lunes, 13 de octubre de 2025

POEMAS DE LILIANA ANCALAO - DESDE LA NACIÓN MAPUCHE -

 


a una cerámica mapuche
vista en un museo de Temuco

 

 

 

mezcle

en proporciones necesarias

una parte de agua de deshielo

y una parte de arcilla de la mapu

 

deje el corazón en vuelo

para que regrese a sus padres

y a los padres de sus padres

 

luego modele entre sus manos tibias

la imagen del principio

guarde la imagen en su ruka

y salga    a respirar el sol

 

después

vendrán los remolinos

que escupirán del mar

a gente extrañamente hambrienta

en las rocas quedará la impronta

de la sangre y de la lágrima

que correrán en surcos pares

 

nacerán los hijos y heredarán

una pena y una rabia

que no podrán encontrarse

 

después

habrá otro giro y otro tiempo en la marea

que dejará en la playa

barcos y hombres de ojos grises

los miraremos de lejos

hasta que nuestros hijos y sus hijos

nos enseñen a abrigarnos

de esta nostalgia azul bajo la misma matra

 

pero otra vez se soltarán los vientos

que castigan la pobreza sin amparo

y andaremos todos

buscando el árbol al que aferrarnos

para aguantar el cimbrón de los desmadres

 

y usted el alfarero del principio

ya no estará para acariciarnos el cabello

pero estará la imagen

tras el vidrio de un museo

aguardándonos

con su tierra    con su agua

 

nos miraremos en ella

y un modo de ser más transparente

comenzará a fluir nuestra vertiente

de pena de rabia de nostalgia

 

habrá como al principio

un gran silencio

contenido

 

después saldremos

con nuestra imagen fresca

a recibir el sol

a saludar al sol

 

el sol de siempre

 

 

yo he visto a los chulengos

 

yo he visto a los chulengos en manada

iluminados por la luna

 

cuando aparecen ellos

el invierno se entrega

cubierto de pelusas y de lana

he visto el aire estremecido entre sus ancas tibias

y a la libertad y a la ternura

galopando con ellos

sueltas

 

por la tierra

 

he visto creo

más de lo que merezco:

he visto a los chulengos desde lejos

 

yo presiento que he de andar más todavía

quién sabe cuánto

hasta vencer el miedo de acercarme hasta ellos

para medirme en sus ojos tan profundos de espacio

y aceptar el milagro de un silencio de nieve

que desprenda la costra los últimos abrojos

 

si resisto es posible que me permitan ellos

sumergirme en sus ojos ingenuos infinitos

estaquearme un instante

en el centro del tiempo

 

 

ser la libertad ser la ternura

galopando con ellos

sueltos

por la tierra

 

 

las mujeres y la lluvia

 

cuando niñas vamos sueltas por el patio

y el sol nos persigue de a caballo

pero la luna implacable nos va dejando sus mareas

hasta que nos desvela

y esa noche encontramos

un cántaro

en lugar de la cintura

 

aprendices de machi las mujeres

nacemos así al rocío

listas para mirar los barcos que se pierden

descalzas a la neblina antes de que amanezca

nervaduras de lluvia nuestras manos

levantadas al cielo

 

 

te salpicará el amor

parirás sin amarras

y recibirás con ojos arrasados

la visita intermitente de la risa

permanecerá la llovizna en tu vientre

porque no te atreverás a ser la madre

de todos los desamparos

que andan por la calle

 

caudal desubicado te desarmará

en pájaros que no saben hablar

a borbotones no podrás decir

lo que quisieras

mejor dejarlo que se derrame despacio

decir

permiso tengo lluvia y alejarse

a una altura al mar al cielo

hasta que vuelvan a apretarse los musgos

en las profundidades

 

yo conozco mujeres que nunca se alejan

le abren la compuerta a sus gorriones

y lloran

enjuagan el trapo mojado lo estrujan

limpian con él la tabla

pican cebollas

igual hacen las camas

barren la casa peinan a los chicos

igual lavan

dónde aprendieron

 

hay otras que se pasan la vida domesticando

a sus pájaros

porque no quieren que irrumpan sin aviso

y los beba el enemigo

guardan su sangre su ausencia quietos en el fondo

y apuntan con palabras nítidas de cuarzo

que van a dar al blanco

 

yo a las palabras las pienso

y las rescato del moho que me enturbia

cada vez puedo salvar menos

y las protejo

son la leña prendida de atahualpa

que quisiera entregar a esas mujeres

las derramadas las que atajan sus pájaros

 

 

