(19 de diciembre de 1921, La Plata, Argentina - 10 de julio de 2013, La Plata, Argentina)
EL SUETER DE FEDORIO
En los bordes raídos del suéter
de Fedorio
se arremansa la vida y sus historias.
Jamás
me atrevería a proponerle restañar
esos hilos desgastados
reavivar los colores
las zonas percudidas como un abecedario
para ciegos.
Quitárselo
sería desollarlo.
El suéter de Fedorio
es una hogaza
un libro de bitácora un sol un campanario
alguna melodía que se canta
sin que nadie la escuche.
Su intemperie
anuda cuanto ha sido algo más
que un adiós
menos que un llanto
algo que sólo cabe en el hueco secreto
de la mano.
Si otra piel respira
debajo de mandala de su suéter gastado
será sólo un sudario
que busca convertirse en el revés cereal
de esa coraza
hilada por los pájaros.
ATRAPADOS
Sólo tengo de vos
una fotografía con pómulos rasantes
tu pelo de llanura sobre los hombros tensos
y sin brazos
-no he podido inventarlos todavía-
y tu extraña manera
de acompañarme a solas
de este lado del mar.
una fotografía con pómulos rasantes
tu pelo de llanura sobre los hombros tensos
y sin brazos
-no he podido inventarlos todavía-
y tu extraña manera
de acompañarme a solas
de este lado del mar.
Vivías en París
(lo especifica el dorso de la fotografía)
ignoro si habrás muerto.
Importa
el desamparo de tu mirada inmensa
que me atraviesa
y sigue camino a mis espaldas
sin dejarme jamás.
(lo especifica el dorso de la fotografía)
ignoro si habrás muerto.
Importa
el desamparo de tu mirada inmensa
que me atraviesa
y sigue camino a mis espaldas
sin dejarme jamás.
Mirás hacia el vacío.
Un abrazo
sin tiempo que se abraza a sí mismo.
Mirás
como buscando la huella de un albatros.
Algo que implora
un límite para poder llegar.
Un abrazo
sin tiempo que se abraza a sí mismo.
Mirás
como buscando la huella de un albatros.
Algo que implora
un límite para poder llegar.
///
Ni siquiera conozco tu
sombra.
Sin embargo
regreso sin descanso
y me tiendo a tu lado en tu voz
en tu sed
en el tacto insaciable
con que rastreo a ciegas tus rasgos
con mis dedos.
Y te llevo a mi piel.
Y siento que tus muslos
aprietan con el celo de lo deshabitado.
Sin embargo
regreso sin descanso
y me tiendo a tu lado en tu voz
en tu sed
en el tacto insaciable
con que rastreo a ciegas tus rasgos
con mis dedos.
Y te llevo a mi piel.
Y siento que tus muslos
aprietan con el celo de lo deshabitado.
Gozamos
el secreto pacto
de lejanías
que anuda nuestros cuerpos
en una memorable batalla despojada
de heridas y arrogancias.
el secreto pacto
de lejanías
que anuda nuestros cuerpos
en una memorable batalla despojada
de heridas y arrogancias.
Una trama ilesa
bellamente perversa insiste en atraparnos.
Y estamos atrapados
aquí
en el Sur más sur.
En esta factoría de la imaginación oculta
en el reverso
de los acantilados.
bellamente perversa insiste en atraparnos.
Y estamos atrapados
aquí
en el Sur más sur.
En esta factoría de la imaginación oculta
en el reverso
de los acantilados.
LOS CHICOS DE LA CALLE
Oh, niños asesinos, oh salvajes antorchas.
Julio
Cortázar
Ragazzi di vita
los llamó Pasolini
con su piedad adversa
desollada.
los llamó Pasolini
con su piedad adversa
desollada.
Y nos los deja así
sin otra identidad que la mugre
y la llaga.
Debajo
del abrigo de su costra de escaras
-cristos breves-
los chicos de la calle
no saben todavía que su sombra atrapada
crece
para la historia de la infamia.*
El dolor
nunca es niño.
Y en ellos ni siquiera es dolor.
Es una humillación
de la esperanza.
* Borges
T I G R E S
Dicen
que el territorio de las hembras
es menor.
Pero el olor a hembra
atraviesa el verano
y el celo
es territorio prometido
para tigres
y albatros.
y el celo
es territorio prometido
para tigres
y albatros.
DESIERTOS
Los hombres azules
frontera de las altas dunas.
No hablan de la sed
con quien la desconoce.
Como alimento
intercambian silencios de arena.
Parecen separarnos horizontes
eternos.
Ignoran
que con ellos convive otra sed.
Exhausta
Sin oasis.
La
de nuestros desiertos.
LIBERACIÓN
Las manos.
Sometida extremadura
de la avidez y de la servidumbre.
Si pudiera
las dejaría partir
desarraigadas
sabiamente inexpertas
como el tacto feliz de los amantes
buscándose en la oscuridad.
SELLOS DE POSESIÓN
CUERPO DE MUJER
Conspiración del
universo
para que el horizonte
se desnude.
para que el horizonte
se desnude.
QUASAR
Aquel falo de estrellas
que siempre pareció comenzar
en tu boca.
que siempre pareció comenzar
en tu boca.
PECADOS
Hay pecados rebeldes
que no desaparecen hasta violar
alguna garza azul.
que no desaparecen hasta violar
alguna garza azul.
Aprendizaje
Comienzo
a perder instantes.
A perderme.
Una décima de segundo.
Un milésimo de silencio.
Nada me despoja.
Todo me desnuda.
Es lo infinito que
regresa.
Aprendo
a habitar el esplendor
de la sombra.Aprendizajes
Comienzo
a perder instantes.
A perderme.
Una décima de segundo.
Un milésimo de silencio.
Nada me despoja.
Todo me desnuda.
Es lo infinito que
regresa.
Aprendo
a habitar el esplendor
de la sombra.
El cuerpo 6
La carne.
Su batalla
entre la seducción y el desengaño.
De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda
ante los astros.
Como único escudo
la piel.
Ese milagro.
Amantes clandestinos
Uno
va internándose
en la fatiga horizontal
que llega
a seducir los huesos
y el silencio
como si fuesen huéspedes
fugaces
o amantes clandestinos.
Y un día
nos sorprende
descubrirnos
dueños de una morada
abierta a la intemperie
de toda soledad.
Vamos tendiéndonos
junto a nuestra sombra
arropándonos con ella.
Hay un cambio de piel
que nos desnuda.
Y la fatiga invade.
Murmura otros idiomas
que no son extranjeros
pero emplean
sin voz
otras palabras.
Para no herirnos.
Para no decirnos que
hemos comenzado
a habitar el adiós.
Autorretrato
Me miro en el espejo.
Una mujer avanza
desnuda
sin heridas aparentes.
Es una hembra espléndida
en épocas de celo
tal vez.
Pero ya muerta.
En carne y sombra altiva
despoja sus silencios.
En silencio
un idioma de albatros
la sustenta.
Se yergue luego
intacta
con dignidad de hiedra.
Y asomada
a sus muros
de lumbre y soledades
espera.
Mansedumbre
Que ardua.......que
serena
esta tristeza
de al fin dejarse estar a
solas
con la sombra.
O ya sin ella.
Cetrería
Liebre, venado, faisán
No
me atrae la caza,
ni me gusta alinear la carne roja
en bandejas de plata.
Pero el halcón acaba de traerme tus ojos
Amo la cetrería
Mañana
ha de trerme tu mirada.
Muero
desde las células.
Sin tregua.
Muero desde la piel.
Me transfiguro.
Renazco de mi sed y me destruyo.
Me invento, me desnudo.
Me aniquilo.
Cambio
de rostro
de dolor, de exilio.
Sólo Dios y mi sombra
siguen siendo los mismos.
Y aquí estoy, muerta o viva
pero intacta.
Sin
embargo,
agonizo.
Octubre.
Los azahares abrían
su limpio olor a semen.
En guaridas,
nuestro instinto se erguía
como un ciervo
presintiendo la presa.
Y los pasos elásticos clavaban
un redoble de sol sobre la tierra.
Pero no lo sabíamos.
La juventud es eso, vivirse
sin saberlo.
Sin antes ni después,
exactamente entonces.
Sólo
entonces
y allí. No en otra parte.
Porque el alma no espera.
Se adelanta.
¿Y el corazón del hombre?
¿Y el cerebro del hombre?
¿Sus luchas por amarse,
por amar?
¿Cómo creer que existe
otra cruz
que no sea los dos brazos
-humanos-
abiertos a la vida?
Nuestra sombra
se ha erguido y nos abarca.
El trasluz es opaco,
vacilante.
Habrá quienes confundan
su trágica belleza con el miedo.
No es fácil recibir
a
esa extranjera
que nos alumbra y calla.
Para saberlo,
valió la pena esta ardua tregua
del gris mayor
en órbitas llameantes.
