(Montevideo el 4 de diciembre de 1887 - 30 de noviembre de 1923)
Una despedida
A Dardo Corvalán Mendilaharsu.
Ya no habrán más idilios entre las noches brunas,
ni nieves de los cisnes en tranquilas lagunas,
ni escalas que se extiendan de un jardín a un balcón.
Han partido las góndolas; está el canal silente,
no musita elegías un surtidor de fuente
y el sentimentalismo muere en el corazón.
¡Adiós, Claro de Luna con clámide de plata!
Nunca más en tu oído será mi serenata
una ardiente caricia, un ruego o un pesar.
¡Adiós, Ofelias, Lauras, Beatrices, y Julietas!
Para cielos lejanos, mis estrofas inquietas
hoy emprenden el vuelo buscando luz solar.
Ya no habrán más nocturnos de Chopín. Los pianos
olvidarán los sones de las cuerdas. Las manos
que, sobre los teclados, cantaron un amor
quedarán adormidas. Los suaves violoncelos
no dirán el poema lleno de desconsuelos
Y los violines húngaros no hablarán del Dolor.
¡Adiós, triste Venecia y doliente Yerona!
Mi castillo de ensueño azul se desmorona
porque he escuchado arengas invitando a la lid.
Mi espíritu se exalta, se enciende mi energía,
abandono el imperio de la melancolía
y marcho hacia el combate igual que un nuevo Cid,
¡Adiós, Claro de Luna, que en las noches de calma,
meciste con ensueños los mundos de mi alma
y me entregaste dulces trinos de ruiseñor!
¡Adiós, Claro de Luna! Mi numen se retira
de ti; por vez postrera, romántico, suspira
como la mandolina de un viejo trovador.
Boumemouth,
1911
Tomado de:
HEBREOS
Hebreos,
hermanos,
hermanos lejanos,
yo os envío, a través del Atlántico,
un mensaje efusivo y romántico,
a vosotros, hermanos de las almas inquietas,
de las almas volcánicas,
de las almas messiânicas,
— estro para poetas,
verbo para profetas —
envío este mensaje efusivo y romântico
con un ritmo sonoro de cântico.
Yo conosco
vuestra historia,
— con beleza sin igual en la leyenda —
yo conozcco vuestra gloria,
vuestro amor, vuestro dolor,
y si queremos ser grandes, ¡ que lo porvernir extienda,
en los caminos penosos, vuestro empeño redentor!
Hermanos que
habéis buscado la conquista del mistério,
la posesión de la verdade;
Hermanos que habéis vivido en celda de cautiverio,
y en campos de libertad,
vuestra es la alta conquista
— más alta que la conquista solar de Jerusalém —
la que la grey humana vibre en un ansia altruísta
frente a las biblias del Arte y los talmudes del Bien.
Oh, los tempos pastorales
con égidas patriarcales!
Bajo los cielos de Oriente,
en las noches estrelladas,
interrogadoramente
vibraban vuestras miradas.
interrogadoramente
vibraban vuestras miradas.
Con sed de divino sí,
hambrientos de eternidade,
hallásteis la potestade
de Moisés y el Sinai.
Y luego,
continuamente,
con afán de perfección
en vuestros lares de Oriente
sangró vuestro corazón
por algo que era imposible,
una dicha inasequible,
en una Sión ideal...
Y ahora,
hermanos, ahora,
ahora en la tierra
— aunque exista el horror de la guerra —
aparece una aurora
cuya claridade
es presentimiento
del advenimiento
de la paz, la justicia, la bondade, la igualdad.
Vosotros
fuisteis los sembradores.
Vosotros fuesteis iniciadores
del gran avance hacia esa luz,
con Jeremías, con Malaquías,
con Isaías y con Elías
y el Juan Bautista y el Nazareno muerto en la cruz.
Dentro de
“ghetos” os confinaron,
os perseguieron, os dipersaron
mas vuestro anhelo, siempre en pie,
— sobre el martirio de las hogueras —
lanzó a los tempos santas quimeras
que hoy representan la nueva fe.
¡Oh,
Hermanos! ¡Oh, maestros em salmos y admoniciones!
¡Dueños del idioma candente para expressar emociones!
Tras los cielos milenarios,
con servidumbre en Egipto, sumisión en Babilonia,
con destrucciones del templo, con tenebrosos Calvarios,
con la inquisión de España y la prisión de Polonia,
os levantais poderosos,
pujantes y fervorosos
con humanismo profundo,
que abre la venidera
y consoladora era
para los parias del mundo.
Tomado de:
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