 

una vez en febrero yo estaba ahí

en el campo

y se llovía todo

parecía la furia de cai cai sobre nosotros

el agua estaba helada

las ancianas prosiguieron el ritual

y tuve que quedarme

hasta cuándo aguantaremos

pará la lluvia dios es demasiada

no la bebe la tierra se atraganta

y somos casi nada

trazos de tiza borrados por el agua

después de unos siglos el sol abrió las nubes

la voz gastada de meridiana epulef

levantó el taill del cauelo

 

pensé que dios podía ser ese arco iris

o los caballos en fila

moro zaino pangaré tostado bayo

saludando al horizonte despejado

 

huele tan bien la tierra después del aguacero

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2018/05/62-voces-de-la-poesia-argentina-actual-liliana-ancalao/

 

 

oración para esperar el colectivo

 

señor de los desamparados

que esperan el colectivo

no permitas que se apague esta llamita

defendida a puro sol sobre la escarcha

 

que el colectivo venga pronto

pues la espera

amontona cenizas en la frente

y tengo que apalearlas y hacer señas

y asomar los ojos a la ruta

aunque las venas duden

tironeando

 

señor de los desamparados

que no pase de largo

como si yo no fuera capaz de andar descalza

como si yo no fuera propensa a la ternura

como si fuera una chapa

un poste nadie nada

 

y que no venga lleno señor

porque se salen con la suya

entonces patas y empujones

en un boleto me suicidan la sonrisa

y me resigno animal al matadero

 

que no demore señor hoy hace frío

y no llegan los sueños hasta el alma

en el filo de este riesgo no me culpes

si abandono un segundo la trinchera

y alcanzo a maldecir

la madrugada

 

 

dios agarra un día

 

dios agarra un día de este mundo

y lo estruja como si fuera un papel

 

el día desflorado

destila semen

agua de cloaca

y marea roja

 

después amanece

salimos de la hoja

con el alma arrugada

y nos secamos al sol

 

como flores imposibles

 

 

detrás de los párpados

 

detrás de los párpados queda la vigilia detenida

en el sueño un haz de luz centellea

y sospecho

que un paso más acá están las respuestas

 

recuerdo que en sueños

puedo volar

y vuelo

sobre escaleras rotas alturas silenciosas

y hombres que espían

 

¿qué fui yo?

¿qué delicados pies tenía

que corría sobre el cuerpo de la nocheaire?

¿qué mensaje llevaba?

¿qué vértigo me hundió los ojosmiedo?

¿qué burla corrosiva tocó mi hombro

y me abandonó despierta en la otra orilla?

¿alguien fue enviada en mi lugar?

¿alguien curó mis alas rasgadas por el silencio?

 

que no supe llegar a destino

y que se desarmó mi vuelo leve y blanco en la neblina

y que estoy condenada en cada sueño

a repetir el intento

 

hasta que pueda

fervorosa

traspasar en vuelo los párpados de la vigilia

y me gane

amanecer al mundo

con dos cicatrices en la espalda

Tomado de:

https://latinamericanliteraturetoday.org/es/2018/01/five-poems-liliana-ancalao/

 

Cuando me muera deberé cruzar el río
(de Mujeres a la intemperie)

 

 

Cuando me muera deberé cruzar el río

Qué perro hará de guía si no tengo

un perro flaco que olerá mi cobardía

irá a mi lado

 

Y estará la vieja en la balsa

Le entregaré dos llankas

para que me cruce

Las piedras arrancadas de cuajo

de mi garganta

de mi estómago

crecidas en los dolores

en los gritos que no pude gritar

cuando se agrandaban mis ojos

y hacía que vivía

 

Entregaré esas piedras

y no habrá más

seguro lágrimas

porque no pude encontrarle el secreto a esta vida

porque me fui

detrás de los fantasmas

buscando tramas

y arañas

y cántaros

y hojas

 

¿reconocerá la vieja su valor?

