sábado, 14 de mayo de 2016

Poemas de Francisco Quevedo





A UNA NARIZ


Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca aariba,
era Ovidio Nasón mas narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.



UN VALENTÓN


Un valentón de espátula y gregüesco,
que a la muerte mil vidas sacrifica,
cansado del oficio de la pica,
mas no del ejercicio picaresco,

retorciendo el mostacho soldadesco,
por ver que ya su bolsa le repica,
a un corrillo llegó de gente rica,
y en el nombre de Dios pidió refresco.

"Den voacedes, por Dios, a mi pobreza
-les dice-; donde no; por ocho santos
que haré lo que hacer suelo sin tardanza!"

Mas uno, que a sacar la espada empieza,
"¿Con quién habla? -le dice al tiracantos-,
¡cuerpo de Dios con él y su crianza!

Si limosna no alcanza,
¿qué es lo que suele hacer en tal querella?"
Respondió el bravonel: "¡Irme sin ella! "



A LA EDAD DE LAS MUJERES


De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!

De treinta a treinta y cinco no alboroza;
mas puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vísperas ya de una coroza.

A los cuarenta y cinco es bachillera,
ganguea, pide y juega del vocablo;
cumplidos los cincuenta, da en santera,

y a los cincuenta y cinco echa el retablo.
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera, se la lleva el diablo.



DESENGAÑO DE LAS MUJERES


Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.

Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.

Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado

si de otras tales putas me pagare,
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.




HALLA EN LA CAUSA DE SU AMOR TODOS LOS BIENES


Después que te conocí,
todas las cosas me sobran:
el sol para tener día,
abril para tener rosas.
Por mi bien pueden tomar
otro oficio las auroras,
que yo conozco una luz
que sabe amanecer sombras.
Bien puede buscar la noche
quien sus estrellas conozca,
que para mi astrología
ya son oscuras y pocas.
Gaste el Oriente sus minas
con quien avaro las rompa,
que yo enriquezco la vista
con más oro a menos costa.
Bien puede la margarita
guardar sus perlas en conchas,
que buzano de una risa
las pesco yo en una boca.
Contra el tiempo y la fortuna
ya tengo una inhibitoria,
ni ella me puede hacer triste,
ni él puede mudarme un hora,
El oficio le ha vacado
a la muerte tu persona:
basquiñas y más basquiñas,
carne poca y muchas faldas.
Don Melón, que es el retrato
de todos los que se casan:
Dios te la depare buena,
que la vista al gusto engaña.
La Berenjena, mostrando
su calavera morada,
porque no llegó en el tiempo
del socorro de las calvas.
Don Cohombro desvaído,
largo de verde esperanza,
muy puesto en ser gentilhombre,
siendo cargado de espaldas.
Don Pepino, muy picado
de amor de doña Ensalada,
gran compadre de doctores,
pensando en unas tercianas.
Don Durazno, a lo envidioso,
mostrando agradable cara,
descubriendo con el trato
malas y duras entrañas.
Persona de muy buen gusto,
don Limón, de quien espanta
lo sazonado y panzudo,
que no hay discreto con panza.
De blanco, morado y verde,
corta crin y cola larga,
don Rábano, pareciendo
moro de juego de canas.
Todo fanfarrones bríos,
todo picantes bravatas,
llegó el señor don Pimiento,
vestidito de botarga.
Don Nabo, que viento en popa
navega con tal bonanza,
que viene a mandar el mundo
de gorrón de Salamanca.
Mas baste, por si el lector
objeciones desenvaina,
que no hay boda sin malicias,
ni desposados sin tachas.



