lunes, 3 de abril de 2023

POEMAS DE ḤAFṢA AR-RAKŪNIYYA


Respóndeme enseguida…

 

¿Vienes tú a mí o voy yo a tu lado?

mi corazón se inclina hacia lo que tú deseas;

mis labios son aguada dulce y transparente

y mis bucles ramas que dan sombra;

espero que estés sediento y ardiente

cuando llegue junto a mí la hora de la siesta.

Respóndeme enseguida…

 

Elogio aquellos labios

porque sé

lo que digo y conozco de lo que hablo,

y les hago justicia, no miento ante Dios;

en ellos he bebido una saliva

más deliciosa que el vino.

 

Un visitante

llega a tu casa:

su cuello es de gacela,

luna creciente sobre la noche;

su mirada tiene el embrujo de Babilonia

y la saliva de su boca es mejor

que la de las hijas de la parra;

sus mejillas afrentan a las rosas

y sus dientes confunden a las perlas,

¿puede pasar, con tu permiso,

o ha de irse, por alguna circunstancia?

 

 

A Abu Yafar

 

Tú, que presumes de arder

en más encendido afecto,

sabe que me desagradan

tu billete y tus lamentos.

Jamás fue tan quejumbroso

el amor que es verdadero,

porque confía y desecha

los apocados recelos.

Contigo está la victoria:

no imagines vencimientos.

Siempre las nubes esconden

fecunda lluvia en el seno.

Y siempre ofrece la Palma

fresca sombra y blando lecho.

No te quejes; que harto sabes

la causa de mi silencio.

 

Dama de la hermosura

y la nobleza, cierra los párpados,

benévola, ante las líneas que trazó mi cálamo, y míralas

con ojos de cariño, sin prestar atención a los defectos

del contenido y de la letra.

 

Envío un saludo, que los cálices de las flores abre

y hace zurear a las palomas en las ramas,

a quien ausente está, pero mora en mis entrañas

aunque mis ojos no puedan verlo.

 

Siento celos de mis ojos y de mí misma,

de ti, de tu tiempo;

aunque te encerrase en mis ojos hasta el día del juicio,

no estaría satisfecha.

 

Una mujer de mi rango

no puede llorar

un amor de felonía.

Mis plañideras a sueldo

te llorarán por mí en el ocaso.

No me delatará mi garganta ya muerta,

ni podrá pronunciar nunca más tu nombre.

Las cantoras desmayarán las casidas

que bajo falso nombre te he escrito.

Enmohecidos rabeles se pudrirán de abandono

tras las celosía de los patios.

El ruiseñor de nuestras encuentros

será atravesado por sagita de mi ballesta.

Sólo la almohada de azahares

conocerá el amortiguado llanto

y la expiación de mi orgullo.

 

Quien te cantó entre los granados

es hoy mujer de zarza y ortiga,

por sus pezones rezuma

leche cuajada de adormidera.

¡Ay, qué muerte tan cuitada me diste!

¿Qué será de mí en las auroras

sin la brasa de tu piel

en el sepulcro frío mi lecho?

 

 

Por vestirme de luto me amenazan

por un amado que me han muerto con la espada.

¡Qué Dios tenga clemencia con quien sea

liberal con sus lágrimas,

o con quien llore por aquél que mataron sus rivales,

y que las nubes de la tarde,

con generosidad como la suya,

rieguen las tierras donde quiera que se vaya!

 

[* Versiones realizadas a partir de comparar traducciones de distintas antologías]

Tomado de:

https://tamtampress.es/2018/11/19/nueve-poemas-de-hafsa-bint-al-hayy-al-rakuniyya-poetisa-andalusi-del-siglo-xii/

 

 

SIENTO CELOS

 

(A Abu Yafar Ibn Said)

 

Siento celos de mis ojos y de mí misma,

de ti, de tu tiempo;

aunque te encerrase en mis ojos hasta el día del juicio,

no estaría satisfecha.

 

 

Poema 3

Oh, noble hijo del califa,

del imām escogido,

te felicita una fiesta

cuya venida trae lo que deseas.

Viene ante ti quien amas,

uniendo la visita oficial con el contento,

para recuperar

los placeres pasados y perdidos.

 

 

Poema 5

 

Tú que reclamas ser el primero en el amor

y en la pasión de las mujeres,

tu poema ha llegado

mas no me satisfacen tus palabras.

Desesperar de conseguir al amado

¿romperá las riendas de quien reclama amor?

Completamente te equivocas,

y no te vale tu nobleza;

desde que estás en la carrera

te ha acompañado el éxito

hasta que has tropezado

y te avergüenza descubrir tu cansancio.

Por Dios, en todo tiempo muestran

las nubes su llovizna y los azahares

abren a cada instante sus corolas (kimāna).

Si conocieras mis razones

apartarías de mí la espada del reproche.

 

 

Poema 10

       Envío mi saludo,

que los cálices abre de las flores,

y que hace hablar a las palomas en las ramas,

a un amigo distante que vive en mis entrañas

aunque mis ojos de verlo están privados.

No penséis que la ausencia me hace olvidaros,

eso, por Dios, no ocurrirá jamás.

 

 

Poema 16

 

   Te guardaré celosamente de la mirada del espía,

y de ti mismo, de tu tiempo y del lugar que habitas,

y aunque te esconda en mis pupilas hasta el día del juicio,

no quedaré contenta.

 

(Metro kāmil, rima ḍā)

 

*Traducción de Teresa Garulo.

 

Tomado de: Teresa Garulo, Dīwān de las poetisas

Tomado de:

https://poesiayfilosofiarabe.wordpress.com/category/teresa-garulo/

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