martes, 4 de abril de 2023

POEMAS MÍSTICOS DE KABIR SAHIB


***

¿De qué sirven las palabras,

cuando el amor ha embriagado el corazón?

 

***

La bandera oculta

está plantada en el templo del cielo;

 ahí se extiende el dosel azul,

embellecido con la luna

cuajado de brillantes joyas.

Ahí está brillando la luz del sol y la de la luna;

Aquieta tu mente en silencio ante ese esplendor.

 

Kabir dice:  El que ha bebido de este néctar,

vaga como un loco".   

 

 

***

 

     ¡Oh, servidor!, ¿dónde me buscas?

¡Mira! ¡Estoy junto a ti!

No estoy en los templos, ni en las mezquita

ni en la Kaaba, ni en Kailash.

 

Tampoco estoy en los ritos, ni en las ceremonias,

ni en el Yoga, ni en las renunciaciones.

Si eres un verdadero buscador, ahora mismo, de inmediato, sin dilación,

puedes verme.

 

Dice Kabir:

"¡Oh, Sadhu! Dios es el aliento de todo lo que respira".

 

 

***

 

 

 

Inútil es preguntarle a un santo a qué casta pertenece;

   el sacerdote, el guerrero, el artesano y las treinta y seis castas, 

  buscan por igual a Dios.

    

Es necedad preguntar  

a qué casta pertenece un santo.

El barbero, la lavandera y el carpintero,

todos buscan a Dios.

Hasta Raídas busca a Dios.

El Rishi Swapacha pertenecía a la casta de tintoreros.

Tanto hindúes como musulmanes Le buscan a Él, 

  al que no se encuentra en las distinciones.

 

 

***

 

 

¡Oh, amigo!

Espera-Le mientras vivas,

conóce-Le mientras vivas,

comprénde-Le mientras vivas,

pues en esta vida está la liberación.

 

No es sino sueño pensar que a Él,

al dejar el cuerpo, el alma se unirá:

Si ahora lo hallaste, también después lo hallarás; si no, será morar en la Ciudad de la Muerte.

Si la unión se alcanza en el Presente,

mañana seguirá.

Sumérgete en la Verdad; conoce al Maestro verdadero, ten fe en el auténtico Nombre:

"Lo esencial es la búsqueda.

Soy esclavo de la esencia de la búsqueda".

 

Si no te desprendes de tus apegos mientras vives,

¿qué liberación hallarás en la muerte?

 

 

***

 

 

¡No te desplaces al jardín lleno de flores!

¡Oh amigo! no vayas allí.

En tu cuerpo está el jardín florido.

Siéntate sobre los mil pétalos de loto

y contempla allí la infinita Belleza.

 

 

***

 

 

 

 

¿Veré amanecer el día, ¡Oh Madre Divina!,

en que al pronunciar Tu Nombre

afluya a mis ojos un torrente de lágrimas

inundando los bancos de arena de mi ignorancia,

y que acabe con la aridez de mi corazón?

 

¿Florecerá el loto luminoso de la sabiduría,

que disipe para siempre mis tinieblas?

 

¡Oh Madre Cósmica Omnipresente,

ven a mí en forma humana tangible!

 

Solo Tu rostro de infinita bondad puede

desterrar para siempre mi dolor.

 

 

***

Los santos Pies de mi Divina Madre,

la Diosa consorte del Dios Eterno,

forman el lago del néctar.

 

Si la mente se sumerge en este lago de inmortalidad,

de poco sirven los ritos sagrados.

 

El alma del devoto de mi Divina Madre,

se encuentra en esta vida liberada de las ataduras del mundo.

 

En verdad su esencia es la dicha eterna.

 

 

***

 

 

Si uno ultraja y el otro toma represalias,

habrá una lluvia de ultrajes.

Pero, en el caso de que no haya represalias,

el asunto terminará.

 

Donde hay compasión, hay religión.

Donde hay codicia, hay pecado.

Donde hay ira, hay negación.

Donde hay perdón, allí está el Señor Mismo.

 

Todas las rencillas y peleas

emanan de los ultrajes.

 

Ningún poder sobre la tierra puede herir

al protegido por el Gurú.

 

Las palabras de una persona viciosa

son como múltiples flechas

que sólo los santos pueden tolerar.

Si un rayo cae en el mar,

¿qué daño le puede hacer?

 

 

***

 

 

Sólo hay agua en los balnearios sagrados;

sé que de nada sirve, pues me he bañado en ella.

Carentes de vida son las imágenes:

no pueden hablar;

lo sé, porque a gritos he llorado ante ellas.

Nada más que palabras son el Corán y los Puranas;

he descorrido el velo y lo he visto.

Tomado de:

https://www.oshogulaab.com/KABIR/POEMAS1.html

 

 

21

Cada morada enciende sus lámparas.

Como eres ciego, no las ves.

Un día tus ojos se abrirán de pronto y verás,

y las cadenas de la muerte caerán por sí solas.

Nada qué decir, nada qué escuchar, nada qué hacer.

Aquel que vive, aunque muerto, no morirá jamás.

Porque vive en soledad dice el asceta

que su casa está muy lejos.

Tu Señor está junto a ti, y sin embargo

trepas a lo alto de la palmera para buscarlo.

El sacerdote brahmán va de casa en casa

para iniciar al pueblo en la fe.

Pero ¡ay!, la verdadera fuente de vida está a tu lado,

mientras te pones a adorar la piedra

que tú mismo levantaste.

 

 

Kabir dice:

No puedo decir cuán adorable es mi Señor.

El ascetismo, el rosario, las virtudes y los vicios,

nada de todo ello existe para Él.

 

 

22

Mi corazón suspira, ¡oh hermano!,

por el verdadero Dueño que llena la copa del amor

para ofrecérmela, tras de haber bebido.

Levanta el velo y Brahma se revela a mis ojos.

Descubre en Él los mundos

y me hace oír la música misteriosa.

Me muestra que las alegrías y las penas

son una misma cosa.

Todas sus palabras están llenas de amor.

 

Kabir dice:

En verdad, nada ha de temer

quien posea semejante Dueño

para llevarlo a seguro refugio.

 

23

Las sombras de la noche caen espesas y profundas;

ensombrecen el corazón,

y envuelven al cuerpo y al espíritu.

Abre tu ventana al poniente

y piérdete en el cielo del amor.

Bebe la miel azucarada

que destilan los pétalos del loto del corazón.

Déjate penetrar en las olas del mar.

¡Húndete en su esplendor!

Escucha y oye el rumor

de las caracolas y de las campanas.

 

Kabir dice:

Contempla, ¡oh hermano!,

al Señor en ese vaso que es mi cuerpo.

 

 

24

Llevo en el fondo del corazón aquel amor

que me hace vivir en este mundo una vida sin límites.

Así vive el loto en el agua, y en el agua florece,

aunque el agua no pueda tocar sus pétalos

abiertos por sobre su nivel.

Así vive la esposa que penetra en las llamas de la pira,

al mandato del amor.

Arde y deja gemir a sus compañeras,

pero jamás deshonra al amor.

Difícil es cruzar el océano del mundo;

sus aguas son muy profundas.

 

Kabir dice:

Óyeme, ¡oh Santo hombre!

Pocos son los que logran llegar a la otra orilla.

 

 

25

Mi Señor se oculta y, ah maravilla,

mi Señor se revela.

Mi Señor me aherroja duramente,

y mi Señor hace que caigan mis cadenas.

Mi Señor me trae voces de tristeza y voces de alegría,

y es Él mismo quien dosifica los contrastes.

Ofrendaré a mi Señor mi cuerpo y mi espíritu.

Daré mi vida antes que olvidar a mi Señor.

 

 

26

Todas las cosas son creadas por Dios.

El Amor es Su cuerpo.

No tiene forma ni cualidad ni decadencia.

Trata de unirte a Él.

Ese Dios indeterminado

toma millares de formas a los ojos de las criaturas:

es puro e indestructible.

Su forma es infinita e insondable.

Danza extasiado,

y Su danza describe mil formas vaporosas.

El cuerpo y el espíritu desbordan felicidad

cuando los toca Su gozo infinito.

Está inmerso en toda conciencia,

en todo júbilo, en todo dolor.

No tiene principio ni fin.

Contiénese entero en su Beatitud.

 

 

27

La misericordia de mi verdadero Maestro

es la que me ha dado a conocer lo desconocido.

Por Él sé caminar sin pies, ver sin ojos, oír sin orejas,

beber sin labios, volar sin alas.

En el país donde no hay ni sol, ni luna, ni noche, ni día, he amado y he meditado.

Sin comer, he saboreado la dulzura del néctar;

sin agua, he aplacado mi sed.

El gozo compartido es la plenitud del gozo.

¿Ante quién podría expresarse jamás?

 

Kabir dice:

Mi Maestro es más grande que los mundos,

e inmensa la buena ventura de su discípulo.

 

 

28

Ante lo incondicionado danza lo condicionado.

"Tú y yo no somos más que uno",

proclaman las trompetas.

El Maestro avanza y saluda a su discípulo:

tal es la mayor de las maravillas.

 

 

29

Gorakhmatte le pregunta a Kabir:

-Dime, ¡oh Kabir!, ¿cuándo comenzó tu vocación?

¿Dónde nació tu amor?

 

Kabir responde:

-Cuando Aquel, cuyas formas son múltiples,

aún no había empezado su representación;

cuando no había ni maestro ni discípulo;

cuando todavía no existía el mundo;

cuando el Uno supremo estaba solo,

entonces fue cuando me hice asceta;

entonces, ¡oh, Gorakh!

Brahma atrajo mi corazón hacia Él.

Cuando me instruí en la doctrina de los ascetas,

Brahma no estaba coronado, ni Vishnú ungido de rey,

ni había nacido aún la potencia de Shiva.

Fue en Benarés donde tuve una revelación repentina,

y Ramananda me iluminó.

Traía conmigo la sed del infinito,

he acudido a la cita de mi Dios.

Con toda simplicidad me uniré con la simple Unidad.

Y surgirá mi amor.

¡Marcha, oh, Gorakh, al ritmo de esa música!

 

 

30

Sobre ese árbol hay un ave;

danza en el gozo de la vida.

Nadie sabe dónde está.

¿Y quién podrá decir el estribillo de su canción?

Entre lo más espeso y sombrío del ramaje,

allí tiene su nido.

Viene de noche y echa a volar por la mañana.

Yo no la comprendo.

Nadie puede decirme qué ave es esa,

la que canta en mi alma.

Sus plumas no tienen color, ni dejan de tenerlo.

No tiene forma ni perfil. Se guarece a la sombra del amor.

Duerme en el seno de lo inaccesible,

de lo infinito y de lo eterno,

y nadie sabe cuándo echa a volar,

nadie sabe cuándo ha de volver.

 

Kabir dice:

Profundo es el misterio, ¡oh santo hermano!

Deja que los sabios descubran la morada del ave.

 

 

31

Día y noche me apesadumbra una cruel angustia

y no puedo dormir.

Suspiro pensando

en la cita que ha de darme mi Bienamado,

y ya no siento el placer de vivir en la casa paterna.

Las puertas del cielo están abiertas;

entro en el templo;

encuentro a mi Esposo,

y deposito a sus pies la ofrenda de mi cuerpo

y de mi espíritu.

 

 

32

¡Danza, corazón mío! Danza hoy de gozo.

Los cánticos de amor

llenan de música los días y las noches,

y el mundo vive atento a sus melodías.

Locas de júbilo, la vida y la muerte

danzan al ritmo de esa música.

Los montes, el océano y la tierra danzan.

Entre sollozos y carcajadas, la humanidad danza.

Tu Señor está en ti;

¿a qué abrir los ojos hacia el mundo exterior?

