lunes, 20 de octubre de 2025

POEMAS DE CARLOS AUGUSTO LEÓN DESDE VENEZUELA -


El puente

 

El primer puente

apenas una piedra

que superaba el río

en la crecida.

O bien un árbol seco.

Luego

fueron piedras y piedras

yuxtapuestas,

nació el esbelto arco.

Más tarde, recios puentes,

los de acero,

los que son largos como caminos.

 

Ya los ríos que llevan a los hombres,

los hermosos lagos

y los brazos de mar

no fueron más

agua que nos separa.

 

 

No sabe el árbol

 

No sabe el árbol

que este es un nuevo año.

Igual que ayer

la savia corre

como el río que persiste fugitivo.

Y el caballo que sueltan por la noche

se pasea entre las yerbas

como siempre, mastica distraído.

No sabe que es la fiesta de año nuevo.

Ellos ignoran

los minutos, los siglos, los milenios.

Los ha inventado el hombre porque teme

al tiempo sin riberas.

 

 

Microscopio

 

Había una red

de filamentos tenues,

había puntos oscuros,

laberintos, manchas de tinta,

entrecruzadas líneas,

maravillas

que nadie había pensado.

Sólo cuando llegaste

nos diste nuevos ojos:

entonces

vino a crecer lo mínimo escondido

y encontramos paisajes,

ríos, árboles entrelazados,

perdidos en la célula,

dormidos en ocultos tejidos.

Y era

tan grande esto, pequeño e ignorado,

como el mundo de antes

que veíamos con ojos naturales.

 

 

Escribir

 

A mi amiga Elizabeth Schön, poeta,

compañera en el dolor y en el goce de escribir.

 

¿Habla a mí ser el agua de las nubes,

el agua que yo soy en ellas viaja?

¿Qué me une hondamente a la raíz,

a los árboles multiformes,

a los pájaros cerca de mi ventana

que escucho rumorear entre las ramas?

Algo tengo en común

con el plumaje de las aves,

con el venado y su brillante piel,

con la erguida palmera y la raníta

modesta que alegra mis noches sin ser vista.

Algo tengo en común,

viene de lejos. . .

 

Pero sólo yo tengo

el pensar como pienso,

el escribir mis versos

para todos los seres

que corren, nadan, vuelan

o quietos permanecen

Tomado de:

https://eldienteroto.org/wp49/poemas-de-carlos-augusto-leon/

 

 

****

Antes todos miraban su partida

y hasta musitaban oraciones

en medio al canto

último de los pájaros.

Pero ahora

en la ciudad inmensa,

el poeta desde un puente contempla

el bello último azul

cruzado de líneas de oro…

Sólo el poeta

y algún viejo mendigo.

Qué solo se está quedando el sol.

 

 

***

A veces estoy triste,

cuando me quedo solo,

y hablo con nuestros perros.

Me miran largamente

con ojos melancólicos,

me dan su compañía

callada o tumultuosa.

Sus quietos ojos tristes

parecen comprender.

 

 

***

Pobres oídos míos…

Otrora oían los pájaros,

las palabras de amor,

la música del viento.

Ahora, tantos ruidos

inútiles, violentos:

autos, motos, motores,

bocinas, transitores,

la radio buhonera.

¡Cómo cerrar las puertas

de mis pobres oídos

y oír sólo el recuerdo!

 

 

***

La lluvia tímida

apenas se insinúa

y ante el papel en blanco

el poema

no termina de aparecer…

Tomado de:

https://vuelapalabra.com/lo-infinito-por-decir-de-carlos-augusto-leon/

 

 

DEFINICIONES DEL RECUERDO

 

I

 

El recuerdo es un pájaro

que nos vuela por dentro.

Mide lo hondo que somos

la altura de su vuelo.

El recuerdo es un pájaro

que dormita callado.

De pronto una palabra,

o tal vez sólo un gesto,

el más mínimo ruido,

lo hace alzar el vuelo.

Tomado de:

https://elizabeth-vocesdelsilencio.blogspot.com/2013/08/carlos-augusto-leon.html

 

 

NATURALEZA SECRETA.

1

 

Hay hojas que niegan sí

y otras que afirman no.

Cuánta contradicción en esta calma

de hojas que mueve el viento.

 

2

 

Orión está en el copo del árbol.

Ahora

son frutas sus estrellas.

Las frutas inasibles.

 

3

 

Nadie sabe el secreto

que roen las ardillas

sentadas en una rama,

en sus manos de fruta.

 

6

 

Hay hombres

tan hondamente sordos

que creen que nada dicen

Las hojas que caen.

 

7

 

También árbol,

una vez

creí que yo estaba seco.

Y era sólo

Un cambio de hojas.

 

10

 

Un pedazo de cielo

es todo el cielo.

Y la hoja de un árbol

es la naturaleza.

De tal modo

todo está hecho

en igual forma

 

12

 

no es cierto

no regresa nunca la ola

sino muere en la playa.

Pero es eterno el mar.

 

13

 

Insiste

me dice el mar

insiste

como él insistió

Hace milenios.

Insiste en ser azul

y verde y ocre y gris

y transparente.

Siempre igual y distinto.

Tomado de:

https://tuplanetavital.org/carlos-augusto-leon/

 

***

El alba sigue pura

sobre los hombres

 

***

 

Soy el cosmos molécula

que canta.

 

***

 

Entre rocas, adentro, corre un río,

no cesa de correr.

 

***

 

Toda la soledad es sólo mía.

 

***

 

¿Porqué si vivo para la Palabra

amo tanto el silencio?

 

***

 

Quisiera para el verso

la nitidez del trino.

Tomado de:

https://www.lamajadesnuda.com/carlos-augusto-leon-2/

 

"Yo canto a Lenin"

1

 

Yo canto a Lenin cuando otros se confunden

y dicen: ya no es ése el gran pueblo de Lenin,

ha cambiado su senda.

No, Lenin: sé que estás más que nunca en los tuyos.

Odio a los que injurian tu familia de pueblos,

los que intentan cubrirla con capa de mentiras.

Pero no es nuevo esto. ¿Tú recuerdas?

¡Si eras para ellos solamente

el gran capitán de los “bandidos”,

todo tu pueblo en pie era una “horda” …

Así ladraban,

así ladran ahora, todavía

prosiguen sus ladridos

 

2

 

Pero todo ha pasado, Camarada,

como tú lo decías.

Primero creció solo,

cercado por doquier y conmovido.

más firme en su crecer,

segura flecha

al blanco dirigida,

el árbol de tu pueblo,

libre y junto,

del ruso, del tadzikio, del turcmenio…

Mas, luego,

surgieron –todo un bosque– nuevos árboles,

de Pekín hasta Praga,

de Mongolia a Bulgaria…

Es que todo ha pasado, Camarada,

como tú lo decías.

Y los otros, los que tú combatías,

han seguido derecho hacia su muerte

como tú lo decías.

Aún ladran, aún maltratan, aún saquean,

porque marchan derecho hacia su muerte,

como tú lo decías.

Y los pueblos todos de la tierra,

cada vez más erguidos y despiertos,

sacúdense los yugos

de uno y otro imperio porque saben

que hay un país, un mundo ya, con ellos,

poderosos, fraternos.

Porque todo ha pasado, Camarada,

como lo ibas diciendo.

 

3

 

Hace una vida ya que te conozco, Lenin,

que camino a tu sombra… y a mi hijo

yo le he dado tu nombre.

He crecido contigo, Maestro, Camarada.

Yo tengo la edad de la Revolución.

Tan cerca he estado siempre

que aunque no te vi nunca yo bien contar podría

cómo era tu sonrisa, cómo eran

tu mirada vivaz, tu ser inquieto.

Sé que eras

río que se vuelve torrente.

Sé que eras

tierno como el arroyo pero fuerte

igual que la tormenta.

Y lo que más admiro en ti, Maestro

tanto como tu clara inteligencia:

eras un árbol que sabe ser espiga:

Cómo entre los tuyos trabajabas,

uno más entre todos, como oías

al mujik y al soldado; tú sabías

que los ojos de muchos, unidos, ven más lejos,

que los brazos de todos, unidos, son más fuertes.

Yo he crecido contigo, entre la infamia

que ronda nuestro mundo. Yo recuerdo:

cuando era un niño apenas me mostraban

a los niños hambrientos de tu tierra

y decían: he aquí lo que perpetran

allá los bolcheviques.

No decían que aquella hambre arrancaba

–que era un río de sed– de los palacios

del zar y de los suyos… me mostraban

estampas de valientes campesinos

asesinados por los “guardias blancos”

diciéndome: esto hacen

allá los comunistas…

Ellos no cambian, Camarada Lenin,

no cambia el enemigo.

Tu país ha crecido, pero ellos

afirman que sus muros son de hambre

tu tierra es limpia y clara, pero ellos

–los que nutren con sangres populares

sus armas y sus máquinas–

quieren hacernos ver que es solo sombra.

Ellos no cambian, Camarada Lenin,

nuestro siempre enemigo.

En Budapest ahora asesinó patriotas

y nos mostró sus víctimas diciendo:

esto han hecho

allá los comunistas…

Ellos no cambian, Camarada Lenin.

La vida que yo llevo de luchar y cantar

y el tiempo mismo

que tu Revolución tiene de vida,

ellos lo llevan de preparar Kolchaks

y Denikin para agredir de nuevo… en vano, en vano:

cada día son más débiles

–con bombas, sí, con armas a montones

y montones de dólares–

y cada día más fuertes

somos tú y yo, los pueblos de la tierra.

No se corrigen ellos, nunca cambian,

–¡si son los mismos lobos! –

por nada se convencen que deben dejar paso

a quienes hoy tenemos que edificar la historia.

Una vez atacaron… era Hitler, ya polvo en la memoria,

crimen en la memoria, ya nada más, del mundo.

Y hace poco quisieron que volviera:

sus cenizas

fueron a despertar y sus soldados

lanzaron contra Hungría…

Pero ésta no fue suya, Camarada.

Tus gentes –tus hermanos, tus hijos

de la patria soviética–

al lado de los húngaros de veras

allí otra vez han rechazado el monstruo,

han liberado al Hombre.

Tomado de:

https://buzos.com.mx/noticia/yo-canto-a-lenin-de-carlos-augusto-leon

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