domingo, 19 de mayo de 2024

POEMAS DE JULIO CASAL MUÑOZ

 

HACIA EL AZUL PERDIDO

 

 

Noche profunda de encendido cielo

con mágicas estrellas que me llaman,

voces ocultas dentro de mí claman

pregonando el retorno en alto vuelo.

 

Las cumbres de mi ser niveas de hielo,

inmóviles mis águilas derraman

su mirada profunda, que reclaman

los audaces abismos ya sin velo.

 

Columnas de mi amor amanecido,

nieva en mis tierras al arder su invierno.

Esperas del no ser enmudecido.

 

Algas cubren mi rostro dolorido.

 

Acaso hay algo mío que es eterno:

¡Buscan mis alas el azul perdido!

 

 

AGUAS PROFUNDAS

 

 

Yo siento mis raíces hundirse entre las aguas,

un sabor mineral surgir en mis entrañas.

 

Yo vengo de los ríos por cauces subconcientes

y abriéndose en la primera fuente,

corre por las laderas de mi mundo interior

arrastrando en su limo la torre de los tiempos.

 

Y veo nuevos ángeles profusamente abriendo

espacios en mi sangre.

 

Y me traen el mensaje de antiguas profecías

que dejan en mi mente solemnes dignidades,

aquellas que trasmiten las fuerzas milenarias

generosamente a todas las edades.

 

Y sueño con las artes creadoras de armonía

que unen lo existente.

 

Como si en mí sufriera el destino del hombre

y la sed de absoluto y el dolor de lo efímero.

 

¡En mis manos aún hay llantos de memoria!

 

Son frutos de esta tierra que trabajan mis manos,

la de todos los hombres que siento como hermanos,

cuando la luz inunda los surcos de mi frente.

 

Más allá de la siembra que recoge la historia.

 

 

RENACER

 

 

Como en el fruto pleno la semilla

perdurando en el mar de lo viviente.

 

El ser del existir está presente

y en el pensar del hombre maravilla.

 

Más allá de las sombras, en la orilla

de la mística luz hay una fuente.

 

Al volcarse en las grietas de la frente

abriendo surcos cual potente quilla.

 

Nos mira el Absoluto en alta llama.

 

La Nada a sus abismos nos reclama.

Hunde el hombre sus sienes en la historia.

 

Mientras su herida de despojos clama

el llanto acude y renaciendo, ama

si el agua eterna alienta en su memoria.

 

 

POEMA METAFISICO

 

 

No sé como explicarlo.

 

•—Pero acaso—

es así como somos.

 

Por milagro.!

 

Un instante del cosmos

con conciencia.

 

Dios se mira quizás

por los ojos humanos!

 

Su cuerpo redivivo

entre formas eternas

que apenas sospechamos.

 

Un continuo fluir

un devenir incesante.

 

Nadie responde

 

—Las preguntas del Hombre—

Todo es silencio!

 

 

EL FILOSOFO HA MUERTO

 

 

a Vas Ferreira

 

 

Y no tiembla en su sombra, que despierto

conoce la actitud del rostro vivo,

cuando a solas pensaba, recio, altivo.

No encontrará el ruiseñor su huerto.

 

En este atardecer la alondra llora.

 

Ya no sueñan el río ni la piedra,

la noche al infinito da su hiedra.

Serenamente, el campanario ora.

 

El filósofo ha muerto, de sus sienes

brota un enjambre de profundos bienes.

Torres de luz para su fe perdida!

 

¿Arcángeles le dan la bienvenida?

 

O acaso le recibe, amanecida

abriéndose en amor la tierra viva!

 

 

AQUEL EXTRAÑO CAMINO

 

 

No conocía el camino y el paisaje

era tan familiar. ¿Sueño o realidad?

 

Iba sólo entre los árboles,

 

más allá de los puertos

 

veía rostros extraños tan ajenos.

 

Sin huella de mis pasos

 

iba por un camino ignoto, como éste

 

que ahora sostiene mis pies

 

sobre la tierra.

 

Y los rostros que veo y me circundan

me hacen sentir de nuevo

cordial y familiar y encienden

sus acentos grillos inquietos

en mis ojos y oídos.

 

Así andaré un día, por extraño camino.

 

Perdido entre los sueños

 

y la muerte. Entonces ya no sabré

 

si es sueño o realidad

 

cuando regrese a la lejana fuente

 

y beba el agua clara,

 

más allá, en donde se confunden

 

el espacio y el tiempo.

 

 

HOY RETORNAS PADRE MIO

 

 

a Julio J. Casal

 

 

Sobre los altos pinos tu silencio,

vienes a mí cual ruiseñor del cielo.

 

Entre la fina lluvia ha regresado

tu mano generosa sobre el campo.

 

Poeta ¿a quién abrirás tu canto?

 

•si retornas desde el humilde grillo

sobre el charco. Para que oiga el labriego

y tu voz encienda el árbol, que tú amaste

como hermanos.

 

Cuando nos dejaste solos en esta tierra dolida

desgarrado el corazón que sufría

palpitando, no quería continuar su trance amargo.

Pero hoy vuelves de nuevo.

 

La dulzura de tu acento, ternura de mar y cielo.

Hoy retornas Padre mío.

 

¿Es tu corazón de agua pura

en mi dolor renaciendo?

 

 

ESTARAS SOLO DE NUEVO

 

 

a Paul Verlaine

 

 

Como un pájaro sólo en la bandada,

como una piedra ausente entre las piedras,

como una montaña con entrañas de fuego

y de cristal de roca.

 

Volverás a sentir

reclamos del silencio.

 

Al acercarte a los viejos árboles

que dibujan nudos en su propia carne

contra el tiempo.

 

En el aire, en los atardeceres

verás como las muertes

renacen cada tarde.

 

A la puesta del sol, una oración

 

encenderá tus labios, sin saberlo,

 

casi en silencio,

 

sin invocar a nadie.

 

iSe irá la fuente de colores vivos

 

y estarás sólo de nuevo.

 

 

RITMOS DE ABEJA

 

 

a Manuel de Castro

 

 

Acaso un día entonen vuestro nombre

y las copas enciendan su cristal

llevando al aire acentos de mortal.

 

Cantos que anuncien plenitud del Hombre.

 

Iluminan los astros el sitial

aquel que en vuestra viña dió renombre,

no sepan que la luz quizá se asombre

al desnudarse pleno el manantial.

 

Sólo pulse una abeja en mudo acuerdo

el ritmo de una flor entre sus labios.

 

Nos libre de la muerte sin resabios

 

de la pesada alforja del recuerdo.

 

Ya para siempre entonces solitarios

en auroras de vuelos milenarios.

 

 

POR ANGUSTIAS SIN TIEMPO

 

 

a Rainer M. Rilke

 

 

Ya sin rostros humanos.

 

Y a sin muro de cosas. Quizá veas la luz

de Dios en tu ser vivo, el que se oculta

a las conciencias que buscan en la nada

su lenguaje y su signo.

 

Así como vuelves a ver cada día

los astros en la noche.

 

Su pálida imagen quebrándose

entre rosas y azucenas.

 

Por riberas sin tiempo,

por angustias sin tiempo.

 

Porque nuestro agónico tiempo

 

del nacer al morir

 

es solo nuestro y sólo más allá

 

porque tu oído es fino

 

volverás a sentir

 

un inmortal sonido

 

llevado suavemente en la penumbra

 

muy hondo dentro de tí mismo.

 

 

MAS ALLA DEL OLVIDO

 

 

Ya no sé si es tu fuego que evoco pensativo

O aquel lejano instante que mi ternura siente

Que arrancar ya no puedo ni olvidar mientras vivo

El brillo de tus ojos clavados en mi mente.

 

Mi barca me conduce hacia un oculto puerto

Escondido entre lirios de alegría y dolor

En un lejano día mi cuerpo estará muerto w

Mas presiento que aún vivo en éxtasis de amor.

 

Sentirás cerca tuyo el rozar de mis manos

Como una sola llama o como un mismo río

Del infinito arcano. Sentir que junto estamos

 

Al fluir de lo eterno hasta el último estío.

 

Y mientras va mi vida buscando su sentido

Tú descubres esencias más allá del olvido.

 

 

CUANDO LA LUZ SE OCULTE

 

 

Si es cierto que en el alma es suave brisa

ternuras y sonrisas de la amada,

como un viento tenebroso pasará.

Arrancando las raíces más profundas

del sentir y el pensar.

 

Angustiado el hombre ha de quedar

con los ojos dolientes, sin llorar.

iSi es cierto que en la vida todo muere

¡Qué más entonces nos podrá pasar!

Mañana el árbol de nuevo dará flores

y los frutos el aire aromarán,

 

¡Pero entonces dónde están!

 

El amor que da vida a lo existente,

el pensar que abre surcos

infinitos en la mente.

 

¡Quién sabe adonde irán!

 

Déjame amarte hoy profundamente,

cuando la luz se extinga en nuestros oj

las tinieblas no dejarán mirar.

 

Sólo el amor es redención del hombre.

 

 

ERA UN OTOÑO TIBIO

 

 

Quisiera dejar mi llanto en este cielo,

como entonces, era un otoño tibio.

 

Las luces de los astros recogían

tu corazón y el mío.

 

Viejos árboles miraban nuestras sombras

uniéndose en el río.

 

Acaso no es la misma aquella estrella

bajo el cielo infinito?

 

Desde un alto eucaliptos nos miraba

la luna llena y la noche inmensa.

 

Como entonces, en este otoño tibio.

 

Hoy está sólo el sauce

 

mojándose en el río y contempla mi sombra

 

que salpica con lágrimas humanas

 

sus gotas de rocío.

 

Mi espíritu no puede conformarse

con haberte perdido.

 

Ha quedado tu sombra prisionera

acaso en algún pino?

 

Yo siento que se acerca

y me dice al oído

ternuras que no puedo repetir

en este otoño tibio.

Tomado de:

https://archive.org/stream/JulioCasalMunoz1963PoemasDelAtardecer/Julio%20Casal%20Munoz%20-%201963%20-%20Poemas%20del%20atardecer_djvu.txt

 

 

EL GORRION

Amaneció cansado. . .

Más encorvado

aún, el pico fuerte.

Sufría en el camino

su diminuta sombra cenicienta.

Cavó él mismo, un sencillo

hoyo para su cuerpo,

y se dejó caer

sin fuerzas, dentro. . .

Entonces, las piadosas

manos del viento,

cogieron unos cuantos

pañuelos verdes

de los eucaliptüs,

y cubrieron

el arpa, ya sin notas

de su cuerpo.

 

 

ARBOL

Arbol, yo ya sabía que eras hermano mío.

Hacia los cielos vamos en claro florecer. . .

Y tus ramas audaces, hallaron el rocío

en el cristal y el ámbar, luz de mi amanecer.

¡Arbol, yo ya sabía que eras hermano m ¡o!

En tí hay, a momentos, más pájaros que hojas

Y eres en primavera mágico surtidor.

Y en mí, ¡qué profusión de rosas, blancas, rojas,

y que acento en mi lírico manantial interior!

Los dos brindamos, árbol, sabia joven y nueva.

Y por nosotros corre un idéntico río

de emoción, y sabemos en las nieves de prueba

aguardar libremente el calor de otro estío.

Hacia lo azul, el mismo impulso azul nos lleva.

Arbol, yo ya sabía que eras hermano mío.

 

 

DULZURA DE ESTA MUERTE

Dulzura de esta muerte

que no me alcanza nunca,

y es río familiar

que corre por mis sienes.

Yo la estaba esperando

desde otra soledad,

y ella estaba escondida.

Muerte,

mi otoño señalaba

tu impaciencia en las ramas desnudas.

Te venía venir

por trasmundos velados

y sentía en mi pecho

asomar tu presencia.

Y no eras tú.

Sospechada en espejos

me miraba tu rostro,

rostro que no era el tuyo.

No hemos amado lo bastante, acaso.

 

 

Y ANDAS VIVIENDO EN MI,
DESDE LA MUERTE

De tu piedad, olivo, verde el prado

iba surgiendo bajo la colmena

azul del aire. La radiante vena

del río, iba ceñida a tu costado.

Rostro distante, lento y apagado

en soledad de luna y azucena

dándole al corazón blanca faena

tierno ejercicio por lo bien amado.

No sé qué olor a lluvia y a distancia

en gris de otoño, tu recuerdo alumbra

y asciendo a tu trasmundo para verte.

Me da otra vez tu rostro su fragancia

derramando tu amor en mi penumbra

y andas viviendo en mí desde la muerte.

Tomado de:

https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/bitstream/123456789/57247/1/Julio%20J.%20Casal%20-%201966%20-%20Antologia_InternetArchive.pdf

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