miércoles, 27 de marzo de 2024

POEMAS DE OSCAR "PUKY" GUTIÉRREZ PEÑA

 

Al César lo que es del César

 

Lo primero que quiero agradecerte

 

son tus pestañas

 

con las que sembraste manzanas

 

en el centro del Paraíso

 

y tus labios

 

que supieron deletrear

 

el hermético abecedario de mi cuerpo

 

y tu ombligo

 

capital de ese país

 

que me dio cobijo

 

tiempo, humor y miel

 

y el apretado recinto de tu centro

 

donde enterré

 

impúdico y alado

 

todas las urgencias de estos tres inviernos

 

y tu alma

 

laberinto insomne

 

trampa de arena

 

cadalso sumergido

 

y

 

claro

 

(nadie es perfecto)

 

tu fe

 

tu albahaca

 

tu gesto

 

tu grito

 

tu odio

 

tu adiós.

 

 

Inevitable

 

Podríamos hablar de política

 

o de arte

 

o del esquivo amor

 

pero

 

a lo sumo

 

ésas solo serían bellas palabras vacías.

 

 

 

Podríamos citar a Borges

 

o a Sábato

 

o a Saramago

 

pero esos antídotos contra la estupidez

 

tampoco servirían de nada.

 

 

 

Podríamos disimular

 

entonces

 

bebiendo cerveza Huari (bien fría)

 

o adormecernos frente a la pantalla

 

o escribiendo poemas como éste

 

y eso tampoco cambiaría las cosas.

 

 

 

Afuera está la muerte

 

mi muerte

 

acercándose a la casa

 

lenta

 

decidida

 

inexorable.

 

 

 

Y se va a entrar.

 

 

Infancias

 

 

 

En algún rincón de mi alma sigue llorando

 

inconsolable

 

el niño que fui.

 

 

 

Ése al que le mintieron

 

que en su tercer cumpleaños

 

su madre volvería.

 

 

 

Juro que hay noches

 

en las que aún escucho su llanto.

 

 

La noche del alma

 

 

Ojeroso

 

temblando

 

tieso de saudade

 

él cierra los ojos

 

vanamente invoca el nombre secreto

 

del Padre de todos los dioses que en el mundo han sido.

 

 

 

Y en eso también nos parecemos

 

porque atronador le responde

 

el devastador eco

 

del silencio de Dios.

 

 

Adentro

 

 

Adentro mío hay un país al que viajo constantemente.

 

 

 

Cuando el mundo extiende sus alas

 

y éstas son de repentino murciélago

 

rápido emprendo la ruta

 

hacia la ciudad sin nombre

 

de mi silencio interior.

 

 

 

Allí está la cordillera del deseo

 

la planicie del olvido

 

la bruma del encuentro

 

el altar de mi fuego.

 

 

 

Allí hay hondonadas y cicatrices

 

selvas, soles y tundras

 

y como 365 razones para volver

 

una

 

y otra

 

y otra vez.

 

 

Teología doméstica

 

Si Dios es ese viejito barbado y neurótico

 

que desperdicia su eternidad

 

contabilizando mis faltas y pecados

 

entonces no

 

no gracias

 

no creo en él.

 

 

 

Y si su hijo es ese cadáver

 

eternamente sangriento

 

eternamente roto

 

eternamente derrotado

 

entonces

 

disculpen

 

tampoco creo en él.

 

 

 

Pero como yo intuyo

 

o —a lo mejor—, sé

 

que entre ambos son culpables

 

de la existencia de las mariposas

 

y el arco iris

 

de la simplicidad de una galaxia

 

o del esplendor de una uña

 

de la imposible fiesta que es un pavo real

 

un atardecer en el trópico

 

o los ojos de Danáe

 

entonces

 

no me queda otra

 

y me inclino

 

reverente y agradecido

 

ante el más grande

 

soberbio

 

y loco

 

par de artistas.

 

 

Al futuro cadáver 

 

 

Alguno me dice

 

“pariente

 

su poesía es muy feliz.

 

Vos sos un optimista

 

lo que escribes no es real”.

 

 

 

Yo miro entonces al futuro cadáver

 

huelo su descomposición inevitable

 

escucho los inútiles rezos

 

las fatuas novenas

 

y sonrío

 

(en estos

 

y en tantos otros casos

 

lo inteligente es callar)

 

 

 

De todos modos,

 

¿qué podría decirle?

 

¿Qué ya lo sé?

 

¿Qué no lo he notado?

 

¿Qué yo mismo reniego de mí?

 

 

 

Pero no

 

para qué.

 

 

 

Mi único mérito consiste

 

en saber que nos estamos muriendo

 

y en actuar

 

como si eso no importara.

 

 

Credo urbano 

 

 

Creo en el color padre todopoderoso

 

y en la palabra que nos acerca.

 

 

 

Creo en la primavera y otros milagros.

 

 

 

Creo en los domingos

 

en la pedagogía secreta de un abrazo

 

sobre todo

 

creo en el Ser Humano.

 

 

 

Abandono las ciudades de la queja

 

las urbanizaciones del espanto

 

las catedrales de la melancolía.

 

Dejo atrás el traje de la tristeza

 

los zapatos del quebranto

 

el maquillaje del desánimo

 

las sonrisas de utilería.

 

 

 

Vestido de indulgencias

 

abandono el paraje de lo huraño

 

el oprobio

 

la angustia

 

y la ceniza de los años.

 

 

 

Ataviado de colores

 

ensombrerado de cariños

 

hoy

 

simplemente vivo.

 

 

 

y la tristeza (esa perra hambrienta)

 

y los famélicos roedores del invierno

 

y los pálidos suchas del insomnio

 

ésos

 

que esperen sentados.

 

 

 

Hoy no comerán de esta carne.

 

 

 

He resucitado.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2012/02/poesia-boliviana-actual-no-8-oscar-gutierrez-pena/

 

 

Malas compañías 

 

 

Mis amigos poetas son

 

por lo general

 

tipos y tipas formidables.

 

 

 

Va por la Vida

 

(como quien no quiere la cosa)

 

tejiendo admirables filigranas del lenguaje.

 

 

 

Libran encarnizados combates con las palabras

 

(“cógelas del rabo/ tuérceles el gaznate/ desplúmalas”)

 

son capaces de no dormir y hasta de no soñar

 

por encontrar la palabra precisa

 

el adjetivo perfecto.

 

 

 

Se les perdona sus súbitos cambios de amor

 

de temor

 

de fervor

 

de humor

 

sus tantas veces (tantas)

 

insoportables maneras

 

porque en un poema suyo encontrás

 

de pronto

 

una metáfora admirable

 

de ésas que te sirven para entender lo inentendible

 

o para hacerle una gambeta

 

al naufragio nuestro de todos los días

 

o para hacer que por fin te sonría

 

devotamente

 

la morena escurridiza.

 

 

 

Con la muerte tienen citas casi cotidianas

 

a veces vuelven

 

en otras ocasiones

 

se internan nomás

 

por la blanda arena que lame el mar…

 

porque hay palabras de las que nunca se regresa.

 

 

 

Cierto día decidieron internarse en la noche

 

jugarse la existencia al todo o nada

 

intentar hacer que llueva en el desierto

 

y que “las mañanas se llenen de jardineros”

 

y ahí van

 

malabaristas al borde de un abismo

 

con su procesión por dentro

 

sus intransferibles precipicios

 

sus súbitas primaveras

 

pagando con preciosos centímetros del alma

 

el precio de hacer lo que nadie osa:

 

andar sin armadura

 

y con el corazón expuesto

 

en un mundo preñado de aceradas bagatelas

 

y muchedumbres de ciegos hostiles.

 

 

Retrato (con fondo de violín y piano)

 

Cierta devoción por la belleza.

 

Una melancolía innegociable.

 

El desarraigo como patria.

 

Ganas perpetuas de llegar a la paz.

 

 

 

Atroz militancia de las cosas.

