sábado, 26 de agosto de 2017

Poemas de Wilfred Owen

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(18 de marzo de 1893, Oswestry, Reino Unido - 4 de noviembre de 1918, Sambre–Oise Canal, Francia)

 DULCE ET DECORUM EST 

(DULCE Y HONROSO ES) 

 Torcidos, como viejos mendigos bajo sus hatos, 
Renqueando, tosiendo como brujas, maldecíamos a través del lodo, 
Hasta que donde alumbraban las luces de las bengalas nos dimos la vuelta 
Y hacia nuestra lejana posición empezamos a caminar afanosamente.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos habían perdido sus botas 
Pero abrumados avanzaban sobre zapatos de sangre. Todos cojos, todos ciegos; Borrachos de fatiga, sordos incluso al silbido de las balas 
Que los cansados cañones de calibre 5.9 disparaban detrás de nosotros. 

 "¡Gas, gas! ¡Rápido, muchachos!"; un éxtasis de desconcierto, 
Poniéndonos los toscos casos justo a tiempo; 
Pero alguien aún estaba gritando y tropezando 
Y ardía retorciéndose, como ahogándose en cal viva... 
Borroso, a través de los empañados cristales de la máscara y de la tenue luz verde, Como en un mar verde le vi ahogarse. 
En todas mis pesadillas, ante mi impotente mirada, 
Se desploma boqueando, agonizando, asfixiándose. 

Si en algún sofocante sueño tú también puedes caminar 
Tras la carreta en la que lo pusimos, 
Y mirar sus blancos ojos moviéndose 
En su desmayada cara, como un endemoniado. 
Si puedes escuchar a cada traqueteo 
El gorgoteo de la sangre saliendo de sus destrozados pulmones, 
Repugnante como el cáncer, nauseabundo como el vómito 
De horrorosas, incurables llagas en lenguas inocentes, 
Amigo mío, no volverías a decir con ese alto idealismo 
A los ardientes jóvenes sedientos de gloria 
La vieja mentira: "Dulce et decorum est pro patria mori". 

HIMNO A LA JUVENTUD CONDENADA 


¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado? 
Sólo la rabia monstruosa de los cañones 
el rápido tartamudeo de los fusiles 
pueden rezarles una breve plegaria. 

 Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas 
ni voces de luto o salvas en coros, 
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses 
y clarines llamándolos desde dolientes condados. 

 ¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos? 
No en sus manos de niños sino en sus ojos
brillará la sagrada luz de los adioses. 

 La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas; 
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos 
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias.

(versión de J.C.G.A) 
http://www.cinosargo.cl/content/view/746398/LA-POESIA-INGLESA-DE-TRINCHERAS.html 
http://gilichorradas.blogspot.com/2008/02/dulce-et-decorum-est-wilfred-owen.html 

PARÁBOLA DEL VIEJO Y EL JOVEN 


 Así pues, Abraham se levantó, cogió la tabla, partió, 
Y se llevó el fuego consigo, y un cuchillo. 
Y mientras avanzaban, ambos juntos, 
Isaac habló primero, y dijo: "Padre, 
Mira los preparativos: fuego y metal, 
Pero, ¿dónde está el cordero para este sacrificio? 
Entonces Abraham ató al joven 
Lo ató con correas y tirantes, 
Y construyó parapetos en las trincheras, 
Y agarró el puñal directo para clavarlo en su hijo. 
Cuando, he aquí que un ángel lo llamó desde los cielos, 
Diciendo: No oses tocar al muchacho, 
Ni le hagas nada. Mira, 
Un cordero, atado por los cuernos; 
Ofrece en sacrificio el cordero en lugar del muchacho. 
Pero el viejo nunca hará eso, sino que sacrificará a su hijo, 
Y la mitad del germen de Europa, uno a uno.


