lunes, 20 de enero de 2025

POEMAS DE RUTH FAINLIGHT


La medialuna

 

Mi barra de crema de cacao se ha gastado

hasta formar la misma medialuna

que fue lo primero que advertí

sobre el lápiz labial de mi madre.

Marcaba la presión de su existencia

sobre el mundo de la materia.

 

Imaginen la severa fijeza

de mi mirada, observándola untar

la brillante grasa sobre sus labios

desde un tubo lustroso como una bala.

La forma en que ella la alisaba

con la punta del meñique

(la traza que dejaba, aun luego

de lavarse las manos, explicaba

lo de “dedito rosado”) y su lengua puntiaguda

lamiendo como la de un gatito,

fascinaba, irritaba.

 

Era parte del misterio de

los sostenes, las polleras y las carteras

cuyo significado era ser adulto. Yo pensaba

que a mis propios talones les tendría que salir

una suerte de espolón que se insertara

en el agujero interior de los tacos altos.

 

Ahora estoy más tranquila y ya no

me pinto los labios salvo con esto,

pálido como un cadáver kosher

o una vela votiva,

la cera cuajada por un costado,

como si enfrentara al viento

que sopla desde el pasado, llama

reflejada como una luna creciente

contra una nube

en el estanque de luz derretida.

 

Porto el signo de la luna

y mi madre, un talismán

en un pequeño tubo de plástico

dentro de mi cartera, una reliquia santa

fundida por los besos

de los creyentes, y cada vez

que me suavizo los labios con el ungüento

los siento fruncirse y estirarse

en la eterna sonrisa

de su sobrevivencia a través de mí,

siento su boca sobre la mía.

Tomado de:

https://poemas.nexos.com.mx/la-medialuna/

 

 

Tristeza Ordinaria

 

“Mozart tocó esta hoja de papel”, él dijo,

“escribió música sobre él y ahora yo lo toqué”.

Este era un hombre joven que hablaba —lleno de admiración,

abrumado—, sintiendo otra potencia

por primera vez. Su excitación era conmovedora.

 

Mozart, en Cosi, Shakespeare, en el Sueño,

sabían lo suficiente como para no juzgar tales milagros,

o no llamar a sus personajes héroe o villano,

o pensar que ellos mismos eran más inmunes a las alegrías o

tristezas ordinarias, que los reyes, los amantes o los tontos.

 

Compartieron la objetividad de los dioses

tanto en su propia existencia como en la vida de los demás,

la tierna diversión que define a la sabiduría.

Las brillantes favoritas de la belleza y las uniformes

filas de la muerte fueron lo que más los conmovió.

 

 

Domingo en la tarde

 

Un domingo en la tarde al final de Julio:

las hojas parecen cansadas, el cielo anubarrándose,

la presión atmosférica cayendo. La pareja

en el apartamento de junto discute

cuánto ayuda o deja de ayudar él.

Fisgoneado desde mi terraza,

estoy celosa de cómo resuelven el pleito:

en el cuarto mal ventilado, apagados gemidos y llantos de amor

para no despertar al bebé.

Recuerdo cada detalle

de la miseria que hay en el matrimonio

—pero también la delicia de contentarse.

 

 

Cepillo y Peine

 

Al limpiar de cabellos mi cepillo,

jalándolos, pienso

en la cruel princesa, que se paró

en una sábana extendida y ordenó

a la sirvienta que arreglara su peinado,

con tanto cuidado que ni un rizo

ni un cabello fueran visibles

sobre la lisa tela blanca

de la sábana abandonada.

 

Yo nunca imaginé

ser la princesa —la criada sí.

Debo preferir el papel

de víctima. (Aunque a veces no).

Lo mejor es olvidar el cuento

y usar el peine; los hombros

de mi peignoir muestran

que estoy perdiendo mucho pelo

con el áspero golpe de mi propio cepillo.

 

 

Y Sus Palabras

 

Un oscuro día de verano. El final de una tarde.

Una joven se sienta en la biblioteca vacía de la escuela

a leer el Cantar de Salomón. Ella piensa en un huerto:

almendro / manzano / limonero / árbol de granadas / higuera.

Ella mira detenidamente la trama en espirales debajo de la mesa,

el mismo dibujo se repite en sus huellas digitales,

y de nuevo: “Mi amada es para mí como

las varitas apiñadas de una fogata en un viñedo de Engedi.”

