LA IDEA DE UNA TRADICIÓN UNIVERSAL
Mis tierras anotan las tensiones de tu mirar.
Quiero que me bañes como una flor en primavera.
Un sueño descarapelado que se reproduce en mil
declaraciones de que el cielo todavía existe. Quiero
tus inscripciones entrando por todas las páginas.
No se trata de descreer o describir, lo que vivimos
está más allá de la memoria o del valor de una
renuncia.
Mis aguas termales anotan el calor de tus entrañas.
Quiero el teatro completo de tus dones. Las estaciones
celebran sus escaleras como un rito desnudándose.
Las noches todavía existen en su belleza demoníaca.
Guardo mis anotaciones fuera del tiempo, llueve
sobre las letras con que reproduzco tu exacto nombre.
Insisto. No se trata de cuánto me encuentras
transcrito.
Si tienes que llorar, que lo hagas en mí. Gracias a la
furia
de tu naturaleza proscrita. Gracias al símbolo, gracias
al estruendo silencioso de nuestras alas en pleno
vuelo.
Yo te amo, ¿no ves? No tendrás que matarme tan
temprano.
A CADA UNO SU ÚLTIMA APUESTA
Redacté tus últimas súplicas y todavía ni habías
llegado.
Intuí que te estabas deshaciendo como un mercado de
íconos.
Cualquier noche transborda, no importa el plan
declarado.
Todo en nosotros tiende a los excesos, y a veces el
plazo expira.
Repetí tu nombre mil veces por donde pasé, ningún
espanto.
Atraqué en charcos instigado por tu llamado, loza sucia
denunciando en la cocina los días que nos separan del
placer.
Siempre fuimos la carnicería de nuestros males, la
carne caduca
de nuestros símbolos de resistencia. ¿En qué lecho me
quieres?
Siempre cuando me doy cuenta estás todavía por venir.
Debo ser
la nutria apasionada por un ventilador con la pila
acabada.
Di tu nombre aquí bajito. Prometo ser fuerte lo
suficiente
para aceptar la idea de que jamás hayas pensado en mí.
¿Cuántos somos en una barcaza que desconoce su rumbo?
De un modo o de otro, no vamos nunca a parte alguna.
Descubrimos un modo de ser la imposibilidad del
movimiento.
INVERSIONES MÍSTICAS
EN LA CASA DE LA DESTRUCCIÓN
¿Si la virtud reconoce peligro en todo, dónde se
esconden
las representaciones? ¿Dónde los principios temen la
coincidencia
con los fines? ¿Dónde la pala del misterio se guarda a
la espera
del símbolo que la rescate de sus tormentos
descuidados?
Excavo la silueta del mal como una disonancia despierta
mientras la noche se disfraza en oscuridades y fríos
pasillos.
Yo te escucho en mi médula, tocas en mis elementos.
Soy patético y furioso cuando no correspondes a la luz
dominante que consagro a nuestros encuentros, diáfana,
cuando me chupas los genitales y no cambio de color o
tribu,
mis signos poseen todas las joyas y no me verás nunca
sobre los jeroglíficos de tu alquimia fortuita. Ven a
cavar
conmigo un crepúsculo que nos represente, la crisálida
huida en un cuerpo destinado al despeñadero del alma.
La virtud es una destrucción ambigua. Las ruinas
sagradas
donde dejar el amor para que pierda la noción de sí
mismo.
Somos devorados por la virtud, hasta que no reste ya
nada.
CARTAS DE UN DEVANEO OCIOSO
Traje conmigo las dos versiones de tus pies.
Una de ellas era la discreta figura de un tótem
fingiendo bailar en una noche repleta de magos.
La otra se recusó a desnudar cualquier sigilo
antes de probar un manjar de imágenes fortuitas.
Tus pies reacios a revelar la duración de la vida.
Concentrado en sensual astucia uno de ellos elude
con ocultos talentos y una prudencia maculada.
Beso el pulgar del otro evocándole la ambición.
Si cierro los ojos sus grabados se armonizan.
De lo contrario, no me toman en cuenta.
Tus pies insisten en recorrer un mundo
ajeno a los senderos que escarbé para su palma.
Y cuando ellos hablan conmigo todavía no existo.
Si el futuro abona su obsesión por nosotros dos
leo que un día por aquí pasamos las páginas
de una previsión ociosa. De tanto besar tus pies
los magos consideran un arte olvidar el tiempo
de los verbos que pisaste con una versión u otra.