 

Kabir dice:

Óyeme, hermano mío:

mi Señor me ha arrebatado

y me ha unido a Él.

 

 

33

¿Cómo podría quebrarse el amor que nos une?

Cual hoja de loto reposando sobre el agua,

así eres tú, mi Señor, y yo soy tu esclavo.

Cual el ave nocturna contempla la luna en la noche,

así eres tú, mi Señor, y yo soy tu esclavo.

Desde el comienzo hasta el fin de los tiempos

está el amor entre Tú y yo.

¿Cómo podría extinguirse ese amor?

 

Kabir dice:

Cual el río penetra en el océano,

así mi corazón penetra en ti.

 

 

34

¡Tristes están mi espíritu y mi cuerpo!

Te necesitan.

Ven a mi casa, ¡oh mi Bienamado!

Cuando me llaman "tu prometida",

me avergüenzo de que mi corazón

aún no haya poseído tu corazón

¿Qué amor es pues este, amor mío?

No tengo hambre, no tengo sueño;

nunca hallo reposo, ni en Él ni fuera de Él.

Como el agua para el sediento,

así es el Novio para la novia.

¿Quién le llevará el mensaje a mi Bienamado?

Kabir está angustiado.

Agoniza de no haberlo visto.

 

 

35

¡Despierta, oh amiga, no duermas más!

Se acabó la noche; ¿quieres perder también la jornada?

Otras que despertaron a tiempo ya recibieron sus joyas.

Todo lo perdiste tú, ¡oh loca!, durante el sueño.

Tu Amado es prudente, y tú insensata, ¡oh mujer!

nunca preparaste el lecho de tu esposo.

Te pasaste los días en inútiles juegos.

Tu juventud se ha marchitado en vano,

puesto que no has conocido a tu Señor.

¡Despierta, despiértate!

Mira: tu lecho está vacío.

Durante la noche Él te ha abandonado.

 

Kabir dice:

Sólo despierta aquella cuyo corazón

está traspasado por las flechas de su palabra.

 

 

36

Cuando el sol brilla, ¿dónde está la noche?

Y es de noche cuando el sol ha retirado su luz.

Donde hay conocimiento, ¿puede persistir la ignorancia?

Y si hay ignorancia, el conocimiento debe perecer.

Si hay lujuria, ¿cómo puede haber amor?

Donde está el amor no existe la lujuria.

Empuña la espada y corre a la batalla.

Combate, ¡oh hermano!, mientras dure tu vida.

Corta la cabeza de tu enemigo,

para darle así una muerte rápida.

Vuélvete luego,

para inclinar la frente ante el triunfo de tu Rey.

El hombre valiente no abandona jamás el combate;

el que huye no es un verdadero combatiente.

En el coto cerrado de nuestro cuerpo

se libra una gran guerra contra las pasiones,

la cólera, el orgullo, y la envidia.

Donde más arrecia la batalla es en el Reino de la Verdad,

del contentamiento y de la pureza,

y la espada más activa es la tizona que lleva su nombre.

 

Kabir dice:

Cuando un valeroso caballero entra en lucha,

la multitud de los cobardes se pone en fuga.

Denodado y áspero combate el que libra

aquel que busca la Verdad.

Su voto es más difícil de cumplir que el del guerrero

o el de la viuda que quiere reunirse con su esposo.

Pues el guerrero combate durante unas horas,

y la lucha de la vida con la muerte concluye muy pronto.

Pero la batalla de aquel que busca la Verdad

prosigue día y noche,

y no cesa mientras dura su vida.

 

 

37

La cerradura del error cierra la cancela:

ábrela con la llave del amor.

Al abrir la puerta, despertarás al Bienamado.

 

Kabir dice:

No pases, ¡oh hermano!,

sin aprovechar tan buena ventura.

 

 

38

El cuerpo, ¡oh amigo!, es Su lira.

Tiende las cuerdas y hace sonar la melodía de Brahma.

Si las clavijas se aflojan o las cuerdas se rompen,

entonces, instrumento de polvo,

vuelve el cuerpo al polvo.

 

Kabir dice:

Sólo Brahma y ningún otro

puede crear semejantes melodías.

 

 

39

Amo muy de veras

a quien puede devolver su hogar al viajero extraviado.

En el hogar está la verdadera unión,

en el hogar está la dicha de la vida.

¿Por qué abandonar mi hogar,

para andar errante por el bosque?

Si Brahma me hace alcanzar la verdad,

hallaré en el hogar la servidumbre

y la libertad a un tiempo.

Amo a quien tiene el poder

de hundirse profundamente en el seno de Brahma,

a quien posee la facultad de sumirse en contemplación.

Amo a quien conoce a Brahma

y puede quedarse en meditación

sobre su suprema Verdad.

Amo a quien puede ejecutar la melodía del infinito,

uniendo en su vida el amor y el sacrificio.

 

Kabir dice:

El hogar es la morada verdadera;

en el hogar está lo real,

el hogar hace que alcancemos a Aquel que es realidad.

Quédate, pues, donde estás,

y todo lo tendrás a su tiempo.

 

 

40

Nada mejor, ¡oh, santo hombre!,

que unirse simplemente a Él.

Desde el día en que hallé a mi Dios,

los juegos de nuestro amor ya no han cesado.

No cierro los ojos, no tapo mis oídos,

miro con los ojos muy abiertos, sonrío,

y por doquiera contemplo Su hermosura.

Murmuro su nombre, y todo cuanto veo me habla de Él.

Todos mis actos constituyen un culto que rindo a mi Dios.

La aurora y el crepúsculo me parecen iguales.

Las contradicciones ya no existen para mí.

Por doquiera que voy, en Él me afano.

Todo cuanto hago, lo hago en Su servicio.

Al acostarme me prosterno a Sus pies.

Sólo Él es adorable a mis ojos; no conozco otro.

De mi boca ya no salen palabras impuras.

Día y noche canto Sus alabanzas.

