(Belgica, 1855 - Francia, 1916)
Tinieblas.
La Luna, con su atento y glacial Ojo,
observa al crudo invierno entronizado,
vasto y pálido sobre la tierra yerma;
La Noche se agita en traslúcidos azules;
El Viento, con súbita presencia, nos apuñala.
A lo lejos, sobre el horizonte, danzan
los ondulantes senderos del hielo;
se los ve a la distancia, perforando el llano,
Y las Estrellas de Oro, suspendidas en el éter,
siempre más alto en la Oscuridad,
desgarran cruelmente el azul del cielo.
Los campesinos tiemblan en las planicies de Flandes,
cerca de los brezos, de los antiguos ríos,
y de los grandes Bosques;
entre dos lívidos infinitos, estremeciéndose de frío,
agrupándose junto a las viejas chimeneas,
removiendo las cansadas cenizas.
“El bello jardín de las llamas”
El jardín de las llamas
no es más que un doble espejo
que por la noche cristaliza
en oro, un silencio blanco que
desciende hacia el horizonte de
mármol, una inmensa sombra azul
bajo la arboleda, sin viento,
sin aliento, vive, como las
estrellas, a través del aire
translúcido, bajo el polvo
infinito que parece nieve, cerca
de la cobriza luna pálida, en
brillante quietud, es el tiempo de
Dios, donde la mente está embrujada
en pos de la eternidad pura e inmutable
que sucede a la miseria humana.
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...Viento
Heather sobre infinitamente larga,
Aquí el viento toca la bocina de noviembre;
El brezo, mucho,
Aquí el viento
¿Cuál es roto y desmembrado,
Con respiraciones pesadas, superando a las ciudades;
Aquí el viento
El viento salvaje de noviembre.
Pozos en las granjas,
Cubos de hierro y poleas
Squeak;
Los depósitos de almacenamiento.
Cubos y poleas
Squeak y llorar
Cualquier muerte de su melancolía.
La primicia del viento, junto con el agua,
Las hojas de abedul,
El viento salvaje de noviembre;
Mordido viento en las ramas,
nidos de ave;
Viento rejas de hierro
Y un peine de distancia, avalanchas,
Enojado el invierno de edad
Con furia, el viento,
El viento salvaje de noviembre.
Lamentable en graneros,
Tragaluces parcheado
Cuelgan los trapos de sus profesiones baratos
Vidrio y papel.
- El viento salvaje de noviembre! -
Cespitosas en su tez morena,
De abajo a arriba, a través del aire,
De arriba a abajo, golpes de rayo,
Cortar el molino negro, siniestro,
El molino negro cortar el viento
Viento,
El viento salvaje de noviembre.
Antiguo cañas en cropetons,
Alrededor de campanarios de la iglesia.
Se agitaron en sus palos;
Los rastrojos de edad y toldos
Ondeando al viento
Salvaje viento de noviembre.
Las cruces en el cementerio cercano,
Los brazos de los muertos son los que se cruzan
Otoño, como un gran vuelo
Plegadas negro contra el suelo.
El viento salvaje de noviembre,
Viento,
¿Se ha reunido el viento,
En el cruce de trescientos carreteras,
El llanto de frío, que sopla desde AHAN,
¿Se ha reunido el viento,
Teme y derrotas;
¿Has visto esa noche,
Cuando se tiró la luna,
Y eso no puede hacer frente,
Todos los pueblos podridos
Gritando como animales,
Bajo la tormenta?
El brezo, mucho,
Aquí el aullido del viento,
Aquí el viento toca la bocina de noviembre.
La Luna, con su atento y glacial Ojo,
observa al crudo invierno entronizado,
vasto y pálido sobre la tierra yerma;
La Noche se agita en traslúcidos azules;
El Viento, con súbita presencia, nos apuñala.
...
A lo lejos, sobre el horizonte, danzan
los ondulantes senderos del hielo;
se los ve a la distancia, perforando el llano,
Y las Estrellas de Oro, suspendidas en el éter,
siempre más alto en la Oscuridad,
desgarran cruelmente el azul del cielo.
Los campesinos tiemblan en las planicies de Flandes,
cerca de los brezos, de los antiguos ríos,
y de los grandes Bosques;
entre dos lívidos infinitos, estremeciéndose de frío,
agrupándose junto a las viejas chimeneas,
removiendo las cansadas cenizas.
La Ciudad
Todos los caminos van hacia la ciudad.
Del fondo de las brumas,
Con todos sus pisos de viaje
Hasta el cielo, hacia los más altos pisos
Como de un sueño, ella se exhuma.
