(11 de agosto de 1694 - 30 de julio de 1768, Venecia, Italia)
El mundo al modo del autor
"Si yo debiera fabricar un mundo,
oye, cómo lo veo terminado:
que el calor fuese siempre moderado,
y en luna llena de esplendor rotundo;
Sin lluvia fuese el campo más fecundo,
y mil frutos naciendo en cualquier lado,
abierto el cielo, el mar siempre aplacado,
y no existiese fiera o bicho inmundo;
que el hombre fuera sano, rico y bravo,
que robos de dinero no existieran,
y nadie al porvenir diera un ochavo:
mas sobre toda cosa que me dieran,
pido que a todos se les hinche el nabo
para siempre joder, y a quien quisieran. "
Placeres ansiados por el poeta
"Para mi gloria quiero siete damas,
todas desnudas en derredor mío:
que el culo me reclama una, confío,
otra zampa mi polla y se la mama;
otras dos sobre el lecho desparraman
con el ombligo al aire, el mujerío,
y se corren meneando con tal brío
que mis brazos se tronchan como ramas.
Dos más aún estiradas para, digo,
follarlas con los pies sin disimulo
y darles fregotadas con el higo;
y me queda la última, calculo
que tras una lamida, aun consigo
con mi nariz joderla por el culo. "
Tomado de:
Cuanto yo veo, huelo, gusto y siento
Cuanto yo veo, huelo, gusto y siento,
todo se me hace coño; miro al cielo,
allí contemplo lo que luce hermoso,
y un coño se me torna el firmamento.
Si tierra toco, o el agua, o el fuego, o el
viento,
pienso tocar el coño con su vello,
y si mi mente piensa en esos cuerpos,
se me transforma en coño el elemento.
Si huelo hierba o flor, madera o fruto,
todo lo que producen tierra y mar,
por doquier me figuro oler a coño.
En fin, si acaso quiero especular
sobre lo que en natura es bello o feo,
se me convierte en coño hasta el pensar.
Coño querido, que entre dos columnas
Coño querido, que entre dos columnas
allí estás, puesto como un capitel,
ostentas como cúpula dos nalgas,
y arriba, como el cielo, el hoyo chico.
Para que todo el mundo te venere
blanco velo te cubre a toda hora,
pues si alguien lo quita y te revela
todo pájaro cae víctima en tu altar.
Me pareces de Diana el sacro bosque,
con un mostacho enorme a cada lado,
que nos guía y lleva al arca del maná.
Tú haces cada día grandes milagros,
pues da el agua que brota de tu fuente,
vida al carajo, aliento a los cojones.
Tomado de:
Buenísimos, gracias
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