Las mejores riquezas son frutos de la desobediencia.
Yo beso tus pies, sin indagar para donde van.
BORRONES DE LA MEMORIA
Leí en tu mano una fecha
imprevista para no vernos de nuevo. No tardó mucho para que tu pulso depusiera
el plazo. Cercados presagios, nos rascábamos hasta que germinara la más rústica
semilla de la ociosidad. Tu pulgar colgante imitaba la engañosa concordancia de
un lagarto en la pared. Ninguno de nosotros estaría atado a nuestra propia
existencia, haya pasado o no. Pequeñas sombras móviles ayudan a la premonición
a disfrazarse de arcanos egipcios y otras clarividencias rechazadas. La ciencia
pasea por nuestro cuerpo como un peregrino arruinado. Levitan cartas delante de
nosotros formando el espinazo del asombro. Guardo en mí tus dudas hasta que se
disipe la niebla. Tu mano todavía corresponde al desasosiego de mi ser. No
importa el motivo, jamás volveremos a aquél viejo refugio.
RETRATO CÉLEBRE DE LO OCULTO
Las palomas son reacias. Las estrellas pierden la fe.
Amontoné retratos en la piedra. Hecho ilegible.
Hace tiempo que no te veo en mis sueños.
Las plazas redistribuyen sus libros. Llueve.
Hace mucho soy un ramo de tu inestabilidad.
Desapareces de mí de a poco, Un beneficio
de páginas que nadie sabría explicar.
Las cortinas son una contaminación de imágenes.
La luz no revela más que la oscuridad.
Cada uno fomenta sus detalles,
como fatalidad pecaminosa o fraude.
Hace mucho mis ojos aprendieron a no ver.
Justo antes de que las estrellas perdieran la fe.
Las palomas sueñan con dioses menores.
Los retratos son la última fuente de legibilidad.
No tengo la menor idea si habito tu deseo.
Pero aquí estoy. Llueve. Las plazas somos nosotros.
EL INFIERNO SOMOS
NOSOTROS MISMOS
Mis verbos se pierden en tus precipicios, velas
gastadas
que en ti aprenden a iluminar la intimidad de sus
males.
Tus reflejos son la instancia máxima de mis delirios.
Aprendí a no exigir del mundo sino sus penas capitales.
Como un trampolín de los hábitos posesivos del
lenguaje,
te dejo soñar con semillas ciegas y un alma podrida.
Días y sílabas desconocen a lado de quién despiertan.
Buscamos la fatiga ideal donde fulminar nuestros
pecados.
Hablas dentro de mí y me dejo atropellar por tu sed.
Gracias a la esencia de la ilusión, nos encrespamos
frente a la niebla
de los más armoniosos resúmenes de nuestra existencia.
Las noches trasladan delirios de un ladrillo a otro de
la misma
ciudad erguida apenas para volver aceptable nuestro
amor.
¿Hasta cuándo seré tu ángel? ¿Hasta cuándo la masacre
fortuita de tus ventanas y la vibración de tanta
melancolía?
Mis verbos acaban por exonerar tus culpas prescritas.
No validamos la noche. La corte se retuerce, las
iglesias bostezan,
la palidez devuelve sus zapatos impregnados de duda.
Apenas el descalabro articula su farsa de resignación.
Ninguno de nosotros sabe a qué punto llegamos. Y
seguimos.
LAS NOCHES SE LAMEN
COMO GATOS
Los demonios cuentan por dentro un rumor que define
nuestra piel.
Una fiebre a veces percudida, y otras muy mal
recordadas.
Cada color va cambiando su púrpura, metal de latencia,
hostia,
hasta el punto de que la misma historia se cuenta una y
otra vez.
¿Cuántas veces decimos lo que somos sin estar en alguna
parte?
Los demonios saben por la noche cómo recortar el mejor
paisaje.
Cuando estoy con ellos me siento un portador de
relámpagos.
Sin embargo, no tardan mucho y se llevan consigo lo que
soñamos.
Yo te esperé una tiniebla entera al otro lado del
puente. No,
no estabas, no estuviste nunca ahí, hasta que me cansé
de creer en mí como una respuesta al amor
incondicional.
Los demonios colectan la inocencia como barrenderos de
una calle gastada.
Las noches engañan a la fiebre con sus frías lámparas.