PREFACIO

Este libro no trata de héroes. La poesía inglesa aún no
está preparada para hablar de ellos.
     Tampoco trata de hazañas, territorios ni nada que tenga
que ver con la gloria, el honor, el poder, la majestad,
el dominio o la fuerza, sino con la guerra.
     Sobre todo, lo que no me interesa es la poesía.
     Mi tema es la guerra y la pena de la guerra.
     La poesía está en la pena.
     Pero estas elegías de ninguna manera pueden ser un
consuelo para la presente generación. Tal vez lo sean
para la siguiente. Todo lo que un poeta puede hacer
hoy es alertarles. Por eso los verdaderos poetas deben
decir la verdad.
     (Si hubiese creído que las palabras de este libro fuesen
a perdurar, habría empleado nombres propios, pero
si su espíritu sobrevive-esto es, si sobrevive a Prusia-,
mi propósito y esos nombres habrán alcanzado
campos más verdes que los de Flandes...).

LAS POSIBILIDADES


La noche antes del jaleo-me acuerdo bien-
le dimos al palique y así nos enteramos.
«Amigo-dijo Jimmy, que sabía lo suyo-,
sólo pueden pasarte cinco cosas:
te desmayas, te hieren-grave o leve-
6 te tumban o te salvas con tu miedo».
A uno de nosotros lo partió un cañonazo.
A otro lo acertaron y perdió las dos piernas.
Un tercero-en palabras que usan los hipócritas-
quiso el azar que lo pillara Fritz.
Yo no tuve un rasguño, a Dios sean dadas,
pero más le daré si otra vez cae una herida.
En cambio, el pobre Jim no está vivo ni muerto.
«Una de cinco», nos decía; él tuvo todas:
herido, muerto, prisionero, todo el lote
le tocó de una vez. Jim está loco.

LA PARÁBOLA DEL JOVEN Y EL ANCIANO


Se alzó pues Abraham, cruzó los bosques.
Llevó consigo fuego y un cuchillo.
Y mientras caminaban ambos juntos,
preguntó así Isaac, el primogénito:
«Padre, veo que llevas hierro y fuego,
pero ¿el cordero para el sacrificio?».
Abraham ató al joven con cordajes
y construyó trincheras, parapetos...
Al sacar su cuchillo, de repente,
un ángel lo llamó del Cielo y dijo:
«Retira ya tu mano del muchacho,
no le hagas ningún daño. Hay un carnero
que es presa de ese arbusto por los cuernos;
ofrécelo mejor en sacrificio».
Pero el viejo rehusó, mató a su hijo
y, uno a uno, a los jóvenes de Europa.

1914

Traducción Antonio Linares Familiar

La guerra estalló: y ahora el Invierno del mundo
se acerca con una gran y maldita oscuridad.
El fétido tornado, centrado en Berlín,
está sobre toda la extensión del torbellino de Europa,
desgarrando las velas de progreso. Arrugadas o enrolladas
están todas las banderas del Arte. El verso llora. Ahora comienzan
las hambres del pensamiento y del sentimiento. El vino del amor es delgado.
El grano del otoño humano se pudre, derrotado.
Ya que después de que la Primavera hubiera florecido en la antigua Grecia,
y el Verano ardió su gloria en Roma,
un Otoño suavemente cayó, una cosecha en casa,
una lenta y magnífica edad, y rica con todo en crecimiento.
Pero ahora, para nosotros, Invierno salvaje, y la necesidad
de las siembras para una nueva Primavera, y de sangre para la semilla.

Amor mayor

No es tan intenso el rojo de unos labios como el de aquellas piedras que besan nuestros muertos.
El dulce lamentar de plañideras
sólo inspira vergüenza a su amor puro.
¡Oh, Amor, tus ojos pierden todo encanto
cuando veo otros ojos, por mí ciegos! (…)
Tu voz, aunque yo pueda compararla
al viento que murmura en los tejados,
aunque amada por mí, no es tan amable,
tan clara y delicada como aquella
de los hombres que ahora nadie escucha
pues la tierra ha acallado el ruido de sus toses.
Corazón, corazón, no has sido nunca
grande como el que recibe un disparo.
Y, aunque tu mano sea pálida,
lo son aún más aquellos que secundan
tu carrera a través de llamas y alaridos.
Puedes llorar, pues no puedes tocarlos.

Himno a la juventud condenada

¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado?
Sólo la rabia monstruosa de los cañones
el rápido tartamudeo de los fusiles
pueden rezarles una breve plegaria.

Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas
ni voces de luto o salvas en coros,
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses
y clarines llamándolos desde dolientes condados.

¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos?
No en sus manos de niños sino en sus ojos
brillará la sagrada luz de los adioses.

La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas;
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias.


Insensibilidad


Traducción de Acantilado

I
Felices son los hombres que antes de caer
permiten que en sus venas se les hiele
la sangre,
a quien la compasión nunca conmueve
ni conduce sus pasos por las calles
que asfaltaron los cuerpos de compañeros
muertos.
El frente se desplaza
pero ellos son las tropas que se marchan,
no flores para el llanto del poeta.
Son hombres: dejan sólo un hueco que llenar,
son bajas que podrían tal vez haber luchado
más tiempo. A nadie importan.

II

Algunos ya no sienten por sí mismos
ni a sí mismos se sienten.
El azar y la duda de las bombas
se resuelve en letargo e indiferencia
y la extraña aritmética del hado
es recurso más fácil que su culpa.
Ya no cuentan el diezmo de las tropas.

III

(…)
Tras verlo todo rojo
sus ojos quedan libres para siempre
del dolor y la angustia de la sangre.
Libres también de la pulsión del miedo,
sus corazones menguan.
Sus sentidos, como la carne viva
cauterizada ya hace mucho tiempo,
Pueden reír, impávidos, entre los moribundos.
(…)
Cuando vive, no es del todo vital;
mientras muere no es del todo mortal
ni triste, ni orgulloso,
ni curioso tampoco.
(…)

VI

Maldito al que no aturden los cañones,
pues será como piedra.
Triste y mezquino sea en su miseria
aquel que nunca tuvo sencillez:
a conciencia eligieron ser inmunes
a la piedad y a todo cuanto en el hombre llora,
ante el último mar y las tristes estrellas,
a cuanto gime cuando muchos abandonan
estas costas, y a cuanto toma parte
en el tráfico eterno de las lágrimas.


En el frío de las trincheras


Traducción de Angel Sanchez-Escobar y Janet Buckley

Nos duele el cerebro. El viento helado del este nos acuchilla sin piedad...
Aunque agotados tenemos que estar despiertos porque la noche es silenciosa...
Llamaradas bajas, arqueadas, confunden nuestra memoria de la línea de batalla.
Preocupados por este silencio, los centinelas murmuran, nerviosos, espectantes,
pero nada sucede.

Vigilantes, oímos explosiones dementes golpeando la alambrada,
como si entre los pinchos hubiese hombres revolcándose de dolor.
Por el norte, retumba incesante la artillería,
a los lejos, como si fuese el rumor apagado de otra guerra.
¿Qué estamos haciendo aquí?

El amanecer se nos viene encima doloroso, miserable.
Sólo sabemos que la guerra es larga, que la lluvia cala, que las nubes se hunden estruendosamente.
El amanecer reúne por el este un ejército nostálgico
y ataca de nuevo con sus filas tiritantes de gris,
pero nada sucede.

El silencio se rompe por repentinas e interminables descargas,
aunque menos mortíferas que el aire que se estremece ennegrecido de nieve,
de unos copos que fluyen de lado, que se aquietan un momento, y vuelven a la carga;
los vemos sin rumbo, arriba y abajo, ante la indiferencia del viento,
pero nada sucede.

Los copos, pálidos, nos rozan el rostro a hurtadillas.
Nos acurrucamos en los hoyos, recordando sueños olvidados, buscando,
cegados por la nieve, trincheras más verdes.
Así nos quedamos adormilados con el sopor del sol,
como si un mirlo travieso nos cubriera de flores,
¿Es que estamos muriendo?

Nuestros espectros se arrastran lentamente hacia casa: entrevemos las chimeneas encendidas,
crujientes, como recubiertas de joyas rojo oscuro. Allí cantan los grillos.
Los ratones corretean durante horas a sus anchas: la casa es suya.
Las puertas y las ventanas están cerradas. Nos han cerrado las puertas.
Volvemos a nuestra agonía.