BODA DE NEGROS


Vi, debe de haber tres días,
en las gradas de San Pedro,
una tenebrosa boda,
porque era toda de negros.
Parecía matrimonio
concertando en el infierno,
negro esposo y negra esposa,
y negro acompañamiento.
Sospecho yo que acostados
parecerán sus dos cuerpos,
junto el uno con el otro
algodones y tintero.
hundíase de estornudos
la calle por do volvieron,
que una boda semejante
hace dar más que un pimiento.
Iban los dos de las manos,
como pudieran dos cuervos;
otros dicen como grajos,
porque a grajos van oliendo.
Con humos van de vengarse,
que siempre van de humos llenos,
de los que por afrentarlos,
hacen los labios traseros.
Iba afeitada la novia
todo el tapetado gesto,
con hollín y con carbón,
y con tinta de sombreros.
Tan pobres son que una blanca
no se halla entre todos ellos,
y por tener un cornado
casaron a este moreno.
Él se llamaba Tomé,
y ella Francisca del Puerto,
ella esclava y él esclavo,
que quiere hincársele en medio.
Llegaron al negro patio,
donde está el negro aposento,
en donde la negra boda
ha de tener negro efecto.
Era una caballeriza,
y estaban todos inquietos,
que los abrasaban pulgas
por perrengues o por perros.
A la mesa se sentaron,
donde también les pusieron
negros manteles y platos,
negra sopa y manjar negro.
Echólos la bendición
un negro veintidoseno,
con un rostro de azabache
y manos de terciopelo.
Diéronles el vino tinto,
pan entre mulato y prieto,
carbonada hubo, por ser
tizones los que comieron.
Hubo jetas en la mesa,
y en la boca de los dueños,
y hongos, por ser la boda
de hongos, según sospecho.
Trujeron muchas morcillas,
y hubo algunos que, de miedo,
no las comieron pensando
se comían a si mesmos.
Cuál por morder el mondongo
se atarazaba algún dedo,
pues sólo diferenciaban
en la uña de lo negro.
Mas cuando llegó el tocino
hubo grandes sentimientos,
y pringados con pringadas
un rato se enternecieron.
Acabaron de comer,
y entró un ministro guineo,
para darles agua manos
con un coco y un caldero.
Por toalla trujo al hombro
las bayetas de un entierro.
Laváronse, y quedó el agua
para ensuciar todo un reino.
Negros dellos se sentaron
sobre unos negros asientos,
y negras voces cantaron
también denegridos versos.
Negra es la ventura
de aquel casado,
cuya novia es negra,
y el dote en blanco.




BURLA DE LOS ERUDITOS DE EMBELECO, QUE ENAMORAN A FEAS CULTAS


Muy discretas y muy feas,
mala cara y buen lenguaje,
pidan cátedra y no coche,
tengan oyente y no amante.
No las den sino atención,
por más que pidan y parlen,
y las joyas y el dinero,
para las tontas se guarde.
Al que sabia y fea busca,
el Señor se la depare:
a malos conceptos muera,
malos equívocos pase.
Aunque a su lado la tenga,
y aunque más favor alcance,
un catedrático goza,
y a Pitágoras en carnes.
Muy docta lujuria tiene,
muy sabios pecados hace,
gran cosa será de ver
cuando a Platón requebrare.
En vez de una cara hermosa,
una noche, y una tarde,
¿qué gustos darán a un hombre
dos cláusulas elegantes?
¿Qué gracia puede tener
mujer con fondos de fraile,
que de sermones y chismes,
sus razonamientos hace?
Quien deja lindas por necias,
y busca feas que hablen,
por sabias, como las zorras,
por simples deje las aves.
Filósofos amarillos
con barbas de colegiales,
o duende dama pretenda,
que se escuche, no ose halle.
Échese luego a dormir
entre bártulos y abades,
y amanecerá abrazado
de Zenón y de Cleantes.
Que yo para mi traer,
en tanto que argumentaren
los cultos con sus arpías,
algo buscaré que palpe.



