LA INFANCIA ES UN FANTASMA
La infancia es un fantasma que huye si abres esa
puerta.
Si abres la puerta saldrá volando del sótano una tojosa
o una lechuza.
Si abres la llama del candil temblará por la brisa, la
llama
que ilumina el retrato en la pared de un hombre que
descubre
cómo con el tiempo también se mueren las flores que
unas manos amorosas les colocaron
de recuerdo.
Cuando abras escucharás que alguien tose en el último
cuarto,
con tos triste y eterna, y conversa con una persona
ausente, y escupe en el suelo,
y maldice a dios.
Esa puerta es el misterio, es la frontera entre el
pasado y el presente.
Si te miras en ese espejo te devolverá un rostro que no
es el tuyo.
Si te miras verás una mujer de pelo muy blanco que teje
con sus propias lágrimas y con las aguas que se escapan
de los sueños
un pañuelo de hilo, un suspiro de seda y una alfombra
de bruma,
ella es viuda y vigila el silencio y la ausencia del
amor.
Verás pasar a un mambí a caballo, al galope, machete en
mano,
que cae mortalmente herido con la dignidad de un
General.
Verás un barco cargado de esclavos que se pronto se
hunde
antes de llegar a la costa, azotado por un ciclón
desconocido.
Ese espejo es un abismo, es el camino donde se divide
la vida.
Pero asómate a la ventana, la ventana es distinta, en
la ventana
contemplarás la lluvia hasta verla caer
convertida en la canción que nace para el mundo cuando
la tierra se humedece.
DE FRENTE A LA VIDA
Sobre la mesa las rosas silvestres que mi madre
escondida del mundo cortaba en el jardín cada mañana
en silencio como una mariposa, como una muchacha
enamorada.
Mi madre tenía en los ojos una lágrima íntima y el
color de la tierra muerta.
Las rosas al atardecer ya estaban mustias todas, y mi
madre lloraba
en el cuarto en silencio siempre como una mariposa que
se posa,
como una muchacha muy enamorada y olvidada en la
ventana.
Así vivía mi madre.
Ayer la vimos de frente a la vida cortar una rosa del
jardín de casa
y no lloraba sino que cantaba y tenía en los ojos
el color de la tierra después de la siembra.
LOS GÜIJES
1
Los güijes llegaron desde África hasta Cuba
dormidos y solo despertaban cuando escuchaban los
tambores. Atravesaron
las tormentas y cruzaron los mares contra los ciclones
del Caribe. Por eso son los hijos
de las lluvias, los güijes, y viven entre las
aguas. Dicen que un esclavo cansado de
ser
esclavo abrió las botijas y los güijes se escaparon,
que lo sabe el cañaveral, que lo sabe
la palma, que lo sabe el sinsonte, que lo sabe la luna
de aquella noche que vieron al esclavo
abrir las botijas, salir los güijes, mientras cantaba
un campo de libertad.
2
Desde entonces los güijes tienen nombres como los
guerreros y tambores de combate
y canciones de guerra y espadas de piedra, para
defenderse de los cangrejos y de las culebras.
Ellos son enemigos del látigo y amigos del fuego. Ellos llaman a los rayos y cuidan el trueno.
Ellos asoman sus ojos entre las hojas para perseguir
las figuras de los relámpagos y tienen
en el fondo del río un tesoro de luz y en la superficie
un mapa de las estrellas perdidas.
3
Los güijes sueñan.
Los güijes sueñan ser como las palomas y las mariposas, para volar sobre
la tierra; para robarse el perfume de la flor. Los güijes sueñan con las sirenas y viven
enamorados
de las luciérnagas.
Los güijes conversan con los cocuyos y huyen de los grillos, los cocuyos
iluminan los caminos y los grillos son traidores. Los güijes son dueños de los colores del
arcoíris
y de la calma del crepúsculo. Los güijes sueñan ser como la yagruma que
cuando anochece llora
recordando al esclavo ahorcado en su tronco y viven
enamorados de la belleza el flamboyán que
es una canción de libertad. Soñadores y enamorados los güijes.
LEYENDA FAMILIAR
Abuela me llevó una vez a ver los güijes del río Cauto,
pero los güijes se asoman a la superficie de noche
cuando la luna está muy llena y se derrama sobre la
tierra
o cuando tiembla porque salen a observar si todavía la
vida existe
y por eso no pudimos verlos. El güije es la infancia perseguida del
esclavo
que se le escapa del cuerpo después del latigazo.