Allí,
Son los puentes musculosos de hierro,
Lanzados, a saltos, a través del aire;
Son los bloques y las columnas
Que decoran esfinges y gorgonas,
Son las torres sobre los suburbios,
Son los millones de tejados
Alzando al cielo sus ángulos rectos:
Es la ciudad tentacular,
De pie
Al pie de los llanos y las haciendas.
Las claridades rojas
Que se mueven
Bajo los postes y los grandes mástiles,
Incluso a mediodía, arden aún
Como huevos de púrpura y oro;
El alto sol no se ve:
Boca de luz, cerrada
Por el carbón y la humareda.
Un río de nafta y pez
Sacude los diques de piedra y los pontones de madera;
Los silbidos crudos de los navíos que pasan
Aúllan de miedo en la niebla;
Un farol verde es su mirada
Hacia el océano y los espacios.
Los muelles suenan con los choques de pesados furgones;
Las carretillas chirrían como goznes;
Las balanzas de hierro hacen caer cubos de sombra
Y los deslizan de repente en subsuelos de fuego;
Los puentes se abren por la mitad,
Entre los tupidos mástiles se erigen horcas sombrías
Y letras de cobre inscriben el universo,
Inmensamente, a través
De los tejados, las cornisas y las murallas,
Cara a cara, como en batalla.
Y por todos lados, pasan caballos y ruedas,
Corren los trenes, vuela el esfuerzo,
Hasta las estaciones, alzando, como proas
Inmóviles, de mil en mil, un frontón de oro.
Rieles ramificados ahí descienden bajo tierra
Como pozos y cráteres
Para reaparecer a lo lejos en redes claras de destellos
En el estrépito y la polvareda.
Es la ciudad tentacular.
La calle –y sus remolinos como cables
Anudados alrededor de monumentos–
Huye y regresa en largos enlazamientos;
Y sus masas inextricables,
Las manos locas, los pasos afiebrados,
El odio en los ojos,
Atrapan con los dientes los tiempos que las anticipan.
Al alba, a la tarde, a la noche,
En la prisa, el tumulto, el ruido,
Ellas lanzan hacia el azar la áspera semilla
De su trabajo que la hora se lleva.
Y los mostradores taciturnos y negros
Y los despachos turbios y falsos
Y los bancos golpean las puertas
Con los golpes de viento de la demencia.
A lo largo del río, una luz amortiguada,
Aproblemada y pesada, como un harapo que arde,
De farola en farola retrocede.
La vida con raudales de alcohol es fermentada.
Los bares abren sobre las aceras
Sus tabernáculos de espejos
Donde se contemplan la ebriedad y la batalla;
Un ciego se apoya en la muralla
Y vende luz, en cajas de un centavo,
El derroche y el robo se aparean en su agujero;
La bruma inmensa y rojiza
A veces hasta la mar retrocede y se arremanga
Y es entonces como un gran grito lanzado
Contra el sol y su claridad:
Plazas, bazares, estaciones, mercados,
Exasperan tanto su vasta turbulencia
Que los moribundos buscan en vano el momento de silencio
Que le hace falta a los ojos para cerrarse.
Tal el día –sin embargo, cuando las tardes
Esculpen el firmamento, con sus martillos de ébano,
La ciudad a lo lejos se extiende y domina la llanura
Como una nocturna y colosal esperanza;
Ella surge: deseo, esplendor, obsesión;
Su claridad se proyecta en resplandores hasta los cielos,
Su gas milenario en matorrales de oro se atiza,
Sus rieles son caminos audaces
Hacia la felicidad falaz
Que la fortuna y la fuerza acompañan;
Sus muros se dibujan semejantes a una armada
Y lo que aún viene de ella de bruma y de humo
Llega en llamadas claras a los campos.
Es la ciudad tentacular,
El pulpo ardiente y el osario
Y la carcasa solemne.
Y los caminos de aquí se van al infinito
Hacia ella.
El Alma de la Ciudad
Los tejados parecen perdidos
Y los campanarios y las fachadas fundidos,
En esas mañanas fuliginosas y rojas,
Cuando, fuego a fuego, las señales se agitan.
Una curva de viaducto enorme
Bordea los muelles taciturnos y uniformes;
Un tren se sacude inmenso y hastiado.
Allí,
Un vapor ronca con un sonido de corno.
Y por los muelles uniformes y taciturnos,
Y por los puentes y por las calles,
Se atropellan, en sus tropeles,
Sobre pantallas de brumas crudas,
Sombras y sombras.
Un aire de azufre y nafta se exhala;
Un sol turbio y monstruoso se extiende,
El espíritu repentinamente se espanta
Ante lo imposible y lo bizarro;
Crimen o virtud, ve aún
Lo que se mueve en sus decorados
O, ante él, sobre las plazas, se exalta
Alas grandes, en la niebla
Un águila negra con un estandarte,
Entre sus garras de basalto.
¡Oh siglos y siglos sobre esta ciudad,
Grande por su pasado
Sin cesar ardiente –¡y atravesada,
Como a esta hora, de fantasmas!
Oh siglos y siglos sobre ella,
Con su vida inmensa y criminal
¡Latiendo –¿desde hace cuanto?–
Cada casa y cada piedra
De deseos locos o cóleras carniceras!
Algunas chozas para empezar y algunos sacerdotes:
El asilo para todos, la iglesia y sus ventanas
Dejando filtrar la luz del dogma seguro
Y su ingenuidad hacia los cerebros oscuros.
Torreones dentados, palacios macizos, claustros bárbaros,
Cruces de papas de los que el mundo se asusta;
Monjes, abades, barones, siervos y paisanos;
Mitras de orifrés, cascos de plata, chaquetas de lino,
Luchas de instintos, lejos de luchas del alma
Entre vecinos, por el orgullo vano de una oriflama
Odios de cetro a cetro y monarcas en quiebra
Con su falsa moneda abriendo sus flores de lis,
Tallando el bloque de su justicia a golpes de espada
Y alzándola e imponiéndola, grosera y tajante.
Después, el esbozo, de lento nacimiento, de la ciudadela:
Fuerzas que se quisiera sólo en el derecho plantar;
Uñas del pueblo y mandíbulas de reyes,
Morros crispados en la sombra y subterráneos ladridos
Contra no se sabe qué ideal en el fondo de los mares;
Toques de alarma mezclando, por la noche, rabias desconocidas;
Antorchas de liberación y de saludo, de pie
En la atmósfera enorme donde la revuelta bulle;
Libros en los que las páginas, de pronto inteligibles,
Arden de verdad, como antiguamente las Biblias;
Hombres divinos y claros, como monumentos de oro
De donde los acontecimientos salen armados y fuertes;
Voluntades nítidas y nuevas, conciencias nuevas
Y la esperanza loca, en todos los cerebros,
A pesar de los cadalsos, a pesar de los incendios
Y la sangre subida a las cabezas en la punta de los puños agitados.
Tiene mil años la ciudad,
La ciudad áspera y profunda;
Y sin cesar, a pesar del asalto de los días
Y de los pueblos minando su pesado orgullo,
Resiste a la usura del mundo.
¡Qué océano, sus corazones! ¡Qué tormenta, sus nervios!
¡Qué nudos de voluntades ceñidas en su misterio!
Victoriosa, absorbe la tierra,
Vencida, es la atracción del universo;
Siempre, en su triunfo o en sus derrotas,
Aparece gigante, y su grito suena y su nombre reluce,
Y la claridad que emiten sus fuegos de oro en la noche
Irradia a lo lejos, ¡hasta los planetas!
¡Oh siglos y siglos sobre ella!
Su alma, en esas mañanas azoradas,
Circula en cada átomo
De vapor pesado y de velos dispersos,
Su alma enorme y vaga, así como sus grandes cúpulas
Que se difuminan en la niebla.
Su alma errante en cada una de las sombras
Que atraviesan sus barrios sombríos,
Con un ardor nuevo al límite de su pensamiento,
Su alma formidable y convulsa,
Su alma, donde el pasado esboza
Con el presente nítido el futuro aún torpe.
Oh ese mundo de fiebre y de incansable vuelo
Abalanzado, con pulmones pesados y jadeantes,
Hacia no se sabe qué fines inquietantes.
Mundo prometido, sin embargo, a las leyes del oro,
A las leyes claras, que ignora aún
Pero que es necesario que, un día, se exhumen,
Una a una, del fondo de las brumas.
Mundo hoy testarudo, trágico y pálido
Que pone su vida y su alma en el esfuerzo mismo
Que él proyecta, de día, de noche,
A cada hora, hacia el infinito.
¡Oh siglos y siglos sobre esta ciudad!
El sueño antiguo ha muerto y el nuevo se forja.
Humea en el pensamiento y el sudor
De brazos nobles de trabajo, de frentes nobles de resplandor,
Y la ciudad le oye subir del fondo de las gargantas
De aquellos que lo llevan en ellos
Y lo quieren gritar y sollozar a los cielos.