El trofeo de huesos
tiene su cruz de guerra.
Ando dentro de mí,
ávidamente
pero sin que la angustia me socave,
dueña ya de mi pacto
con el fuego.
Desnuda,
he descubierto
que mi sombra no existe.
No hay nadie en el espejo*
*Borges
LA INADVERTENCIA
Hemos hablado de los hombres y de cuanto les ocurre a los hombres,
como si la humanidad fuese un planeta inmerso en nuestra sombra.
Hemos
creído despoblar el silencio
nombrando cada cosa,
encadenándola y encadenándonos
a su significado. Sin advertir
que cada ser genera mundos breves
que huyen hacia la libre
prisión del universo.
A María Rosa Lojo
LOS DIOSES CALLAN TODAVÍA
Prefiero
ser un número en la noche
y no una estrella entre mis huesos.
Celebro
habernombrado
antes de que mi nombre
pronunciara silencios.
Tengo la certeza
-un resplandor, una llaga-
de ser lo que aún ignoro
y ya sabe mi muerte.
Vivo el temor
de que la soledad no esté desnuda
y exista el tiempo más allá de la hierba.
Los dioses callan todavía.
Como una artesanía
los hombres ensayamos la eternidad.
Como
un arte, el deseo.
A juan José Folguerá
Temo callar.
En
silencio se escuchan los recuerdos.
a Hilda Angélica García
Criatura intocada, la primera palabra.
Pero es palabra humana:
deberá someterse a ser voz humillada.
Y
a humillar.
Dura ley.
Acecho de batallas.
a Ricardo Adúriz
Cuando la vida haya cesado de morir
la
muerte inventara otro espejismo.
a Irma Cuña
POSDATA
La toma de conciencia
de haber sido saqueados a destiempo
llega después
cuando el morir se ha vuelto
un latido obsesivo
y acompaña los pasos.
de haber sido saqueados a destiempo
llega después
cuando el morir se ha vuelto
un latido obsesivo
y acompaña los pasos.
ENCRUCIJADAS
Lamamos vida
a esta encrucijada entre la
soledad
y el universo.
a esta encrucijada entre la
soledad
y el universo.
Lamamos muerte
a esta insomne evidencia
del adiós.
a esta insomne evidencia
del adiós.
LO INEFABLE
Casi
rocío casi
eternidad
como si pudiera pronunciar
una rosa.
como si pudiera pronunciar
una rosa.
Como los pájaros del alba
que picotean la luz sin lastimarla.
que picotean la luz sin lastimarla.
Dejamos sobre el mundo / un exilio inconcluso./
El mismo que heredamos.
El Poema
1
Amo
el dios certero
que me devora y calla
cuando pienso.
2
Un ritual obsesivo
acecha
mis palabras.
¿Seré yo quien las mata?
3
Inmediatez
de lo indescifrable
el poema.
Lejanía de sí mismo
el poema.
Silencio
del silencio de los astros
Riqueza
de quien nunca llegará
a pronunciarlo.
4
El pulso del poema
se hace cargo de una preñez
absorta
que nadie ha fecundado
todavía.
5
El poeta
asume con gozosa ignorancia
la herida profecía
de ser
su propia presa.
6
No le basta
al poeta
vislumbrar la escritura
huyente del poema
perdiéndose en la oscuridad.
exige
el poema.
O la oscuridad.
7
Batallar del poema.
Roer
hueso por hueso
hasta morir
de hambre de universo.
8
Como
un vino de carne bello y oscuro
nos invade el poema.
Indefensos desnudos azorados
latimos en un pulso
que entreabre silencios.
Y dejamos de ser criaturas
fugaces.
La soledad se entrega.
9
Con un fulgor de parto
o de suicidio
se abre la noche.
El nombre del poema
ha sido escrito.
10
Solemos olvidar
que la poesía es un instante
sabiamente clausurado
antes de que aprendamos a pronunciar
la eternidad.
11
A la poesía y a la muerte
hay que merecerlas.
1
VIVIRÁS / tantas veces / como haya consentido
tu sombra / ser vaciada.
2
SUAVE es la zarza / a pesar del miedo / y aunque
el expolio es grave / resplandece.
3
SUELO ignorarme / con la naturalidad / conque
los pájaros / desconocen el riesgo de sus alas.
4
QUISIERA / ser mi sombra / navegar sus estuarios
de luz desenterrada.
5
EN una ceremonia / de pavor y erotismo / el alma
nos descarna.
6
ME esfuerzo en divisarme. /Debo seguir muriendo
/hasta ser lejanía.
