miércoles, 22 de enero de 2025

POEMAS DE ANNE HÉBERT

 


Ciudades en camino 

 

Ciudades de paso sobre el agua, plazas de sal,

nenúfares de piedra,

 

 

 

Islas que descienden por acantilados,

viento de tierra, sol en proa,

 

 

 

Ramilletes amargos en la parte superior de las aceitunas,

geranio claro en las crestas de gallos verdes rayados,

 

 

 

Flujo y reflujo, vestido de sol, caídas repentinas

de refugios salobres, noche, noche plena,

 

 

 

Procesión de alta mar que retrocede, brilla como

una estrella, lecho abierto que se llena de frutas y

pieles de cítricos,

 

 

 

Barcos amarrados, equilibrados, día de fiesta,

corazón puesto en el mar entre las algas,

 

 

 

Palmas abiertas, extraños ibis muy azules vienen

bebiendo a escondidas allí,

 

 

 

Toda la dulzura circundante se respira con facilidad. La

tierra entera si ha sido domesticado.

 

 

Pesadilla

 

 

El asombro tiene patas de terciopdo

Agazapado en los cuatro rincones de la alcoba

Se mueve con la sombra que todo lo cubre

Teniendo por blanco el corazón que se oscurece

En sus aposentos llega a pasar la noche.

 

 

el pan

 

Detrás del techo la sartén

gira lentamente

Del otro lado el hambre

rodea

 

Sólo el olor abre el

espacio del Deseo.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/poesiamundialportugues/anne_hebert.html

 

 

Una pequeña muerte

Una pequeña muerte

se ha postrado atravesada en la puerta.

La hemos encontrado de madrugada, abatida en nuestro umbral

Como un helecho completamente helado.

Ya no osamos salir desde que está ahí

Es una muchacha blanca de faldas espumosas

De la que irradia una extraña noche lechosa.

Nos esforzamos por vivir en el interior

Sin hacer ruido

Barrer la habitación

Y ordenar el hastío

Dejar los gestos balancearse completamente solos

En el extremo de un hilo invisible

En nuestras mismas venas abiertas.

Llevamos una vida tan minúscula y tranquila

Que ni uno solo de nuestros lentos movimientos

Sobrepasa el reverso de este nítido espejo

Donde esta hermana que tenemos

Se baña azul bajo la luna

Mientras crece su olor embriagador.

Tomado de:

https://trianarts.com/anne-hebert-una-pequena-muerte/#sthash.GNbBsKxJ.dpbs

 

 

Misterio de la palabra

En un país tranquilo hemos recibido la pasión del mundo,

espada desnuda sobre nuestras dos manos posada

 

Nuestro corazón desconocía el día cuando el fuego

nos fue así entregado,

y su luz hizo un surco en la sombra de nuestros rasgos

Era ante todo flaqueza, la caridad estaba sola

adelantándose al

miedo y al pudor

 

Inventaba el universo en la justicia primera y éramos

partícipes de esta vocación en la extrema vitalidad

de nuestro amor

 

La vida y la muerte en nosotros recibieron derecho

de asilo, se miraron

con ojos ciegos, se tocaron con manos precisas

 

Unas flechas de olor nos alcanzaron, atándonos a la tierra

como heridas en nupcias excesivas

 

Oh estaciones, río, alisos y helechos, hojas,

flores, madera

mojada, hierbas azules, todo nuestro haber sangra su

perfume,

bestia olorosa en nuestro flanco

 

Los colores y los sonidos nos visitaron en tropel

y en pequeños

grupos fulminantes, mientras que el sueño duplicaba

nuestro

encanto como la tormenta eléctrica cierne el azul

del ojo inocente

 

La alegría se puso a gritar, joven parturienta

de olor salvajino

bajo los juncos. La primavera liberada fue

tan hermosa que nos tomó

el corazón con una sola mano

 

Los tres golpes de la creación del mundo

repicaron en nuestros

oídos, vueltos iguales a los latidos de nuestra sangre

 

En un solo deslumbrar se hizo el instante.

Su relámpago nos recorrió

el rostro y recibimos la misión del fuego y de la

quemadura

 

Silencio, ni se mueve, ni dice nada, se funda la palabra,

levanta

nuestro corazón para asir el mundo en un solo gesto

de tormenta, nos

adhiere a su aurora como la corteza al fruto

 

Toda la tierra vivaz, el bosque a nuestra derecha,

la profunda ciudad

a nuestra izquierda, en pleno centro del verbo,

avanzamos en la

punta del mundo

 

Frentes de cabellos ensortijados donde se corrompe

el silencio en pelambres almizclados,

todas las muecas, viejas cabezas, mejillas de niño,

amores, arrugas,

alegrías, duelos, criaturas, criaturas, lenguas de fuego

en el solsticio de

la tierra

 

Oh hermanos míos los más negros, todas las fiestas

gravadas en secreto;

pechos humanos, calabazas que son músicas

y donde se exasperan

voces cautivas.

Tomado de:

https://trianarts.com/recordando-a-anne-hebert-misterio-de-la-palabra/#sthash.Y4MpYnpT.dpbs

 

 
La habitación de Madera

   Miel del tiempo

   Sobre los muros resplandecientes

   Techo de oro

   Flores de los nudos

   corazones caprichosos de la madera

 

   Habitación cerrada

   Claro cofre donde se enmaraña mi infancia

   Como un collar desenhebrado.

 

   Duermo sobre hojas dóciles

   El olor de los pinos es una vieja criada ciega.

   El canto del agua golpea mi sien

   Pequeña vena azul rota

   Todo el río atraviesa la memoria.

 

   Yo camino

   En un armario secreto.

   La nieve, apenas un punado,

   Florece bajo una esfera de cristal

   Como una corona de casada.

   Dos leves penas

   Se desenredan

   Y retiran sus garras.

 

   Voy a coser mi vestido con este hilo perdido.

   Tengo zapatos azules

   Y ojos de niño

   Que no me pertenecen.

   Es necesario vivir bien aquí

   En este cuidado espacio.

 

   Tengo que vivir para la noche

   Siempre que no me canse

   De este constante canto de río

   Siempre que esta criada temblorosa

   No deje caer su carga de olores

   De un solo golpe

   Sin retorno.

 

   No hay ni cerradura ni llave aquí

   Estoy cercada de madera antigua.

   Me gusta un pequeño candelabro verde.

 

   El mediodía arde en las baldosas de plata

   La plaza del mundo llama como una fragua

   La angustia me da sombra

   Estoy desnuda y completamente negra bajo un árbol amargo.

 

 
II Cada vez más estrecho

   Esta mujer en su ventana

   Los codos sobre el alfeizar

   El furor bermejo a su vera

   Bello árbol de capuchinas sobre arenisca azul.

 

   Pasar amargas comitivas

   Y no se mueve

   En todo el día

   Por miedo a chocar con la muralla de silencio tras ella

 

   Respiro helado sobre su nuca

   Lugar sordo donde este hombre de sal

   Solo tiene el espacio

   Entre esta mujer de espaldas y el muro

   Para maldecir sus venas que se paran al tiempo que respira

   Su lenta fría respiración inmóvil.

 

 

 

III Vuelve sobre tus pasos

 

Vuelve sobre tus pasos

   Vuelve sobre tus pasos oh vida mía

   Bien ves que la calle está cortada.

 

   Mira la barricada frente a las cuatro estaciones

   Toca con el dedo la fina construcción nocturna

   levantada sobre el horizonte

   Vuelve rápido a tu casa

   Descubre la mas impenetrable morada

   La más vacía la más profunda.

 

   Vive pues en esta roca

   Suena en el lento caminar de tu vida futura.

   Pareciéndote a ella al mismo tiempo.

 

   Bien dispones del tiempo de aquí la gran tiniebla:

   Visita tu corazón subterráneo

   Viaja sobre las líneas de tus manos.

   Eso bien vale [como recorrer] los caminos del mundo

   Y la gran plaza del mar atormentado

   Imagina placenteramente un bello amor lejano

   Sus ligeras manos en camino hacia ti

 

   Detén tu respiración

   Que ningún viento agita el aire

   Que haya calma suave y dulce

   A través de las murallas

 

   El deseo deambula vuela y empolva

   Recógete y deja brotar tus lagrimas

   ¡Oh testaruda vida mía bajo la piedra!

 

 

 

V Nuestras manos en el jardín

 

Nuestras manos en el jardín

   Hemos tenido esta idea

   [La] de plantar nuestras manos en el jardín

 

   Ramas de diez dedos

   Pequeños árboles de huesos

   Querido arriate.

 

   Todo el día

   Hemos esperado al pájaro pelirrojo

   Y a las hojas frescas

   En nuestras cuidadas unas.

