducción directa del griego o en simple versión

                                                      francesa

alguien nos lee en una voluminosa antología de poetas

                                                 del mundo.

       latino, y pregunta, como ahora tú:

       ¿por qué escribes un poema el día domingo?

       Y responderé con sentimientos del exilio, quizá,   

                                          porque hoy es un buen

       día para recordar el río local que nada tiene para   

                                                           ofrecer

       o vender en el extranjero, sino es solamente, la

                                  versátil claridad de sus aguas,

que fluyen heracliteanamente como todo río de aldea o

                                                             de

pueblo, y en el cual nunca se hundieron los caballos

       de Troya, no cantado por homéricos ni tirios,

sino por otros poetas mayores que vivieron y

                                                  murieron

en este mismo siglo, y que ahora están en el

                                             cementerio de

       Gualeguay

       flotando por estos domingos de poesía

       y de preguntas que, algún día,

       otros poetas contestarán sin mirar el dibujo

       que hacen sus letras entintadas de

       signos ideográficos; despojos de la operación

       que se llama el inconsciente colectivo: esa suma de

                                                    arenas blancas

       de la costa-que se mueven al compás de un día

                                                        domingo,

con el ritmo de un movimiento de aguas que corren

                                                 naturalmente

       hacia la curva del molino,

hacia este milagro del mediodía, en este fugaz instante

en que los dioses griegos me han permitido hablar

       por otra boca.

 

 

28. AVISO A LOS NAVEGANTES

 

 

       Escribe el poema y déjalo dormir entre los otros

colócalo en el freezer, de costado para que no ocupe

                                                       mucho

       lugar en la heladera como aconsejaba Catulo;

después de un tiempo, una mañana cuando te levantes

       con electricidad en los cabellos y sientas que él

       te llama con una voz que se oye en la cabeza

y que es la de otro poeta más querido que tú,

       vuelve a leerlo como si fuera ajeno

       y sabrás si vale la pena corregirlo o romperlo,

o tocarlo para saber si aún está vivo.

No dejes que interfieran los otros escritos bajo

       otras circunstancias psicoanalíticas de lo real, lo

                                      simbólico o lo imaginario,

       y sabrás qué cosas dice de aquello que no está

                                                        escrito.

Entonces si ese espacio vacío está lleno

       sálvalo de la destrucción y engendra una fuerte

       convicción sin pensar

       en otra cosa que no sea el ritmo sagrado de los

                                                        planetas.

 

 

29. PALABRA CAZADA AL VUELO

 

 

No he sido nunca un cazador de perdices porque la

                                                 muerte de

       un animal pequeño me sacude como el viento del

                                   campo a los pastos extraños,

pero soy cazador de la palabra en vuelo, lo cual

constituye una estética desdeñada por Valéry entre

                                                        otros.

¿De dónde viene esta cetrería sin halcones?

Debe ser, supongo, una fuerza que sale de la propia

                                                 voz callada

       que comienza a hablar dentro de uno, en cualquier

                                                        momento;

          el lujo de la bandada que cruza el cielo en una

                                              tarde espectacular,

       cuando el papel en blanco nos mueve los dedos,

                                                       articulados

          en una mano que golpea las teclas.

Quizá la poesía no esté allí, sino en los entresueños

                                                     cuando

       despiertos, miramos con los ojos cerrados

       una ceniza que se llama tiempo, quizá la mentalidad

del oído que oye murmullos entre los muertos.

       Por eso nada habrá cuando me haya caído en la

                                                         sombra

       ya que todo es instantáneo, súbito,

       y los poemas inéditos se han roto para siempre.

 

Como poeta repentista asumo estas obligaciones y

                                     también esos defectos.

Quede para otra ocasión la posibilidad de que la vejez

       dicte en otras personas el murmullo de una flor de

                                                               coral

            que asoma debajo de las aguas.

 

 

30. LA LLOVIZNA DE RACO EN TUCUMÁN

 

 

Antes de enviarte la carta-poema, ensayo estas

                                                 atribuladas

       palabras convertidas en un tejido de lloviznas en las

                                                          tenues

       alturas de Raco, un domingo de éstos que el planeta

           risa tiene de la vida;

un viaje que empezó como todos por el poema y

terminó

voluntariamente al costado de la piscina del invierno

       donde los sapos engendraban silenciosos

sus extraños huevos en cadena

       y estaban en contacto bajo el agua,

quizá porque la flor de los cerezos

       les contagiaba una energía muda,

eficaz para que la temperatura

           del agua, sirviera de

       apoyo al sapo (macho) subido a la sapa (hembra)

en una relación interminable

       como el ladrido del perro. Una siesta tucumana

donde yo soñé con tus poemas y la puerta de la otra

                                         dimensión se abrió

una vez más,

el jazmín del amigo muerto que ahora florecerá

                                                  en la tierra

       de los vivos, de los sapos

       silenciosos, del universo

           que gira entre otras galaxias.

Sólo nos faltó aquel grillo que hacía en tu poesía

       que la pareja dormida fuera

       un trío de enamorados.

Antes de enviarte la carta prometida ensayo este

       lenguaje de signos

       y símbolos y animales

       donde se unen los extraterrestres rusos

       los contaminados del espacio

       los recuerdos de un amor perdido para siempre.

 

 

31. CALÍMACO (I)

 

Como en los epigramas de Calímaco dejo esta breve frase

entre los dientes del gato: no me lloréis

                y buscadme en el jardín en tardes como ésta

                                cuando

el verano está quieto como un felino embalsamado entre las hojas.

Yo fui y yo soy lo que pude mientras viví en la tierra.

Ustedes saben que esta urna funeraria guarda cenizas

de recuerdos felices y de palabras felices

        que me hicieron volar fuera del espacio en otro tiempo

que volverá

cuando los extraterrestres desciendan otra vez sobre Machu Picchu.

 

 

32. CALÍMACO (II)

 

Como en los epigramas de Calímaco dejo esta breve frase

entre los dientes de la antigüedad: buscadme en el

                                                   jardín

                                                           de las sombras

y como consuelo pensad que yo atravesé al fin el túnel

y lo supe todo mientras llegaba a la luz del otro lado.

Tomado de:

https://actaliteraria.blogspot.com/2013/03/alfredo-veirave.html

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