sábado, 11 de octubre de 2025

POEMAS DE FLORIANO MARTINS - DESDE BRASIL -

 



LA IDEA DE UNA TRADICIÓN UNIVERSAL

 

Mis tierras anotan las tensiones de tu mirar.​​

Quiero que me bañes como una flor en primavera.

Un sueño descarapelado que se reproduce en mil

declaraciones de que el cielo todavía existe. Quiero

tus inscripciones entrando por todas las páginas.

No se trata de descreer o describir, lo que vivimos

está más allá de la memoria o del valor de una renuncia.

Mis aguas termales anotan el calor de tus entrañas.

Quiero el teatro completo de tus dones. Las estaciones

celebran sus escaleras como un rito desnudándose.​​

Las noches todavía existen en su belleza demoníaca.

Guardo mis anotaciones fuera del tiempo, llueve

sobre las letras con que reproduzco tu exacto nombre.

Insisto. No se trata de cuánto me encuentras transcrito.

Si tienes que llorar, que lo hagas en mí. Gracias a la furia

de tu naturaleza proscrita. Gracias al símbolo, gracias

al estruendo silencioso de nuestras alas en pleno vuelo.

Yo te amo, ¿no ves? No tendrás que matarme tan temprano.

 

 

A CADA UNO SU ÚLTIMA APUESTA

 

Redacté tus últimas súplicas y todavía ni habías llegado.

Intuí que te estabas deshaciendo como un mercado de íconos.

Cualquier noche transborda, no importa el plan declarado.

Todo en nosotros tiende a los excesos, y a veces el plazo expira.

Repetí tu nombre mil veces por donde pasé, ningún espanto.​​

Atraqué en charcos instigado por tu llamado, loza sucia

denunciando en la cocina los días que nos separan del placer.

Siempre fuimos la carnicería de nuestros males, la carne caduca

de nuestros símbolos de resistencia. ¿En qué lecho me quieres?

Siempre cuando me doy cuenta estás todavía por venir. Debo ser

la nutria apasionada por un ventilador con la pila acabada.

Di tu nombre aquí bajito. Prometo ser fuerte lo suficiente

para aceptar la idea de que jamás hayas pensado en mí.

¿Cuántos somos en una barcaza que desconoce su rumbo?

De un modo o de otro, no vamos nunca a parte alguna.

Descubrimos un modo de ser la imposibilidad del movimiento.​​

 

 

INVERSIONES MÍSTICAS​​
EN LA CASA DE LA DESTRUCCIÓN

 

¿Si la virtud reconoce peligro en todo, dónde se esconden

las representaciones? ¿Dónde los principios temen la coincidencia

con los fines? ¿Dónde la pala del misterio se guarda a la espera

del símbolo que la rescate de sus tormentos descuidados?

Excavo la silueta del mal como una disonancia despierta

mientras la noche se disfraza en oscuridades y fríos pasillos.

Yo te escucho en mi médula, tocas en mis elementos.

Soy patético y furioso cuando no correspondes a la luz

dominante que consagro a nuestros encuentros, diáfana,

cuando me chupas los genitales y no cambio de color o tribu,

mis signos poseen todas las joyas y no me verás nunca

sobre los jeroglíficos de tu alquimia fortuita. Ven a cavar

conmigo un crepúsculo que nos represente, la crisálida

huida en un cuerpo destinado al despeñadero del alma.

La virtud es una destrucción ambigua. Las ruinas sagradas

donde dejar el amor para que pierda la noción de sí mismo.

Somos devorados por la virtud, hasta que no reste ya nada.

 

 

CARTAS DE UN DEVANEO OCIOSO

 

Traje conmigo las dos versiones de tus pies.

Una de ellas era la discreta figura de un tótem

fingiendo bailar en una noche repleta de magos.

La otra se recusó a desnudar cualquier sigilo

antes de probar un manjar de imágenes fortuitas.

Tus pies reacios a revelar la duración de la vida.

Concentrado en sensual astucia uno de ellos elude

con ocultos talentos y una prudencia maculada.​​

Beso el pulgar del otro evocándole la ambición.

Si cierro los ojos sus grabados se armonizan.

De lo contrario, no me toman en cuenta.

Tus pies insisten en recorrer un mundo

ajeno a los senderos que escarbé para su palma.

Y cuando ellos hablan conmigo todavía no existo.