Puesto que creemos que no hay otra manera de que las dulces chimeneas ardan,
ni de que el sol sonría amplio a los niños, campos o frutos.
Nuestro amor teme por la invencible primavera de Dios;
así pues, sin odio, nos tumbamos aquí, para lo que nacimos,
porque el amor de Dios parece morirse.

Esta noche su helada nos aprisionará contra el fango,
ajará nuestras manos, arrugará nuestras crispadas frentes.
La cuadrilla de enterradores, apretando temblorosos picos y palas,
se detendrá sobre caras algo conocidas. Todos los ojos son de hielo,
pero nada sucede.


Las armas y el muchacho


Que el muchacho compruebe sobre esta bayoneta
qué frío es el acero, su codicia de sangre;
qué malvado también, como el rostro de un loco,
y qué hambre de carne delata su concepto.

Que acaricie asimismo romas y ciegas balas
que ansían alojarse en el pecho de un hombre
o dadle unos cartuchos con los dientes de zinc,
certeros como el trazo del dolor y la muerte.

Pues sus dientes son sólo capaces de sonrisa,
tras sus dedos no acecha ninguna garra oculta
y Dios tampoco ha puesto espuelas en su pies
ni cuernos en la fronda de su espeso cabello.

Mi Mano Tímida


Mi mano tímida esconde una ermita aparte, ¡ 
oh, grande para ti y tus breves horas! 
La vida allí es más dulce que en el corazón de Dios, Más 
tranquilo que en el cielo de las flores huecas. 


El vino es más alegre que en tazones de oro. 
Y el tiempo no se drenará de allí, ni el derrame de problemas. 
Fuentes entre mis dedos alimentan a todas las almas, 
Donde debes enfriar tus labios, y dibujar tu lleno. 


Cinco cojines tienen mi mano, para ensueños; 
Y una almohada profunda para las fatigas de tu frente; 
Lengua de junio todo el invierno, y la facilidad 
Para siempre de las vanas untravelled ligas. 


Allí tus años se juntarán de la tormenta,
Y el amor, que duerme allí, te mantendrá caliente. 

Mineros

Hubo un susurro en mi hogar, 
Un suspiro de carbón. 
Creció nostálgico de una tierra anterior 
Podría recordar. 

Escuché un cuento de hojas 
y helechos 
ahogados, bosques de frondosas; Y la vida baja, astuta 
Antes de los cervatillos. 

Mi fuego podría mostrar vapor-fantasmas a fuego lento 
De la vieja caldera de Time, 
Antes de que los pájaros hicieran nidos en verano, 
O los hombres tuvieran hijos. 

Pero las brasas murmuraban de su mina, 
Y se quejaba allí abajo 
De los muchachos que dormían durmiendo el sueño, y los hombres 
Writhing para el aire. 

Y vi huesos blancos en el fragmento de ceniza, 
huesos sin número. 
Para muchos corazones con carbón están carbonizados, 
Y pocos recuerdan.

Pensé en todo lo que trabajó hoyos oscuros 
De la guerra, y murió 
Excavando la roca donde la muerte repite La 
paz está en verdad. 

Los años 
confortados se sentarán suave-presidido En las habitaciones de ámbar; 
Los años se estirarán las manos, bien animado 
por la brasa de nuestras vidas. 

Los siglos quemarán ricas cargas 
Con las que gemimos, 
Cuya calidez acallará sus tapas soñadoras, 
Mientras cantan las canciones. 
Pero no soñarán con nosotros, pobres muchachos, 
dejados en el suelo. 

Casos Mentales

¿Quienes son estos? ¿Por qué sentarse aquí en el crepúsculo? 
¿Por qué roca ellos, las sombras purgatoriales, las 
lenguas caídas de los arrendajos que el gandul su condimento, 
Desnudar los dientes que leer como los dientes de los cráneos horribles? 
Golpe en el golpe de dolor, - pero ¿qué pánico lento, 
Tallados estos abismos alrededor de sus zócalos de fretted? 
Desde su cabello y por las palmas de sus manos, la 
miseria se sofoca. Ciertamente hemos perecido 
Dormir, y caminar infierno; Pero ¿quiénes son infernales? 