Ella ve una fuente, sus chorros y conductos,

su cuenco de mármol esculpido con leones rampantes

y querubines con cabeza de dragón. Alrededor

crecen flores y especias: azafranes / rosas / lirios.

“Yo pertenezco a mi amada, y mi amada es mía:

él se alimentó entre los lirios.” Las palabras trastornan

y excitan. Mirra / nardos / incienso.

Su cuerpo entero se calienta gélidamente, al imaginar

esa caricia. Bajo sus mangas y sus medias

y por detrás de su cuello, el blando vello se levanta.

Tomado de:

https://stylozano.com/category/ruth-fainlight/

 

 

LUNA SÁFICA

 

Abrasada, marcada, sellada por la luna sáfica

que avanzaba por el trémulo cristal

entre las tablillas de las persianas apisonadas

por el seco y frágil polvo de las calles estivales:

anticuadas defensas románticas

contra la fría malignidad de la diosa-gato,

que desgarra con desprecio la barrera del mosquitero,

pasa como rayos X a través de las caricias y los brazos de los amantes,

entra en el vientre como un instrumento

o las manos de quemante hielo de la culpa y la obsesión,

siembra después las brillantes semillas de mercurio de la muerte

para que florezcan en mis días futuros

con esa pura fuerza de vida que la caracteriza,

como flores azules que brotan de la ceniza de Peace Square. (*)

 

* Peace Square es el nombre que se le dio después de la II Guerra Mundial

al arrasado y desaparecido centro de Hiroshima

Tomado de:

https://libroemmagunst.blogspot.com/2016/05/ruth-fainlight-2-poemas-2.html

 

 

EL OTRO 

 

Todo lo que encuentro, si lo busco, está mal.

 

Necesito esperar: la prueba más difícil es contenerme,

 

volverse pasivo, receptivo, paciente y vacío

 

de cualquier demanda o deseo, hasta

 

el otro, el que nunca hubiera descubierto

 

por mucho que buscó toda su vida, emergiendo

 

Desde las sombras, acércate como un niño tímido y tímido.

 

 

 

Y ésta será la más larga de las tareas: esperar,

 

ábreme. calma mi energía

 

Es más difícil que aplicarlo a cualquier causa,

 

pero el otro sólo puede mostrarse

 

a pesar de mi naturaleza ardiente

 

siempre dispuesto a elegir. esto es doloroso

 

y violento como un parto implacable.

 

 

 

Tengo que alejarme de la tentación de actuar.

 

para dejarla venir, con una sonrisa cautelosa

 

y un brazo levantado – para saludarme o para defenderse

 

(No puedo descifrar el gesto ambiguo).

 

tengo que respirar más despacio

 

hasta que ella se acerque tanto que pueda

 

Capture el sonido de su voz suave y débil.

 

 

 

Y luego, como en los sueños, cuando se invoca

 

un idioma que no se habla desde antes de la infancia

 

(cuando era tímida como ella, mi hermana olvidada

 

cuya venida me completa y recompensa),

 

Poco a poco empiezo a entender el mensaje.

 

que tardó tanto en entregarme. Y amándola aprenderé

 

en las palabras que cantan mi propio secreto.

 

 

¡AUTOR! ¡AUTOR!

 

En qué trabajo y quiero mejorar –

 

mi proyecto – es mi propia historia: tenerlo

 

claro en la cabeza, los acontecimientos consecutivos,

 

entender qué pasó y por qué pasó.

 

 

 

Deambulo por los grandes almacenes y parques,

 

aparte de las calles del barrio, parece que no hago nada;

 

luego, una frase escuchada o la forma en que la luz cae oblicuamente

 

Desde las nubes, descifra el rompecabezas más difícil.

 

 

 

Me ocupa todo mi tiempo y consume mucha energía.

 

¿Cómo puedo vivir? aquí y ahora, cuando el pasado

 

se está desenrollando de su gran bobina y se enrolla

 

¿Razones olvidadas en el presente? En lugar de

 

 

 

arreglar las cosas, saber más

 

complica. No puedo detener la acción

 

juzgar o esperar hacerlo mejor.

 

Cada gesto proyecta una sombra más amplia.

 

 

 

Sobre el futuro, cada palabra cambia la balanza.

 

Me veo como un personaje más

 

en este guion extravagante,

 

La historia aún no ha terminado. ¿Y quién es el autor?

Tomado de:

https://arlindo-correia.com/ruth_fainlight.html

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