miércoles, 18 de diciembre de 2019

POEMAS DE NEZAHUALPILLI


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(1464 - 1515)


Así vino a perecer Huexotzinco

Estoy embriagado,
está embriagado mi corazón:
Se yergue la aurora,
ya canta el ave zacuán
sobre el vallado de escudos,
sobre el vallado de dardos.

Alégrate tú, Tlacahuepan,
tú, nuestro vecino, cabeza rapada,
como cuexteca de cabeza rapada.
Embriagado con licor de aguas floridas,
allá en la orilla del agua de los pájaros,
cabeza rapada.

Los jades y las plumas de quetzal
con piedras han sido destruidos,
mis grandes señores,
los embriagados por la muerte,
allá en las sementeras acuáticas,
en la orilla del agua,
los mexicanos en la región de los magueyes.

El águila grita,
el jaguar da gemidos,
oh, tú, mi príncipe, Macuilmalinalli,
allí, en la región del humo,
en la tierra del color rojo
rectamente los mexicanos
hacen la guerra.

Yo estoy embriagado, yo cuexteca,
yo de florida cabellera rapada,
una y otra vez bebo el licor floreciente.
Que se distribuya el florido néctar precioso,
oh hijo mío,
tú, hombre joven y fuerte,
yo palidezco.



Por donde se extienden las aguas divinas,
allí están enardecidos,
embriagados los mexicanos
con el florido licor de los dioses.
Al chichimeca yo ahora recuerdo,
por esto sólo me aflijo.
Por esto yo gimo, yo Nezahualpilli,
yo ahora lo recuerdo.
Sólo allá está,
donde abren sus corolas las flores de guerra
yo lo recuerdo y por eso ahora lloro.

Sobre los cascabeles Chailtzin,
en el interior de las aguas se espanta.
Ixtlilcuecháhuac con esto muestra arrogancia,
se adueña de las plumas de quetzal,
de las frías turquesas se adueña el cuextécatl.
Ante el rostro del agua, dentro de la guerra,
en el ardor del agua y el fuego,
sobre nosotros con furia se yergue Ixtlilotoncochotzin,
por esto se muestra arrogante,
se apodera de los plumajes de quetzal,
de las frías turquesas se adueña.

Anda volando el ave de plumas finas,
Tlacahuepatzin, mi poseedor de las flores,
como si fueran conejos los persigue el joven fuerte,
el cuexteca en la región de los magueyes.



En el interior del agua cantan,
dan voces las flores divinas.
Se embriagan, dan gritos,
los príncipes que parecen aves preciosas,
los cuextecas en la región de los magueyes.

Nuestros padres se han embriagado,
embriaguez de la fuerza.
¡Comience la danza!
A su casa se han ido los dueños de las flores ajadas,
los poseedores de los escudos de plumas,
los que guardan las alturas,
los que hacen prisioneros vivientes,
ya danzan.
Arruinados se van los dueños de las flores ajadas,
los poseedores de los escudos de plumas.

Ensangrentado va mi príncipe,
amarillo señor nuestro de los cuextecas,
el ataviado con faldellín color de zapote,
Tlacahuepan se cubre de gloria,
en la región misteriosa donde de algún modo se existe.

Con la flor del licor de la guerra
se ha embriagado mi príncipe,
amarillo señor nuestro de los cuextecas.
Matlaccuiatzin se baña con el licor florido de guerra,
juntos se van a donde de algún modo se existe.



Haz ya resonar
la trompeta de los tigres,
el águila está dando gritos
sobre mi piedra donde se hace el combate,
por encima de los señores.
Ya se van los ancianos,
los cuextecas están embriagados
con el licor florido de los escudos,
se hace el baile de Atlixco.

Haz resonar tu tambor de turquesas,
maguey embriagado con agua florida,
tu collar de flores,
tu penacho de plumas de garza,
tú el del cuerpo pintado.
Ya lo oyen, ya acompañan
las aves de cabeza florida,
al joven fuerte,
al dueños de los escudos de tigre que ha regresado.

Mi corazón está triste,
soy el joven Nezahualpilli.
Busco a mis capitanes,
se ha ido el señor,
quetzal floreciente,
se ha ido el joven y fuerte guerrero,
el azul del cielo es sus casa.
¿Acaso vienen Tlatohuetzin y Acapipíyol
a beber el florido licor
aquí donde lloro?

Nuestros padres se han embriagado,
embriaguez de la fuerza.
¡Comience la danza
A su casa se han ido los dueños de las flores ajadas,
los poseedores de los escudos de plumas,
los que guardan las alturas,
los que hacen prisioneros vivientes,
ya danzan.
Arruinados se van los dueños de las flores ajadas,
los poseedores de los escudos de plumas.



Ensangrentado va mi príncipe,
amarillo señor nuestro de los cuextecas,
el ataviado con faldellín color de zapote,
Tlacahuepan se cubre de gloria,
en la región misteriosa donde de algún modo se existe.

Con la flor del licor de la guerra
se ha embriagado mi príncipe,
amarillo señor nuestro de los cuextecas.
Matlacuiatzin se baña con el licor florido de guerra.
Juntos se van a donde de algún modo se existe.

Haz ya resonar
la trompeta de los tigres,
el águila está dando gritos
sobre mi piedra donde se hace el combate,
por encima de los señores.
Ya se van los ancianos,
ros cuextecas están embriagados
con el licor florido de los escudos
se hace el baile en Atlixco.

Haz resonar tu tambor de turquesas,
maguey embriagado con agua florida,
tu collar de flores,
tu penacho de plumas de garza,
tú el del cuerpo pintado.

Ya lo oyen, ya acompañan
las aves de cabeza florida,
al joven fuerte,
al dueño de los escudos de tigre que ha regresado.

Mi corazón está triste,
soy el joven Nezahualpilli.
Busco a mis capitanes,
se ha ido el señor,
quetzal floreciente,
se ha ido el joven y fuerte guerrero,
el azul del cielo es su casa.
¿Acaso vienen Tlatohuetzin y Acapipiyol
a beber el florido licor
aquí donde lloro?

SE HA PERDIDO EL PUEBLO MEXICATL

El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huída es general.

¿Adónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la ciudad de México:
el humo se está levantando;
la niebla se está extendiendo.
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl Motelhuihtzin,
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquihtzin.

Llorad, amigos míos.
tened entendido que con estos hechos
hemos perdido la nación mexicana
¡El agua se ha acedado, se acedo la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en Tlatelolco.
Sin recato son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en Acahinango.
Ah, cuando fueron a ser puestos a prueba allá en Coyoacán
Tomado de:

Canción de Nezahualpilli durante la guerra con huexotzinco

Estoy embriagado,
está embriagado mi corazón:
Se yergue la aurora,
ya canta el ave zacuán
sobre el rayado de escudos,
sobre el ave zacuán
sobre el rayado de escudos.
Alégrate tú Tlacatehuepan,
tú, nuestro vecino, cabeza rapada,
como cuexteca de cabeza rapada.

Embriagado con licor de aguas floridas
allá en la orilla del agua de los pájaros,
cabeza rapada.

Los jades y las plumas de quetzal
con piedras han sido destruidos,
mis grandes señores,
los embriagados por la muerte,
allá en las cementeras acuáticas,
en la orilla del agua,
los mexicanos, los magueyes.

El águila grazna,
el jaguar gime,
tú, mi príncipe Macuilmalinalli.
Allá en Poctlan, Tlapallan,
llegan y hacen la guerra los mexicas.

Me he embriagado ya, yo huaxteco,
reverdezco mi tocado de flores,
una y otra vez derramo el licor florido.
Que sea dada la preciosa flor del ocote,
mi príncipe, tú, joven y fuerte,
yo reverdezco.
Una y otra vez derramo el licor florido.

Donde se extienden las aguas divinas,
allá están embravecidos,
embriagados con el florido licor los mexicas,
al chichimeca lo recuerdo,
sólo lloro.
Por esto lloro, yo Nezahualpilli,
lo recuerdo, ¿dónde está?
Allá brotan las flores de guerra, l
o recuerdo,
sólo lloro.

Chailtzin se espanta.
Ixtlilcuecháhuac con esto se enaltece,
se apodera de las plumas de quetzal.
Se adueña de las piedras preciosas el huaxteco embriagado.
En el agua, en la llanura,
hay oleaje de chamusquina sobre nosotros,
se enardece el príncipe Ixtlilotoncochotzin,
con esto se enaltece,
se apodera de las plumas de quetzal,
se adueña de las piedras preciosas el huaxteco embriagado.

El patito de plumas finas va revoloteando,
mi gran florecido, Tlacahuepantzin.
Sólo siguen al conejo,
al señor joven y fuerte,
los huaxtecos, ah.

Dentro del agua canta,
gorjea, sale,
la flor acuática lo embriaga,
graznan los que son como el quéchol, el príncipe,
los huaxtecos, ah.

Nos hemos embriagado, padres míos,
embriaguez de la fuerza,
que haya baile,
en la casa de los que tienen atabales floridos,
los que tienen escudos preciosos.

Vienen los que tienen los montículos,
el que ha hecho cautivos.
Hacen bailar a los dueños de las casas arruinadas.
Los dueños de los atabales floridos,
los que tienen escudos preciosos.

Ensangrentado va mi príncipe,
señor nuestro, dorado huaxteco,
el de la falda de zapote,
Tlacahuepan se cubre de gloria en Quenonamican.

Con el florido licor de la guerra
se fue embriagando mi príncipe,
señor nuestro, dorado huaxteco,
el de la falda de zapote,
Tlacahuepan se cubre de gloria en Quenonamican.

Ya se atavían,
el florido licor de la guerra,
son Matlaccuiatzin[y Tlacahuepan],
juntos se fueron a Quenonamican.

Con agua divina en el torso
está pintado, mi grande, mi príncipe Nezahualpilli,
con licor florido de escudos
se embriagaron allá los huaxtecos.
Hay baile en Atlixco.

Hago resonar mi trompeta, mi caña de jaguar,
el águila grazna sobre mi piedra redonda.
El noble se ha ido, el anciano,
con licor florido de escudos s
e embriagan allá los huaxtecos.
Hay baile en Atlixco.

Has resonar tu atabal de turquesas,
embriagado con agua florida,
tu collar de flores,
el del penacho de plumas de garza,
tú has pintado tu dorso.

Ya lo oyen, ya viven,
los de las floridas cabezas rapadas,
joven robusto y fuerte.
Los que tienen escudos de jaguar regresan.

Sólo se aflige mi corazón,
yo, joven fuerte y robusto, yo Nezahualpilli,
los busco.
Se fue el señor Axochiquétzal,
se fue el joven fuerte y robusto
a su casa del cielo azul,
el señor Acapipiyol,
¿acaso bebe el florido licor?
Por ello aquí lloro.
Tomado de:


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