-Estos son hombres cuya mente los Muertos han violado. 
Dedos de memoria en su cabello de asesinatos, 
Multitudinarios asesinatos que alguna vez presenciaron. 
Vadeando desiertos de carne, estos indefensos vagan,
Pisando sangre de los pulmones que habían amado la risa. 
Siempre deben ver estas cosas y oírlas, 
Pistola de armas y destrozos de los músculos voladores, 
Carnicería incomparable, y desperdicio humano 
Arrugado demasiado grueso para el desmantelamiento de estos hombres. 

Por lo tanto aún sus ojos se contraen atormentado 
Volver a sus cerebros, porque en su sentido La 
luz del sol parece un frotis de sangre; La noche viene sangre-negro; 
El amanecer se abre como una herida que sangra nuevamente. 
-Así sus cabezas llevan esta 
falsa , horrible, horrible falsedad de cadáveres sonrientes. 
-Pues sus manos se despluman el uno al otro; 
Recogiendo las cuerdas de sus azotes; 
Arrebatándonos después de nosotros quién los golpeó, hermano,
Pegarnos a los que les hicieron guerra y locura. 

SIW


"Yo quiero al Rey,
y le ofrezco consuelo en su angustia,
porque ese hombre ha puesto sus dientes a morir,
y siendo uno que aborrece la obediencia, la
disciplina y el orden de la vida,
no puedo llorarle".
- WB Yeats. 



Despedida, sin duda le dijeron al muchacho 
que siempre mostraría al huno una cara de hombre valiente; 
Padre más pronto sería muerto que en desgracia, - 
estaba orgulloso de verlo ir, aye, y contento. 
Tal vez su madre gimió cómo se preocuparía 
hasta que recibió una herida agradable y segura para la enfermera. 
Las hermanas desearían que las muchachas también pudieran disparar, cargar, maldecir,. . . 
Hermanos - enviaría su cigarrillo favorito, 
Cada semana, mes tras mes, escribieron lo mismo,
Pensándolo protegido en algún YM Hut, 
Donde una vez una hora una bala perdió su objetivo 
Y extraña burlarse del hambre de su cerebro. 
Sus ojos se envejecieron con un gesto de dolor, y su mano, 
imprudente, agudizó. El coraje se filtró, como arena 
De los mejores sacos de arena después de años de lluvia. 
Pero nunca salga, la herida, la fiebre, el pie de la zanja, el choque, 
Despejado el desgraciado. Y la muerte todavía parecía retenida 
Por la tortura de mentir maquinalmente bombardeada, 
Por el placer de las Potencias de este mundo que se había vuelto loco. 

Había visto hombres dispararles las manos, en patrullas nocturnas, 
Su gente nunca lo sabía. Sin embargo, eran viles. 
¡Muerte antes que la deshonra, ese es el estilo! 
Así que padre dijo. 

Una madrugada, nuestra patrulla de alambre
Lo llevé. Esta vez, la Muerte no se había perdido. 
No podíamos hacer nada, pero limpiar su tos sangrante. 
¿Podría ser accidente? - Los rifles se apagan. . . 
¿No disparó? No. (Más tarde encontraron la bola inglesa.) 

Fue la crisis razonada de su alma. 
Contra los fuegos que no le quemarían todo 
Pero lo mantuvo para el perjurio de la muerte y burlarse 
Y la vida es medio prometedora, y ambos se sacan de quicio. 

Con él enterraron el hocico que sus dientes habían besado, 
y sinceramente escribió a la Madre "Tim murió sonriendo". 

Hechizos e Incantaciones


Una vaga perla, una perla débil. 
Me mostró una vez; Miré a través de inviernos muy lejanos 
Hasta que mi mente estaba atestada de niebla en esa gema. 

Diamantes azules, diamantes fríos 
Usted sacudió ante mí, de modo que fuera de ellos 
Brilló y resplandecieron los amaneceres de diamante vastos de la primavera. 

Rubíes de ojos de tigre, rubíes de ira 
Usted rodó. Vi sus corazones ardientes lanzar 
llamas de cada verano llamativo de mi vida. 

Ámbar tranquilo, suave ámbar 
Tu erguiste; Y he aquí el aire entero se llenó de 
noche, y la nube de otoño de otoño. 