Si el futuro abona su obsesión por nosotros dos

leo que un día por aquí pasamos las páginas

de una previsión ociosa. De tanto besar tus pies

los magos consideran un arte olvidar el tiempo

de los verbos que pisaste con una versión u otra.

Las mejores riquezas son frutos de la desobediencia.

Yo beso tus pies, sin indagar para donde van.

 

 

BORRONES DE LA MEMORIA

 

 

Leí en tu mano una fecha imprevista para no vernos de nuevo. No tardó mucho para que tu pulso depusiera el plazo. Cercados presagios, nos rascábamos hasta que germinara la más rústica semilla de la ociosidad. Tu pulgar colgante imitaba la engañosa concordancia de un lagarto en la pared. Ninguno de nosotros estaría atado a nuestra propia existencia, haya pasado o no. Pequeñas sombras móviles ayudan a la premonición a disfrazarse de arcanos egipcios y otras clarividencias rechazadas. La ciencia pasea por nuestro cuerpo como un peregrino arruinado. Levitan cartas delante de nosotros formando el espinazo del asombro. Guardo en mí tus dudas hasta que se disipe la niebla. Tu mano todavía corresponde al desasosiego de mi ser. No importa el motivo, jamás volveremos a aquél viejo refugio.

 

 

RETRATO CÉLEBRE DE LO OCULTO

 

 

Las palomas son reacias. Las estrellas pierden la fe.

Amontoné retratos en la piedra. Hecho ilegible.

Hace tiempo que no te veo en mis sueños.

Las plazas redistribuyen sus libros. Llueve.

Hace mucho soy un ramo de tu inestabilidad.

Desapareces de mí de a poco, Un beneficio​​

de páginas que nadie sabría explicar.

Las cortinas son una contaminación de imágenes.

La luz no revela más que la oscuridad.

Cada uno fomenta sus detalles,

como fatalidad pecaminosa o fraude.

Hace mucho mis ojos aprendieron a no ver.

Justo antes de que las estrellas perdieran la fe.

Las palomas sueñan con dioses menores.

Los retratos son la última fuente de legibilidad.​​

No tengo la menor idea si habito tu deseo.

Pero aquí estoy. Llueve. Las plazas somos nosotros.​​

 

 

EL INFIERNO SOMOS​​
NOSOTROS MISMOS

 

Mis verbos se pierden en tus precipicios, velas gastadas

que en ti aprenden a iluminar la intimidad de sus males.

Tus reflejos son la instancia máxima de mis delirios.

Aprendí a no exigir del mundo sino sus penas capitales.

Como un trampolín de los hábitos posesivos del lenguaje,

te dejo soñar con semillas ciegas y un alma podrida.

Días y sílabas desconocen a lado de quién despiertan.

Buscamos la fatiga ideal donde fulminar nuestros pecados.

Hablas dentro de mí y me dejo atropellar por tu sed.

Gracias a la esencia de la ilusión, nos encrespamos frente a la niebla

de los más armoniosos resúmenes de nuestra existencia.​​

Las noches trasladan delirios de un ladrillo a otro de la misma

ciudad erguida apenas para volver aceptable nuestro amor.

¿Hasta cuándo seré tu ángel? ¿Hasta cuándo la masacre

fortuita de tus ventanas y la vibración de tanta melancolía?

Mis verbos acaban por exonerar tus culpas prescritas.

No validamos la noche. La corte se retuerce, las iglesias bostezan,

la palidez devuelve sus zapatos impregnados de duda.

Apenas el descalabro articula su farsa de resignación.

Ninguno de nosotros sabe a qué punto llegamos. Y seguimos.​​

 

 

LAS NOCHES SE LAMEN
COMO GATOS

 

Los demonios cuentan por dentro un rumor que define nuestra piel.

Una fiebre a veces percudida, y otras muy mal recordadas.

Cada color va cambiando su púrpura, metal de latencia, hostia,

hasta el punto de que la misma historia se cuenta una y otra vez.

¿Cuántas veces decimos lo que somos sin estar en alguna parte?

Los demonios saben por la noche cómo recortar el mejor paisaje.

Cuando estoy con ellos me siento un portador de relámpagos.

Sin embargo, no tardan mucho y se llevan consigo lo que soñamos.

Yo te esperé una tiniebla entera al otro lado del puente. No,

no estabas, no estuviste nunca ahí, hasta que me cansé

de creer en mí como una respuesta al amor incondicional.

Los demonios colectan la inocencia como barrenderos de una calle gastada.