Y de todas partes vienen hacia ella,
Unos de las villas y otros de los campos,
Desde siempre, del fondo de las lejanías;
Y los eternos caminos son los testigos
De esas marchas, a través del tiempo,
Que se ritman como la sangre
Y se avivan, continuas.
¡El sueño! Es más alto que los humos
Que ella devuelve envenenados
Alrededor de ella, hacia el horizonte,
Incluso en el miedo o el aburrimiento,
Está allí, quien domina, en las noches,
Semejante a esos matorrales
De estrellas de oro y de coronas negras,
Que se encienden, por la noche, evocadoras.
Y qué importan los males y las horas dementes,
Y las cubas de vicio donde la ciudad fermenta,
Si algún día, del fondo de las nieblas y de los velos,
Surge un nuevo Cristo, en luz esculpido,
Que levante hacia él a la humanidad
Y la bautice con el fuego de las nuevas estrellas.
Ardor de los sentidos, los corazones duros ...
Ardor de los sentidos, corazones ardor, celo por las almas,
Las palabras vacías creadas por aquellos que disminuyen el amor;
Sun, que no distingue entre sus llamas
Los que están en la tarde del amanecer o al mediodía días.
Caminas cegado por su propia luz,
En el azul tórrida, bajo el gran cielo arqueado
Sin saber nada, si esa es su fuerza plenaria
Y el fuego trabaja los misterios sagrados.
Porque amar es actuar y exaltar sin tregua;
Oh tú, cuya dulzura baña mi orgullo de corazón,
¿De qué pesa el oro puro de nuestro sueño?
Te quiero todo, con todo mi ser.
La edad ha llegado, paso a paso, día a día
La edad ha llegado, paso a paso, día a día,
Poner sus manos en la cara desnuda de nuestro amor
Y sus ojos menos alerta, lo miraron.
Y, en el hermoso jardín que arrugó julio
Flores, hojas vivas y arboledas
Han dejado caer algo de su fuerza ferviente
En el estanque pálido y caminos suaves.
A veces, la marca sol, amargo y celoso,
Una sombra dura alrededor de su luz.
Sin embargo, todavía aquí florece trémières
Que persisten en el dardo a su esplendor,
Y las hermosas estaciones influyen en nuestras vidas
Todas las raíces de nuestros dos corazones
Más que nunca se sumergen sin cumplirse,
Y tensa y se hundirá, en la felicidad.
Oh! estas horas de la tarde embarazada con las rosas
Que se entrelazan alrededor de la hora y el resto
La flor y la mejilla fuego contra su entumecida lado!
Y nada, nada es mejor que sentirse de esta manera,
Encor feliz y claro, después de cuántos años!
Pero si todo lo demás era el destino
Y que ambos, habríamos tenido que sufrir,
- Todavía! - Oh! Me gustaría vivir y morir,
Sin mí para quejarse de un amor obstinado.
La Mujer de Negro
- En la ciudad de ébano y oro,
cruce de caminos dama oscura,
¿Qué esperar después de tantos días,
Encor esperar?
- Los perros ladraban esperanza esta noche negro
Hacia las lunas de mis dos ojos
En tanto, hacia mis ojos en silencio,
Tanto tiempo y tan terriblemente esta noche
Hacia las lunas de mis dos ojos en negro.
Decir, lo que las luces se sacuden mi melena,
Para entrar en pánico ya que estos perros,
Y lo que reina ardor mis riñones
Y en mi cuerpo toisonné oro?
- cruce dama oscura,
Qué esperar después de estos largos días,
Qu'aittendre?
- Para hacer lo que el paraíso velo negro mis pechos,
Y a los que se amotinaron paseos campanas?
Decir, lo fiebres tumultuosos Walhalla
O lo que la cría de caballos hacia el amor son mis labios?
Por ejemplo, lo que el fuego y qué horror
Estoy? para estos grandes perros que me lamen mi rabia,
Y lo que es un desastre que espera en mi tormenta
Por tanto buscar la muerte en mí?
- cruce dama oscura,
¿Qué esperar después de tantos días?
- Mis ojos, al igual que las piedras de oro,
Carnal brillar durante las noches:
Soy hermosa como la muerte
Y también soy pública como él.
El trazadores dolorosa rayo
Y deseos en mis paredes,
Ofrezco el catafalco de mi carne
Y velas funeral.
Yo les doy todo mi remordimiento
Emborracharse en el porche del umbral,
La blasfemia y mi cuerpo
Brandi a Dios como una antorcha.
Me conocen como una torre
siglos férreas
Y asco en mi amor
¿Qué aterroriza y mata.
Lo que les gusta - corazón destrozado,
mente demente, alma incierta
Este es especialmente el disgusto me
Sus besos o su odio.
Todavía está por encontrarme
Fenómeno de su púrpura y negro
Y mi terror rojo de la bandera
DISHEVELLED en su locura.
- cruce dama oscura,
Qué esperar después de estos largos días,
¿Qué esperar?
- En esta época del viejo sol responsable de la noche
¿Qué proyectos de fragmentos de oro en el pavimento,
Cuando la ciudad entra en un meandro
Las luces y los caminos hacia este imán
Aún de pie en el horizonte: la mujer,
perros desesperación
Ladrar a los ojos de mi alma,
En tanto a mis ojos,
Tanto tiempo y tan distante de esta noche
Hacia las lunas de mis dos ojos en negro!
Decir, lo que quema y qué ardor mis pelos
Están corriendo a través de mi cuerpo dorado?
Y lo furia animan mis entrañas
Ante los ojos de los perros alucinado?
Y yo también te digo, lo fiebres Walhalla
Sólo mi turno para quemar mis labios
Y a los que causaron disturbios paseos campanas
Y qué es lo que el velo negro paraíso, mis pechos?
Por ejemplo, ¿qué llamada y qué horror
Ven esta noche a llevarme fuera de mí,
En las plazas de las ciudades,
rayo y la reina servil?
- cruce dama oscura,
Qué esperar después de estos largos días,
¿Qué esperar?
- ¡Ay! Cuando él venga,
Que ha de venir - tal vez hoy -
¿Quién debe venir a mi expectativa
Inevitablemente, ¿quién lo hará?
El tormento y la demencia incurable,
¿Quién en el sentirlo
Ir hasta mis pechos alucinaciones?
Para las manos de aquellos que asesinan
Mi cuerpo está ardiente y pálida;
Yo soy el que no teme a nada
Y nadie se abstiene:
Soy seductora suprema.
Dile? ¿Quién me tiene que querer esta noche, en la parte inferior de un movimiento?
- cruce dama oscura,
¿Qué esperar después de tantos días,
¿Qué esperar?
- Me esperaba un cuchillo rojo año tal hombre.
hiedra
Cuando el árbol árbol púrpura y oro adornado
El follaje cansado de sol irritante
Bajo la arboleda, cerca del suelo, la rampa y se extiende
La hiedra mojado y azul en capas de otoño.
El vaso sobre como un ahorro; que recoge
En el corazón del bosque como en un cercado,
Al salir del frío helada sus islas ondulantes
Dispersada en una hoja de mar.
De paso sulks distraído y descensos
El ordinario de las obras de esfuerzo y los días;
Sin embargo, sólo debajo de la tierra todavía se encuentran
La red tortuosa de raíces curvas.
Su fuerza es oscuro y no muestra:
Se hace de la voluntad tenaz y sordos
Que perfora ocultarlo arcilla veces pesada,
A veces, la dura arena, limo veces la grasa.
Desde el suelo se cambia el truco o exalta,
Esto prueba rápida o lenta, o repentina astuta;
Su trayectoria es vueltas tortuosas o derecho;
Él sabe el desvío, pero hace caso omiso de la interrupción.
Y a partir de la primavera claro si algún tronco ardiente
Piso con él sus ramas graduados,
Rápidamente se le ataca y muerde la corteza embriquée
Con la furia de un millón de dientes.
Humilde y una vez oculto bajo la tierra áspera y desnuda,
Su trabajo de hoy es dominante,
Gana la altura de impulso y pronto
Se abrazó el árbol para subir a las nubes.
Se estremeció luz y magnifica el viento
Su fuerza se convirtió en ardiente y fraterna,
Su follaje luz como un manto de alas
Los aumentos, la puerta y empuja hacia adelante.
Cada rama ganó apoyo ya es presa;
Sin embargo, después de haber aprendido a domesticar subterránea
Hasta el punto de no darse por su voluntad,
Es tan seguro de que domina su alegría.
Siempre se tuerce para desarrollar su efecto múltiple,
Fibra después de fibra hueca, ranuras inferiores del
Y escuchando en la oscuridad brisas lentos
Cantar con él y mover sus rumores.
Y cuando todo su trabajo será un día perfecto
Y se convertirá en un incendio planta
Apretando en sus hojas de un árbol entero,
Inmensamente, desde la cabeza a los pies,
Él va a querer más y más por las redes
Al no tener el apoyo se iniciará de todos modos,
Dios sabe lo conquista suprema de impulso,
Y al espacio vacío y claridad desde arriba.
oro y se une ya la caída será mezclado
En el funeral Arroi invierno anterior
Que, hiedra espeso, compacto y verde encor
Hasta la locura de aves dardera vuelo.
Por lo tanto, libre y claro que es el bosque,
Alegremente se olvide de que depende,
Pero le dio de beber de la luz más elevada instantánea,
No importa que se derrumba y cae de nuevo después!
Los muertos de besos años muertos
Los muertos de besos años muertos
Han puesto su sello en la cara,
Y, bajo el viento sombrío y áspero de la edad,
Muchas rosas entre sus rasgos se desvanecieron.
No puedo ver la boca y los ojos
Brilla como una mañana festiva
Ni lentamente, apoyando la cabeza
En el jardín enorme, negro de su cabello.
Sus amadas manos que permanecen tan dulce
Ya no vienen como antes,
Con la luz a su alcance,
Acaricio la frente, como un amanecer espumas.
Ta carne joven y bella, su carne
Me parece que mis pensamientos,
Ha perdido su frescura de rocío puro,
Y sus brazos ya no son como para despejar las ramas.
Todo cae, ¡ay! y se desvanece cada vez;
Todo ha cambiado, incluso su voz,
Su cuerpo se desplomó como un baluarte,
Para dejar caer las victorias de la juventud.
Pero, sin embargo, mi firme y ferviente corazón te dice:
¿Qué me duelo aburrido y entumecido,
Como sé que nada en el mundo
Nunca moleste a nuestro ser exaltado
Y nuestra alma es demasiado profunda
Para la belleza depende amor encor.
Los enfermos
Pálido, nervioso y sólo la trágica enferma
Vivir con su dolor. Observan la noche
Estar en su habitación y hacer crecer fachadas.
Una iglesia cerca de ellos levanta la torre de color negro,
Aún estamos a tiempo, en algún lugar en las provincias
Perdido en los barrios, en la parte inferior de un desierto cerrada
¿Dónde han empañado las paredes y porches que muele
La bisagra monumental y un puño de hierro.
Pálida y sólo los enfermos hierática
Al igual que en los viejos lobos tristes olfateando la muerte;
Masticaban la vida y sus días idénticos
Y meses y años y su odio y su destino.
Pero ahora atrincherado en el cinismo
Su disgusto, tienen la mente preocupada:
"Si la felicidad se impuso en este egoísmo masculino:
"Sufrir para uno mismo, sino por su voluntad?
"Les encantó banal como otra
"Los otros, creían, voluntarios, duelo
"Un sufrimiento, gestos predicadores de apóstoles;
"Los tontos, que tenían miedo de su orgullo
"Vides, islas de oro, allí, en la bruma de oro,
"Donde los sueños se sienta debajo de su capa rojiza,
"Con los dedos largos arrancando las hojas de oro de escorias
"Oro silencioso que llovió del sol.
"roto, antes del mástil, velas, grandes flácidos!
"Deja que el barco vaya dentro y fuera de los puertos:
"No hay luz tiende a grandes estrellas
"Su brazo inmensamente en el fuego - las luces están muertos!"
Nervioso y sólo los enfermos hierática
Al igual que en los viejos lobos tristes olfateando la muerte;
Masticaban la vida y sus días idénticos
Y meses y años y su odio y su destino.
Y ahora sus cuerpos? - Jaula de hueso para las fiebres;
Y clavos de madera golpeando sus frentes más fuertes
Y su resentimiento de los ojos y los labios delgados
Y como la arena amarga todavía entre sus dientes.
Y pesar despierta en ellos el orgullo póstuma
Para ir a ver el nuevo mundo
Incluyendo el ajuste, como un trípode fumar,
Dios atrae el cerebro feroz y negro.
Nervioso y solos, son la trágica enferma
Agudos de todos sus males. Observan las luces
Se extiende sobre las fachadas de la ciudad y pálidos
Como grandes pantallas térmicas llegado a su encuentro.
Pobres ciudades antiguas
Pobres antiguas ciudades de las llanuras perdidas
Decir qué gran plano de la gloria
A la vida humilde y patético,
Todo lo que ha saltado.
Ya no entender sus altos campanarios de luto,
O por lo que dicen las nubes
Tantas piedras indigentes
Su antigua y hermosa orgullo
Sus cruce sus grand'places y su puerto,
Todo está en silencio y letárgico;
Todo parece no es lógico
Hacia el horizonte, donde brilla la muerte.