REFIERE SU NACIMIENTO Y LAS PROPIEDADES QUE LE COMUNICÓ


Parióme adrede mi madre,
¡ojalá no me pariera!,
aunque estaba cuando me hizo,
de gorja naturaleza.
Dos maravedís de luna
alumbraban a la tierra,
que por ser yo el que nacía,
no quiso que un cuarto fuera.
Nací tarde, porque el sol
tuvo de verme vergüenza,
en una noche templada
entre clara y entre yema.
Un miércoles con un martes
tuvieron grande revuelta,
sobre que ninguno quiso
que en sus términos naciera.
Nací debajo de Libra,
tan inclinado a las pesas,
que todo mi amor le fundo
en las madres vendederas.
Dióme el León su cuartana,
dióme el Escorpión su lengua,
Virgo, el deseo de hallarle,
y el Carnero su paciencia.
Murieron luego mis padres,
Dios en el cielo los tenga,
porque no vuelvan acá,
y a engendrar más hijos vuelvan.
Tal ventura desde entonces
me dejaron los planetas,
que puede servir de tinta,
según ha sido de negra.
Porque es tan feliz mi suerte,
que no hay cosa mala o buena,
que aunque la piense de tajo,
al revés no me suceda.
De estériles soy remedio,
pues con mandarme su hacienda,
les dará el cielo mil hijos,
por quitarme las herencias.
Y para que vean los ciegos
pónganme a mí a la vergüenza;
y para que cieguen todos,
llévenme en coche o litera.
Como a imagen de milagros
me sacan por las aldeas,
si quieren sol, abrigado,
y desnudo, porque llueva.
Cuando alguno me convida
no es a banquetes ni a fiestas,
sino a los misas cantanos
para que yo les ofrezca.
De noche soy parecido
a todos cuantos esperan,
para molerlos a palos,
y así inocente me pegan.
Aguarda hasta que yo pase
si ha de caerse una teja;
aciértanme las pedradas,
las curas sólo me yerran.
Si a alguno pido prestado,
me responde tan a secas,
que en vez de prestarme a mí,
me hace prestar la paciencia.
No hay necio que no me hable,
ni vieja que no me quiera,
ni pobre que no me pida,
ni rico que no me ofenda.
No hay camino que no yerre,
ni juego donde no pierda,
ni amigo que no me engañe,
ni enemigo que no tenga.
Agua me falta en el mar,
y la hallo en las tabernas,
que mis contentos y el vino
son aguados donde quiera.
Dejo de tomar oficio,
porque sé por cosa cierta,
que siendo yo el calcetero
andarán todos en piernas.
Si estudiara medicina,
aunque es socorrida ciencia,
porque no curara yo,
no hubiera persona enferma.
Quise casarme estotro año,
por sosegar mi conciencia,
y dábanme un dote al diablo,
con una mujer muy fea.
Si intentara ser cornudo,
por comer de mi cabeza,
según soy de desgraciado,
diera mi mujer en buena.
Siempre fue mi vecindad
mal casados que vocean,
herradores que madrugan,
herreros que me desvelan.
Si yo camino con fieltro
se abrasa en fuego la tierra,
y en llevando guardasol
está ya de Dios que llueva.
Si hablo a alguna mujer,
y le digo mil ternezas,
o me pide o me despide,
que en mí es una cosa mesma.
En mí lo picado es roto,
ahorro cualquier limpieza,
cualquier bostezo es hambre,
cualquiera color vergüenza.
Fuera un hábito en mi pecho
remiendo sin resistencia,
y peor que besamanos
en mí cualquier encomienda.
Para que no estén en casa
los que nunca salen della,
buscarlos yo sólo basta,
pues con eso estarán fuera.
Si alguno quiere morirse
sin ponzoña o pestilencia,
proponga hacerme algún bien,
y no vivirá hora y media.
Y a tanto vino a llegar
la adversidad de mi estrella,
que me inclinó que adorase
con mi humildad tu soberbia.
Y viendo que mi desgracia
no dio lugar a que fuera
como otros tu pretendiente,
vine a ser tu pretenmuela.
Bien sé que apenas soy algo,
mas tú de puro discreta,
viéndome con tantas faltas,
que estoy preñado sospechas.
Aquesto Fabio cantaba
a los balcones y rejas
de Aminta, que aun de olvidarle
le han dicho que no se acuerda.



ADVIERTE AL TIEMPO DE MAYORES HAZAÑAS, EN QUE PODRÁ EJERCITAR SUS FUERZAS


Tiempo, que todo lo mudas,
tú, que con las horas breves
lo que nos diste, nos quitas,
lo que llevaste, nos vuelves:
tú, que con los mismos pasos,
que cielos y estrellas mueves,
en la casa de la vida,
pisas umbral de la muerte.
Tú, que de vengar agravios
te precias como valiente,
pues castigas hermosuras,
por satisfacer desdenes:
tú, lastimoso alquimista,
pues del ébano que tuerces,
haciendo plata las hebras,
a sus dueños empobreces:
tú, que con pies desiguales,
pisas del mundo las leyes,
cuya sed bebe los ríos,
y su arena no los siente:
tú, que de monarcas grandes
llevas en los pies las frentes;
tú, que das muerte y das vida
a la vida y a la muerte.
Si quieres que yo idolatre
en tu guadaña insolente,
en tus dolorosas canas,
en tus alas y en tu sierpe:
si quieres que te conozca,
si gustas que te confiese
con devoción temerosa
por tirano omnipotente,
da fin a mis desventuras
pues a presumir se atreven
que a tus días y a tus años
pueden ser inobedientes.
Serán ceniza en tus manos
cuando en ellas las aprietes,
los montes y la soberbia,
que los corona las sienes:
¿y será bien que un cuidado,
tan porfiado cuan fuerte,
se ría de tus hazañas,
y victorioso se quede?
¿Por qué dos ojos avaros
de la riqueza que pierden
han de tener a los míos
sin que el sueño los encuentre?
¿Y por qué mi libertad
aprisionada ha de verse,
donde el ladrón es la cárcel
y su juez el delincuente?
Enmendar la obstinación
de un espíritu inclemente,
entretener los incendios
de un corazón que arde siempre;
descansar unos deseos
que viven eternamente,
hechos martirio del alma,
donde están porque los tiene;
reprender a la memoria,
que con los pasados bienes,
como traidora a mi gusto
a espaldas vueltas me hiere;
castigar mi entendimiento,
que en discursos diferentes,
siendo su patria mi alma,
la quiere abrasar aleve;
éstas si que eran hazañas,
debidas a tus laureles,
y no estar pintando flores,
y madurando las mieses.
Poca herida es deshojar
los árboles por noviembre,
pues con desprecio los vientos
llevarse los troncos suelen.
Descuídate de las rosas,
que en su parto se envejecen;
y la fuerza de tus horas
en obra mayor se muestre.
Tiempo venerable y cano,
pues tu edad no lo consiente,
déjate de niñerías,
y a grandes hechos atiende.



Poderoso caballeroes don Dinero.


Madre, yo al oro me humillo:
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero etc. etc.


Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y, pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero etc. etc.

Es galán, y es como un oro;
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero etc. etc.

Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero etc. etc.

Mas ¿ a quién no maravilla
ver en su gloria sin tasa,
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero, pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero,
poderoso caballero etc. etc.

Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y, pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero etc. etc.

Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero etc. etc.

Y es tanta su majestad,
(aunque son sus duelos hartos),
que con haberle hecho cuartos,
no pierde su autoridad;
pero, pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero etc. etc.


Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero etc. etc.

Más valen en cualquier tierra
-¡mirad si es harto sagaz!-
sus escudos en la paz,
que rodelas en la guerra;
y, pues al pobre le entierra
y hace propio al forastero,
poderoso caballero etc. etc.


[ II ]

Sabed, vecinas,
que mujeres y gallinas
todas ponemos,
unas cuernos y otras huevos.


Vienensé a diferenciar
la gallina y la mujer,
en que ellas saben poner,
nosotras sólo quitar;
y en lo que es cacarear,
el mismo tono tenemos.
Todas ponemos, etc... ...

Doscientas gallinas hallo
yo con un gallo contentas;
mas si nuestros gallos cuentas,
mil que den son nuestro gallo;
y cuando llegan al fallo,
en cuclillos los volvemos.
Todas ponemos, etc... ...


En gallinas regaladas
tener pepita es gran daño,
y en las mujeres de ogaño
lo es el ser despepitadas;
las viejas son emplumadas,
por darnos con que volemos.
Todas ponemos, etc... ...


[ III ]

Solamente un dar me agrada,
que es el dar en no dar nada.

Si la prosa que gasté
contigo, niña, lloré,
y aun hasta ahora la lloro,
¿qué haré la plata y el oro?
Ya no he de dar, si no fuere
al diablo, a quien me pidiere;
que tras la burla pasada,
solamente un dar me agrada, etc... ...

Yo sé que si de esta tierra
llevara el rey a la guerra
la niña que yo nombrara,
que a toda Holanda tomara,
por saber tomar mejor
que el ejército mayor
de gente más doctrinada
solamente un dar me agrada, etc... ...

Sólo apacibles respuestas,
y nuevas de algunas fiestas
le daré a la más altiva;
que do diez reales arriba
ya en todo mi juicio pienso
que se pueden dar a censo,
mejor que a paje o criada.
solamente un dar me agrada, etc... ...

Sola me dio una mujer,
y ésa me dio en que entender;
yo entendí que convenía
no dar en la platería,
y aunque en ella a muchas vi,
sólo palabra las di,
de no dar plata labrada.
solamente un dar me agrada, etc... ...


[ IV ]

Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
ha engendrado en mí pereza
la pobreza.

¿Quién hace al ciego galán
y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
le sirve de río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
sin ser el Dios verdadero?
El dinero.

¿Quién con su fiereza espanta,
el cetro y corona al rey?
¿Quién careciendo de ley
merece nombre de santa?
¿ Quién con la humildad levanta
a los cielos la cabeza?
La pobreza.

¿Quién los jueces con pasión,
sin ser ungüento, hace humanos,
pues untándolos las manos
los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
con oro, y no con acero.
El dinero.

¿Quién procura que se aleje
del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo tan cristiana,
tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
el desprecio y la tristeza?
La pobreza.

¿Quién la montaña derriba
al valle, la hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
vuelve en el mundo ligero?
El dinero.


[ V ]

Vuela, pensamiento, y diles
a los ojos que más quiero
que hay dinero.


Del dinero que pidió
a la que adorando estás,
las nuevas le llevarás,
pero los talegos no.
Di, que doy en no dar yo,
pues para hallar el placer,
el ahorrar y el tener
han mudado los carriles.
Vuela, pensamiento, y diles etc. etc.

A los ojos, que en mirarlos
la libertad perderás,
que hay dineros les dirás,
pero no gana de darlos;
yo sólo pienso cerrarlos,
que no son la ley de Dios,
que se han de encerrar en dos,
si no en talegos cerriles.
Vuela, pensamiento, y diles etc. etc.

Si con agrado te oyere
esa esponja de la villa,
que hay dinero has de decirla,
y que ¡ay! de quien le diere.
Si ajusticiar te quisiere,
está firme como Martos,
no te dejes hacer cuartos
de sus dedos alguaciles.
Vuela, pensamiento, y diles etc. etc.



[ VI ]
Que no tenga por molesto
en doña Luisa don Juan,
ver que a puro solimán,
traiga medio turco el gesto,
porque piensa que con esto
ha de agradar a la gente:
Malhaya quien lo consiente.

Que adore a Belisa un bruto,
y que ella olvide sus leyes,
si no es cual la de los reyes
adoración con tributo:
que a todos les venda el fruto
cuya flor llevó el ausente:
Malhaya quien lo consiente.

Que el mercader dé en robar
con avaricia crecida;
que hurte con la medida
sin tenerla en el hurtar;
que pudiendo maullar,
prender al ladrón intente:
Malhaya quien lo consiente.

Que su limpieza exagere
porque anda el mundo al revés,
quien de puro limpio que es,
comer el puerco no quiere,
y que aventajarse espere
al Conde de Benavente:
Malhaya quien lo consiente.

Que el letrado venga a ser
rico por su mujer bella,
más por su parecer de ella,
que por su bien parecer,
y que no pueda creer
que esto su casa alimente:
Malhaya quien lo consiente.

Que de rico tenga fama
el médico desdichado,
y piense que no le ha dado
más su mujer en la cama,
curando de amor la llama,
que no en la cama el doliente:
Malhaya quien lo consiente.

Y que la viuda enlutada
les jure a todos por cierto,
que de miedo de su muerto,
siempre duerme acompañada:
que de noche esté abrazada
por esto de algún valiente:
Malhaya quien lo consiente.

Que pida una y otra vez,
fingiendo virgen el alma,
la tierna doncella palma,
si es dátil su doncellez;
y que dejándola en Fez,
la haga siempre presente:
Malhaya quien lo consiente.

Que el escribano en las salas
quiera encubrirnos su tiña,
siendo ave de rapiña
con las plumas de sus alas;
que echen sus cañones balas
a la bolsa del potente:
Malhaya quien lo consiente.

Que el que escribe sus razones
algo de razón se aleje,
y que escribiendo se deje
la verdad entre renglones:
que por un par de doblones
canonice al delincuente:
Malhaya quien lo consiente.


[ VII ]

Las cuerdas de mi instrumento
ya son en mí soledades,
locas en decir verdades,
con voces de mi tormento:
su lazo a mi cuello siento,
que me aflige y me importuna
con los trastes de fortuna;
mas pues su puente, si canto,
la hago puente de llanto,
que vierte mi pasión loca,
punto en boca.

De las damas has de hallar,
si bien en ello reparas,
ser de solimán las caras,
las almas de rejalgar:
piénsanse ya remozar
y volver al color nuevo
haciendo Jordán un huevo
que les desmienta los años;
mas la fe de los antaños,
mal el aceite revoca.
Punto en boca.

Dase al diablo, por no dar,
el avaro al alto o bajo,
y hasta los días de trabajo
los hace días de guardar.
Cautivo por ahorrar,
pobre para sí en dinero,
rico para su heredero,
si antes no para el ladrón
que dio jaque a su bolsón,
y ya perdido le invoca.
Punto en boca.

Coche de grandeza brava
trae con suma bizarría,
el hombre, que aún no lo oía
sino cuando regoldaba.
Y el que sólo estornudaba,
ya a mil negros estornuda;
el tiempo todo lo muda.
Mujer casta es por mil modos
la que la hace con todos.
Mas pues a muchos les toca,
punto en boca.


[ VIII ]

Que el viejo que con destreza
se ilumina, tiñe y pinta,
eche borrones de tinta
al papel de su cabeza;
que enmiende a naturaleza
en sus locuras protervo;
que amanezca negro cuervo,
durmiendo blanca paloma,
con su pan se lo coma.

Que la vieja de traída
quiera ahora distraerse,
y que quiera moza verse
sin servir en esta vida;
que se case persuadida
que concebirá cada año,
no concibiendo el engaño
del que por mujer la toma,
con su pan se lo coma.

Que mucha conversación,
que es causa de menosprecio,
en la mujer del que es necio
sea de más precio ocasión;
que case con bendición
la blanca con el cornado,
sin que venga dispensado
el parentesco de Roma,
con su pan se lo coma.

Que en la mujer deslenguada
(que a tantos hartó la gula)
hurte la cara a la Bula
el renombre de Cruzada;
que ande siempre persignada
de puro buena mujer;
que en los vicios quiera ser
y en los castigos Sodoma,
con su pan se lo coma.

Que el sastre que nos desuella
haga, con gran sentimiento,
en la uña el testamento
de lo que agarró con ella;
que deba tanto a su estrella,
que las faltas en sus obras
sean para su casa sobras
cuando ya la muerte asoma,
con su pan se lo coma.


[ IX ]

Yo he hecho lo que he podido;
Fortuna, lo que ha querido.


Los casos dificultosos,
tan justamente envidiados,
empréndenlos los honrados,
y acábanlos los dichosos;
y aunque no están envidiosos
en lo que me ha sucedido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.

Yo no condeno quejosos,
no quiero ensalzar sufridos,
de bienes no merecidos
no sé cómo hay envidiosos;
si no soy de los dichosos
por haberlo merecido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.

Lísida, siempre acontece,
y es firme ley sin mudanza,
que el bien es del que le alcanza,
y no del que le merece;
y en vano me desvanece
ver, que en cuanto se ha ofrecido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.

Más honra al que es desdichado
que no se sepa razón,
que puede dar presunción
gran lugar mal empleado;
no me culpa mi cuidado,
porque en cuanto yo he vivido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.

Méritos son desperdicios
que ofenden todas orejas:
para realzar las quejas
son buenos ya los servicios;
y aunque el sembrar beneficios
produzca agravios y olvido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.

De mi desdicha me fío,
de fortuna nada espero,
si no es algún mal postrero,
que será el primer bien mío:
no corra más tras desvío,
y por no quedar corrido,
yo he hecho lo que he podido; etc. etc.


LETRILLA BURLESCA
Galán y Dama

G.    Si queréis alma, Leonor,
daros el alma confío.
D.    ¡Jesús, qué gran desvarío!
dinero será mejor.
G.    Ya no es nada mi dolor.
D.    ¿Pues, qué es eso, señor mío?
G.    Dióme calentura y frío,
y quitóseme el amor.
D.    De que el alma queréis darme,
será más razón que os dé.
G.    ¿No basta el alma y la fe,
en trueco de acariciarme?
D.    ¿Podré de ella sustentarme?
G.    El alma, bien puede ser.
D.    ¿Y querrá algún mercader
por tela su alma trocarme?
G.    ¿Y es poco daros, Leonor,
si toda la alma os confío?
D.    ¡Jesús, qué gran desvarío!
Dinero fuera mejor.
G.    Daréos su pena también.
D.    Mejor será una cadena
que vuestra alma, y más en pena.
G.    Con pena pago el desdén.
D.    Para una necesidad,
no hay alma como el dinero.
G.    Queredme vos como os quiero,
por sola mi 'voluntad.
D.    No haremos buena amistad.
G.    ¿Por qué vuestro humor la estraga?
D.    Porque cuando un hombre paga,
entonces trata verdad.
G.    ¿Qué más paga de un favor
que el alma y el albedrío?
D.    ¡Jesús, qué gran desvarío!
Dinero fuera mejor.

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