Pero piel pálida, tu piel de perla 
Muestra esto a mí, y tendré sorpresa 
De cada amanecer nevado antes de que se rompa. 

Pero ojos claros, tus ojos frescos
Abierto; Que yo pueda reír, y tomar levemente 
Todo el aire de principios de abril en una hora. 

Pero los rizos marrones, O sombra mí con rizos, 
Llena de niebla de septiembre, a medio brillo, a medias mirada, 
Y voy a vagar noches calientes en tierras al sur.

Ofensiva de primavera

Detenido a la sombra de una última colina, 
Ellos alimentados, y, mentir fácil, estaban a gusto 
Y, encontrar cómodos pechos y rodillas 
Dormido descuidadamente. Pero muchos se quedaron quietos 
Para enfrentarse al cielo blanco y vacío más allá de la cresta, 
Conocer sus pies había llegado al fin del mundo. 


Por la brisa de mayo, murmurosa con avispa y mosquito, 
Porque, aunque el verano rezumaba en sus venas 
Como la droga inyectada para los dolores de sus huesos, 
Sharp en sus almas colgaba el 
Inminente línea de hierba, 
Tembloramente destelló el misterioso cristal del cielo. 
Hora tras hora ponderan el campo caliente -
Y el valle lejano detrás, donde los ranúnculos 
Bendecido con el oro de sus botas lentas que suben, 
Donde incluso las zarzas poco no ceder, 
Pero se aferraban y se aferraban a ellos como dolorosas manos; 
Ellos respiran como los árboles sin agitación. 

Hasta que como una ráfaga fría se emocionó la pequeña palabra 
En que cada cuerpo y su alma begird 
Y apretarlos para la batalla. No hay alarmas 
De clarines, sin banderas altas, ninguna prisa clamorosa - 
Sólo un ascensor y la llamarada de los ojos que se enfrentan 
El sol, como un amigo con quien su amor se hace. 
Más grande resplandeció esa sonrisa contra el sol, - 
Más poderoso que el suyo cuya generosidad han despreciado. 

Así que, pronto coronaron la colina, y corrieron juntos
Sobre un tramo abierto de hierba y brezo 
Expuesto. Y al instante todo el cielo se quemó 
Con furia contra ellos; Y copas suaves y repentinas 
Abrió en millares para su sangre; Y las laderas verdes 
Castigado y acentuado el espacio escarpado al infinito. 

De los que se ejecutan en el último lugar alto 
Saltaron a las balas veloz sin ser visto o subieron 
En la explosión caliente y la furia del resurgimiento del infierno, 
O se hundió y cayó más allá del borde de este mundo, 
Algunos dicen que Dios los capturó incluso antes ellos cayeron. 

Pero ¿qué decir, como de la existencia 'borde 
Aventurado, pero se dirigió demasiado rápido para hundirse. 
Los pocos que se precipitó en el cuerpo para entrar en el infierno, 
Y allí fuera-fiending todos sus demonios y llamas
Con inhumanidades sobrehumanas, 
Glorias de larga fama, las vergüenzas inmemoriales - 
Y arrastrándose lentamente hacia atrás, han por grados 
Recobró el aire fresco y tranquilo en la maravilla - 
¿Por qué no hablan de camaradas que pasaron? 