Sólo cuando el mercado se alinea para iluminar,
En la acera, sus puestos de venta,
Un poco de vida semanal
Cría a las articulaciones de sus adoquines.
O bien, cuando las procesiones justas y oro
La realización de sus rondas por las calles,
La emoción de las multitudes acudían
Revivir uno encor hora.
Sus modales son como sus pequeños jardines:
Arbustos correctas, verde tranquila,
Sin embargo, un olor a moho
El permanecer en sus recovecos poco saludables.
Sus acciones son cautelosos, mezquina y rutinaria,
Usted se inclina en sus Vendedores al por mayor
Cuando los ojos tristes o feroces,
Que sólo cuenta de los fondos.
Sus cerebros sin rebelión y sus corazones con orgullo
Delicia para las cosas más pequeñas,
Y apoteosis pobres
Fuentes iniciar sus vanidades.
Usted produce ni mendigos ni communiers
Y vivir a escondidas
migas de sombra y el oro cayeron
fiesta roja de los antepasados.
Sin embargo, tan triste y lo que su larga decadencia,
Nuestro sueño no creerá
Cualquiera que sea la gloria hermosa
No saltar a su trampolín.
Te armas todavía demasiado terco,
Damme, Kortrijk, Ypres, Dendermonde,
A no más en el viento mundo
Ese orgullo flamenca tumbas.
Y no tienen más remordimientos, sin inicio
En estas horas de la somnolencia
Cuando la cara del silencio
Se refleja sólo en sus canales.
con amargura
El día
Cruzaron en su granero y en sus patios,
Sus duros ojos obstinadamente fijos en el suelo;
Y ambos, que estaban empeñados en una mejor atención,
Ella, sus cerdos, y él, sus bueyes,
Ya que estaban mal humor, los pícaros y solitaria.
Observaron con el rabillo del ojo, en su recinto,
Con la secreta esperanza de sorpresa en falta.
Pero ella siempre fue firme y cuerpo en forma
Y trabajó duro y mantuvo la ventaja
El granero y el campo.
Se movían como dos bloques de silencio,
gris realidad de rencor y la violencia amarga:
Tres comidas, que attablaient con fuerza,
Cara a cara, su doble terquedad.
Ellos gloutonnaient, la boca llena,
Su pan compacto
El ajuste de sus golpes de dientes en el tic tac exacta
Desde el reloj de roble;
Cuando su hija iba a venir el domingo, ver,
Uno de ellos dijo, en voz alta, pesada y lenta,
Lo que el otro tenía que saber
Para las compras y ventas,
Y se hizo el acuerdo, la cantidad, no más.
- Oh! estaban ansiosos y determinaron
Un giro de una mínima ganancia
El humilde centavo! -
La noche,
Espalda con espalda, que se extendía a su antiguo cauce,
Todo el mundo viendo el amanecer
Para estar solo para trabajar
En la panadería o el ático,
Cuando el otro se olvidó de haberse detenido.
así
Crece bien,
Con su preocupación amarga y triste
Para estar siempre sin fallo y sin gracias,
Y vivir durante meses y años,
Una mandíbula cerrada.
los monjes
Monjes vinieron a fondos gótico
Pero el alma, pero cuyo espíritu muere mañana
Que relegan amor en sus jardines místicos
Para purificarlo de toda soberbia humana,
Granjas, que avanzan a través de los caminos de los hombres,
Ojos alucinados por las llamas del infierno,
Desde el lejano tiempo hasta que estemos,
En las edades de efectivo y siglos de hierro,
No siempre la misma sacerdotal y amplia.
Sólo a sobrevivir a la gran mundo cristiano muertos
Sólo que sin doblar la espalda a llevar la carga
Como un cadáver real en la parte inferior de un ataúd de oro.
Moines - oh! investigadores quimeras sublimes
Sus gritos de la eternidad a través de las tumbas,
Tu mente es perseguido por el resplandor de las cumbres,
Ustedes son los portadores de antorchas y cruces
En torno al ideal divino que enterramos.
Oh! Monjes derrotados, altivo, en silencio,
Oh! gigantes de pie sobre los sonidos de la tierra,
Que va a escuchar que el único ruido de los cielos
Grandis monjes del exilio y la derrota,
monjes expulsados, pero la ropa de color carmesí
Iluminar la noche del mundo, y cuyas cabezas
Pasar a los soles supremos claridad
Magnificamos, los poetas tranquilas.
Y puesto que nada es hoy orgulloso ganador
Como nos abrió la palma de la mano de turberas,
Moines, grande aislado en el pensamiento y el corazón,
Antes de la última alma se mató
Mi a construiréis altares místicas
Bajo el dosel de una nube errante casto,
Así que un día esta alma a los deseos eternos,
Pensativo y sola y triste en el fondo de la noche pálida,
Su gloria encor fuera enciende el fuego,
Y pensar que cuando la última blasfemia encor
Como una enorme espada traspasará a Dios!
Que de la nada
Yo soy el que se pudre grandiosos
Que viene de la tierra de nuevo suave de los muertos;
Que el destino de Ouests negro
Que se muestra, por allá, como una apoteosis,
Su inmensa isla, donde guirnaldas,
La basura y la carne
hang,
Mientras que entre las flores suntuosas noches,
Abrir los ojos grandes de oro sapos negros.
cuevas terrestres hinchados y noche,
Oh! mi cueva bostezando aburrimiento por grietas
Muskeg y fascículos!
Para mis árboles leprosos a la orilla de los estanques,
Seque su corazón y sus abrigos barrocos,
Lear de edad; y aquí está la Aldea negro extraño
Y cuervos que Woo su cadáver;
Aquí René, frente hendido, temblando carne,
Ofelia y las manos en el borde de los puertos,
Estas dos flores blancas - moho.
Y asesinatos hacen que me pudra planes
Al palacio donde se imponen las dictaduras
Mi país de pus y sangre del oro.
Están ahí, los emperadores cadáveres de noche;
Neros locos y Tiberii taciturno,
Tendido en las terrazas de portor.
Su cráneo es gusanos peludos - y sus pensamientos
Quien se rompió los fuegos antiguos en Roma
encor fermentación en la cabeza rota.
maman lemures pústulas vientre
Vitelio que era - y dolencias y enfermedades
Burst en los escombros de sus bolsillos venenos.
Soy la tierra blanda de los muertos ...
Y aquí los que son exaltados en Dios;
Aquí corazones quemados de la fe, aquellos cuyo fuego
soles de asombro, su nuevo resplandor:
El amor santificado por el fervor de éxtasis
"No hay nada para uno mismo y del mundo, que es échevèlent
Lujuria, el orgullo, la avaricia, horror,
Todos los pecados, ujier, torrenciales
El sacrificio y la bondad suprema, el cielo!
Y Flamel caído leyendas gótica,
Y avaros blancas que comen los dedos,
Y guerreros en cruz de oro todavía
Escarbouclant ardor su armadura mística,
Y mujeres cuyas miradas eran tan suaves;
Aquí - sangrienta y cruda - que están ahí, todo.
Soy uno de los podrida nociva,
En un jardín de sombra y por la tarde
Crezca en una espaldera negro
Las promesas y esperanzas.
La enfermedad ? es aquí donde la venenosa
Triunfo combinan
Incluyendo la hoz es una fiebre creciente
Tallada en los viejos días de reposo Hécate.
La frescura de la infancia y la salud de los labios,
La alegría y el accidente ingenua
viento batida salta entre las llanuras,
Me marchitas, con ferocidad, en voz baja,
Y he aquí, en las esquinas de mis Quinconces
En el montón de color amarillo, como las hojas y las zarzas.
Soy la podredumbre soberana.
Aquí están sedientos belleza del vino;
El aterrado el deleite unánime
Venus, que dio a luz a todo el mar;
Aquí están sus flancos, con los orificios de su miseria;
Sus ojos, con la sangre; sus manos, con el oro;
Su lívido falo esfuerzo trenzado
Broken - y por los charcos de la llanura,
coágulos viejos sumergidas en el semen humano.
Éstos son aquellos cuyos Affre fue a buscar
Alrededor del terror rojo de su pecado,
Los que lamió y leonas -
lengua de piedra - y que huyó para volver
Todavía pálido, con su incesante deseo,
Fija allí por la noche, a los ojos de la luna.
Todo el mundo - Look - uno por uno, uno por uno,
Son, en cenizas y de terror
Cambió - y su destrucción es el esplendor
En mi campo, los mares fosforescentes de borde.
Soy el deterioro incesante.
Yo soy el que se pudre infinitas;
Vicio o la virtud, el coraje o el miedo, la blasfemia o la fe
En mi país de la vesícula y el oro, yo soy la ley.
Y os traemos esta antorcha de múltiples
Sueño, la locura, la pasión, el engaño y la ironía
Y se ríen de mi tumba universal.
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