Recuerdo
tu mirar disfrazado, pero ya nada en ti me ve como
antes.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2025/01/poesia-de-brasil-floriano-martins/
LA VOZ DE ALBERTA HUNTER
No me dejes maltratar tu mente.
Cualquier duda es un estorbo innecesario, un dolor
desequilibrado.
Al salir, no olvides deshacerse de toda la memoria.
Somos escritos por ella sin que tengamos otra
oportunidad.
Tu sombra no debe repetir un solo movimiento.
El dilema comienza cuando rozo mi mano contra tu
asustada desnudez.
Una jungla de piel de gallina se encarga de mi deseo
cuando me engañas estando y no estando a mi lado.
Incluso si un día descubro quién eres, ¿de qué me
servirá?
Un rostro que aparece y luego desaparece en todo lo que
veo.
¿Cuántas noches escucho tu voz dentro de mí?
¿Cuánto silencio imaginando descifrar lo que quizás no
habías dicho?
Un conflicto de tinieblas, esqueletos de ausencia, un
inventario de enigmas.
Planeé tanto que no me volverías a castigar que es
imposible borrar tus pasos en torno a mi locura.
No quiero que te vayas de aquí nunca.
Este cuerpo no es de tu dominio.
MEMORIA DE CONSUELO BENEVIDES
Se necesita demasiado tiempo para saber dónde el dolor
mantiene sus huesos.
Recortar los verbos, reconocer las voces que se
identifican mejor con cada conflicto,
susurrar pequeños cambios de comportamiento.
Los rostros se resignaron a una expresión teatral.
Solo te veía como rodajas de sombras, remanentes,
detalles de la memoria, donde garabateaba mi dolor.
Cuando vi la primera señal de tu vida, ya había
renunciado a ser humano.
Reconocí tu ser en el pantano.
Mucho de lo que me vino se mezcló con lo que llegué a
imaginar como mi hijo.
No creo que nos hayamos dejado nada en los manuscritos.
A veces lo que recuperamos en la vida tiene que ver con
su pésimo sentido de imitación.
Nunca sabré si eres mi hijo perdido o la imagen
idealizada de él que acabo de encontrar en un lote de réplicas.
Imitamos el futuro.
¿Cómo creer en el pasado?
No importa.
Estás aquí en alguna parte.
Ya no estoy en ningún lado.
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/floriano-martins-6/
Ángela
Tu cuerpo y el mío cayendo sobre el mundo:
noche saqueada por una caravana de relámpagos.
Despojos del tiempo forajido de su fuente,
minando abismos a la deriva, pérdidas fluctuantes.
El rostro deformado de la belleza que las ruinas
adoran,
lenguaje extraviado al querer penetrarse.
Tu cuerpo y el mío en su caída más secreta.
Un laberinto que fuera un desierto y un dios
esciente que de allí no hay retorno. Fuga de tinieblas.
Los disfraces fatales de la memoria ante el infinito.
Imparables sombras cayendo sobre el mundo.
Tu cuerpo y el mío: lo que queda de uno en el otro.
Selma
Tu incendio forma una cadena de laberintos,
despojos afligidos con sus ríos quemados.
Un cuerpo remando contra los delitos
prolongados en una y otra margen, ritos
cargados de súplicas y negras puertas.
Alfabeto de piedras recogiendo sus espectros,
como un estoque de dolores en armarios colgados,
todo allí parece quemar de modos distintos:
furor de salmos con pasos descontrolados,
cenizas maltratadas sin saber dónde caer.
Tu incendio funda una reserva de tumultos.
Un cuerpo inmerso en lágrimas volcánicas,
violando los nombres que dedico a sus rostros,
cada uno abriendo las tumbas de su testimonio.
Alicia
Tus besos ensayan una alegoría en mi espalda.
Los siento como árboles que danzan, llameantes
pétalos, constelación de árboles en plena cosecha
susurrando: todo hombre es una recreación.
Señalas una ciudad lejana en mi vértigo.
Vendaval de migajas, islas ciegas, viejos
mapas que no contaban con tu desamparo.
El amor gira siempre en torno de sí mismo.
Pasa por aquí al galope tu sexo emocionado,
tu piedad de Dios picada de remordimientos.
Un castillo agitado repleto de males menores
y el vestido de baile de tu primera ilusión.
Pasan máscaras como un llanto de roedores
y luces ahogadas en pozos de la más blanda soledad.
Un solo personaje en ti se atreve a hablar
y me acusa de no haber salido jamás del poema.
Aquí estoy deshecho en verso, mal recreado,
y sin saber cómo evitar volver a ser lo que soy.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2010/03/cinco-poemas-ineditos-de-floriano-martins/
NOTICIERO NACIONAL
Cuando un penitente embiste contra sí mismo
es para librarse no precisamente de una tentación
externa,
sino del infierno que hay en sí mismo.
El hombre y el fruto de lo que crea en su mente.
En la realidad, el mundo es bien simple.
La exploración del deseo es lo que da ocasión a esos
monstruos tan hábiles.
Y nuestra idea de catástrofe adora el eje dislocado,
de un día para otro, en un noticiero cualquiera.
Víctimas aquí o allá, pero siempre víctimas.
Las víctimas no son reales. Solo el noticiero es real.
RASGANDO EL GRAN VIDRIO
Cuando vi la ciudad por primera vez
tu cuerpo suspenso pasó por encima del mío.
Sonidos ramificados como venas reventadas
en una canción llena de instrumentos
cuyas notas leen las hormigas y las cigarras
como una partitura olvidada hace mucho tiempo.
¿Has estado aquí conmigo en otra floración?
Es bueno sentir cómo te ves fuera de sí,
cómo describes una hierba en tu cuerpo
y me conviertes en tu ciudad iluminada.
A través de tus ojos los rostros ganan
otra característica con cada invención de la imagen.
Al igual que tu cara, tienes un nombre
con otras muescas, lleno de verbos
que sepan la forma cuando ames o no.
Ya sea vidrio o diamante, caída o vuelo,
sudor o sueño, ya sabes cómo te olvido.
Calculo bultos hasta que el norte se derrite.
Nunca volverás a otra ciudad como esta.
Tomado de:
https://ciudadsiglocero.wordpress.com/2025/06/20/poemas-de-floriano-martins-2/
Anotaciones del cartógrafo
Se busca la fuerza en el tiempo, en sus largas raíces.
Una noche me habló Alexander Search de los mapas
que él mismo esbozara, las distancias
que nos unen sin que lo percibamos. En las manos
del tiempo mismo las del alucinado cartógrafo,
explorando la memoria como un baño de aceites.
Paredes desfiguradas, suelo de restos, luz
casi nada. El incienso rastreador. Tejidos urden
el siniestro significado de sus vértebras antiguas.
Nada estaba descrito o clasificado, atormentado
mundo de insinuaciones. Allí no éramos sino bestias,
anotaciones basadas en nuestra propia estupidez.
Su mano, sin embargo, seguía trazando la contradicción
entre arte y ciencia. ¿No estamos retocando
los viejos traumas me dice?, mas si eligiendo
mejor nuestros equívocos?, y siguió
convincente.
Otras formas de extravío
¿Cuál es el soplo quemante de tu eternidad?
Ahora estamos a la medida de la ruptura.
Tomar nota del vuelo para identificar el ave,
los gemidos del fuego que suena feliz en su función.
Ahora es indagar de la virgen dónde recorrer
la llama de su origen, el incierto buceo
en los párpados reflejados de sus visiones.
Para ella, todo sentido es movimiento. Más breve
aquél que le toque antes que lo perciba.
Se desata la animada criatura en apariciones,
velada por sus ídolos, que no nadan
como las criaturas de Santa Teresa.
Apenas el río, circundado por la sombra
de su fino papiro que se escribe a sí mismo,
mares a hilo. ¿Quién te envía?, si no quieres
ser la medida de tu propio extravío.
Raquel
¿Hasta cuándo puedo confiar en tus palabras?
Me pides que busque la salvación en tu nombre,
que desfallezca, aguarde, vague, permita
que me olviden todos. Me ilusiono creyendo en la visión
de tus encantos, y acato atenta tus preceptos.
Para los desengañados, debo abrir amplias fosas.
Y entrego mi cuerpo a aquellos que lo necesiten.
Una vez más padezco, y aguardo, y me vuelvo
nada, un retazo, una sombra perturbada,
hasta que me canse e indague por los siete llantos
de mi alma exánime: ¿un día me consolarás?
Abro la mano y persigo los rastros de mi destino.
Me extravío allí tantas veces que ya no distingo
a mi único suplicio: ¿tú, cuándo me consolarás?
Traducciones de Benjamín Valdivia.
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/68_69/martins.html

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