Las noches engañan a la fiebre con sus frías lámparas. Recuerdo

tu mirar disfrazado, pero ya nada en ti me ve como antes.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2025/01/poesia-de-brasil-floriano-martins/

 

 

LA VOZ DE ALBERTA HUNTER

 

No me dejes maltratar tu mente.

Cualquier duda es un estorbo innecesario, un dolor desequilibrado.

Al salir, no olvides deshacerse de toda la memoria.

Somos escritos por ella sin que tengamos otra oportunidad.

Tu sombra no debe repetir un solo movimiento.

El dilema comienza cuando rozo mi mano contra tu asustada desnudez.

Una jungla de piel de gallina se encarga de mi deseo cuando me engañas estando y no estando a mi lado.

Incluso si un día descubro quién eres, ¿de qué me servirá?

Un rostro que aparece y luego desaparece en todo lo que veo.

¿Cuántas noches escucho tu voz dentro de mí?

¿Cuánto silencio imaginando descifrar lo que quizás no habías dicho?

Un conflicto de tinieblas, esqueletos de ausencia, un inventario de enigmas.

Planeé tanto que no me volverías a castigar que es imposible borrar tus pasos en torno a mi locura.

No quiero que te vayas de aquí nunca.

 

Este cuerpo no es de tu dominio.

 

 

MEMORIA DE CONSUELO BENEVIDES

 

Se necesita demasiado tiempo para saber dónde el dolor mantiene sus huesos.

Recortar los verbos, reconocer las voces que se identifican mejor con cada conflicto,

susurrar pequeños cambios de comportamiento.

Los rostros se resignaron a una expresión teatral.

Solo te veía como rodajas de sombras, remanentes, detalles de la memoria, donde garabateaba mi dolor.

Cuando vi la primera señal de tu vida, ya había renunciado a ser humano.

Reconocí tu ser en el pantano.

Mucho de lo que me vino se mezcló con lo que llegué a imaginar como mi hijo.

No creo que nos hayamos dejado nada en los manuscritos.

A veces lo que recuperamos en la vida tiene que ver con su pésimo sentido de imitación.

Nunca sabré si eres mi hijo perdido o la imagen idealizada de él que acabo de encontrar en un lote de réplicas.

Imitamos el futuro.

¿Cómo creer en el pasado?

No importa.

Estás aquí en alguna parte.

 

Ya no estoy en ningún lado.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/floriano-martins-6/

 

 

Ángela

 

Tu cuerpo y el mío cayendo sobre el mundo:

noche saqueada por una caravana de relámpagos.

Despojos del tiempo forajido de su fuente,

minando abismos a la deriva, pérdidas fluctuantes.

El rostro deformado de la belleza que las ruinas adoran,

lenguaje extraviado al querer penetrarse.

 

Tu cuerpo y el mío en su caída más secreta.

Un laberinto que fuera un desierto y un dios

esciente que de allí no hay retorno. Fuga de tinieblas.

Los disfraces fatales de la memoria ante el infinito.

Imparables sombras cayendo sobre el mundo.

 

Tu cuerpo y el mío: lo que queda de uno en el otro.

 

 

Selma

 

Tu incendio forma una cadena de laberintos,

despojos afligidos con sus ríos quemados.

Un cuerpo remando contra los delitos

prolongados en una y otra margen, ritos

cargados de súplicas y negras puertas.

Alfabeto de piedras recogiendo sus espectros,

como un estoque de dolores en armarios colgados,

todo allí parece quemar de modos distintos:

furor de salmos con pasos descontrolados,

cenizas maltratadas sin saber dónde caer.

Tu incendio funda una reserva de tumultos.

Un cuerpo inmerso en lágrimas volcánicas,

violando los nombres que dedico a sus rostros,

cada uno abriendo las tumbas de su testimonio.

 

 

Alicia

 

Tus besos ensayan una alegoría en mi espalda.

Los siento como árboles que danzan, llameantes

pétalos, constelación de árboles en plena cosecha

susurrando: todo hombre es una recreación.

 

Señalas una ciudad lejana en mi vértigo.

Vendaval de migajas, islas ciegas, viejos

mapas que no contaban con tu desamparo.

El amor gira siempre en torno de sí mismo.

 

Pasa por aquí al galope tu sexo emocionado,

tu piedad de Dios picada de remordimientos.

Un castillo agitado repleto de males menores

y el vestido de baile de tu primera ilusión.

 

Pasan máscaras como un llanto de roedores

y luces ahogadas en pozos de la más blanda soledad.

Un solo personaje en ti se atreve a hablar

y me acusa de no haber salido jamás del poema.

 

Aquí estoy deshecho en verso, mal recreado,

y sin saber cómo evitar volver a ser lo que soy.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2010/03/cinco-poemas-ineditos-de-floriano-martins/

 

 

NOTICIERO NACIONAL

 

Cuando un penitente embiste contra sí mismo

es para librarse no precisamente de una tentación externa,

sino del infierno que hay en sí mismo.

El hombre y el fruto de lo que crea en su mente.

En la realidad, el mundo es bien simple.

La exploración del deseo es lo que da ocasión a esos monstruos tan hábiles.

Y nuestra idea de catástrofe adora el eje dislocado,

de un día para otro, en un noticiero cualquiera.

Víctimas aquí o allá, pero siempre víctimas.

Las víctimas no son reales. Solo el noticiero es real.

 

 

RASGANDO EL GRAN VIDRIO

 

Cuando vi la ciudad por primera vez

tu cuerpo suspenso pasó por encima del mío.

Sonidos ramificados como venas reventadas

en una canción llena de instrumentos

cuyas notas leen las hormigas y las cigarras

como una partitura olvidada hace mucho tiempo.

¿Has estado aquí conmigo en otra floración?

Es bueno sentir cómo te ves fuera de sí,

cómo describes una hierba en tu cuerpo

y me conviertes en tu ciudad iluminada.

A través de tus ojos los rostros ganan

otra característica con cada invención de la imagen.

Al igual que tu cara, tienes un nombre

con otras muescas, lleno de verbos

que sepan la forma cuando ames o no.

Ya sea vidrio o diamante, caída o vuelo,

sudor o sueño, ya sabes cómo te olvido.

Calculo bultos hasta que el norte se derrite.

Nunca volverás a otra ciudad como esta.

Tomado de:

https://ciudadsiglocero.wordpress.com/2025/06/20/poemas-de-floriano-martins-2/

 

 

Anotaciones del cartógrafo

Se busca la fuerza en el tiempo, en sus largas raíces.

Una noche me habló Alexander Search de los mapas

que él mismo esbozara, las distancias

que nos unen sin que lo percibamos. En las manos

del tiempo mismo las del alucinado cartógrafo,

explorando la memoria como un baño de aceites.

Paredes desfiguradas, suelo de restos, luz

casi nada. El incienso rastreador. Tejidos urden

el siniestro significado de sus vértebras antiguas.

Nada estaba descrito o clasificado, atormentado

mundo de insinuaciones. Allí no éramos sino bestias,

anotaciones basadas en nuestra propia estupidez.

Su mano, sin embargo, seguía trazando la contradicción

entre arte y ciencia. ¿No estamos retocando

los viejos traumas me dice?, mas si eligiendo

mejor nuestros equívocos?, y siguió convincente.

Otras formas de extravío

¿Cuál es el soplo quemante de tu eternidad?

Ahora estamos a la medida de la ruptura.

Tomar nota del vuelo para identificar el ave,

los gemidos del fuego que suena feliz en su función.

Ahora es indagar de la virgen dónde recorrer

la llama de su origen, el incierto buceo

en los párpados reflejados de sus visiones.

Para ella, todo sentido es movimiento. Más breve

aquél que le toque antes que lo perciba.

Se desata la animada criatura en apariciones,

velada por sus ídolos, que no nadan

como las criaturas de Santa Teresa.

Apenas el río, circundado por la sombra

de su fino papiro que se escribe a sí mismo,

mares a hilo. ¿Quién te envía?, si no quieres

ser la medida de tu propio extravío.

 

 

Raquel

¿Hasta cuándo puedo confiar en tus palabras?

Me pides que busque la salvación en tu nombre,

que desfallezca, aguarde, vague, permita

que me olviden todos. Me ilusiono creyendo en la visión

de tus encantos, y acato atenta tus preceptos.

Para los desengañados, debo abrir amplias fosas.

Y entrego mi cuerpo a aquellos que lo necesiten.

Una vez más padezco, y aguardo, y me vuelvo

nada, un retazo, una sombra perturbada,

hasta que me canse e indague por los siete llantos

de mi alma exánime: ¿un día me consolarás?

Abro la mano y persigo los rastros de mi destino.

Me extravío allí tantas veces que ya no distingo

a mi único suplicio: ¿tú, cuándo me consolarás?

 

Traducciones de Benjamín Valdivia.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/68_69/martins.html

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