Reunión extraña
Parecía que, fuera de la batalla, escapé
por un profundo y aburrido túnel, desde hacía mucho tiempo excavado a
través de granitos que las guerras del Titanic habían alzado.
Sin embargo, también los durmientes encadenados gemían,
Demasiado rápido en el pensamiento o la muerte para ser bestirred.
Entonces, mientras los examinaba, uno se levantó, y miró fijamente
con reconocimiento lastimoso en ojos fijos,
levantando manos angustiosas como si bendecir.
Y por su sonrisa, yo conocía aquella sala sombría;
Por su sonrisa muerta supe que estábamos en el infierno.
Con mil temores de que el rostro de la visión era granulado;
Sin embargo, ninguna sangre alcanzó allí desde la parte superior de la tierra,
Y no golpearon las armas, o por el humo se quejó.
-Es extraño, amigo -le dije-. Aquí no hay motivo para llorar.
"Ninguno", dijo el otro, "Ahorre los años deshechos,
La desesperanza. Cualquier esperanza es tuya,
fue mi vida también; Fui a cazar salvaje
Después de la belleza más salvaje en el mundo,
Que no se calma en los ojos, o el pelo trenzado,
Pero se burla del funcionamiento constante de la hora,
Y si se aflige, las aflicciones más ricas que aquí.
Porque por mi júbilo muchos hombres se han reído,
Y de mi llanto ha quedado algo,
Que debe morir ahora. Me refiero a la verdad sin contar, a
la compasión de la guerra, a la compasión de la guerra destilada.
Ahora los hombres irán contentos con lo que estropeamos.
O, descontento, hervir sangriento, y ser derramado.
Serán rápidos con la rapidez de la tigresa,
Ninguno romperá las filas, aunque las naciones caminen del progreso.
El valor era mío, y tenía misterio;
La sabiduría era mía, y yo tenía maestría;
Echar de menos la marcha de este mundo
en retirada hacia las ciudadelas vanas que no están amuralladas.
Entonces, cuando mucha sangre había atascado sus ruedas de carro,
yo subía y las lavaba de los dulces pozos,
Incluso con verdades que eran demasiado profundas para contaminar.
Habría derramado mi espíritu sin restricciones,
pero no a través de heridas; No en el final de la guerra.
Los antebrazos de los hombres han sangrado donde no hay heridas.
Soy el enemigo que mataste, amigo mío.
Te conocí en esta oscuridad; Por lo que frunció el ceño
Ayer a través de mí como usted pinchó y mató.
Yo paré; Pero mis manos estaban repugnantes y frías.
Vamos a dormir ahora 

Discapacitados
Se sentó en una silla de ruedas, a la espera de la oscuridad,
y se estremeció en su horrible traje de gris, Sin
piernas, cosido corto en el codo. A través del parque, las
voces de los muchachos sonaban tristes como un himno,
Voces de juego y placer después de un día,
Hasta que el sueño le había dado de mamar.

Alrededor de este tiempo La ciudad solía moverse tan alegre
Cuando las lámparas brillaban en los árboles de color azul claro,
Y las niñas miraron más bella como el aire se hizo oscuro, -
En los viejos tiempos, antes de arrojar sus rodillas.
Ahora ya no volverá a sentir cómo
son las cintas delgadas de chicas, ni cómo calientan sus sutiles manos.
Todos lo tocan como una enfermedad extraña.

Había un artista tonto para su cara,
Porque era más joven que su juventud, el año pasado.
Ahora, él es viejo; Su espalda nunca se apoya;
Ha perdido su color muy lejos de aquí,
derramado por los agujeros de la cáscara hasta que las venas se secaron,
y la mitad de su vida caducó en la carrera caliente
Y salto de púrpura salió de su muslo.

Una vez le gustó un frotis de sangre en la pierna,
después de los partidos, llevado hasta los hombros.
Fue después del fútbol, ​​cuando había bebido una clavija,
pensó que sería mejor que se uniera. - Se pregunta por qué.
Alguien había dicho que parecía un dios en faldas,
por eso; Y tal vez, también, para complacer a su Meg,
Aye, que era, para complacer a los plantados vertiginoso que
pidió a unirse. No tuvo que mendigar;
Sonriendo escribieron su mentira: de diecinueve años.

A los alemanes apenas pensaba; Toda su culpa,
y la de Austria, no lo movieron. Y no hubo temores
de miedo. Pensó en las hiladas de joyas
Para las dagas en calcetines a cuadros; De saludos inteligentes;
Y el cuidado de las armas; y vete; Y pagar los atrasos;
Espíritu de cuerpo; Y consejos para los jóvenes reclutas.
Y pronto, fue redactado con tambores y aplausos.

Algunos lo animaron a casa, pero no como las multitudes animan a Gol.
Sólo un hombre solemne que le traía frutas
le agradecía; Y luego preguntó por su alma.

