(27 de enero de 1932, Sebastopol - 19 de mayo de 2008, Odintsovo, Rusia)
Te perdono invariablemente
mis días de soledad,
y no me arrimo a otras orillas
aunque sean maravillosas.
mis días de soledad,
y no me arrimo a otras orillas
aunque sean maravillosas.
Pero alcanzada esa práctica sensatez
al volver presuroso hacia el fuego doméstico,
¿Te perdonas a ti mismo? ¿Te perdonas
esos mis días de soledad?
al volver presuroso hacia el fuego doméstico,
¿Te perdonas a ti mismo? ¿Te perdonas
esos mis días de soledad?
En la plateada costa de Riga…
En la plateada costa de Riga,
donde chillen sobre el
agua las gaviotas,
donde emanan calma y
riesgo
las ramas del pino joven,
donde no hay calor
moscovita
ni multitudes ni tranvías
ni discursos,
donde todo sobre todo
olvidé,
y fui la nada de alguien,
quiero hasta el fondo
comprender
si ha pasado del
sufrimiento la temporada,
si volveré a la
maravillosa esclavitud
al volver de allá para
acá,
si olvidaré lo festivo,
lo primero,
si derribaré la honesta
cruz,
señora ahora sólo de
nervios,
copos de nieve, humo y
rieles...
[Rimma Kazakova, En
limpio, versión de Josep Maria Güell, Barcelona, Plaza & Janés, 1978,
pág. 68]
Hasta pájaros
Hasta
aves, en un sueño, el
primero, alegre, elegido.
Pero no es el amanecer, pero Matisse,
el juego incoloro.
Incluso día, noche, noche, día,
sin saber lo que está cerrando,
a la sombra, ahora, sin sombrear,
pasamos el cielo, ¡asteroides!
Dime, por favor, otra vez,
sin arriesgarme a que me mate.
El amaranto de la noche es un eco, el
amargo del día no hablaba.
Y otra vez, mientras dormía, colapsé,
día y noche, llorando y delirando,
a los pájaros,
enterré al
primero, ¡a los últimos pájaros!
(traducido por Petru Jaleş)
primero, alegre, elegido.
Pero no es el amanecer, pero Matisse,
el juego incoloro.
Incluso día, noche, noche, día,
sin saber lo que está cerrando,
a la sombra, ahora, sin sombrear,
pasamos el cielo, ¡asteroides!
Dime, por favor, otra vez,
sin arriesgarme a que me mate.
El amaranto de la noche es un eco, el
amargo del día no hablaba.
Y otra vez, mientras dormía, colapsé,
día y noche, llorando y delirando,
a los pájaros,
enterré al
primero, ¡a los últimos pájaros!
(traducido por Petru Jaleş)
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