 

   Ningún pájaro

   Ninguna primavera

   No han sido atrapados en la red de nuestras manos cortadas.

 

   Por una sola flor

   Una sola minúscula estrella de color

   Un suelo vuelo de ala tranquila

   Por una sola nota inmaculada

   Repetida tres veces.

 

   Sera necesaria la estación próxima

   Y nuestras manos fundidas como el agua.

 

 

VI Definitivamente hay alguien

 

Definitivamente hay alguien

   Seguramente hay alguien

   Que me ha matado

   Después se ha ido

   De puntillas

   Sin quebrar su danza perfecta.

 

   Me olvidé de acostarme

   Me ha dejado de pie

   Completamente atada

   En el camino

   El corazón en su antiguo cofre

   De igual modo las pupilas

   En su más pura imagen de agua

 

   Ha olvidado borrar la belleza del mundo.

   Alrededor de mío

   Ha olvidado cerrar mis ojos ávidos

   Y permitió su pasión perdida

 

 

VII El reverso del mundo

 

El reverso del mundo

   Nuestra fatiga nos ha roído por el corazón

   A nosotras las muchachas azules del verano

   Largos tallos suaves del más bello campo de perfumes.

 

   Abandonadas a la fuerza

   Levantar piedras en la corriente,

   Devoradas por el sol

   Y por sonrisas a flor de piel.

 

   Ayer

   Nos comemos las mas tiernas hojas del sueño

   Los sueños nos han acostado

   En la cima del árbol de la noche.

 

   Nuestra fatiga no se ha dormido

   Inventa mascaras de seda

   Guantes de angustia y sombreros agujereados

   Para nuestro despertar y paseo al alba.

   Resplandecen tras la vida nuestros pasos

   Por el hábito y la paciencia.

 

   En nuestras manos pintadas de sal

   (Las líneas del destino están repletas de escarcha)

   Tenemos extrañas pesadas cabezas de amantes

   Que ya no nos pertenecen

   Pesan y mueren entre nuestros dedos inocentes.

 

   La voz del pájaro

   Fuera de su corazón y de sus alas guardadas en otro lugar

   Busca localmente la puerta de la memoria

   Para vivir aun algunos instantes más.

 

   Una de nosotras se decide

   Y lentamente acerca su oído a la tierra

   Como una caja sellada sonora de insectos

   prisioneros

 

   Dice: "La pradera está invadida de ruido

   Ningún árbol de palabras deja crecer en el sus raíces

   Silenciosas

 

   En el negro corazón de la noche.

   Aquí está el reverso del mundo

   ¿Quién pues nos ha desterrado de esta orilla?

 

   Y busco en vano tras ella (1)

   Un perfume, el rastro de su tierna edad.

   Y encuentra este dulce barranco de hielo

   a modo de memoria.

 

 

VIII Vida del castillo

 

Vida del castillo

   Es un castillo de antepasados

   Sin mesa ni fuego

   Ni polvo ni tapiz.

 

   El encantamiento perverso de estos lugares

   Esta todo en sus refinados espejos.

 

   La única ocupación posible aquí.

   Consiste en mirarse día y noche.

 

   Lanza tu imagen a las duras fuentes

   Tu más dura imagen sin sombra ni color.

 

   Mira, estos espejos son profundos

   Como armarios

   Siempre hay alguna muerte bajo el azogue

   Y cubre rápidamente tu reflejo

   Se te pega como un alga

 

   Se adhiere a ti, delgado y desnudo,

   Y simula al amor en un lento escalofrío amargo.

 

 

IX Rodar por barrancos de fatiga

 

Rodar por barrancos de fatiga

   Rodar por barrancos de fatiga

   Sin fin

   Sin retomar el aliento

   Atrapada en sus cabellos

   Como en ramos de flores

   El corazón al descubierto

   Su cuello completamente desnudo

   Agarrado como un pájaro loco

 

   Vieja bodega familiar

   Derruida

   Caja de abedul blanco

   Lista

   Partida de dominó

   Interrumpida

   Dulce pecho reventado

 

   Estrepito de marfil a media voz

   Contra nuestra oreja llena de arena

   Azul del cielo

   Gran grito de la luz por encima nuestro.

Tomado de:

https://www.thefreelibrary.com/La+tumba+De+Los+Reyes.+Traduccion+de+algunos+poemas+de+Anne+Hebert.-a0379641487

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