Ahora, pasará algunos años enfermos en los institutos,
y hará lo que las reglas consideren prudente,
y tome cualquier piedad que puedan hacer.
Esta noche él notó cómo los ojos de las mujeres
pasaron de él a los hombres fuertes que estaban enteros.
¡Qué frío y tarde es! ¿Por qué no vienen
y lo ponen en la cama? ¿Por qué no vienen?

Elegía en abril y septiembre


Hush, aftas! Hush, missen-tordo, escucho ... 
Oí el ruido de pasos a través de las hojas sueltas, 
Y un silbido bajo por el borde del agua. 

¡Todavía! ¡Narciso! No, no me saluda con tanta alegría, - 
Tu alegre lirio de oro me asusta y engaña, 
Que sigue destellos más dorados y más delgados. 

¡Mira, arroyo! ¡Corre y mira, corre! 
Los anillos vanos se estremecían? - Sin embargo, busca hasta que el mar gris se incline, 
Y me desviaré entre estos campos para él. 

¡Mirada, margarita! Mirar a través de la neblina y el resplandor, 
Y marcar las estrellas peligrosas todos los amaneceres y vísperas, 
Para mi ojo se marchita, y su estrella se desvanece. 




Cerrar, se levantó, y se inclinó, heliotropo, 
Y temblar, la esperanza! El invierno rompe a golpes.
Caída, heliotropo, y cerca, rosa ... 

Llorar, maíz, y suspiro, centeno. 
Los hombres te atraen, pero la cabeza de los jóvenes está desamparada. 
Suspirar, centrar y llorar, maíz ... 

Cría, madera, y musa, tejos, 
Los caminos que usan los dioses no lo hemos entendido. 
Musa, tejos, y cría, madera ... 

Exposición

I

Nuestro cerebro dolor, en los implacables vientos del este helado que nos cuchillo ...
canse mantenemos despiertos porque la noche es silenciosa ...
bengalas baja caídas confunden nuestra memoria de los salientes ...
Preocupado por el silencio, centinelas Susurro, curioso, nervioso,
Pero nada sucede.

Observando, oímos las locas rachas que tiraban del alambre.
Como espasmos de agonía de hombres entre sus zarzas.
hacia el norte incesantemente, el artillería parpadeante ruge,
Lejos, como rumor sordo de alguna otra guerra.
¿Qué hacemos aquí?

La terrible tristeza del amanecer comienza a crecer ...
Sólo conocemos las duras guerras, las lluvias y las nubes húmedas.
Amanecer masaje en el este de su ejército melancólico
Ataca una vez más en filas en los rangos de temblor de gris,
Pero nada sucede.

Sucesivos disparos de balas estropean el silencio.
Menos mortales que el aire que se estremece negro con nieve,
Con copos que fluyen de lado, que se reúnen, hacer una pausa y renovar,
Los vemos vagando por la indiferencia del viento,
Pero nada sucede.

II

Pálido escamas con cautela persistente viene la sensación de nuestras caras -
Nos encogemos en los agujeros, de vuelta en los sueños olvidados, y mirar, aturdido por la nieve,
En las zanjas de hierba. Así que adormece, sol- Dormido , 

amontonadas con las flores que gotean donde el mero agita.
¿Es que estamos muriendo?

Lentamente nuestros fantasmas arrastrar a casa: vislumbrar los fuegos hundidos entumidos
Con incrustaciones de color rojo oscuro joyas; Los grillos se sonrojan allí;
Por horas se regocijan los ratones inocentes: la casa les pertenece;
Persianas y puertas todo cerrado: en nosotros las puertas están cerradas -
Volvemos a nuestra muerte.

Puesto que no creemos que de otra manera pueden quemar los fuegos amables;
Ahora todos los soles sonríen verdad sobre el niño, o campo, o fruta.
Para el resorte invencible de dios nuestro amor se asusta;
Por lo tanto, no despreciamos, aquí yace aquí; Por lo tanto, nacieron,
Porque el amor de Dios parece morir.

Esta noche, Su escarcha se aferrará en este lodo y nosotros,
Secamos muchas manos y fruncir la frente crujiente.
El entierro-partido, picos y palas en su agarre tembloroso,
Pausa más de caras conocidas. Todos sus ojos son hielo,
Pero nada sucede. 

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