 

Subiremos con mi perro

La balsa se deslizará en la tarde

hacia el oeste

 

Arribaremos

Y tiene que estar allí mi hermana menor

tiene que estar

no puede ser la muerte una nada para un pájaro

para quien ha pintado con pinceles el fuego

Ella tendrá cicatrices visibles en los ojos

sus ojos más certeros aún

hurgarán en mí

hasta sacarme las espinas

me dibujará el rostro con sus dedos

una huella de choique

arderá el fuego sobre piedras azules

comeremos corazones palpitantes

y mi hermana pintará un kultrun en el aire

con la sangre

 

Después no sabré

si soy un caballo

o un resuello

si es el viento una trutuka

y saldremos galopando

a desparramar las estrellas del río

y en el movimiento circular

sabré de una vez

qué es ser un guerrero que corre libre hacia la muerte

qué visiones lo ardían

 

Regresaremos al mallín

y habrá la gente alrededor del fuego

las ollas tiznadas y la luna

y cada hoja de los álamos brillando

 

Entonces me recordaré

de ellos tan lejos

y moriré de nuevo

 

de los barrios planes de vivienda

creciendo en vértigo

en la ciudad con horizonte

las bolsas de nylon y las estrellas allí

entre los cables del alumbrado público.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/24/Ancalao/

 

 

Las chicas de Cushamen

a la memoria de las Meli: mi abuela Peti, mi mamá Eugenia y mis tías Cecilia y Segunda

 

voy a honrar a esta memoria

que me avisa

que ya viene

en las ancas de mi sueño

 

debo tener preparado el corazón

y lo amaso en una mesa de cuatro patas

traigo una matra

la doblo y cubro el banco

-asiento asiento-

y mi corazón se pone laboreado

 

soplo en las cenizas

el aliento mi newen partido

-Anciano Fuego Anciana

despierten

vengan a mirar

a las chicas

que vinieron de visita-

 

 

chiñoras parecen

con cabello enrulado

con pintura en los labios

-chiñoras- les digo

para escuchar su risa

en el tiempo que regresa

 

allá

el día comienza

a la misma hora siempre

 

el marido se pone el mameluco los botines

y se trepa a un camión, el de la empresa

y una se pone las zapatillas y el pañuelo

de sirvienta por hora

y camina hasta la casa central

de la patrona

 

y cada lunes tiene que estar almidonado el guardapolvo de los hijos

y su poesía de memoria y las tablas

 

el tiempo es un filo que cae sobre una

y te corta lo que sobra:

las palabras

el llanto

el mirar largo a tus crías

para que salgas

puntual y rendidora

hacia el trabajo

 

ahora se miran en la cara de mi abuela Peti

y el tiempo es un caballo que descansa en el potrero

 

y yo que nunca pude manejar el tiempo

estudié para dar clases de cuarenta minutos

y me sobraban diez

 

o me faltaban cinco

 

ahora escribo

eso se ve en mis manos

sin paspaduras y sin callos

no aprendí a carnear un capón

ni cuidé un cordero guacho en el invierno

 

en las vacaciones de la escuela

nos estaba permitido el viaje

un trecho hasta la hilera de los álamos

un infinito hasta el puente del río cakel

hasta ver el azul que me volvía adentro

donde la malasangre

se aquietaba

 

pasar el tramo de los teros y las avutardas

llegar a los abrojos y al neneo

a la huella seca

al ladrido de los perros

 

para verlos y verme

ahora somos mapuche

indígena argentina nos dijeron

también paisanas

pobladores

araucanas nos dijeron

pero yo sé que somos mapuche manzanera

 

salimos juntas a mirar la quinta

acá el murmullo de los árboles

habla el mapuzungun

y hay que pedir permiso al dueño de la vertiente

para andar por esta sombra

acá Juan Meli se bañaba en el wiñoy tripantu

 

estas semillas del Manshana Mapu

llegaron caminando

después del Füta Malón del winka perro

después de escapar a la montaña

después del arreo

como animales nos llevaron

en Chichinales estaban aún despiertas

cuando las subimos

a las ancas de un caballo

bien arisco era

 

pequeñas

verdes

y fragantes

van y vienen las palabras

con mareo de alfalfas y manzanas

 

regresamos al adentro

agua del ojo de agua tomamos las mujeres

en el mate que rueda

-está lavado el mate

 

cambio la yerba?

o lo ensillo nomás-

 

ahora

el tiempo es un peón

que churrasquea un silencio

en la cocina.

 

las mujeres y el frío

yo al frío lo aprendí de niña en guardapolvo

estaba oscuro

el rambler clasic de mi viejo no arrancaba

había que irse caminando hasta la escuela

cruzábamos el tiempo

los colmillos atravesándonos

la poca carne

yo era unas rodillas que dolían

decíamos qué frío

para mirar el vapor de las palabras

y estar acompañados

 

las mamás

todas

han pasado frío

mi mamá fue una niña que en cushamen

andaba en alpargatas por la nieve

campeando chivas

yo nací con la memoria de sus pies entumecidos

y un mal concepto de las chivas

esas tontas que se van y se pierden

y encima hay que salir a buscarlas

a la nada

 