De pie o sentado, no puedo olvidarlo,

porque el ritmo de Su canción

lo llevo en mis oídos.

 

Kabir dice:

Un gozo frenético abrasa mi corazón,

y descubre todos los misterios ocultos en mi alma.

Estoy sumergido en una inmensa felicidad,

que supera toda alegría y todo dolor.

 

 

41

En los baños sagrados no hay más que agua,

y sé de su ineficacia, pues me he bañado en ellos.

Las sagradas imágenes carecen de vida,

no pueden hablar;

lo sé, puesto que las he convocado a gritos.

Los Puranas y el Corán no son más que palabras;

aparté el velo y lo vi.

 

Kabir deja que hable la experiencia;

todo el resto es mentira,

lo sabe muy bien.

 

 

42

Me río cuando oigo decir

que el pez tiene sed en el agua.

No alcanzas a ver que lo real está en tu hogar,

y andas errante de bosque en bosque.

¡En ti está la Verdad!

Donde quiera que vayas, a Benarés o a Mathura,

si no encuentras tu alma,

el mundo no tendrá realidad para ti.

 

 

43

El pendón oculto se halla izado

en el templo del cielo.

Allí se despliega el baldaquín azul,

adornado de luna y constelado de brillantes.

Allí brillan la luz del sol y de la luna.

Sosiégate, alma,

y contempla ese esplendor en silencio.

 

Kabir dice:

Quien bebe de ese néctar cae en el delirio.

 

 

44

¿Quién eres? ¿Y de dónde vienes?

¿Dónde reside el Espíritu Supremo,

y cómo puede mezclarse

en todos los juegos de la Creación?

El fuego está en la madera;

pero ¿quién lo despierta de súbito?

La madera conviértese en cenizas,

¿y adónde va la fuerza del fuego?

El verdadero Maestro nos enseña

que el Espíritu no tiene límites ni fin.

 

Kabir dice:

Brahma adapta su palabra

a la inteligencia de sus oyentes.

 

 

45

¡Oh, santo!, purifica tu cuerpo

con toda simplicidad.

Como el grano está en el bananero,

como las flores, los frutos

y la sombra de las hojas están en el grano,

así el germen está en el cuerpo,

y en ese germen el cuerpo se encuentra a sí mismo.

El fuego, el aire, el agua, la tierra y el éter

no están fuera de Él.

Considera esto, ¡oh Kazi, oh Pundit!

¿Qué cosa hay que no esté en nuestra alma?

El cántaro lleno de agua flota en el agua,

contiene agua y está rodeado de agua.

No hay que darle a esto nombre alguno,

no vaya a despertarse el error del dualismo.

 

Kabir dice:

Escucha la palabra, la verdadera, que es tu esencia;

Él se dice la palabra a Sí mismo,

y Él mismo es el Creador.

 

 

46

Es un árbol extraño;

crece sin raíces, y lleva frutos sin haber dado flores.

No tiene ramas ni hojas; es un loto puro.

En él cantan dos aves:

una es el Maestro, la otra su discípulo.

El discípulo escoge los abundantes frutos de la vida

y los saborea;

el Maestro lo contempla gozoso.

 

Lo que Kabir dice es difícil de comprender:

El ave no puede ser alcanzada

aunque resulta claramente visible.

El que no tiene forma está en el seno de todas las formas.

 

 

47

He aplacado la angustia de mi alma

y mi corazón se regocija.

En el estado en que estoy, he visto al Supremo Camarada.

Permaneciendo esclavo, me liberé;

me desprendí de las garras de toda mezquindad.

 

Kabir dice:

Alcancé lo inaccesible,

y en mi corazón tornasolan los colores del amor.

 

 

48

Lo que tú ves no existe,

y para lo que existe no tienes palabras.

A menos de ver, no crees;

lo que te dicen no puedes admitirlo.

Quien tiene discernimiento aprende por las palabras,

y el ignorante se queda con la boca abierta.

Algunos contemplan lo Informe

y otros meditan sobre la forma;

pero el sabio entiende

que Brahma está por encima de ambos.

La hermosura de Brahma no puede verse con los ojos.

La vibración de su palabra no puede llegar hasta el oído.

 

Kabir dice:

Aquel que ha encontrado a la vez el amor y el sacrificio

no se abisma jamás en la muerte.

 

 

49

La flauta del Infinito toca sin jamás interrumpirse,

y canta Su amor.

Cuando el Amor renuncia a todo límite,

alcanza la Verdad.

¡Cuán lejos se esparce su perfume!

No tiene fin; ningún obstáculo se le opone.

La forma de su melodía

brilla como un millón de soles.

La vina hace vibrar incomparablemente

las notas de la verdad.

 

 

50

¡Me acucia, caro amigo, encontrar a mi Bienamado!

Mi juventud ha florecido,

y el dolor de verme separada de Él me oprime el seno.

Yerro sin rumbo por los senderos del saber,

aunque he recibido noticias Suyas

a través de esos senderos.

Tengo una carta de mi Bienamado;

en esa carta hay un mensaje inefable,

y ahora ya no le temo a la muerte.

Kabir dice:

¡Oh, mi caro amigo! He recibido como presente

al único Inmortal.

 

 

51

Cuando estoy separada de mi Bienamado

mi corazón se llena de tristeza.

Ningún reposo durante el día,

ningún sueño durante la noche.

¿A quién confiaré mis penas?

La noche es oscura.

Las horas transcurren sin que Él vuelva.

La ausencia de mi Señor

hace que me estremezca y tiemble de miedo.

 

Kabir dice:

¡Oyeme, amiga mía!

No hay júbilo como el de encontrar al Bienamado.

 

 

52

¿Qué flauta es esa cuya música me llena de alegría?

La llama arde sin lámpara.

El loto florece sin raíces.

Las flores se abren en los claustros.

El ave nocturna vuela hacia la luna.

El ave de lluvia apetece la lluvia.

Pero, ¿a qué amor consagra su vida el eternal Amante?

 

 

53

¿No has oído los acordes de la misteriosa música?