7
SIEMPRE / he sido ante mí una extranjera. / Quizá por
eso no he podido / nunca / llorar desde mi misma.
8
EN dominios del sol / hubo camino. / Tierra de
nadie. / Roquedal del exilio.
9
El cautiverio del nacer / custodia / lo eterno /
del instante que seremos.
10
CADA cual lleva en sí / tras de su máscara / las
huellas invisibles / de su rostro secreto.
11
DENTRO del marco fijo / del espejo / buscamos
parecernos a lo que ya no somos / y quizá nunca fuimos.
12
NOS han habilitado para el hurto / de una
escenografía temeraria / donde fingimos ser / hasta creérnoslo.
13
¿LLORAN las
lágrimas / o nos utilizan para deshabitarse/
del dolor?
14
NOS laceran / palabras soñadas por los muertos. /
Y no las escuchamos. / Silenciamos silencios.
15
NO se porque insisto / en renovar el mito / del
rostro en el espejo / si soy yo quien espeja / los rostros del vacío.
16
ME obsesiona / el pánico salvaje / de quien se
desintegra /
antes de haber nacido.
17
El no ser. / Sus raidas aldeas / de infinito.
18
LA soledad. / Esa clausura donde la sombra /se
arrodilla.
19
LA impiedad. / Esa lujosa hembra / descastada.
20
RECUERDO / algunos cielos / inexpertos aún / temerosos
atipos / de primeros infiernos.
21
EN nuestro subconciente / hay crímenes tan
diáfanos como un vuelo de albatros.
22
VOLAMOS en pedazos / cada vez que la angustia / nos
flagela y seduce /con sus noches de cuarzo.
23
BASTA / para enjoyarnos / este lujo ancestral / del
desamparo.
24
DEBIERA / alcanzarle a Dios /la soledad de nuestro
pulso / para absolvernos de lo humano.
25
VIVIMOS / sin morir del todo / cada noche / para
inaugurar la próxima / agonía.
26
OLVIDAMOS / que Dios crece en nosotros / a medida que
huimos / de su sombra.
27
A los niños / hay que consolarlos / antes / del
dolor.
28
POR favor / quédate ahí. / Si te mueves puede
regresar /el mundo.
29
LA plenitud saqueada / es un vacío /demasiado
perfecto / para poder sobrevivir en él.
30
DEJAMOS sobre el mundo / un exilio inconcluso. / El
mismo
que heredamos.
31
TURBA / la seducción del desengaño. / Enamora / Ese
torzo que se aleja / vaciándonos.
32
EN mi sombra / secreta / anidan los halcones.
33
QUE identidad sin rasgos / aguarda en el
trasfondo de éste ejercicio /de resurrecciones.
34
EL cautiverio del nacer / custodia / lo eterno
del instante / que seremos.
35
SOMOS / lo indeleble / de cada ser pensante /
tatuado por el caos.
36
Y somos lo que amamos / las vísceras del viento
/las vértebras
del humo.
37
NADA / puede igualar / el explendor de sombras /
al iris arrasado / de nuestra desmemoria.
38
TODO calla / y se aferra a los tallos / profundos.
39
Y la muerte tan cerca / semem astral / que nos
fecunda y calla.
40
JAMAS / es el destierro más bello / del adiós.
41
REZAN. / Qué maravilla. / Sus infiernos cantan.
42
DETESTO / lo enjoyado sin misterio. / Sólo suelo
enjoyarme con desiertos.
43
LA sangre. / Derramada agoniza. / Agonizante /
sangra.
44
LA culpa / es una llaga / que no cesa
Algunas Maneras De Ensayar El Adiós
1
Cada latido,
pendular, descalzo, regresa al universo.
Cada latido,
pendular, descalzo, regresa al universo.
2
Somos lo que no vemos.
Somos lo que ignoramos. La sombra es la única constancia
del aún estar después de haber huído.
Somos lo que no vemos.
Somos lo que ignoramos. La sombra es la única constancia
del aún estar después de haber huído.
4
Amo
el temblor radiante de mi propia intemperie.
Amo
el temblor radiante de mi propia intemperie.
5
La desnudez
fue siempre mi guarida secreta.
La desnudez
fue siempre mi guarida secreta.
6
Costó tanto
inventarse, cavarse, mutilarse,
antes de regresar al fondo del espejo.
Costó tanto
inventarse, cavarse, mutilarse,
antes de regresar al fondo del espejo.
10
Lo importante es la sed.
Ser un mismo desierto.