mi mamá nos abrigaba

ella es como un adentro

hay que abrigar a los hijos

el pecho

la espalda

los pies y las orejas

dicen así

y les crecen las ramas y las hojas

y defienden a los chicos del invierno

y a veces sale el sol y ellas tapando

porque los brazos se les van en vicio

y hay que sacarles

despacio

con palabras

esos gajos

 

pero el frío no siempre

lo sé porque esa noche en aldea epulef

dormíamos apenas

alrededor de nuestro corazón al descampado

eufemia descansaba el purrún del camaruco

y la noche confundió su pelo corto con el pasto

 

era la madrugada y eufemia despertó

con la helada en el pelo

y el frío esa vez tenía boca

y se reía con nosotras

se está poniendo viejo el frío nos decían

 

las mujeres aprendemos

tarde

que hay un tiempo en la vida

en que hasta sin intención

vamos dejando una huella de incendio

por el barrio

ni sé por qué la perdemos

y esa tarde yo precisaba

medias de lana cruda para cruzar las calles

 

en las ciudades el frío

nos raspa las escamas

punza en la nuca

se vuelve más prolijo

en eso andaba y a la noche

había un hombre en mi cama

o era un niño o un muchacho

yo no quería respirar muy fuerte

 

tiene las manos abrigadas este hombre

entonces por qué me fui

para ver si salía a buscarme o me dejaba

a que los esqueletos de pájaros

se incrusten en mi cara

 

como el eco del silencio seré

si no me encuentra

 

por hacerme la linda

 

encima me da abismo

este frío

sangre azul

 

 

las mujeres y el viento

él siempre va a volver

me previno la griega

traduciendo la borra del café

y me hablaba de un hombre

yo pensaba en el viento

 

el viento siempre vuelve

pero esta ciudad no se acostumbra

anda

cada vez

desaforado por las calles

a brochazos de tierra

borrándonos los pasos

 

se nos vuelan los pájaros

los olores

la ropa

se desafina la casa

la memoria se astilla

y hay que poner la pava

preparar unos mates

y esperar

a que se vaya

en unos días

unas semanas

vaya a saber

con el cambio de luna

 

como un tremendo viento

dicen que fue el malón

un torbellino en contra de los días

y eso que los antiguos eran duros

como rocas

firmes

ahí quedó su sangre

desparramada

me decías abuela

y tu recuerdo es el lago

al que me asomo

para sorber un trago

 

y aquí hasta la noche se ha opacado

el viento ruge

arrancando hasta las ganas de quedarse

seguro que las lomas quedaron peladitas

por ahí andará el ruego de ignacia quintulaf

porque su hijo no volvía

el humo de la yerba y el azúcar quemadas

subiendo apenas

un poco más que el taill

y es una pausa su voz

 

el viento siempre vuelve

quiere rendirnos a nosotras

probarnos las raíces

llevarse algunas

arrastradas

o girando

yo prefiero esas matas livianas

a estos huesos espesos

que reventarán contra el cemento

 

él siempre va a volver

pero no tenga miedo

agregaba

la griega

porque también se irá

 

el viento amaina

y el planeta se pone transparente

 

éste es un olmo

y señala mi hermano

un tallo y unas hojas

alzándose del suelo

desafiantes

pienso que el viento nos trajo su semilla

desde el boulevard

y ¿ves? aquí hay otro

 

quiero decir

ricardo

tus hijos son tan claros

como estos olmos

pero tengo todavía

arena

en las coyunturas

y no hay palabras

quién sabe adónde

las estará sembrando

el viento

 

 

pregunta

habrá que resignarse a ser pregunta

arremangarse los pies

seguir andando

con un golpe de sismo por espalda

sin cimientos

ni contemplaciones

 

habrá que acostumbrarse sin respuesta

morir en una historia y otra historia

salir de madre pateando las preguntas

por los caños de la piel

hasta los huesos

 

y andar

humano no más

apuntalando luchas

controlando el pulso de la tierra

 

mirarse escombro en el mapa de los sueños

 

 

dios agarra un día

dios agarra un día de este mundo

y lo estruja como si fuera un papel

 

el día desflorado

destila semen

agua de cloaca

y marea roja

 

después amanece

salimos de la hoja

con el alma arrugada

y nos secamos al sol

 

como flores imposibles

 

 

un hombre

el sol al mediodía del desierto

 

un hombre elige piedras

 

piedra encastra piedra

apunta al menhir

 

descansa

apoya la espalda

sobre su obra nunca concluida

dios le toca la frente con el cielo

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/liliana-ancalao/

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