Y los güijes viven
en los ríos de África y del Caribe, me decía, vigilando
el universo
y si los sorprendes dormidos se transforman en una
mancha de sangre.
Todas las tardes abuelo cantaba lamentos haitianos y
las manos
le temblaban de tocar la guitarra de ébano, de notas y
de trinos
y se iba a llorar debajo de la guásima que estaba en el
fondo del patio,
mirando el mar, solo el viejo, cerca de los cafetales y
de los cañaverales.
Cuando se marchaba de viaje entonces era feliz.
Luego regresaba
con canastas llenas de pájaros, de campánulas y de
luciérnagas de otra isla
diciéndome que conversó con las sirenas y que tenía
miles de corales escondidos.
Mi madre es una isla tan lejana, que a su costa llegan
los caracoles muertos.
Mi madre es gris como Guadalupe y triste como
Martinica.
Por sus caminos cruza cabalgando Toussaint Louverture.
Entre sus aguas navega la tripulación errante de Marcus
Garvey.
Con sus pasos se acerca Jacques Roumain buscando una
puerta
y se aleja una mujer que es una imagen de espuma y que
amo.
Alguien me llama y es cierto que mi sangre y mi isla
fluyen, que nací
con los puños cerrados y mi nombre musical es una
lágrima antigua.
¿Qué güije ronda mi infancia? ¿Quién levanta el látigo?
¿Quién canta este lamento y espanta esta paloma?
¿Cuál isla se hunde mientras una mujer me espera entre
héroes y poetas?
LEYENDA DEL ARCOIRIS
Existe un solo arcoíris en el Caribe y en mi recuerdo
y llegó a esta isla oculto en un barco por un esclavo
africano
y al primer latigazo del amo surgió un color, rojo y
real,
y los últimos colores surgieron con las lágrimas de sus
ojos.
Pero alguien dice que no, que el arcoíris es un sueño,
una sirena
que vino un día en un caracol de Curazao y que al tocar
las costas de Cuba
brotaron del fondo gris y de la música caracol los
colores más curiosos y el arco
del arcoíris.
Elma, desde las montañas de Jamaica, vio un arcoíris
estallar
Como una ráfaga de fuego, como relámpagos juntos y
enemigos.
Un caminante antillano cuenta que es un cimarrón muerto
que se asoma
desde el pasado buscando la isla donde crece la ceiba,
el árbol que fue su cuerpo.
Los poetas piensan que el arcoíris es el primer
testimonio del amor sobre el planeta,
que cuando el hombre y la mujer descubrieron que de sus
vidas nacía otra vida.
tejieron felices frente al niño las aguas del mar y las
flores de la tierra.
Pero lo que sí es cierto que existe un solo arcoíris en
el Caribe y en mi recuerdo
y que vamos unidos a conquistar esos colores, esa
imagen que mañana será la vida.
LEYENDA DEL ESCLAVO
Los cocuyos, las
tojosas, los murciélagos y las luciérnagas
son los ojos de los esclavos que murieron ahorcados y
huyendo del látigo,
y donde esté una palma muy alta y un volcán y estalle:
ahí murió un esclavo.
Los cañaverales son testigos: por las raíces atraviesa
su sangre
la miel fue su sueño y el tallo que termina en una
corona de espinas
fue su último golpe al enemigo, sus dientes
amenazantes, sus uñas futuras.
Los navegantes han escuchado, de noche, entre las islas
y las aguas
que llaman a los esclavos por sus nombres y la voz de
Cuffy
que responde desde Guyana y la voz de Nany que responde
desde Jamaica
y ruidos de cadenas destruidas de pronto y de campanas
coléricas.
Porque volverán en otros hombres que abrirán de par en
par las puertas de África
y el Caribe.
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/jesus-cos-causse-2/
EPIGRAMAS Y EPITAFIOS
Es cierto,
mi amigo Galileo Galilei:
la tierra se mueve:
¿Pero hacia dónde?
@@@@@@@@
El poeta no usa corbata
porque sueña que su mujer
lo está ahorcando y canta
@@@@@@@@@@@
El tiempo
cansado de la vejez,
se suicidó.
@@@@@@@@@@@@
Mira
cómo nos mira la muerte
desde la ventana y sonríe.