 

Búsqueda irreductible del mejor ombligo.

 

Amistades peligrosas.

 

Y el nombre de Ella, claro, impronunciable…

 

          

 

y un poco de vino

 

                        y un poco de azul

 

                                   y un poco de muerte.

 

Eso es el poeta.

 

 

 

 

 

 

 

Del porqué no quiero ser un poeta maldito 

 

 

Créanme

 

yo también podría escribir versos oscuros

 

hijos de las tinieblas y de la muerte

 

verdaderos rosarios del dolor

 

trémulas saetas del invierno

 

letras paridas al borde de un inodoro.

 

 

 

Si las escribiese quizás dirían:

 

“¡qué profundo! ¡qué inteligente!

 

¡no se le entiende nada!

 

¡este sí es un verdadero artista!

 

¡que vivan las vanguardias…”

 

y allá, en la ciudad del frío

 

a 3.617 metros sobre el nivel del mar

 

quienes pretenden detentar el monopolio de la metáfora

 

probablemente me aplaudirían…)

 

 

 

Lo siento.

 

 

 

Sucede que yo veo a la gente masticando su pena honda

 

golpeada su frágil fe

 

en una dieta no elegida de besos mutilados

 

con su brebaje de miedos

 

su cena sin esperanzas

 

su jardín mustio

 

sus ojos vacíos.

 

 

 

Es por eso que elijo para mi poema

 

sol y alegrías

 

besos, orgasmos y otros heroísmos

 

azules antídotos contra el invierno

 

en estos extraños tiempos de la ceniza.

 

 

 

Bienaventurado el poeta que deambule por el asombro

 

que comparta domicilio junto al fuego

 

y que produzca así una sonrisa

 

esa noble cicatriz

 

que acaso

 

en la noche de los tiempos

 

(recién expulsados del Edén)

 

fue de Adán para Eva

 

el primer poema.

 

 

Naturaleza humana

 

 

Yo, ¿juzgar a alguien?

 

Es decir, ¿someterlo al patíbulo de mis opiniones?

 

¿A la silla eléctrica de un criterio?

 

¿Al paredón de mis limitaciones?

 

¿A la inyección letal de un prejuicio?

 

No, ni idea.

 

 

 

Si ni siquiera sé de qué historia viene ese fulano

 

de qué patio triste

 

de qué infancia desolada

 

de qué novia huidiza

 

de qué luto

 

de qué bandoneón

 

de qué pistola.

 

 

 

Huérfanos somos todos.

 

Náufragos sin fe y sin fósforos.

 

 

 

No voy a ser yo el que arroje la primera piedra.

 

 

Made in heaven

 

 

Anoche dormí con un ángel

 

(y no es metáfora).

 

 

 

Besé devotamente sus blancas alas

 

acaricié su aureola

 

exorcicé su noción de virtud

 

su certidumbre de pecado.

 

 

 

Inauguré el territorio de su azar…

 

 

 

Por setenta veces siete

 

fui Dios.

 

 

Keep walking

 

 

Ya está bueno

 

(me digo a mí mismo)

 

de andar pateando piedras

 

de andar repitiéndome historias tristes

 

de repasar mitologías familiares

 

sin pies ni cabeza.

 

 

 

Ya está bueno

 

de crear sombríos pronósticos

 

de destruir abecedarios

 

de caminar calaveras

 

de redactar epitafios

 

de habitar esta vida

 

como si fuese prestada

 

ajena

 

     de otro.

 

 

 

Ya está bueno

 

(me repito)

 

de coleccionar cicatrices

 

rencores

 

 

 

Creo que es hora de dejar la infancia

 

y empezar a ser un hombre.

Tomado de:

https://www.laraizinvertida.com/detalle-2085-oscar-puky-gutierrez-el-navegante-de-la-palabra

 

 

Benedettiana millenial o el arte de elegir tus batallas

No cuentes conmigo.

 

Te lo digo en serio.

 

“Ni hasta dos, ni hasta cinco”.

 

No cuentes conmigo.

 

/

 

Si es para odiar   o marchitar   o crucificar

 

si es para apagar la escasa luz escasa

 

si es para impedir el verano

 

si es para domesticar la ternura

 

te lo digo en serio:

 

no cuentes conmigo.

 

/

 

Si es para mancillar el precario jardín

 

si es para mutilar al colibrí

 

si es para aplaudir a la guadaña

 

si es para estercolar la casa

 

(va en serio

 

búscate otro

 

no cuentes conmigo).

 

/

 

Aprendí

 

a punta de cicatrices e insomnio

 

a amar este manicomio

 

encariñado estoy con sus huéspedes

 

y, como la muerte no admite sobornos

 

apenas tengo tiempo para intentar el amor.

 

/

 

Por eso, señoritos de la eterna menopausia

 

soldados ad honorem del invierno

 

no perdamos el tiempo

 

porque si es para odiar

 

no cuenten conmigo.

 

/

 

P.D. (Opcional) “Namasté, motherfuckers”.

 

*

 

Poema sin título u oración para aquellos hombres de doméstica violencia

Abrazo y bendigo

            minuciosamente

el largo linaje de mujeres que me constituye

 

y habita.

 

Voy al encuentro de la abuelita

de la abuelita

de mi abuelita.

Ya siento su olor lácteo

su costumbre de frutas, horno, Mentisán y lavandería.

 

Me inclino, reverente, ante todas ellas

(parir perpetúa la Vida).

Agradezco su magnífica audacia

su dolorida veteranía

su dar cosechas infinitas del abrazo.

El pezón que mana.

Todo lo que vivifica.

 

Madres nutricias que aliñan el banquete de nuestra historia

sacerdotisas del pan y las galletas

guerreras de la olla, el fuego y el tacú.

 

Pido perdón

voces silenciadas

bromeadas

golpeadas usadas abusadas olvidadas

 

disculpas

solteras vírgenes casadas divorciadas abandonadas quebrantadas.

 

Honro mi linaje de células benditamente femeninas

les abro oídos y ventanas.

 

 

Llueve sobre las Marías que llevo en mí.

Acto bautismal

gotas de la necesaria higiene

dichosas lágrimas del buen amor.

 

Ahora nos abraza el firmamento.

Ellas soy yo.

 

*

 

Mausoleos del placer

Los cuerpos de las mujeres que amé

 

me saludan en una procesión silenciosa

 

llevando en andas todo lo que derramé

 

entre esos muslos, en esas almas.

 

/

 

Ombligos ahora imposibles y lejanos

 

hospitalarias cinturas que me dieron el sustento

 

los pezones hipnóticos, las cicatrices del degüello.

 

/

 

Ojos invictos, de colores diversos

 

lunares que nunca terminé de contar

 

labios, espaldas, clavículas memorables

 

auténticos mausoleos del placer

 

sonetos que el deseo improvisaba

 

de memoria

 

sobre los ávidos oídos de la piel.

 

/

 

…y las manos asombradas de estímulo y tacto

 

(siempre ocupadas, sin pretextos para el tedio)

 

y el bar de sus vientres, siempre abierto

 

(vos ya lo sabías, luminoso Thiago de Mello).

 

/

 

Cataclismos líquidos sobre sombras ingrávidas.

 

Cuánta impaciente devoción invertida.

 

¡Cuánta alquimia devotamente derramada!

 

/

 

Los anillos de mi ciudad conocen el aroma de mi semen

 

mi coreografía más íntima

 

el espasmo ritual / la efímera derrota de la muerte

 

(es por eso que desesperamos ante la inminencia del temblor).

/

 

Otros van a iglesias

 

yo, en cambio, prefiero

 

la sencilla ceremonia de la humedad

 

el abrazo torpe, pero mutuo

 

y el noble sacramento de las despedidas.

 

/

 

De las oportunas despedidas.

Tomado de:

https://oxxxi.wordpress.com/2020/06/11/poesia-cuatro-textos-inspiradores-de-puky-gutierrez/

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