PEREGRINO
cuando terminé
de empacar
el universo
en mi mochila
ya había olvidado
a donde iba,
quería sentir como si
un candelabro opulento
colgara sobre
mi cabeza
iluminando con sus mil
brazos
todas las distancias
en este palacio
de tierra,
el destino
por más sinuoso que fuera
terminaría en el abismo
por eso te dije
antes justo antes
de que seamos polvo,
seamos barro unánime
en las manos
del alfarero,
un tazón
lleno de vino
para el poeta,
un seno de arcilla
en la boca del
dios que canta.
ENTRE MITOLOGÍAS
La vida
es el cáliz
que los dioses
encontraron para
verter su ambrosía
y siendo yo
partícula de su vicio
me hundo en esta
fragancia de existencia
como tonelada de nada
suplicando
en mi inevitable caída
que sea yo consumido
en el vientre
de un goloso suspiro
que cruza
por los tiempos
del más allá.
Tomado de:
https://afinidadeselectivascr.blogspot.com/2010/11/pablo-saborio.html
De la simetría
Sombra junto al ancla.
La brizna del deseo
mezclándose
con la ubicación del miedo.
Pero es todo fruta
una lenta descomposición
un pensamiento aleteando
hacia la noche.
Un nombre
que esconde sus puertas.
Un viento
que mueve el vacío
con su lengua transparente.
Rayo detrás de la melodía.
Una nube, cansada.
Silban las siluetas de las aves.
Un acontecimiento
que susurra
su quebrantamiento.
Una mano
apretando el azul
hasta perecer en el celeste.
Una ventana al sonido.
Una silla en medio
de la soledad.
Una luz
derritiéndose
hacia la experiencia.
La bolsa del sueño
En mi corazón
los aviones ya
se están muriendo.
En un papel diminuto
borro todo lo negro
que anuncia el final
de las cosas.
Le corto los pelos
que cuelgan del método
intercalado de la soledad.
Estoy mamando de la punta
del pensamiento, pero la sed;
la tos de sed inquebrantable.
En las fisuras de la madera
puedo auscultar todas
las rutas para nunca llegar.
La perfectísima
la perfecta perfección
la perfictud de la perfectidad
dentro de perfilición de la perdición.
La nada con su espada imaginada
corta el silencio en trozos
de auténtica similitud.
La luz estrena su capacidad
para estirarse como raíz
dentro de la sombra del olvido.
El tiempo esconde su secreto
en la cascada vertiginosa
de esta risa nerviosa.
A la noche le contaba
una versión de estas cosas
con muñecos de piedra
ahogándose en mi historia.
El funeral del agua
Qué es crecer
este puente y beber
del tiempo que corre
debajo.
Miremos
la luz desprenderse
de la flor y el nombre
de la vida se esfuma
detrás de su sombra.
Es la tecnología
del viento, una hora
de suspiros partiendo
infinitamente del comienzo.
Es vencer
la estática y verter
San José en Reykjavík,
lustrar Vallejo hasta
que aparezca el socorro
de Radiohead.
Es una cosmovisión
a ojo cerrado, la lengua
del astro fundida en el corazón,
que sentimiento
para el que discierne su fragor.
Es hilar
lentamente campos
de piel para recubrir
la tierra con la cobija
del dolor que nos alberga.
Qué es nacer
con una olla donde
ruge la memoria/la memoria
es sopa y el siglo
pan y el atardecer
nunca termina de acabarse.
Final enigmático
Me he sentado
a ver
como descubres la luz
que cruzó el silencio.
Porque me encanta
ver
cuando una mente
desprende su candado
con una risa
que se desvanece en espiral.
¿Con qué sabor
se deslizó
la noticia del misterio
sobre tu sien?
Esas cavilaciones
que se entierran
bajo los origines
de la civilización.
Has dejado
tanto cielo
entrar en tu rincón de duda,
bellísimo drama.
Siéntate
sobre esta ola
que nos lleva
sin moverse
sobre el tronco del presente.
Es un tipo de euforia
verte
silbar la noche
con esos labios
que tanto han rozado
la señal del deseo.
Tomado de:
https://lalibelulavaga.com/2022/08/23/pablo-saborio-la-nada-con-su-espada-imaginada/
Las delicias
Éramos y errábamos con delicias
las noches las montábamos
como dragones e indagamos
la ley del caos en los rincones
del estado; entrabamos al bar Estigia
los cigarros en vez de humo
soltaban pensamientos diáfanos
y pedíamos los Lázaros
tragos de ron amargo
en esas cuevas de nuestra sed,
alargábamos horas en tinta de poemas
y el imperio bruto del llanto y risa
quedaba en llamas libres verticales
entrañas quemadas al horizonte
nuevo del alba,
salíamos hediondos a ideas y sudor
con la posibilidad como un ballet
entre las manos;
éramos y errábamos con alegría
seguíamos el celeste
cada nube maduraba en un placer
el vino tenía alas de incendio,
en la calle
viendo los buses
terminábamos con la vida
arrugada como nuestros cuadernos sucios
e inspirados
y tirábamos todos esos papeles
a la finalidad del viento.
Tomado de:
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