miércoles, 29 de mayo de 2024

POEMAS DE VICTORIA GUERRERO


EL CICLISTA 

                                                                                  para el que sueña 

                                                                                  para los ciclistas de corazón 

 

 

Para el que cierra los ojos a través de la mañana

 

Solo un sueño una magnífica luz

 

ha sido dispuesta para él el soñador el juntaalmas

 

Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva pedaleando

 

en su hermosa bicicleta

 

roja

 

 

 

Yo soy una ciclista mediocre

 

–he de reconocerlo–

 

Me angustia pensar en la soledad de los transeúntes

 

En el oblicuo resplandor de la mañana

 

Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento

 

 

 

Ah mi vieja bicicleta roja

 

comprada un domingo en la Feria del Mauer Park

 

Hace más de quince años podría haber pedaleado

 

por uno u otro lado del Muro

 

y mi sueño se soñaría distinto

 

 

 

Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio

 

Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente

 

manejando su enorme bicicleta azul

 

–azul como los ojos de mi abuela–

 

No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia

 

Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de pedaleo constante

 

 

 

Hoy que voy montada en bicicleta

 

Recuerdo el color de sus ojos

 

Su ingreso en la locura   Su permanente exilio

 

 

 

Cierro los ojos como cuando era niña

 

Suelto el timón           Lo dejo a la deriva

 

Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la Muerte

 

Quizá cierta locura materna

 

me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi adolescencia

 

 

 

Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí

 

Sabe que tengo miedo

 

Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía

 

“Es una bicicleta para niños”—dice

 

 

 

Y nos reímos juntas

 

Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías

 

Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte

 

Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido

 

porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina

 

Y no existen museos para honrar a los cadáveres

 

de mis diez, de mis quince, de mis veinte años

 

 

 

Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña

 

Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado

 

Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo

 

 

Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de pedal

 

 

LA CIUDAD DEL RECICLAJE

 

(por estos días)

 

 

 

con el corazón hecho trizas atravieso un puente

 

una superficie metálica incapaz de corromperse

 

abajo

 

se asoma un río inmenso

 

gélido

 

un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos:

 

tres punks

 

un profesor universitario

 

una mujer desconocida (siempre lo somos)

 

 

 

flotan sobre sus aguas

 

yo les llamo mis ofelias postmodernas en la ciudad del reciclaje

 

(do not recycling is illegal –dijo la dueña de casa

 

y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)

 

 

 

nadie diría que esos cuerpos me atraen

 

y sin embargo

 

una parte de mí se inclina hacia ese lado

 

desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia feliz

 

las aguas me esperan

 

   y me acobardo

 

 

 

tiro del otro lado

 

no menos incierto

 

por donde las luces de los autos se devoran

 

unas tras otras

 

unas tras otras

 

y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas

 

una desnudez de espanto

 

me digo

 

y otra vez

 

me acobardo

 

 

 

al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa)

 

un río menos brillante cruza bajo mis pies

 

el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es:

 

un lecho oscuro que opaca nuestra miseria

 

y sin embargo

 

ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno

 

y meció entre sus garras tiernas

 

a mis abuelos

 

a mi padre

 

a mi madre

 

a mi hermana

 

a la pequeña luz maría

 

o a mí

 

sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido

 

dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz

 

o al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte)

 

como todos estos

 

heridos de inocencia

 

en la ciudad del reciclaje

 

cuyos puentes jamás se quiebran

 

 

contemplación

 

 

el ojo de una rata me observa

 

su único ojo rojo me mira

 

y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo

 

por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever

 

otros mares de arena   otras orillas

 

como la primera orilla de la que partí:

 

en el ojo de fuego de mi madre

 

entonces todo volvería a arder

 

el agua            el ojo              el fuego

 

y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin

 

pero esa oquedad no existe

 

sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata

 

que ejerce su dominio sobre mis ojos

 

que son dos ojos pequeños y miopes

 

por los cuales ella me observa:

 

ahogar los abrazos en una parada de autobús

 

reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo

 

 

 

ahora el viento es suave

 

y las hojas suben al cielo

 

desde donde una pequeña ave de rapiña

 

desafía al sol

 

y nos contempla

 

 

nostalgia 

 

 

hoy he venido como el viento que sopla las hojas nocturnas

 

he venido para que no te fueras

 

he cabalgado toda la noche con el hocico ensangrentado

 

las hojas a mi paso han dejado caer su aliento para que yo no muera

 

y los sueños oscuros han empezado a surgir como manantiales

 

 

 

toda la noche el mar ha ardido sobre la rompiente de las olas

 

he ansiado acallar este silencio llagado por la distancia

 

este silencio que atrae los abismos

 

 

 

otra vez el gran naufragio se ha acercado a las costas

 

y ha abierto las cicatrices de mi cuerpo

 

todas mis cicatrices tienen una armonía

 

todas han sido desolladas por la espuma de una ola quemante

 

 

 

ahora todo existe en mi cuerpo como un llanto

 

diminuto         ridículo

 

como el primer corte pesado del vientre

 

que se exhibe sin pudor

 

casi con gracia

 

pero por dentro una niña va rasgando un himno

 

cantado mansamente en la infancia para luego perderse en nuestros labios

 

como una gloria polvorienta bajo las huellas de los pies

 

 

 

hoy he venido pequeña muerte que me miras con ojos extraviados

 

he andado he corrido detrás de ti

 

he mordisqueado el vientre de mi madre he pataleado desde el fondo

 

 

 

alguien que desconozco me ha marcado con un hierro candente la nuca

 

ya no tengo nada que ofrecerte

 

estoy vacía

 

el fuego de mi nacimiento se ha perdido en la piel de unas manos extrañas

 

abro los ojos

 

y el mar revienta en cada pupila desolada

 

 

 

pronto me rodeo de sueños

 

 

 

una caravana de naves negras naufraga en la penumbra

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2015/06/poesia-peruana-victoria-guerrero/

 

 

poética de la alegría

 

feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad

perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos

el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen

 

por estos días me ausento de los muertos y gozo

o más bien bebo en su nombre

                                                                                    ¡salud!

 

repito:

mi cuerpo hundido en aguardiente

¿no es acaso el perfil del escritor maldito?

 

pero yo no soy maldita sólo estoy

ligeramente

mal bendecida

 

nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco

                  que atraviesa nuestro cuerpo

                                     sin compasión

pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables

         agujas salvadoras que no bajan de precio

 

mi sudor se pega con un cuerpo desconocido

¿es este el deseo?

¿o la escritura es el deseo?

 

mi hermana lava a mi madre

yo la peino y le alcanzo una bata nueva

¿es esta la ternura que de mí esperan?

ella vuelve al único estado posible:

                                                                            la infancia

su infancia en una casona burguesa de magdalena

que ahora se derrumba como nuestros sueños

 

los ascensores el pase para familiares (obligado)

la cola para los pisos pares o impares

la visita de 4:30 a 6:30

¿y la cama? señorita — ¿cuándo?

un CÁNCER no es un caso de emergencia

es un tema para la literatura

y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta escupirlo

 

el sudor que producen los ascensores repletos de desconocidos

me alegra

sobre todo en invierno

y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto

pic pic

hacerlo trizas

 

estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar la felicidad:

toda la avenida brasil con los ojos cerrados (no hay nada nuevo por ver)

la Plaza Bolognesi

el Paseo Colón

el Óvalo Grau

el Palacio de Justicia

la Plaza San Martín

no llego más allá porque mentiría

—al menos no hoy que avanzo desnuda

 

hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza

y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín

¿ellos hacen nuestra historia?

¿y ellas?

 

frente al vaso mi rostro se deforma

ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo

                 con una media sonrisa

                        hasta el final

 

De Ya nadie incendia el mundo, 2005.

 

 

 

Hoy día viajo en los aviones

 

y ya no me conmueve que la única forma de encontrarme en mí

                 sea en ellos

 

El panorama desde aquí es enternecedor

si te pones a pensar en todas las bombas

que explotan allí abajo

y en los niños salvajes que gritan

su inocencia sin pudor

 

Hoy este paisaje es mi corazón

y el porvenir es sólo una aventura

 

Viajo sin dinero

mi salud es precaria

pero mi espíritu es fuerte

como una explosión en la noche

Hoy soy una antorcha

un gran halo de fuego y llanto

No lamento mis lágrimas

porque son hermosas y sacian mi sed que es infinita

 

Los aviones son estrellas luminosas

esta noche

Torpes pájaros de luces multicolores

Quisiera que el despegue fuese más atrevido

como una sonrisa que te mira a los ojos

sin pestañear

 

Hoy es uno de esos viajes

en que el cuerpo viaja hecho polvo

y los recuerdos aparecen una y otra vez

a golpearte el rostro

y te vas quedando dormida

porque la nostalgia es grande

y las imágenes de ti centellean detrás de cualquier nube

 

Y te duermes

y los aviones no existen

sino sólo madres

que te arrullan en una noche de altos fuegos

 

Inédito, Buenos Aires, 17 de julio 2005.

 

 

 

En este momento hay un estruendo

 

un estallido del color de la memoria

 

                                              Hoy podría estar traspasada por un balazo inocente

 

Los campos no son míos

 

Elegí la urbe como lugar de recogimiento

El pecho ensangrentado de tanto amor

La niñita enfermiza de San Miguel

 

Esa es mi inocencia

¿Dónde está la tuya?

 

Hoy hay unos gringos bebiendo cerveza

y jugando al billar en un hotel muy elegante

 

¿Qué hago aquí?

 

Podría estar en cualquier otro lugar

besándome con alguien entre las sombras

pero estoy aquí y tengo miedo

 

Miedo de todo lo que pueda hacer hoy

 

Tengo más temor de mí que del mundo

 

Tú no estás aquí

Sólo hay una niña con los ojos hinchados

                correteada por mamá

 

Sólo estoy yo con un agujero en el pecho

Estoy yo que no soy nada y nunca lo seré

 

Sin embargo, tengo en mí todos los sueños del mundo

 

Inédito. Ollantaytambo-Cusco, 14 de agosto 2005

Tomado de:

https://letralia.com/136/letras16.htm

 

 

UN ARTE DE LA POBREZA 

 

Mientras afuera la rana canta

 

Emily me dicta un Arte

 

Un arte de la pobreza

 

Una de sus reglas es ser Nadie

 

Alejarse del frío derroche y la adulación

 

No es fácil ser Nadie

 

Toda la vida nos enseñan a ser Alguien

 

Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan

 

Y pasamos a ser Algo

 

Y luego Nada

 

Un arte de la pobreza

 

Requiere aprender a ser Nadie

 

Ser austero en un mundo de vanidades

 

Mientras afuera viejos hombres sabios

 

Y chicas listas

 

Pretenden seducirme

 

Emily me dicta un Arte

 

Un arte de la pobreza

 

Yo solo me siento y copio sus palabras.

 

 

MANTEL

 

 

Mi madre tejió un mantel

 

A croché

 

En ese tiempo yo no sabía nada

 

Lo llevaba a todos lados

 

Me asombraba que tejiera en la oscuridad de un cine

 

Pero ella lo hacía

 

Y al día siguiente no sobraba ni faltaba una sola pastilla

 

Así era mi madre en aquellos tiempos

 

Una mujer extraña

 

Trabajaba de día y los fines de semana tejía

 

Me llevaba al teatro

 

Yo no la entendía en ese entonces

 

Las madres de mis amigas permanecían en casa

 

Cocinaban Las recogían de la escuela Les preparaban la lonchera

 

Cuando el mantel estuvo terminado

 

Lo puso en la mesa

 

Era magnífico

 

Pero yo en ese tiempo no lo entendí

 

Era complicado

 

Me perdía entre sus puntos

 

Me enredaba en su delicada trama

 

Veía a mi madre a través de esos anteojos de hilo

 

Pero ella seguía siendo diferente a las otras:

 

Trabajaba de día

 

Bordaba los fines de semana

 

Y no soportaba demasiado estar en casa

 

Yo nunca la entendí

 

Quizá no supe lo suficiente

 

Tampoco ella me enseñó

 

Pensó que era demasiado para mí –o muy poco

 

Ahora mi madre dice que no puede hacer nada con sus manos

 

El mantel permanece guardado entre los estantes

 

Yo me llené de diplomas

 

Y no sé bordar

 

 

DEJO LA PALABRA LA OLVIDO

 

 

Ensarto hilos rojos negros azules fucsias verdes

 

 

 

Harta ya de los Concursos Públicos para Plazas docentes

 

Empecé a bordar cada prenda de mi ropero

 

Arreglé mis títulos doctorales y los guardé junto a la estantería de libros

 

Para que no se sintieran menos

 

 

 

CV a foja “0”

 

 

 

Lo archivo

 

lo fondeo

 

 

 

El mercado quiere profesionales en tiempo récord

 

Títulos y másters,

 

etc. a granel

 

Pero las costureras somos para siempre

 

Muchas veces he pensado en lanzarme por la ventana

 

Pero me pongo a escribir o a cortar papel

 

y se me olvida

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/victoria-guerrero-peirano-2/

 

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