Gato
Esfinge invertebrada,
garabato,
un ojo al infinito y otro al salto
del instante,
poeta místico en un rapto de vacío,
retina fija en la creación
del ya,
tendón de lo posible,
zarpa mental,
velocidad en la quietud,
grano de arena en la cintura
del domingo,
durmiente alzando el cosmos al soñarlo,
paz de la guerra y guerra
de la paz,
motor de la inasible duración,
tajo del éxtasis,
placer de estar muriendo,
caligrafía de lo que huye,
ocio de Dios,
suprema indiferencia ante el vulgar
decurso,
ritmo secreto entre el relámpago
y el trueno,
coito
y universal fatiga,
dejadez,
no pasa nada,
no pasa nada,
no pasa nada.
Dr. Atl
Cómo nace un volcán en su mirada,
ojos de cámara magmática,
fijos
en no sé qué secreta ebullición.
Y en esas dos extáticas
pupilas
se expande un horizonte curvilíneo.
Gira el mundo,
ruedan los astros en el cielo
y zumban los anillos de Saturno.
Cromos,
estoy hablando de un violeta alucinado,
de un verde maleficio
y de un carbonizado negro lava.
Estoy hablando de un azul
caliente.
Vamos a andar por las montañas,
bebamos de este oxígeno embriagante,
démonos baños de agua helada.
De par en par se abren las puertas del paisaje,
tierra bruja,
magnetizante serranía
que se resuelve en nubes,
lascas,
efervescencia y fantasía.
Luz,
vida centrífuga,
rudimentario amor por esta piedra
rotativa.
Tomado de:
https://revista-liber.org/articulo/poemas-de-julio-trujillo
PERROS
Tú eres el perro,
tú eres la flor que ladra.
Blanca Varela
Hay perros buzos en las venas
y perros en las manos
que olisquean.
En la nariz se apresta una jauría
loca de amor
o de una pura infatuación violenta.
Perros,
en los oídos y en la piel,
en los cien dedos de los pies
y en todo el espinazo.
En los molares hay dogos molones
y chuchos empeñosos
en el cráneo.
En todo el cuerpo hay perros azuzados.
ESO
En ocasiones he visto la cifra
(no sólo en la retícula de hojas
que gustan de exhibirse para mí,
no sólo en lo fatal
de la belleza;
la he visto recortada por las cosas,
espacio entre dos árboles,
navaja de los párpados,
blanquísima elocuencia en el acceso
de asma,
costura entre dos nadas, trenza
vacía y ensimismada:
figura circular que no tiene final
ni tiene origen
—floto, en el centro floto—),
pero nunca he podido pronunciarla.
CELEBRACIÓN DE LAS COSAS
Y
las cosas se apoyan en mí,
como
si yo, que no tengo raíz,
fuera
la raíz que les falta.
Roberto
Juarroz
Dispuestas en la mesa las cosas se enarbolan,
la mesa se enarbola con las cosas.
En un segundo espléndido
se colma el lomo de ávidos emblemas
buscando el ojo que los cifre
y los detenga.
Blanden su cuerpo estricto,
danzan la danza de su forma persuasiva,
se inflaman hasta el filo de sus lindes
y hacia adentro,
hacia su corazón de cosa ilusionada.
Me cortejan.
No estoy aquí sino en la cosa,
la doto del impulso de mi sangre
y la echo a andar hacia su centro:
la cosa crece alas,
vuela en el cielo íntimo y preciso
de su carne,
celebra coincidir con ella misma,
corresponder al ritmo de su ritmo,
ser la armonía,
el centro de las cosas.
No existe afuera ni mañana ni porqué,
todo es las cosas reinando en el instante,
el cántico de estar
y pronunciarse,
lo más pequeño y su pancarta:
el alfiler altivo
en su menudo coto de dolor,
el clip solícito,
la astilla saltimbanqui,
el feo pero tenaz pisapapeles.
Todo es lo que los ojos manifiestan,
y todo lo demás desaparece.
ESTE LIMÓN
Este limón, lo sé,
cifra en su óvalo apretado
una respuesta.
¡Alforja de agua y vidrio,
mansión
del jeroglífico!
De su millar de labios
manan
sólo esdrújulas.
No lo entiendo,
su lengua es atropello
y garfios.
Me observa.
No es fácil sostener
tal iris.
Me desespera,
pica, me instiga
y no se calla.
No conoce la calma
este panal de luces:
lo que sabe lo enciende.
¿Qué preguntarle al erudito
bizco
e iracundo?
Este limón me está gritando,
tira de mis patillas,
desenvaina un sable.
Su acero zigzaguea,
me hiere los meñiques:
ha mordido mi lengua.
¿Qué quieres, arrogante?
¿Por qué demueles a punzadas
esta calma?
Acerco el oído,
el codo,
lo escucho con las puntas.
Limón limón,
turbia
chispa del aire.
Limón,
tupida
insinuación.
Devuélvete girando
hacia la médula,
concéntrate.
Oh agrio
mi indescifrable amigo,
olvídame y olvídate.
POLIPODIO
El frágil polipodio
es una catedral de simetría,
un grácil instrumento oximorónico.
Se pasma en sus reflejos:
sí es no,
no es sí,
aquí es allá y allá es aquí.
Es
el hechizado de oponerse a sí.
VISTA
Nace un ojo,
luego el otro.
El largo sueño acumuló en sus bordes
costras de sagas,
grumos de imágenes que fueron claras.
Todo es gelatinoso.
En la viscosidad del humor vítreo patalean
las representaciones.
Se despereza el cristalino.
Las córneas buscan instintivamente
un punto de reunión
para fugarse.
Así aparece, paulatina,
como por un secreto acto de magia,
la espabilada habitación.
El mundo y sus figuras comparecen.
MAZAGATOS
El pueblo tiene veinte o treinta casas
a lo más.
No vimos una iglesia ni encontramos
plaza alguna.
Lo agotamos en segundos
y nos fuimos
—y el pueblo se redujo, en el espejo,
a un montoncito medieval de piedras.
Pero hoy su nombre insiste
como un conjuro arcano:
Mazagatos,
Mazagatos.
FUNÁMBULOS
Un solo hilo de araña entre dos ramas
refulge bajo el sol.
Ojos funámbulos se mecen
encandilados por el filamento.
No
caernos,
precipitar jamás el tiempo.
MUNDI
Puse un dedo en Borneo
pero no pude imaginar el Mar de Java
—apenas me adentraba
el mar dejaba,
huyendo a una playita
de palabras.
MAFIA
Una mafia es nosotros,
contra yo.
Tomado de:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario