(24 de septiembre de 1956 – 8 de octubre de 1993)
El regreso
No vayas a dormir, no.
Querido, todavía hay mucho por recorrer,
no te acerques demasiado a las
tentaciones del bosque,
no pierdas la esperanza.
Escribe la dirección
con nieve derretida en tu mano
no te apoyes en mi hombro
mientras atravesamos la niebla del amanecer.
Levantando la transparente cortina de la tormenta
llegaremos adonde venimos
un verdoso disco de tierra
alrededor de una vieja pagoda.
Allí cuidaré
tus preocupados sueños
y te apartaré del flujo de las noches
dejando sólo los tambores de bronce
y el sol.
Más allá de la pagoda
pequeñas y silenciosas olas
alcanzan la playa
y temblando, retroceden.
Durmiendo con música de día
La gente duerme dócil en la oscuridad
y apacible en el dia.
Los parparos caen y sonríen,
los rostros son sombrillas
que florecen en las faldas
de las laxas amantes
tumbadas en verdes poltronas
perezosas donde hay bebes
y madres obesas que duermen sobre piedras
empolvados muchachos que levantan sus piernas
murmurando que desean ver un oso negro
y viejos masticando pipas raídas
abriendo sus bocas con amplios dolores.
El sol también duerme inalterable
respirando entre pálidas llamas azules
inmóvil mientras parpadea
pues las nubes son de amianto
y la nueva iniciativa
es plata de dolor distorsionada
que brilla en cada grano de arena.
Y la noche no se mueve.
En un estudio de fotógrafo
el viento sopla fríamente
detrás de las sonrisas de todo el mundo
un viento frio sopla
el polvo que adormece
el vacio cargado vacio de la cámara.
Verano sobre el pavimento
El llanto duró toda la noche,
cuando el sol salió
las gotas de lluvia brillaban
mas que el vapor que huía.
No limpié el vidrio,
supe que el cielo era azul
y los arboles estaban afuera,
comparando sus cabellos,
golpeando sus castañuelas
fingiendo ser inmensos insectos predadores.
Todo esta tan lejos.
Una vez fueron tan frágiles
como una cigarra en la mañana
con sus alas mojadas,
las gruesas hojas, eramos jóvenes
que nada sabíamos,
nada esperábamos conocer,
sabiendo sólo que los sueños son deriva
y nos conducen al dia con nubes
que caminan en el viento
y el agua del lago puede recogerse en un espejo brillante,
vimos el verde de las hojas verdes
y no quiero saber de no haber
limpiado el vidrio,
verdes olas de tinta ascienden el verano
y el otoño golpea los remos
y los peces arrojan un brillo corriente
una risa roja color traje de baño
descolorida.
Todo es tan lejano
que el verano aun dura
y el llanto se ha detenido.
En un camino de greda en invierno
Fue en un camino de greda, en invierno,
alineado con piedras.
El polvo estaba quieto bajo un sol
indiferente conservando el calor
en el frio invierno.
Cansado de caminar dijiste:
“No ves que la casa está vacía,
tal vez se han ido, sentémonos un momento
sobre este muro. “
Supe de la hierba seca sobre el terraplén,
con sus hojas rotas ofreciendo
todo lo que tienen, sus sentimientos,
diciéndome:
“En la noche todo cambia.
La suave brisa puede convertirse en bestia,
un grito perdido tras un grito salvaje”
Dijeron: no te sientes mucho tiempo,
pero dormiste plácidamente sobre mi hombro,
tu castaño pelo sobre mi pecho
plácidamente,
tan cansados aun para estirar la brisa.
El sol no puede esperar.
Como el apaleado ojo
he perdido el lenguaje para despertarte.
Fue en un camino de greda, en invierno,
la noche crecía en sombras.
La primera estrella no lloraba;
guardaba sus lagrimas de oro.
Suavemente te apoyaste en mi hombro,
en el calor de mi aliento.
Tus labios temblaron, hablando de sueños.
Lo sé, pedias perdón a tu madre.
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