En medio de la cámara suena,

gentil y dulcemente pulsada,

el arpa de la dicha.

No hay que salir para escucharla.

Si no has saboreado el néctar del Único Amor,

¿de qué servirá purificarte de toda mancha?

El kazi investiga el sentido de los versículos del Corán

e instruye a los hombres;

pero si su corazón no está anegado en el amor divino,

¿de qué le servirá ser maestro?

El yogui tiñe de rojo sus vestiduras;

pero si no conoce los colores del amor,

¿de qué le servirá el color de sus vestidos?

 

Kabir dice:

Ya esté en el templo o en el balcón de mi morada,

en un campo o en un jardín de flores,

os digo, en verdad,

que en todo momento mi Señor se deleita conmigo.

 

 

54

¡Sutil es el sendero del amor!

No hay en él preguntas ni silencios;

toda criatura se aniquila a sus pies,

se hunde en el gozo de buscarlo a Él,

se sumerge en las profundidades de su amor,

como el pez en el agua.

El enamorado siempre está dispuesto

a ofrecer su vida en servicio de su Señor.

Kabir revela el secreto de ese amor.

 

 

55

Es verdadero Santo

aquel que puede revelar a ojos humanos

la forma de lo informe.

Es verdadero Santo

aquel que enseña el camino simple

que ha de seguirse para alcanzarlo a Él,

sin ocuparse de ritos ni de ceremonias.

Es verdadero Santo

aquel que no te hace cerrar las puertas,

ni retener el aliento,

ni renunciar al mundo;

el que te hace ver al Espíritu Supremo

doquiera haya inteligencia;

el que te enseña a conservar la calma

en medio de la actividad.

Inmerso para siempre en la felicidad,

y sin temor alguno en el corazón,

el Santo mantiene, en medio de los placeres,

la armonía de su vida.

La infinita presencia del Ser infinito está en todas partes:

en la tierra, en el agua, en el cielo, en el aire.

Tan firme como el trueno, la sede del buscador

se halla establecida por sobre el vacío del espacio.

El que está en el interior está en el exterior.

Lo veo a Él, y a ningún otro.

 

 

56

Recibe la palabra de donde surgió el universo.

Esta palabra es: Maestro.

La he escuchado y me he convertido en discípulo.

¿Cuántos son los que han comprendido esta palabra?

Trata tú de comprenderla, ¡oh, Santo!

Los Vedas y los Puranas la proclaman.

El mundo se asienta en ella.

Los rishis y los devotos la dicen,

pero nadie conoce su misterio.

El padre de familia abandona su hogar cuando la escucha.

Los seis filósofos la comentan.

El espíritu de renunciación emana de ella.

De esa palabra nació el mundo de las formas.

Esa palabra lo revela todo.

 

Kabir dice:

¡Pero quién sabe de dónde viene esa palabra!

 

 

57

¡Vacía la copa!

¡Embriágate!

¡Bebe el divino néctar de Su nombre!

 

Kabir dice:

Óyeme, querido Sadhu:

desde la coronilla a la planta de los pies,

el hombre está envenenado por la inteligencia.

 

58

Si no conoces a tu propio Señor,

¿de qué te enorgulleces?

Renuncia a toda elocuencia;

jamás te unirán a Él las simples palabras.

No te dejes engañar por el testimonio de las Escrituras.

El amor difiere mucho de la letra,

y el que con toda sinceridad lo busca, lo encuentra.

 

 

59

La dulzura de vagar

sobre el océano de la vida inmortal,

me ha liberado de todo vano parloteo.

Como el árbol está en el grano,

todos los males están en la charlatanería.

 

 

60

Cuando al fin hayas encontrado

el océano de la felicidad,

no te vayas sediento.

Vuelve en ti y no seas loco;

la muerte te acecha.

Aquí tienes, ante ti, el agua pura.

Bébela hasta saciarte.

No persigas el espejismo;

ten sed de néctar.

Dhruva, Prahlad y Shukadeva bebieron de él.

Raidas lo probó.

Los santos se embriagan de amor, tienen sed de amor.

 

Kabir dice:

Escucha, hermano mío:

la guarida del miedo se ha desplomado.

Ni por un instante miraste al mundo frente a frente.

Con la falsedad tejes tu esclavitud;

tus palabras están llenas de engaños.

Con el fardo de deseos que llevas en la cabeza,

¿cómo podrías andar ligero?

 

Kabir repite:

Guarda en ti la verdad,

el espíritu de sacrificio y el amor.

 

 

61

¿Quién le ha enseñado a la viuda

a dejar consumir su cuerpo

sobre la hoguera de su esposo difunto?

¿Y quién le ha enseñado al amor

a encontrar su felicidad en el sacrificio?

 

 

62

¿Por qué, corazón mío, eres tan impaciente?

Aquel que vela por las aves,

por las bestezuelas y los insectos,

Aquel que cuidaba de ti

cuando todavía estabas en el seno de tu madre,

¿dejará de protegerte ahora que ya saliste de él?

¿Cómo puedes, ¡oh corazón mío!,

apartarte de la sonrisa de tu Dios,

y andar errante, tan lejos de Él?

Abandonaste a tu Bienamado para pensar en futilezas,

¿y te asombras de la banalidad de tu obra?

 

 

63

¡Cuán difícil me es encontrar a mi Señor!

El pájaro de lluvia, alterado,

llama a la lluvia a grandes gritos.

Morirá en la espera,

antes que beber de otra agua.

Atraído por los sones de la música,

la cervatilla se acerca;

arriesga la vida para escucharlos;

pero el temor no la hace retroceder.

La viuda se queda sentada junto al cuerpo de su esposo;

el fuego no le da miedo.

¡No sientas temor alguno

por esa miseria que es tu cuerpo!

 

 

64

Cuando ya me extraviaba, ¡oh, hermano!,

el verdadero Maestro me enseñó el camino.

Entonces dejé los ritos y las ceremonias,

ya no volví a sumergirme en las aguas sagradas.