Lo importante es la sed.
Ser un mismo desierto.
13
Fascina
Este límite
Donde el haber vivido se desprende
como la piel de una serpiente.
Fascina
Este límite
Donde el haber vivido se desprende
como la piel de una serpiente.
18
Sí,
las heridas son el mejor manuscrito.
Sí,
las heridas son el mejor manuscrito.
32
Envejecer es esto,
recordar vagamente la piel de los amantes.
Envejecer es esto,
recordar vagamente la piel de los amantes.
37
Sólo creo
en los ángeles heridos,
en su examen de luz en los infiernos.
Sólo creo
en los ángeles heridos,
en su examen de luz en los infiernos.
38
La duda es un extraño paraíso
donde Dios puede al fin dejar de ser eterno.
La duda es un extraño paraíso
donde Dios puede al fin dejar de ser eterno.
42
Amo secretamente el casos que me ama.
Amo secretamente el casos que me ama.
44
Es difícil morir.
Más difícil aún saber si estamos vivos.
Es difícil morir.
Más difícil aún saber si estamos vivos.
Altri Tempi
Las salas enfundadas como inmensas corolas. Y un secreto soleado:
el país de los patios. (Se decía glicina, heliotropo, diamela,
como hoy se dice ADN, sidaico). Aquel cielo privado,
con chicos y canarios y huertos y murales de macetas pintadas,
era de veras cielo. (Entonces lo ignorábamos).
Nunca imaginamos que lo fuese, hasta ahora, en que hemos
cumplido nuestros propios infiernos. Aquellos cielos
bajos, a ras de tierra, humanos. Todavía a salvo. Allí donde ser niño
era tener abuelos en la casa y amarlos,
dejándolos vivir libres de vaciaderos de viejos:
adiestrados espectros que siempre se demoran demasiado
en morir y dejar limpio el mundo,
que ya no tiene patios, ni destino, ni tiempo.
el país de los patios. (Se decía glicina, heliotropo, diamela,
como hoy se dice ADN, sidaico). Aquel cielo privado,
con chicos y canarios y huertos y murales de macetas pintadas,
era de veras cielo. (Entonces lo ignorábamos).
Nunca imaginamos que lo fuese, hasta ahora, en que hemos
cumplido nuestros propios infiernos. Aquellos cielos
bajos, a ras de tierra, humanos. Todavía a salvo. Allí donde ser niño
era tener abuelos en la casa y amarlos,
dejándolos vivir libres de vaciaderos de viejos:
adiestrados espectros que siempre se demoran demasiado
en morir y dejar limpio el mundo,
que ya no tiene patios, ni destino, ni tiempo.
Ser niño era pedirles que nos dieran la mano, porque teníamos miedo.
Y volver a pedirles que nos contaran cuentos, (que eran verdad,
ahora lo sabemos). Y llorar junto a ellos penitencias y encierros:
?había que educarnos…? (Se decía señor y plegaria,
respeto, con manso olor a incienso y a sopa obligatoria,
a almidones y ungüentos).
Y volver a pedirles que nos contaran cuentos, (que eran verdad,
ahora lo sabemos). Y llorar junto a ellos penitencias y encierros:
?había que educarnos…? (Se decía señor y plegaria,
respeto, con manso olor a incienso y a sopa obligatoria,
a almidones y ungüentos).
Se decía Maestro y en el cuaderno único cabía el universo.
El padre, con arrestos de patriarca doméstico, tenía ?autoridá?.
Y la madre, dulzura (por amor o por tedio).
Lo cierto es que la casa nunca estaba vacía
(la mesa familiar, otra inútil reliquia) y la abuela, el abuelo
?una especie de puerto del buen regreso?
eran sencillamente viejos: con todos los derechos a morir
en su casa, en su cama, en su llaga, en su pulso, en su tiempo.
Sin adiós intensivo. Sin pactos terminales de abandono y silencio.
En fin, sólo fantasmas de cielos y otros tiempos.
El padre, con arrestos de patriarca doméstico, tenía ?autoridá?.
Y la madre, dulzura (por amor o por tedio).
Lo cierto es que la casa nunca estaba vacía
(la mesa familiar, otra inútil reliquia) y la abuela, el abuelo
?una especie de puerto del buen regreso?
eran sencillamente viejos: con todos los derechos a morir
en su casa, en su cama, en su llaga, en su pulso, en su tiempo.
Sin adiós intensivo. Sin pactos terminales de abandono y silencio.
En fin, sólo fantasmas de cielos y otros tiempos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario