sábado, 11 de enero de 2025

POEMAS DE IBRAHIM NASRALLAH


María de Gaza

La paz de la tierra no es con nosotros

ni con mi hijo o el tuyo,

 

María le dijo a María...

 

Hermana de mi tierra y mis pasos sobre ella,

 

mi hermana de espíritu y oración

 

hermana del alba al clarear, de este aniquilamiento

 

y de la muerte y la vida que aún nos queden

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

Este cielo de ahí arriba

 

¿no nos ve?

 

¿O es que la cruz que cargamos a la espalda

 

por tantos campos de sangre amarga nos oculta?

 

 

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

La paz es con nuestros enemigos, Señor,

 

con los aviones y con la muerte descendiendo, la muerte

 

    ascendiendo,

 

la muerte hablando, mintiendo, bailando

 

Nada le basta

 

Ni nuestra sangre de luto

 

o nuestra sangre de fiesta

 

Ni nuestra sangre en el mar, el valle o la montaña

 

Ni nuestra sangre en el barro o la arena

 

Ni nuestra sangre en la respuesta o la pregunta

 

Ni nuestra sangre en el Norte o en el Sur

 

Ni nuestra sangre en la paz o la guerra

 

La paz es con nuestros enemigos, Señor

 

Con sus guardianes en países lejanos

 

Con sus guardianes en países vecinos

 

Con cada hermano que como un enemigo nos sitia

 

Con cada hermano que pasa por encima de nuestra muerte

 

    para después asentar su trono sobre nuestras ruinas

 

No hay sitio para la mariposa donde una niña

 

    perdió los pies

 

Ni para un enamorado muerto por amor, no por los

 

    aviones,

 

Ni para que el poema se gloríe del poeta que escribió "Cuando

 

    yo muera, tú has de vivir para contar mi historia"

 

El mar no es para los pájaros o las amadas,

 

y el cielo nos ha dado la espalda, como los países

 

    extranjeros

 

 

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

La paz es con los demás y con los hijos de otros

 

Con el silencio después de que nos masacren

 

Con el silencio antes de que nos masacren

 

Con el silencio mientras nos masacran

 

Con el silencio si gritábamos

 

Con el silencio si callábamos

 

Con la voz cuando nos apuntan:

 

Matadlos, y con silencio nos matan

 

 

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

Es con los tiranos, los gobernantes gallitos y todos los

 

    ejércitos de polvo

 

Con la devastación y los fantasmas de quienes mataron a

 

    pequeños o grandes...

 

Con los soldados y quienes pusieron grilletes al horizonte

 

Con los que hicieron correr la sangre, odiaron a la víctima

 

   y mataron a los testigos

 

La paz es con un tirano por aquí...

 

y otro por allí

 

La paz es con colas ladrando por acá...

 

con silbidos de mil armas por allá

 

La paz es con quien ahora me arranca los ojos para que

 

    no te vea

 

 

 

Señor, llévate todo y deja aquí mismo, junto a nuestro

 

    mar, las tumbas de los que amamos y nuestras casas

 

No desapareceremos, nos quedaremos juntos...

 

O llévanos si quieres... o déjanos

 

Haz lo que quieras cuando quieras

 

Nos tienes cerca del ojo de Tu corazón

 

O… Señor, sé nuestra fortaleza, no huiremos —si cae la

 

    noche— de nuestra muerte

 

Déjanos, Señor, a las puertas de Tu espíritu:

 

de la iglesia, la mezquita y el mar;

 

del barro y las palmeras;

 

de la vida, si vida sigue existiendo aquí

 

O... Llévanos, Señor, y deja algo de nuestro espíritu aquí

 

    mismo,

 

como despojos junto a las ruinas de las escaleras de

 

    nuestras casas

 

Y que la paz sea con la tierra que no es nuestra

 

 

 

La paz que anhelamos, que amamos, que soñamos, que

 

    deseamos... no es con nosotros

 

La paz tan sencilla como las lágrimas de mi madre en las

 

    bodas y los duelos no es con nosotros

 

La paz que como una pluma vuela

 

La paz que como una pluma se posa

 

La paz tan bella como una canción,

 

tan dulce como como nuestras risas

 

y como nuestra gata antes de que la mataran...

 

Pero, ay, Señor, desde que murió nos sigue hambrienta,

 

    maullando y asustada,

 

desde una habitación en el Norte a los campamentos del

 

    Sur

 

 

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

No es con Gaza cuando en primavera es tan feliz como los

 

    niños

 

Ni con Acre, mil años en vela, guardándonos como una

 

    abuela

 

Ni con Yaffa la Bella

 

Ni con Jesús, sangre de nuestra sangre, carne de nuestra

 

    carne, tierra de nuestra tierra, resucitado de

 

    nuestras resurrecciones

 

La paz de la tierra no es con nosotros

 

La paz de la tierra no es con nosotros ni con Tu

 

    Jerusalén, ensalzada por el Profeta y nuestro Corán

 

 

 

                                            *

 

 

 

La paz de la tierra tiene que ser conmigo, Señor, conmigo

 

    y luego contigo

 

Con las mariposas que revolotean entre los dedos de mis

 

    hijos del alma,

 

que ascendieron a los cielos contigo

 

y solo me quedan sus despojos, un día que gime

 

y plumas de paloma sobre sus nombres y las escaleras

 

Sus dedos son el sol de estas mariposas y la herida del

 

    horizonte

 

Nada les he dicho a las mariposas

 

Las he dejado revolotear como si fueran mi espíritu,

 

    viajando entre la ceniza y el rocío

 

A ellos les cantaré en nombre de los veinte... treinta mil...

 

que sobre nuestra tierra vivieron...

 

Jamás diré: La paz sea con quienes asesinan,

 

    desarraigan, incendian

 

La paz de esta tierra fue con nosotros antes de que ellos

 

    llegaran

 

Y la paz de esta tierra será con nosotros cuando se vayan

 

 

 

Que la paz sea con nosotros... Con nosotros

 

 

 

Traducción de Luz Gómez

Tomado de:

https://mahmuddarwix.blogspot.com/2024/03/ibrahim-nasrallah-maria-de-gaza.html

 

 

Confesión

 

 

La casa es una tumba con una puerta y una ventana

La camisa de dormir es mitad mortaja

Y la cama, mitad ataúd

Usted, señora, y nadie más

Puede cambiar la escena

 

 

Desconcertado

 

 

Al principio

Los caballos dijeron, nosotros necesitamos las planicies

Las águilas dijeron, nosotras necesitamos las cimas

Las serpientes dijeron, nosotras necesitamos las madrigueras

Mas los humanos permanecían desconcertados.

 

 

Fe

 

 

Cada vez que oigo hablar acerca de un tigre

Que devora a su entrenador en el circo

O a su guarda en el zoológico

Me elevo en alegría

Dentro de mi jaula

 

 

Inmigrante

 

 

A todos lados adonde sus pies caminaron

ellos llegaban,

pero él

no.

 

 

Maternidad

 

 

Una gota de sangre

tropieza en la oscuridad;

Una lágrima se apresura

para iluminar su camino.

 

 

Deseos

Para soñar con él

no con nada más,

la pequeña niña se fue a dormir finalmente.

…      …    

Asustado

de que sus heridas rasgarían la inocencia de sus sueños,

y que ella despertaría,

el espectro

se yergue ante la puerta sangrante

y llora.

 

 

Esperando

 

 

La mujer joven

circunda altivamente alrededor de la flor

y silenciosamente

en las ramas

los cuchillos crecen.

 

 

Una pregunta

 

 

…    …  

¿Qué encolerizó a los árboles

para que excavaran sus raíces

como garras

en el cuerpo de la tierra?

 

 

Imitación

 

En vano los alambres

alrededor del jardín tratan de imitar a los árboles.

Espinas crecen en ellos

hiriendo más intensamente

mas siempre 

sin flores.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/71_72/nasrallah.html

 

 

EXTRANJEROS

¡Qué oscuros son!

 

¡Qué tontos son!

 

¡Qué cabreo tienen sus pequeñas y las mujeres!

 

¡Éstos han venido extranjeros!

 

Y han vuelto a sus casas extranjeros.

 

Así, se han sentado a pensar tranquilamente.

 

Los asientos.

 

Al atardecer.

 

 

RESIDENCIA

Un asiento

 

paseando

 

entre la gente,

 

y la gente en el autobús.

 

El asiento se alegrará igual que yo

 

cuando venga

 

y lo elija de entre muchos asientos

 

para que habite en él

 

una mujer impresionante.

 

 

ADVERTENCIA

Hay algunos asientos

 

quizá no les gusten algunos poemas pegajosos

 

ni la riada de las charlas pesadas.

 

Prestad atención,

 

quizá van a tirar a los sentados.

 

A quienes se sienten encima de sus corazones,

 

los tirarán hasta el fondo del infierno

 

dentro de poco.

 

 

SEPARACIÓN

Un asiento en el jardín

 

y un frío negro.

 

Un silencio inmenso ha caído

 

desde la altura del espacio,

 

llegando al sorprendido momento.

 

Estaban aquí los dos,

 

hace cinco minutos,

 

han hablado mucho

 

y no han dejado

 

más que el frío de dos manos en su pecho

 

y el llanto de una rosa marchita.

 

 

UN FIN

Unos asientos de piedra

 

en la arena.

 

Aquí… desde hace siglos

 

ha pasado por encima de ellos la oscuridad,

 

y han pasado épocas.

 

¡A cuántos reyes y emperadores vieron entronar

 

como si el tiempo no fuera a cambiar!

 

Eran unos asientos orgullosos de la seda

 

y de las nubes de perfume,

 

ahora sueñan con cualquier gente,

 

gritan…

 

lloran.

 

 

MUERTE

Los asientos se reirán

 

cuando los abandonemos

 

seguros de que estamos de acuerdo.

 

Los asientos

 

nos perseguirán para ver nuestro silencio

 

en las camas

 

o alrededor de las mesas.

Tomado de:

https://ficciondelarazon.org/2016/02/08/ibrahim-nasrallah-ocho-poemas/

 

 

Días

El primer día

sostuve mi mano mientras dibujaba un ataúd

Entonces me enviaron una corona

Al segundo día

Sostuve mi mano al dibujar una flor

Entonces me enviaron un ataúd

Al tercer día grité a plena voz

Quiero vivir

Entonces me enviaron un asesino

 

 

La mano

Es la mano

La bella rama del día

Floreciendo con dedos

Suave como el arrullo de la paloma

Que ni atrapa el viento,

Ni arresta el agua.

Pero se aloja en el espacio

Y abraza la tierra

De la flor salvaje

Al árbol de palma.

Es la mano

La que nos conforta en nuestra fractura,

Nos consuela cuando lloramos,

Nos da solaz en nuestro cansancio.

Es la mano

El milagro del sueño

La leyenda de la creación

Las columnas de luz

O un manojo de ascuas

Que vivifican o menguan.

Es la mano

Un campo, y un ramillete de canciones infantiles,

Y un planeta.

La mano no es un libro, o líneas.

No escrutes los detalles

No leas su silencio

Ni sus contornos

No encontrarás nada.

Todas las líneas que la han invadido

Todas las curvaturas

Son nuestras culpas

De las primeras aberraciones

Al advenimiento de la miseria.

Es la mano

No la leas

Lee lo que escribirá

Lee lo que hará

Y levántala

Levántala

Hasta que se haga un cielo

Tomado de:

https://franciscocenamor.blogspot.com/2019/08/poema-del-dia-dias-de-ibrahim-nasrallah.html

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