@@@@@@@@@
La poesía es el espejo del tiempo
@@@@@@@@
En el uso de las facultades
que me están conferidas
me declaro heredero universal
de mis historias y de mis huesos
REQUIEM POR BOB MARLEY
(Perteneciente al poemario Balada de un tambor)
Porque fuiste un duende de la vida.
Porque le dejaste a Jamaica una botija
y una jaula llena del canto de los pájaros.
Porque le regalaste tu guitarra a un ciego
y te pusiste a llorar ayer por los esclavos.
Porque guiaste los manantiales en las montañas
y sus sueños desembocaron en las mañanas tuyas.
Porque entregaste tu corazón de tambor.
Porque seguiste la Estrella Negra de Marcus Garvey
a pesar de la fantasía, a pesar del naufragio final.
Porque lograste ser el Midas del amor.
Porque amaste a tu isla y a tu gente pobre.
Gente cargando sus lamentos en la cabeza.
No woman no cry, sonrisas tristes para el turista
y un Reggae que estalle por el duende de la vida.
Mariposa en el exilio.
(Dedicado a Martha Jean-Claude.)
Te llevaste los tambores de Haití
y los tambores de la alborada.
Te llevaste la espuma y la orilla.
Te llevaste las estrellas buláfaras.
Te llevaste la primavera en peligro.
¿Qué signo emigrante nos persigue?
Cantas y llega Jacques Roumain
con el rocío de ayer en sus ojos.
Cantas y llegas Jacques Stephen
con el sol apagándose en sus manos.
Cantas y llegas Jacques Viau, herido,
llorando, herido, Martha, llorando.
Despierta tambor,
rebelión del alba.
Sirena en el exilio.
Madre de los cimarrones.
Hermana de los muertos.
Que tu canción nos acompañe
hasta la tumba del poeta,
hasta la libertad haitiana
hasta el alba caribeña
y también después, y siempre.
Mirando fotos
Dagmaris alejándose en la playa.
Asunción su abanico su peinado breve.
Gloria dos días antes de morir.
Roberto señalando nada.
Idermis detrás Oscar después Jorge
Yo tan lejos que casi no me distingo.
Mi hermano gastando una sonrisa.
Mi tía fea hasta el fondo de la palabra.
Abuela en sus mejores tiempos.
Abuelo con una corbata contenta.
Mi padre embriagado otra vez.
Mi madre como un perfume derramado distante.
Tomado de:
https://www.afrocubaweb.com/jesuscos.htm
ESCRIBO FIDEL
Nací en esta isla, pero mis playas fueron las lluvias,
y mis sueños, mis canciones y mis juguetes naufragaron y tampoco tuve una
lámpara o un relámpago a tiempo para mirar cómo se hundían hacia el fondo de
las lágrimas de mi madre.
Yo sé que mi voz es colectiva como es ahora múltiple el
pan, inmensa la mesa y tenemos zapatos y son nuestros los pasos.
Entonces vamos todos juntos a nombrar nuevamente la
vida: nuestro rostro comienza con la pólvora del Moncada, nuestras manos son
las aguas cruzadas por el “Granma”, miramos con los ojos eternos de Abel,
vigilantes, fijos en la bandera izada por primera vez, donde de pie y junto al
triángulo y los colores la imagen de Martí nos contempla para que tenga luz y
fluya la estrella en el espacio de la patria.
Yo sé que mi voz es colectiva: escribo Fidel porque ya
sé mi nombre, esta ventana es mía y mi madre desde el jardín espanta con las
flores el fantasma de la miseria.
Escribo Fidel porque mi padre el obrero tiene una
fábrica y una herramienta que canta y anuncia en su canto el porvenir.
Escribo Fidel porque mi escuela es azul. Escribo Fidel
porque tengo en Girón una victoria y en octubre un himno que nos une siempre.
Escribo Fidel porque está cabalgando Bolívar otra vez
sobre los Andes y las Antillas.
Escribo Fidel porque descubro en mis venas sufrida y
profunda una gota de sangre africana mientras detengo con mi fuego el látigo
del enemigo.
Escribo Fidel y el águila ya no levanta el vuelo y si
lo levanta lo tengo en la mira de mi fusil.
Escribo Fidel y escribo ya conozco los caminos.
Tomado de:
https://elciervoherido.wordpress.com/2016/12/03/escribo-fidel-poema-de-jesus-cos-causse/

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