Comprendí que sólo yo era el loco,

que todo el mundo a mi alrededor estaba cuerdo

y que yo era motivo de escándalo y de befa.

A partir de ese día

ya no ruedo por el polvo en señal de obediencia;

ya no toco la campana del templo;

ya no coloco ningún ídolo en su trono;

ya no pongo flores ante las imágenes

en signo de adoración.

Lo que le place al Señor no son las austeridades

ni las mortificaciones de la carne.

No le eres grato porque andes casi en cueros

y mortifiques tus sentidos.

El hombre bueno y leal, que permanece sereno

en medio de la agitación del mundo,

el que ama como a sí mismo

a todas las criaturas de la tierra,

ese hombre alcanza al Ser Inmortal,

y el verdadero Dios está con él.

 

Kabir dice:

Aquel cuyas palabras son puras

y que no tiene orgullo ni envidia,

conoce Su verdadero Nombre.

 

 

65

El asceta tiñe sus vestiduras,

en lugar de teñirse el alma con los colores del amor.

Permanece sentado en el templo,

abandonando a Brahma

para adorar una piedra;

se agujerea las orejas,

lleva una larga barba y sórdidos andrajos;

parece un chivo.

Anda por el desierto yugulándose el deseo,

y acaba pareciéndose al eunuco.

Se rapa la cabeza y tiñe sus vestidos;

lee el Gita y se convierte en un charlatán.

 

Kabir dice:

Tú, que obras como él,

marchas hacia las puertas de la muerte,

atado de pies y manos.

 

 

66

No sabe cuál es su Dios,

el mullah grita hacia Él.

¿Por qué? ¿Está sordo el Señor?

Pues bien que oye resonar

hasta las sutiles articulaciones del insecto que marcha...

Reza tu rosario;

píntate en la frente la cifra de tu Dios;

envuélvete en andrajos manchados y vistosos...

Si en tu corazón hay un arma de muerte,

¿cómo podrás poseer a Dios?

 

 

67

Cuando escucho la melodía de su flauta,

ya no soy dueño de mí.

La flor se abre sin que la primavera haya llegado,

y ya la abeja ha recibido su perfumado mensaje.

Retumba el trueno, fulgen los relámpagos;

en mi corazón saltan las olas.

Cae la lluvia y mi alma languidece pensando en mi Señor.

Allí donde el ritmo del mundo nace y muere a la vez,

allí es donde mi corazón lo alcanza.

Allí flotan al viento los pendones ocultos.

 

Kabir dice:

Mi corazón se muere de vivir.

 

 

68

Si Dios está en la mezquita,

¿a quién pertenece el mundo?

Si Rama, ¡oh peregrino!, está en la imagen que tú adoras,

¿qué ocurre allí donde no hay imágenes?

Hari está en Oriente, Alá en Occidente.

Mírate el corazón,

y allí encontrarás a la vez a Karim y a Rama.

Todos los hombres y todas las mujeres del mundo

son sus formas vivientes.

 

Kabir es el hijo de Alá y de Rama.

Él es mi Maestro; Él es mi mentor espiritual.

 

 

69

Aquel que es modesto y se conforma con su suerte,

aquel que es justo,

aquel cuyo espíritu está henchido de resignación y de paz,

aquel que lo ha visto y lo ha tocado

es el que se halla libre de temor y de angustia.

Para él, la idea de Dios

es como un ungüento de sándalo

esparcido por la piel.

Para él no hay otro goce que esa idea.

Una bella armonía rige

su trabajo y su reposo;

de él emana un resplandor de amores.

 

Kabir dice:

Toca los pies de Aquel que es uno,

indivisible, inmutable, apacible;

de Aquel que llena de desbordante alegría

los vasos terrestres,

y cuya forma es el amor.

 

 

70

Reúnete con los buenos,

donde el Bienamado tiene su morada.

Aprende de ellos todas sus ideas,

todo su amor y todo su saber.

¡Redúzcase a cenizas la asamblea

en que Su Nombre no sea pronunciado!

No vaciles más; piensa sólo en el Bienamado.

Que tu corazón no adore a otros dioses.

No es bueno adorar a otros dueños.

 

Kabir reflexiona y dice:

Si obras de otro modo,

jamás encontrarás al Bienamado.

 

 

71

La joya se ha perdido en el fango

y todos quieren encontrarla.

Estos la buscan por un lado, aquellos por otro;

algunos la ven en el agua, otros entre las piedras.

Pero el discípulo Kabir,

que la aprecia en su verdadero valor,

la ha envuelto cuidadosamente en su corazón,

como en los pliegues de su manto.

 

 

72

El palanquín ha venido por mí

para llevarme a la morada de mi esposo;

un temblor de felicidad me agita el corazón.

Mas los portadores me han conducido

a un bosque solitario donde no conozco a nadie.

Beso suplicante vuestros pies, ¡oh portadores!

Aguardad un momento todavía.

Dejadme volver a casa de mis padres y de mis amigos

para despedirme de ellos.

 

El discípulo Kabir canta:

Abandona tus ventas y tus compras, ¡oh santo!

Deja tus beneficios y tus pérdidas,

pues no hay tiendas ni mercados

en el país adonde te encaminas.

 

 

73

No conoces, ¡oh corazón mío!,

todos los secretos de esta ciudad del amor.

Ignorante viniste, ignorante te vas.

¿Qué hiciste de esta vida?

¡Oh, amigo mío!

Cargaste sobre tu cabeza un pesado fardo de piedras;

¿quién te aliviará de esa carga?

Tu Amigo se encuentra en la otra orilla,

y nunca me me preguntas

cómo podrías llegar hasta su encuentro.

El barco se ha roto,

mientras tú sigues sentado en el banco,

sin avanzar, y a merced del oleaje.

¿A quién tendrás al final por Amigo?,

te pregunta el servidor Kabir.

Estás solo, sin compañeros,

y así habrás de soportar las consecuencias de tus actos.

 

 

74

Los Vedas dicen que lo incondicionado

está por encima del mundo de las condiciones.

¿Qué ganas, ¡oh mujer!,

con discutir si Él está por encima de todo

o si está en todo?

Brahma se te revelará día y noche, vestido de luz,

sentado en un trono de luz.

 

Kabir dice:

El verdadero Maestro es todo luz.

 

 

75

¡Abre tus ojos de enamorado y contémplalo a Él,

que reina en el universo!

Considera el universo y persuádete de que ese es tu país.

Cuando hayas encontrado a tu verdadero Maestro,

Él despertará tu corazón.

Él te dirá los secretos del amor y del sacrificio,

y conocerás entonces que Él sobrepasa al universo.

Ese mundo es la ciudad de la Verdad;

el laberinto de sus senderos fascina el corazón.

Podemos alcanzar la meta sin cruzar la ruta,

en un deporte que no acaba jamás.

Allí donde el círculo de los múltiples goces

danza en torno del Creador,

allí están los juegos de la eterna felicidad.

Cuando los conozcamos,

concluirá el ciclo de todas nuestras aceptaciones

y renunciamientos.

Entonces dejará de quemarnos

la llama de la concupiscencia.

Es el reposo último y sin límite.

Él ha extendido sobre el mundo entero

las formas de Su amor.

Del resplandor, que es Verdad,

surgen perpetuamente las ondas de las formas nuevas,

y Él penetra esas formas.

Todos los jardines, todos los boscajes,

todas las masas de vegetación están pobladas de flores,

y el aire juguetea con ellas.

Allí el cisne juega un juego maravilloso.

Allí los sones de la misteriosa música giran

en torno de la infinita Unidad.

Allí brilla, en el punto central,

el trono de Aquel que contiene todas las cosas,

donde el Gran Ser tiene su sede.

La luz de millones de soles se desvanece, confusa,

ante el esplendor de uno solo de sus cabellos.

Por el camino, ¡qué dulces melodías hace oír el arpa!

Sus notas traspasan el corazón.

La eterna fontana de vida deja correr su chorro

donde juegan, sin fin, el nacer y el morir.

Y se llama nada Aquel que es la Verdad de las verdades,

Aquel en quien están contenidas todas las verdades.

 

 

76

En Él se perpetúa la creación, superior a toda filosofía,

y que ningún saber podría concebir.

Hay un mundo sin fin, ¡oh, hermano mío!,

y hay el Ser sin nombre,

de quien sólo puede hablarse en silencio.

El mundo ilimitado sólo es conocido

de aquel que lo alcanzó.

Es muy otro de cuanto se ha dicho y escuchado.

Ni formas, ni cuerpo, ni extensión, ni aliento

existen en él.

¿Cómo podría decirte lo que es?

Está en el camino de lo infinito,

sobre el que desciende la gracia del Señor,

y el que lo alcanza queda liberado de nacer y de morir.

 

Kabir dice:

Estos sentimientos no pueden expresarse

con palabras de la boca,

como tampoco pueden escribirse en el papel.

 

 

78

Kabir dice:

¡Oh Sadhu! Escucha mis inmortales palabras.

Si quieres tu bien, presta mucha atención:

te has separado del Creador, de quien tú has nacido;

has perdido la razón;

has merecido la muerte.

Todas las doctrinas, todas las enseñanzas, vienen de Él;

en Él se regocijan.

Tenlo por cierto y no tengas miedo.

¡Deja que te dé noticias de esta gran verdad!

¿Qué nombre salmodias? ¿En qué meditas?

¡Sal de semejante laberinto!

Él está en el corazón de todas las cosas.

¿Por qué refugiarte en una vana desolación?

Si colocas al Maestro lejos de ti,

lo único que honras es su alejamiento.

Si realmente el Maestro está lejos,

¿qué es lo que creó este mundo?

Por no creer que Él esté aquí andas errante,

cada vez más lejos, y lo buscas en vano y entre lágrimas.

Allí donde Él está lejos, no se lo puede alcanzar;

donde está cerca, Él es la verdadera felicidad.

Temeroso de que su servidor sufra,

Él lo penetra profundamente.

Conócete, pues, ¡oh Sadhu!,

pues Él está en ti desde la coronilla hasta los pies.

Canta de alegría,

y afiánzate inquebrantable en tu corazón.

 

 

79

No soy ni piadoso ni ateo.

No vivo según los mandamientos ni según mi corazón.

Ni hablo ni escucho.

No soy libre ni prisionero.

No tengo afecciones ni desafecciones.

No estoy lejos de nadie, no estoy cerca de nadie.

No iré al infierno ni al cielo.

Me afano por todo aunque estoy ausente de todo afán.

Pocos me comprenden;

que Aquel que me entiende halle la paz.

Kabir no trata jamás de crear ni de destruir.

 

 

80

El verdadero Nombre no se parece a ningún otro.

Distinguir entre lo condicionado y lo incondicionado

no es más que cuestión de palabras.

Lo incondicionado es el grano,

lo condicionado es la flor y el fruto.

El saber es la rama, el Nombre la raíz.

Busca la raíz. Serás feliz cuando la encuentres.

La raíz te llevará a la rama, a la hoja, a la flor y al fruto.

Será tu encuentro con el Señor,

será la realización de tu gozo;

será la reconciliación

de lo condicionado y lo incondicionado.

 

 

81

En el principio

Él estaba solo y se bastaba a sí mismo.

No había entonces ni comienzo, ni medio, ni fin.

No había ojos, ni noche, ni día.

No había tierra, ni aire, ni cielo, ni fuego, ni agua,

ni ríos como el Ganges y el Jumna,

ni mares, ni océanos, ni olas.

No había vicios ni virtudes,

ni libros sagrados como los Vedas, los Puranas o el Corán.

 

Kabir reflexiona y dice:

Todo era entonces silencio y paz.

El Ser Supremo

permanecía inmerso en el seno profundo de sí mismo.

El Dueño no come, no bebe, ni vive, ni muere.

No tiene forma, ni color, ni vestido.

No pertenece a un clan, ni a una casta, ni a nada...

¿Cómo podría yo describir su gloria?

No tiene forma y, sin embargo, no está sin formas.

No tiene nombre.

Carece de color y no es incoloro.

No tiene morada.

 

 

82

Kabir medita y dice:

Él, que no tiene casta ni país, ni forma, ni cualidad,

llena el espacio.

El Creador ha puesto en el Ser el juego de la dicha,

y de la palabra "Om" nació la creación.

La tierra es su gozo, su gozo es el cielo.

Su gozo es el esplendor del sol y de la luna.

Su gozo es el comienzo, el medio y el fin.

Su gozo es visión, sombra y luz.

Los océanos y las olas son su gozo.

Su gozo, las Saraswati, el Jumna y el Ganges.

El Dueño es uno:

vida y muerte, unión y separación,

son los juegos de su gozo.

Sus juegos son el sol, el agua y el universo entero.

Sus juegos, la tierra y el cielo.

En el juego se desarrolla la creación;

en el juego se establece.

 

El mundo entero, dice Kabir,

reposa sobre su juego,

pero el jugador permanece desconocido.

 

 

83

El arpa difunde una suave música

y la danza continúa sin danzantes.

La música se toca sin tañerla;

se escucha sin oídos, pues Él es el oído y el escucha.

La puerta está cerrada,

pero el incienso está en el interior y nadie ve la cita.

El sabio comprende estas palabras.

 

 

84

El Mendigo mendiga, pero no alcanzo a verlo.

¿Qué le pediré al Mendigo?

Me da sin que yo le pida nada.

 

Kabir dice:

Soy suyo, y dejo que se cumpla el destino.

 

 

85

Mi corazón reclama la morada de mi Bienamado.

A la que pierde la ciudad de su esposo,

igual le da el gran camino que el abrigo de un techo.

Mi corazón de nada se alegra;

mi espíritu y mi cuerpo divagan sin cesar.

Su palacio tiene un millón de puertas;

pero entre Él y yo media un vasto océano.

¿Cómo lo cruzaré?

No tiene fin, ¡oh amigo!, la extensión de esa ruta.

¡Qué maravillosa obra es esa lira!

Bien templada, arrebata el corazón;

pero rotas las clavijas o distendidas las cuerdas,

ya no interesa a nadie.

Les digo, riendo, a mis padres:

"Es preciso

que vaya a ver esta misma mañana a mi Señor".

Ellos se encolerizan, no quieren dejarme ir y dicen:

"Esta criatura cree

haber adquirido tan gran dominio sobre su Esposo,

como para obtener de Él todo cuanto quiere;

de ahí su impaciencia por encontrar a su Señor.

Ahora, querido amigo, alza ligeramente mi velo,

que esta es mi noche de amor.

 

Kabir dice:

¡Escúchame! Mi corazón está impaciente

por encontrar a mi Bienamado;

permanezco en mi lecho, sin sueño.

Acuérdate de mí, cuando despunte el alba.

 

 

86

Sirve a tu Dios,

presente en este templo que es la vida.

No seas loco,

pues las sombras de la noche pronto se espesan.

Me ha esperado durante la eternidad de las edades;

por amor a mí, El ha perdido su corazón.

¡Y yo ignoraba la felicidad que tan cerca tenía!

Mi amor aún no se había despertado.

Pero ahora mi amante me ha dado a conocer

el sentido de los sones que percibieron mis oídos.

Ahora he realizado mi felicidad.

 

Kabir dice:

¡Contempla cuán grande es mi ventura!

¡He recibido la infinita caricia de mi Bienamado!

 

 

87

La tormenta se acumula en el cielo.

Escucha la honda voz de su fragor.

La lluvia viene del Oriente

y murmura su monótono plañir.

Presta atención a tus cercados,

para que la lluvia no los invada y los arrase.

Prepara el suelo de la liberación,

y deja que sólo se ahoguen bajo la tormenta

los parásitos del amor y del sacrificio.

Sólo el labrador precavido

podrá festejar el fin de la cosecha.

Sólo él podrá llenar de grano sus vasijas

y alimentar a los sabios y a los santos.

 

 

88

Este día me es caro entre todos los días,

porque hoy mi Señor bienamado es huésped de mi casa.

Mi cámara y mi corazón resplandecen con Su presencia.

Mis ardientes deseos cantan Su nombre

y se pierden en Su infinita belleza.

Lavo Sus pies, contemplo Su rostro,

y ante Él me prosterno,

llevándole como ofrendas mi cuerpo, mi alma

y todo cuanto tengo.

¡Qué día de felicidad es este en que mi Bienamado,

mi tesoro, viene a mi casa!

Todos los malos pensamientos

huyen volando de mi corazón cuando diviso a mi Señor.

Mi amor lo ha conmovido,

mi corazón languidece por Su nombre, que es la Verdad.

Así canta Kabir, el servidor de todos sus servidores.

 

 

89

¿Qué sabio podría escuchar

la música solemne que se eleva hacia el cielo?

El es la fuente de toda música;

Él llena con ese surtidor, hasta los bordes,

todos los vasos humanos,

permaneciendo desbordante Él mismo.

Aquel que vive corporalmente

siempre está sediento,

porque el objeto de sus afanes es imperfecto,

aunque siempre surgen en él,

y cada vez más hondas, estas palabras,

donde van fusionados el amor y el sacrificio:

"Él es esto; esto es Él".

 

Kabir dice:

Esas son, ¡oh, hermano!, las palabras supremas.

 

 

90

¿Adónde iré,

que aprenda a conocer a mi Bienamado?

Kabir dice:

Jamás hallarás el bosque si no conoces el árbol;

jamás lo encontrarás si lo buscas en las abstracciones.

Tomado de:

http://amediavoz.com/kabir.htm

No hay comentarios.:

Publicar un comentario