HOMBRE NO ES APTO PARA EL AMOR
Soy un hombre que no es apto para el amor,
mi barco se hundió
y murió mi caballo
y se enredaron las plantas espinosas en mis paredes.
No hay luna en mi noche
no hay sal en mi pan
no hay nada en mi bolsillo excepto direcciones
perdidas
no hay nada en mi camino
excepto vendedores, intermediarios,
mendigos y predicadores experimentados.
Perdí a mi padre en muchas guerras
y murió mi madre de un luto largo,
nadie tengo que me ayude a pedir tu mano
para acercarme a tu tierna sonrisa
a tus pálidas lágrimas
a tu tristeza azul
también a tus padres estrictos
y tu ciudad sin luz.
Soy un hombre que no tiene más
palabras que la madera de los árboles
para fabricar;
poemas y sillas de minusválidos
alacenas de ropa para los desnudos
bicicletas para los pobres
palos para los ciegos
ruedas para carros de cosas usadas
para fabricar;
pájaros de madera batiendo sus alas pero no vuelan
y marcos decorados para las fotos de los asesinados
en guerras, mercados, carreteras,
periódicos y en los juegos.
Entonces, ¿a qué esperas?
El que no viene, vino, vio, lloró y volvió
cierro la ventana con ternura
ya que a mi poema no le gusta
que los extraños vean sus lágrimas.
Tomado de:
ESTE ES MI MUNDO
Los soldados plantan rosas
en mi frente,
los vendedores esparcen una sonrisa.
en mis caminos,
y los pobres
se visten de azul.
En mis calles
los carros
suenan sus trompetas
al ritmo del lago de cisnes
y mis embajadas
otorgan visados en forma de dulces.
En mi correo,
todos los sellos son canarios
y todas las cartas son árboles.
Y en mis fronteras
solo te preguntan
sobre la dimensión de la música
que llevas en tus maletas.
¡Oh, mis amigos!
Tened cuidado
para no pisotear
mis sueños rosas
amontonados en la carretera
mientras duermo bajo su sombra.
HISTORIA DE AMOR
Te ruego que aceptes mi historia de amor,
la luna es azul
mi corazón es gris
tu voz es de manzana
y mi amor
brota entre las hojas del azahar.
Hace doscientos años
canto con una voz silvestre,
en esta noche oscura
te ruego que aceptes mi historia de amor,
antes de que crean los carros de humo
y mi voz desvanece
en la multitud de cláxones.
ENCUENTRO
Nos encontraremos a las cuatro
del próximo siglo
montando una yegua de madera, yo
y tú,
montando la lluvia,
mientras tu trenza
– la considera mi primer amor-
deja perfume en la ropa de los callejones
Y extiende los salmos en las puertas.
Heredamos el amor de nuestros antepasados
y bajamos de nuestras cuevas a la calle
y nuestro perro va con nosotros
pero los transeúntes
deshonran nuestra ropa pasada de moda
y no entienden nuestras letras
Y no entendemos sus tarjetas de crédito.
Entonces,
nos encontraremos a las cuatro
del próximo siglo
tal vez las impresoras
publicarán nuevos diccionarios para el diálogo
y tal vez las nieves de las miradas se derritan.
Tomado de:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario