domingo, 12 de octubre de 2025

POEMAS DE ENZIA VERDUCHI - DESDE MEXICO-ITALIA -


Ciego en plaza de toros

A la memoria de Alberto Acuña E.

 

Un paso adelante, y puede morir el hombre;

un paso atrás y puede morir el arte.

José Alameda

 

 

Porque la tarde apenas nacía

en el reflejo de tus lentes oscuros,

la barbilla reposada en las manos

y las manos aferradas al báculo.

Invidente ante la acción de la liturgia

pero atento del rito y el sacrificio

de la lidia en la arena.

 

Porque a través de mis palabras imaginaste

todo tipo de suertes que la muleta y la espada

ofrecen -desde la suelta del toril hasta el arrastre-

cuando están empuñadas con arte.

 

Y entre jirones de humo

recordabas colores inventados

por la luz en el caudal del Mississippi,

la marea lenta bajo el sol de siete mares,

la voracidad del relámpago en el horizonte.

 

Barbaján y siervo del mito que te acompañaba,

sabías que no es lo mismo ver el toro desde la barrera:

la agonía del escualo quebrado por el arpón,

o el nombre del hijo muerto bordado en los labios.

 

Abuelo, la sangre agraz hizo de ti

un rostro adusto bajo el ala del sombrero;

porque tu vida fue como la vida:

partiste plaza dando palos de ciego.

Tomado de:

https://www.poemas-del-alma.com/enzia-verduchi-ciego-en-plaza-de-toros.htm

 

 

Tabla periódica
 

Au 79

 

Cinco soles no son suficientes para esta mañana

ni un campo de girasoles, todo cegará

el despertar de la vanidad.

 

 

 

Pb 82

 

Cae a plomo, gris y dúctil,

blando en el agua, en la sangre,

inhalar-exhalar, sobrevivir

a la edad del plomo.

 

 

 

Xe 54

 

Extranjero, sílabas brotan

inodoras y desteñidas

en una lengua ajena.

 

Nada echa raíz en el aire,

en un idioma insípido

donde el árbol no es memoria.

 

Extraviado, soy el hijo que no tuve

y su nombre crece en esta eternidad.

 

 

 

Ca 20

 

Mi madre empezó a perder los dientes

con el tercer crío, con los años

se desgastaron los engranajes.

Las falanges de las manos

eran un ramillete poroso y quebradizo;

se protegía de golpes y caídas

como quien cuida de un caballito

de cristal en la repisa.

Nadie como ella supo tanto

de las bondades de un vaso de leche.

Tomado de:

https://www.laotrarevista.com/2019/08/nanof-enzia-verduchi/

 

 

Radio de onda corta

 

A oscuras mi padre sintonizaba la radio:

una pelea de box en japonés,

la crónica de un atentado en italiano

o la caída de un avión en ruso.

Aunque los periódicos al día siguiente

desmintieran sus versiones, él se entendía

con la frecuencia y la estática.

Fiel receptor de hechos incomprendidos

a lo largo del cuadrante, insomne

en las ondas de alguna estación.

Mientras, junto a él, mi madre

soñaba encontrar un interlocutor.

 

 

Mar de Irlanda

 

 Para Mauro Bozeto y Marino Zeppa

 

Las piernas sostenían el galope de animal

luchando contra el aire:

corre, corre, muchacha.

Tanto mar para una isla,

laderas por recorrer,

tanto cielo sobre la bruma.

Desde Dún Laoghaire

se escucha ese golpe de agua

y se desborda el índigo en las landas

de la península de Dingle:

corre, corre, muchacha.

Amigos, jóvenes desbocados,

gritaba: “¡No seré la última en llegar!”.

De lodo y viento fue su alegría

en el linde de los acantilados de Moher

 

 

Groenlandia

 

[ 1]

 

En los días recientes he pensado en Groenlandia. En los inuit y su lengua, trato inútilmente de pronunciar sus nombres. Leí que las distancias en Groenlandia se miden en sinik, en “sueños”, en el número de pernoctas que dura un viaje.

 

…por momentos, recuerdo la blancura de Nuuk, como si se pudiera añorar lo que no se conoce.

 

[ 2]

 

¿Y si Groenlandia no existe?, ¿si en realidad es un sueño?, ¿un pensamiento bajo cero para recordar la alquimia del agua? Entonces, ¿existo o soy parte del hielo?

 

 

 

[ 3]

 

Todas las respuestas están en el hielo, en las vetas del hielo. Eres tan lejana, Groenlandia, dilatada como la noche. Inabarcable y lenta flotas hacia los polos ocultando tus misterios.

 

¿Qué existe debajo de tu estado sólido, del silencio compacto, de la densidad más ligera que el agua?

 

Muero en el ardor de tu abrazo, en el deseo helado de tu caricia.

 

Muero de ti / sin ti.

 

 

 

[ 4]

 

Extraño lo que desconozco y no sé dónde encontrarlo. Las referencias geográficas no me son suficientes, Groenlandia. Si yo pudiera tenerte, asirte, pero tu esencia inasible pesa más que mi nostalgia. Te desvaneces aún sin conocerte.

 

 

 

[ 5]

 

Tu nombre es un continente. Kalaallit Nunaat / Grønland. Tu nombre es una herida, una elipsis. Una isla entre el Atlántico y el Ártico. Tu nombre es el deseo, el olvido. Es la tundra, la corriente del Labrador. Tu nombre es un destello en la nieve. La bahía de Baffin y el estrecho de Davis. Tu nombre, arde.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

khblkhjnvkjhll

 

en los tratados sobre el deicidio,

 

la prensa le dará su lugar entre los estetas

 

que repugnan y atraen con morbo.

Tomado de:

https://www.poesiabogota.org/enzia-verduchi-2/

 

 

Geografía familiar

 

La familia sólo coincide en bodas o entierros,

los parientes se reparten estrechos abrazos,

retoman una conversación nunca concluida:

las mismas preguntas, las mismas respuestas;

como si el domingo hubieran compartido la mesa

o el miércoles se prestarán el hilo dental.

Nos hemos convertido en una tribu aburrida

que se escandaliza cuando alguno

decide ser alpinista o bailarina de cabaret.

Pero siempre tenemos presente a nuestros muertos,

aquellos que no harán las mismas preguntas, quizá

porque no tendremos que dar las mismas respuestas.

Tomado de:

https://blogpoemas.com/geografia-familiar/

 

 

PALABRAS PARA UN DÍA DE CAMPO

 

Para Coral Bracho

 

 

 

No conocimos la experiencia de un mantel

a cuadros sobre la hierba, no presenciamos

la huida de un sombrero de paja con el viento.

Quizá segar el campo hubiera sido útil

como importante es para las mujeres

lavar la ropa juntas, contarse anécdotas

que jamás sucedieron.

No existió tiempo, el necesario,

para la contemplación.

Demasiados acres nos alejaron

de la ilusión posible, del paso

de la hormiga por la pierna.

Tomado de:

https://elseptentrion.net/2024/02/dos-poemas-de-enzia-verduchi/

 

 

 

Dudas del astronauta

 

              

                                                  todo regreso es imán

                                                  de la posición de equilibrio.

                                                  José Carlos Becerra

 

 

Desde el balcón del universo

el astronauta acaricia en la pantalla su virtual Oklahoma.

¿Qué hace un vaquero en la exosfera

exhibiendo sus debilidades y virtudes

por circuito cerrado en Cabo Cañaveral?

No es tiempo de ermitaños en busca

de la dentadura postiza

entre la presión y el volumen;

ni de héroes en misiones orbitales que no logran

un cuarto de página en los periódicos.

Es cierto, el mundo es breve,

pero este pequeño paso para el hombre

no parece un gran paso para la humanidad.

 

 

De: El bosque de la hormiga

 

 

 

        

El regreso de robinson crusoe

 

              

                                                            Para Jorge Esquinca

 

 

En un archipiélago del océano pacífico

existen paquetes turísticos con tu nombre,

paraíso para jugar al golf o al tenis,

para iniciar a los recién casados:

villas Dafoe, comedor Viernes, curiosidades Crusoe.

Ahora sólo eres más viejo, Robinson,

no tienes que enseñar hablar a nadie;

todos hablan por ti aunque no se entiendan.

La única isla que nos resta es el automóvil,

esa burbuja que se desplaza por las autopistas,

por el tiempo sin ser hostigados,

cuando el pensamiento fluye al subir la ventanilla

y poner el seguro.

 

 

De: El bosque de la hormiga

 

 

Señora lexotán

              

Qué son seis miligramos

tres veces al día si con ello

se pueden anestesiar los sentimientos,

si controla la ansiedad del todo.

No ríes, no lloras, no percibes

ni el principio ni el fin del mundo.

Basta con abrir la boca:

el ama de casa no es indecisa

ante la gama del supermercado;

los adúlteros no discuten

la orfandad en el tálamo;

nada agrede al taxista

sólo el alto que obliga el rojo.

Señora Lexotán, con usted

no hay cabeza que perder.

 

 

Las transterradas

              

Regresamos a la tierra nunca propia

huella de patria imaginaria. Llevamos

por dentro la casa, el árbol y el sueño.

 

En una pared rentada

mi hermana retiene una fotografía:

fragmentos mediterráneos.

 

Hablamos el idioma donde no existe

posesión de las circunstancias.

nuestra infancia sólo son palabras.

 

Hermana, la alegría del viaje nos abandona.

Sin geografía que nos sostenga

soñamos con el árbol y la casa.

Tomado de:

https://www.poemaspoetas.com/enzia-verduchi

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